En una escena festivalera que nos tiene acostumbrados a un par de grandes nombres sucedidos de muchos pequeños, en muchos casos sin siquiera cohesión musical, la 19ª edición del Bilbao BBK Live proponía un cartel donde una gran mayoría tuvo oportunidad de triunfar gracias a la selección de referentes tanto españoles como internacionales de todos los géneros. Si bien Pulp, Raye y Kylie Minogue coronaron sus respectivas jornadas como las leyendas del Britpop, vocales y del dance-pop que son, me resultaría impensable considerar a los rockeros Amyl And The Sniffers, los retrofuturistas L’Impératrice, la íntima Alice Phoebe Lou o los magistralmente electrónicos Bicep y The Blessed Madonna artistas de segunda.
Si tras esta breve introducción al universo BBK crees que esto ya no puede ir mucho a mejor, espérate a la lista de nombres locales. Amaia, Bad Gyal y Judeline, junto con Rusowsky y Carolina Durante, dominaron la escena local en un festival que no entendió de géneros ni idiomas, solo de una excelente calidad musical. Por no hablar de las propuestas argentinas de Nathy Peluso y Ca7riel y Paco Amoroso, únicas y punteras, junto con la gran selección de otros artistas más alternativos como pablopablo, Julieta, Baiuca, Maria Arnal o Cala Vento. Además de las propuestas que animaron las mañanas en la programación gratuita del Bereziak como Lúa de Santana, Azuleja, Sanguijuelas del Guadiana, Putochinomaricón o Grande Amore.
Irónicamente, la cancelación de Wunderhouse hizo de la jornada inaugural un comienzo de festival idóneo para el fanático español, ya que pudieron desolaparse las actuaciones de Hinds y pablopablo, que lo están petando con sus últimos discos, Viva Hinds y Canciones en Mi, respectivamente. La formación liderada por Carlotta Cosials fue la encargada de abrir el Nagusia, el escenario principal, con su indie-pop gamberro-sensual y la cover de Girl, So Confusing, de Charlie xcx y Lorde llevada a su particular sonido de guitarras. Por su parte, pablopablo brilló con luz propia ante un público que se vio reflejado en su sensibilidad como una bola de espejos que bailaba y lloraba a la par sus grandiosas baladas electrónicas.
La baja de Wunderhouse supuso el doblete de Raya Diplomática, que pregonaron la edición la mañana del jueves en la Gran Vía de Bilbao y a posteriori abrieron el escenario Repsol. Si todavía no sabes quiénes son quizás sea porque no conoces a sus integrantes: Javier Calvo (codirector de Veneno, La Mesías, Paquita Salas…), Álex de Lucas (The Parrots, Paquita Salas), Marcos Frías (El Buen Hijo) y Elena Rodríguez (directora creativa de los vídeos de Stella Maris) estuvieron presentando su primer EP y algunas de las canciones que conformarán su largo de debut, música punk-pop marica con la que dejarte la voz. Y si sigues el ejemplo de la presentación de Calvo en el Primavera Sound, hasta las rodillas.
Las propuestas de Maria Arnal y Cala Vento fueron de lo más destacado en una jornada marcada por riffs de guitarra, voces soul y electrónica trance. La que fuera pareja artística de Marcel Bagés estuvo presentando su primer disco (e inédito en versión de estudio), Ama. Una mezcla de pop, folklore y electrónica orgánica tan brillantes como su capacidad vocal e interpretativa. En cuanto al dúo de Aleix y Jordi, los catalanes llevaron a las mil revoluciones los gritos y el frenesí rítmico de un público comprometido e identificado con sus letras de precariedad y desarraigo a través de choques de pogo con canciones que nacen de la entraña y se ejecutan en estado de rabia.
El solape más comentado fue el de Judeline con Pulp, lo que no impidió a la gaditana reventar un escenario Repsol en el que no cabía un alfiler; toda la generación Z estaba allí. Ángeles y demonios funcionaron en un escenario donde Lara actúa como mesías como en su momento fue, si se me permite la comparación, Federico García Lorca. Su dulce y delicada lírica entre experimentación flamenca y electrónica funcionó como un abrazo protector lo suficientemente sanador para que nuestras piernas siguiesen en forma para los cierres de Bicep y Nitido Club.
A quien todos estábamos esperando el jueves era al dúo conformado por Ca7riel y Paco Amoroso. Una propuesta renovadora de la música latina que combina falsetes exagerados, funk hiperproducido, una instrumentación magistral como demostraron en su Tiny Desk y una forma de entender el perreo más cercana a lo queer que a las lógicas machistas que acostumbra el género. Su puesta en escena es tan sexual como camp o goofy, y ambos derrochan un carisma único, comparable únicamente con artistas como Isabella Lovestory o Six Sex, pero desde luego ningún referente masculino.
Ya el viernes, y antes de que empezara la tormenta, la pop star catalana por antonomasia, Julieta, demostró que el pop es un idioma universal con el concierto de apertura más multitudinario de la edición. Sus sonidos etéreos cada vez más desarrollados gracias a un trabajo constante y de calidad están preparados para salir de un limitado mercado catalán hasta territorios todavía por descubrir; Pero que ya empieza a experimentar con su primera gira estatal gracias a sus ritmos frenéticos, baladas oníricas y coreografía digna de diva.
Cuando fue el turno de Amaia, la tormenta llegó a su máximo apogeo, teniendo que parar el concierto a los veinte minutos de comenzar. Lo que no le impidió, como cantaba en el primer single de su debut, contarnos sus secretos bajo el relámpago. Aunque limitados por la metereología, el más especial de ellos fue La vida imposible, canción de su segundo disco que debutó por primera vez en su presente gira. Que tuviera que parar el concierto fue el momento más dramático de la edición, pero afortunadamente muchos de sus fans bilbaínos pudieron verla hace unos días en una actuación gratuita organizada por el BBK flotando en medio del Río Nervión.
En medio de la incertidumbre, Rusowsky manejó la lluvia al ritmo de su beat convirtiéndola en un elemento más de la rave. El bielorruso más conocido de Fuenlabrada se presentó como un artista 360 gracias a su capacidad performativa, juegos de cámara y visuales disruptivos con los que presentó Daisy, uno de los mejores discos electrónicos en lo que llevamos de año. La guinda del pastel fue la aparición sorpresa de Ralphie Choo para cantar las canciones que ambos comparten, que no son pocas.
El escenario principal cerró con una Bad Gyal que, si bien salió en el momento que empezamos a secarnos, nos dejó más mojados que nunca. La más pegá de España dinamitó el Nagusia con cambios de vestuario, coreografías, un equipo multicámara y, sobre todo, un amplio abanico de hits: desde el más reciente, Da me, hasta el himno que es Fiebre. Siempre con una mirada desafiante pero desinteresada, la catalana demostró ser mucho más que autotune y sexo, consiguiendo meterse en el bolsillo a más de un pureta que perreó más de lo que habría gritado en cualquier concierto de Viva Suecia o Arde Bogotá.
Mención especial al gallego Baiuca. Acompañado de las cantareiras Antía Muiño, Alejandra y Andrea Montero, y en estricta coincidencia con Bad Gyal, entre alaridos e instrumentos rudimentarios, el público parecía bailar a más BPMs que la folktrónica del productor. Su magia consiste en transportarte a un estado primigenio de conexión real con la naturaleza que te obliga a entender que la música lo impregna todo y el baile es nuestra forma de habitar el mundo.
Los más destacados de la jornada final fueron Carolina Durante y Nathy Peluso. Los cuatro chavales derrocharon energía en la primera semana de Diego Ibáñez sin muletas, lo que le llevó a desobedecer más de una recomendación médica y saltar sin piedad desde el escenario para animar a los múltiples pogos que se levantaron ante el Nagusia. El concierto conmemoró el aniversario de Yo pensaba que me había tocado Dios, estrenada el pasado año en el festival junto a Barry B, que no pudo acompañar al grupo esta edición. Aunque con tanto salto constante por parte del público no hubo tiempo para lamentaciones.
El concierto de Nathy fue uno de los más poderosos de la edición gracias a letras motivacionales de fuerte conexión con su público, junto con una presencia escénica y un dominio vocal de quien parece llevar toda la vida sobre los escenarios (a pesar de no llevar ni una década). Así lo demuestran sus notas soul imposibles, que traspasan la barrera del imaginario de Nathy como quien se dedica meramente al rap y el hip-hop. Sin un respiro sobre el escenario, la artista presentó su último álbum, Grasa, acompañada en uno de sus temas de Lúa de Santana, estrella emergente del funk brasileño en un poderoso dúo con la supernova que la auspició.

Amaia

Bad Gyal

Ca7Riel y Paco Amoroso

Carolina Durante

Hinds

Hidrogenesse

Japanese Breakfast

Judeline

Julieta

Kaytranada

Kneecap

Kylie Minogue - Foto: Chloe Irving

María Arnal

Nathy Peluso

pablopablo

Pulp

Rusowsky