Cómo puede ser que una artista de la que apenas sabemos nada, poco más que su breve discografía y algún titular sensacionalista, la sintamos como una más de nuestras amigas. Quizás sea por su honestidad; quizás, por su transparencia. Sinceramente no tengo ni idea. Lo que sé es que Amaia acaba de presentar por fin la portada del que es su segundo álbum, Cuando no sé quién soy, y que somos muchas las que nos morimos de ganas por escucharlo.
Entrevista extraída ACERO Vol. 1. Adaptada a la versión online. Hazte con tu copia aquí.
Aunque su paso por televisión queda ya lejos, no puedo evitar recordar el momento en que Mónica Naranjo dio su veredicto en aquel talent show musical de 2012, donde le prometía a una jovencísima Amaia que dentro de unos años volaría. Y no se equivocó. Con poco más que una guitarra, un piano y sus vivencias cotidianas ha conseguido entrar en el imaginario transgeneracional mostrándose tal y como es. En su primer álbum, Pero no pasa nada, producido por Santiago Motorizado, narró sus pensamientos de la forma menos artificiosa y más delicada posible, dejando a todo un país con ansias de verano y de abrazos. Pero según cuenta, su nuevo disco será algo distinto. Y no, no es que reniegue de tiempos pasados, pero ahora es otra. Es lo que tiene sumar años, que ganas en confianza y seguridad: “Cuando escucho aquellas canciones siento que ahora no me representan tanto, en estos dos años he cambiado mucho, casi como si fuera otra persona”.
Otra persona cuyos nuevos derroteros musicales ya empezamos a descubrir con El encuentro, el temazo que comparte con Alizzz, a la postre productor de su segundo álbum. Tras el avance del primer single, Yo invito, del tema que lanzó a finales del año pasado en el que colabora Rojuu, Quiero pero no, y del reciente Yamaguchi, un sentido homenaje en forma de jota a su parque favorito de Pamplona, Amaia está lista para mostrar al mundo su nuevo álbum y cautivar a ese público fiel que la sigue allá adónde va. Hablamos con ella largo y tendido, y aunque no ha querido desvelar demasiado acerca del disco, esas pequeñas pinceladas que comparte nos hacen pensar que este nuevo lugar va a ser mágico.
Otra persona cuyos nuevos derroteros musicales ya empezamos a descubrir con El encuentro, el temazo que comparte con Alizzz, a la postre productor de su segundo álbum. Tras el avance del primer single, Yo invito, del tema que lanzó a finales del año pasado en el que colabora Rojuu, Quiero pero no, y del reciente Yamaguchi, un sentido homenaje en forma de jota a su parque favorito de Pamplona, Amaia está lista para mostrar al mundo su nuevo álbum y cautivar a ese público fiel que la sigue allá adónde va. Hablamos con ella largo y tendido, y aunque no ha querido desvelar demasiado acerca del disco, esas pequeñas pinceladas que comparte nos hacen pensar que este nuevo lugar va a ser mágico.
En el caso que aún haya alguien que no te conozca, cuéntales, ¿quién es Amaia?
Pues Amaia soy yo (risas). Una chica de 22 años de Pamplona que durante toda su vida le ha encantado la música y le ha gustado muchísimo cantar… Y ahora tiene la suerte de dedicarse a ello.
¿En qué punto vital te encuentras ahora?
Ahora mismo estoy en un muy buen punto. Cada vez siento que tengo más confianza en mí misma, cada vez siento que me estoy conociendo mejor y creo que esto va bastante de la mano con la música que estoy haciendo y con lo que va a ser el nuevo disco. Pero va por temporadas: igual en un mes vuelvo a estar perdidísima (risas), pero ahora estoy bastante segura de mi misma.
Cuéntanos un poco sobre este nuevo álbum del que hablas, ¿cómo te sientes respecto a este nuevo trabajo?
Estoy con muchísimas ganas, muy ilusionada y siento más seguridad que la que sentía con el disco anterior. Con Pero no pasa nada hice lo que me salió en ese momento, me dejé llevar, pero ahora soy más consciente de lo que hago y de lo que he hecho. Siento que todo está más consolidado.
De momento solo hemos podido escuchar el primer single, Yo invito, producido junto Alizzz, que también produce el álbum, ¿vedad? Me gustaría saber cómo os conocisteis. ¿Fue a raíz de El encuentro o ya os conocíais de antes?
Sí, fue a raíz de El encuentro. Como hicimos el videoclip hubo unos días que estábamos bastante en contacto y al final nos cogimos confianza y conectamos mucho a nivel personal y profesional. La verdad es que estoy muy contenta de que haya pasado.
¿Cómo surgió esa colaboración?
Un día recibí un mensaje suyo en Instagram donde me decía que quería quedar conmigo para contarme un nuevo proyecto que tenía entre manos y una propuesta para mí. Quedamos, me enseñó algunas canciones que tenía, y cuando escuché la de El encuentro dije, esta es increíble, lo vi claro. Era un estilo nuevo para mí pero me sentí muy cómoda.
¿Entonces fue a raíz de la conexión que vivisteis con El encuentro que pensaste, quiero producir mi segundo álbum con él?
Sí, porque hicimos El encuentro y vi la forma de trabajar que teníamos juntos y que encajábamos mucho. Aparte de que él me parece un genio.
En su día dijiste que El encuentro supuso un momento de inflexión en tu carrera, ¿nos cuentas más acerca de esto? ¿Por qué lo sentiste así?
Principalmente porque el estilo de música de la canción era algo nuevo para mí. Nunca había hecho nada así, pero me encanta. Y la forma en la que trabajamos también ha sido algo nuevo para mí. Y, obviamente, también la respuesta del público, que fue genial. Creo que es una de las canciones más importantes y que más han gustado.
Y esto que comentas acerca de la forma en la que trabajasteis en El encuentro, que es muy diferente a la forma en la que tú solías trabajar, ¿por qué lo dices?
Porque en Pero no pasa nada era todo mucho más… No sé cómo decirlo, de hacer las canciones en mi casa he pasado a algo distinto. Tanto en El encuentro como en este segundo disco he notado mucho el cambio porque Alizzz produce a medida que va componiendo. Al trabajar con el ordenador, la producción y la composición van de la mano. Y, claro, yo nunca había trabajado de esta forma, y me parece fascinante, porque es como que el primer día casi tienes la canción hecha, y ya suena increíble
La verdad es que no hace tanto que salió Pero no pasa nada, un par de años, pero al escucharlo ahora si lo comparamos por ejemplo con Yo invito sí que se nota ese cambio de estilo. ¿Cómo ves ahora tu primer álbum tras estos dos años y pico, te sigues identificando con él?
Siento lo mismo que siento cuando pienso en mi yo de ese momento. Lo he dicho ya varias veces, pero lo musical y lo personal van de la mano. Cuando ahora escucho esas canciones las siento un poco lejanas, en estos dos años he cambiado bastante, siento un poco como si fuera otra persona. Aún así, me encanta escuchar ese disco, me da mucha ternura acordarme de ese momento de mi vida. Sí, la palabra, definitivamente, es ternura. Siento que es como mirar un álbum de fotos. Además, en aquel momento era muy poco consciente de todo en general, de lo que estaba pasando, de lo que iba a pasar, e incluso de lo que había pasado. Y ahora mirar esa etapa con perspectiva me gusta, me gusta recordarlo.
Entremos un poco en las letras de tus canciones. Vemos que el amor y el desamor, las relaciones personales al fin y al cabo, son temas recurrentes en tus letras, ¿qué significa el amor para ti?
Yo creo que el amor en general es algo que todo el mundo necesitamos, es esencial en la vida. Pero sí que el amor sentimental es algo que todos vivimos con una intensidad diferente a cualquier otra relación, ¿no? A mí me sale mucho más natural hablar de eso en muchas de mis canciones que de otros temas, aunque no sea en todas.
Es un tema que te inspira mucho entiendo.
Sí, la verdad. Aunque suene muy tópico, es un tema esencial en la vida. Aunque ahora mismo a mí me da un poco igual el amor sentimental, estoy muy bien soltera (risas). He descubierto el amor a una misma, que creo que es el más importante, y como lo he descubierto hace relativamente poco lo estoy disfrutando mucho.
Sin duda es el amor más importante. Algunos artistas cuentan que crear a partir de la propia experiencia es una forma de sanar, de cerrar alguna herida o alguna historia abierta. Como que en el momento que creas algo y lo haces público ya no te pertenece, ¿tú lo vives así también?
Sí, totalmente, es algo casi terapéutico. Al final cuando tú haces una canción donde plasmas el sentimiento, se queda ahí, en esa canción y te lo sacas un poco de encima.
En Yo invito cantas: “Ya no sé qué va a ser de mí / Pero sé que hoy me despido de ti / Voy a hacerte cruz y raya / Me siento triste, pero liberada”. Qué importante es decir adiós, o se acabó, o hasta aquí a tiempo, ¿no crees? No siempre es fácil…
¡Es muy importante! Sobre todo darse cuenta de lo que uno necesita. Hay situaciones en las que se tiene que ser un poco egoísta, pensar por ti y nadie más.
Claro, muchas veces es cuestión de necesidad, mirar para uno mismo y decir basta cuando sea necesario. Profesionalmente, ¿crees que has tenido que aprender a poner límites a marchas forzosas o tenías muy claro desde un principio hasta dónde sí y hasta dónde no?
Es algo que todavía estoy aprendido a hacer, saber decir no, tener confianza en mi opinión, en lo que yo siento. Pero sí es verdad que cada vez voy sabiendo mejor lo que hacer y a mantenerme en una decisión. Es como que pasas de cero a cien en muy poco tiempo, y hay momentos en los que no se sabe muy bien cómo sobrellevar según que situaciones. De todas formas, algo muy importante es estar rodeada de gente en la que confías y con la que te sientes segura; me siento muy afortunada por eso.
En una entrevista de hace un tiempo comentabas que fue a partir de actuar en 2018 en el Primavera Sound que recuperaste tu libertad. Cuéntanos un poco sobre esto, ¿por qué sentiste que la habías perdido y por qué fue a raíz de esa actuación que la recuperaste?
Porque fue la primera actuación en la que tenia libertad total, tanto a nivel de repertorio, como el tipo de concierto y hasta la ropa que llevaba. Y a partir de ese momento ya siempre ha sido así, por lo que ese concierto fue clave en cuanto tomar mis propias decisiones.
¿Te dio vértigo tener tanto poder de decisión en ese momento o realmente era lo que buscabas?
En ese concierto no me dio mucho vértigo, porque al fin y al cabo no eran canciones propias sino versiones, y eso me sacaba presión. También tenía gente alrededor que me aconsejaba bien y me hacía sentir segura. Pero cuando empecé a componer Pero no pasa nada y tenía que decidir productor, todo el equipo y esas cosas, sí que me dio más vértigo. Llevaba tiempo queriendo esa libertad, pero en el momento en que la tuve no sabía muy bien cómo manejarla (risas). Pero bueno, al final es ir peldaño a peldaño y si te equivocas pues, mira, no pasa nada.
Hablando de este primer trabajo ¿crees que la presión o las expectativas que había antes de lanzar Pero no pasa nada han disminuido o siguen ahí ahora que vas a lanzar nuevo álbum?
Bueno, podemos decir que sí han bajado, porque con el primer disco había pasado poco tiempo desde OT, que fue un boom increíble, y ahora ya han pasado cuatro años desde eso. Sí que siento que todavía se sigue esperando con ganas mi trabajo, y me encanta ver que todavía hay gente que espera con ilusión mi música, pero para mí no es presión. Con el primer disco fue distinto, sí.
Cuéntanos un poco más sobre esto.
En el primer disco sentía más presión porque, sobre todo al final del programa, yo igual di una imagen o canté un tipo de música que no tenía mucho que ver con lo que saqué, y entiendo que ese estilo que cantaba en OT era lo que se esperaba de mí. En ese sentido, sí que pensaba, jo, voy a decepcionar muchísimo. Pero ahora ya llevo mucho mejor todo esto. Al final es imposible gustar a todo el mundo, va a haber opiniones de todo tipo. Obviamente pienso en el público en según qué canciones, pero cuando ya están listas y van a salir pienso, esto es lo que hay, y ojalá les guste.
Volviendo a la letra de Yo invito, no puedo evitar pensar si ese “Me siento triste pero liberada” funciona también como metáfora del momento que estás viviendo a nivel profesional, el saber que para avanzar hay que dejar cosas atrás aunque a veces nos dé pena (o no).
Sí, es bastante eso. Al final la vida que llevo ahora, aquí en Barcelona, es algo relativamente nuevo, y hay muchas cosas y personas de las que he tenido que despedirme. Pero creo que a todos nos pasa esto de tener dos sentimientos que a priori son contradictorios, como por ejemplo la libertad y la tristeza; el ser humano está en constante contradicción, y para mí es algo bueno.
Me pregunto si el hecho de que tu carrera haya tenido una progresión inusual, en tanto que has empezado en el foco público, siendo muy conocida, saliendo en los medios, teniendo millones de fans, y posteriormente tener que consolidar tu trayectoria profesional, te ha hecho crecer más rápido de lo que habría sido recomendable, ¿o nunca lo sentiste así?
Creo que si una persona pasa por esta experiencia madura de una forma más rápida, ya que al final te pasan tantas cosas en tan poco tiempo que inevitablemente vas aprendiendo. Yo sí siento que he madurado bastante, pero sigue habiendo cosas en las que igual no me siento preparada. En algunas situaciones pienso, para saber cómo tengo que actuar en esta situación, quizás sí necesitaría una carrera más larga, y haber tenido un recorrido más natural y progresivo. Pero en general no me arrepiento de nada, al contrario, me siento muy afortunada.
¿Hasta qué punto ese reconocimiento, ese prestigio (que muchos artistas no consiguen a lo largo de toda una vida) puede resultar peligroso o irreal? Pienso por ejemplo en que puede provocar una falsa confianza, llegar a creerse que ya se ha conseguido todo…
Cada persona es un mundo y se toma las cosas de forma diferente, pero sí que creo que, una vez más, va por temporadas. Igual hay temporadas en las que de repente hay mucho trabajo, luego hay otras que estas más perdido y dejándote llevar, como que no sabes muy donde estas. Pero cuando acaban es el momento para sentarte y asimilar todo lo que pasa y lo que ha pasado.
“Es muy bonito que la gente te aprecie y te siga, me hace mucha ilusión. Me siento muy querida y me encanta. ¿A quién no le gusta caer bien?”
¿Qué es lo que te mantiene con los pies en el suelo?
Para mí la clave es estar bien rodeada, por lo que el entorno es mi principal estabilidad. Por otro lado, soy una persona a quien le gusta tener una vida sencilla, la vida que he tenido siempre. Me acuerdo que mi profesor de latín del colegio siempre nos decía que la felicidad está en el equilibrio, en el punto medio de todo, y pues es un poco mi filosofía de vida (risas).
Por cierto, ¡en el vídeo de Yo invito bailas! ¿Cómo ha sido esto? ¿Va a ser el baile un elemento que ahora vas a incorporar por ejemplo en tus directos, o ha sido algo puntual para este vídeo?
Sí, sí, ¡salgo bailando! (risas). No sé si lo voy a incorporar aún. Desde pequeña he bailado flamenco, pero nunca me había puesto a bailar contemporáneo ni nada, y la verdad es que me ha gustado mucho. Y, bueno, ¡es que ese videoclip me encanta! No me voy a cerrar puertas al baile, igual de repente me animo y me pongo (risas).
¿Nos cuentas algo más que haces y no sepamos? ¿Qué talento oculto tiene Amaia? Y que dejará de serlo porque nos lo estás revelando ahora (risas).
Mmm… ¡Ah, sí! Se me da genial hacer masajes. De hecho justo ayer le hice un masaje en la cabeza a mi compañera de piso porque estaba estresada por el trabajo. Desde pequeña que se me da bastante bien, quizá sino fuera cantante seria masajista, ¿quién sabe? Aunque es una mierda porque no puedo hacérmelo a mí misma (risas).
El vídeo de Yo invito está dirigido por Virgili Jubero, que también firma las fotos que acompañan esta entrevista, conocido no solo por diferentes campañas de publicidad, sino también por firmar videos para Najwa Nimri, Russian Red, Javiera Mena o Fangoria por citar unos cuantos nombres. ¿Qué tal trabajar con él, alguna anécdota del rodaje que te apetezca compartir?
La verdad es que ha sido increíble porque a Virgili le admiro muchísimo por lo que hace, pero es que además es de mis mejores amigos aquí, en Barcelona. Poder haber hecho un videoclip por primera vez con un amigo, que me conoce, sabe lo que me gusta, y con quien tengo total confianza para decirle lo que me gusta y lo que no, pues es fantástico. Pero es que también tengo que decir que casi todo el equipo de ese rodaje son amigos míos, así que fue una experiencia preciosa. Estuvimos rodando un día entero, y luego una noche entera, súper concentrados. Cuando terminamos teníamos una sensación como si hubiéramos salido de fiesta, pero sin remordimientos porque habíamos estado trabajando (risas). Quedó algo muy bonito y estoy muy contenta.
¿Sientes que trabajas mejor o te sientes más cómoda cuando son amigos o gente cercana quien conforma el equipo?
No sé si mejor o peor, pero sí que me siento más segura cuando hay gente cercana a mí. Quizás al sentirme con más seguridad acabo haciendo las cosas mejor, no sé.
Imagino que aún no puedes decir mucho del nuevo álbum, y aunque ya hemos comentado esto cuando hemos hablado sobre El encuentro, me gustaría que nos contases un poco más sobre cómo ha sido o está siendo trabajar con Alizzz, ¿qué es lo que destacarías? ¿Participas en el proceso de producción o no es algo que te interese?
Sí, la verdad es que todo el tema de producción me interesa mucho. Desde que he empezado a trabajar con Alizzz he aprendido un montón. Él trabaja siempre con el ordenador, y es una forma de trabajar que yo nunca había visto antes; me ha encantado. Cuando empezamos yo lo veía ahí con un montón de carpetas con sonidos de todo tipo y no entendía mucho, pero ahora, después de todo este tiempo trabajando juntos cada vez voy aprendiendo más cosas. ¡Y luego él es increíble! Nos llevamos genial, y me encanta todo lo que hace, si por mí fuera trabajaría siempre con él.
¡Y esto que dices que te está gustando el tema de producir, ¿te animarías a producir a algún artista o algo cuando tuvieras más experiencia en este ámbito?
Todavía me falta mucho por aprender pero en un futuro igual sí, es algo muy interesante que me haría ilusión. Porque además, a mí me gusta mucho trabajar con gente, alimentarme de otros artistas, trabajar en equipo, así que no lo descarto.
Hablando de crear sinergias con otros artistas, cuéntanos cómo ha surgido la colaboración con Rojuu en Quiero pero no y cómo ha sido el proceso creativo que habéis seguido. Rojuu es precisamente la otra cover de este primer número de ACERO junto a Sen Senra y la tuya, así que esta colaboración nos hace especial ilusión.
Sí, ¡qué casualidad! Pues yo tenía claro que quería tener colaboraciones en este disco, porque las que he hecho hasta ahora han sido para los proyectos de otros artistas y no para el mío, así que me hacía especial ilusión. Lo primero que vi de Rojuu fue su Gallery Session y me encantó, no solo su música, que por supuesto, sino sus gestos. Y, no sé, él en sí. Tuve claro que quería hacer algo con él y pensé que la canción Quiero pero no nos encajaba genial. Cuando vino a grabar su parte en el estudio la varió un poco y la hizo suya, y creo que ha quedado algo muy guay.
Hace un momento hablábamos del baile, y me viene a la cabeza declaraciones de algunas artistas que cuentan cómo la exigencia que tienen las cantantes es mucho mayor que lo que se espera de ellos, no basta con cantar, sino que tienes que saber bailar, vestir bien, estar divina en las redes, y un largo etcétera que no se les exige a los artistas masculinos. ¿Qué piensas de todo esto?
En general una mujer, para que se la tome en serio y para que se la considere válida como artista, tiene que demostrar muchísimo más que un hombre. Siempre se la va a cuestionar mucho más, por lo que tiene que demostrar que compone, que produce, que baila; tiene que ser mucho más completa. Y no solo eso, sino que pase lo que pase la van a cuestionar, van a decir, “esto seguro que no lo ha hecho ella”, siempre hay la duda de que las mujeres hacen su trabajo. Pero, bueno, ahora cada vez se va viendo más que no es así. Pero continuamos teniendo que demostrar mucho más que un hombre en el mismo espacio.
Y también está un poco en esto el tema de las redes ¿no? ¿Qué tal te llevas con las redes sociales? Por ejemplo en Instagram no publicas mucho, de hecho tienes poquitas fotos, ¿cómo es eso? ¿Es por aburrimiento, por pudor, por qué?
No ha sido una decisión que haya tomado de forma premeditada, simplemente me sale así. Pero últimamente sí que las estoy utilizando más, colgando más contenido. Además, ¡me he hecho TikTok y me encanta! Pero, vamos, tampoco lo pienso demasiado, simplemente soy natural, y cuando me apetece subir algo lo hago. Me va a temporadas, supongo que ahora que estoy más segura y más confiada me apetece colgar más cosas.
¿Entonces antes tenías cierto miedo o respeto a las redes?
Sí, al principio sí. Cualquier cosa que subía me hacía sentir súper expuesta y me agobiaba un poco.
Me acuerdo que al poco de acabar OT hiciste un directo en Instagram y enfocaste la ventana para enseñar que nevaba o que llovía, no sé, y de repente dijiste, “mierda acabo de enseñar dónde vivo esto no lo debía hacer”.
(Risas) Sí, me acuerdo, es verdad. Bueno, oye, cosas que pasan. Tampoco tuve ninguna consecuencia. Pero el pudor y eso lo tenía más por los titulares. Por ejemplo, después de este episodio del directo que dices, de repente salieron varias noticias del tipo, “Amaia desvela dónde vive”, y cosas así. Por cualquier cosa se hacía un mundo, y yo no lo entendía mucho tampoco. Que de repente algo que no tenía la mínima importancia llenara todo internet con este tipo de titulares me agobiaba un poco, pero ahora ya lo llevo mejor, y tampoco hay tantos ya.
Siguiendo con las redes, ¿crees que son tan importantes como parece, por ejemplo a la hora de promocionarse o de difundir un nuevo disco, o ves más inconvenientes que ventajas?
Yo no lo veo como un inconveniente, de hecho como todo lo contrario. Es un espacio donde puedes decidir tú misma la forma en la que quieres comunicar lo que quieras comunicar, no tienes por qué depender de más personas, eres tú con tu perfil en redes sin nadie más, y creo que se puede ser muy sincero y honesto.
Empezaste desde pequeñita en el mundo de la música con las clases de piano y yendo a distintos programas. Ahora que te dedicas de lleno a ello debes conocer bien la industria musical, ¿es tan complicado como parece abrirse camino? ¿Hay algo en concreto que te gustaría cambiar? ¿Y algo que no te esperabas o que te ha sorprendido?
Tampoco creas que la conozco mucho, los programas de televisión, aunque he ido a varios, no reflejan demasiado cómo es la industria. Ahora sí que estoy de lleno en ella, y voy viendo y aprendiendo cómo funcionan las cosas; en dos años he aprendido muchísimo. Hay cosas que igual antes nunca me había planteado o imaginado, decisiones que he tenido que tomar y cosas así. Decidir el formato del disco, la tipografía, todo, hasta el mínimo detalle, y toda la parte más empresarial, de negocio, que también estoy aprendiendo cómo funciona.
¿Y te interesa esta parte más empresarial?
Sinceramente no mucho (risas). Siempre digo que yo solo quiero cantar y es casi lo que menos hago. Pero, bueno, al final forma parte del trabajo y también se disfruta del proceso, aprendes muchísimo.
Me interesa saber cómo te organizas tú, en tu carrera, cómo planeas tu calendario. Al fin y al cabo, hay unas exigencias temporales, dominadas por lanzamientos continuos y ritmos frenéticos, pero no sé hasta qué punto te sientes cómoda con esta dualidad, marcando tus tempos, pero manteniendo estas exigencias de las que hablábamos.
Depende, hay temporadas que me vienen muchas cosas de golpe y son un poco agobiantes, pero dado que tengo mucha libertad a nivel creativo me gusta comprometerme con los tiempos. Como te digo, es por temporadas, hay veces que tengo muchísimo trabajo durante unos meses y luego casi nada, estoy super tranquila. Entonces, tampoco me marco ningún horario fijo, que quizás es lo malo de esto, no tener rutinas fijas, pero aunque no haya rutinas a nivel profesional, sí que intento tener una rutina clara en mi día a día: levantarme siempre que puedo a la misma hora, llevar un orden general de las cosas, etc., mantengo bastante bien los tiempos de cada día.
Si en algo está de acuerdo el público que te escucha es en la naturalidad y cercanía que desprendes, muchos dicen que da la sensación de que te conocen personalmente. Me parece algo muy bonito. ¿Qué piensas de esto y por qué crees que el público te siente de esta forma tan cercana?
Sí, es verdad, sí. Me siento cómoda mostrándome tal y como soy, es como me sale, aunque cuando me dicen, “ay, es como si ya te conociera”, yo pienso, bueno no, porque ni yo me conozco muy bien (risas). Pero es muy bonito que la gente te aprecie y te siga, a mí me hace mucha ilusión. Me siento muy querida y me encanta. ¿A quién no le gusta caer bien?
¿Y en la calle, por ejemplo, cómo se traduce que tu publico te sienta como una persona tan cercana?
Una vez más, va por temporadas (risas). Estos últimos meses que he estado sin sacar música no me reconocía mucha gente, bueno sí, pero poca gente me venía a decir cosas. Desde que salió Yo invito, que también me estoy mostrando más en redes y en general, pues sí que noto que la gente me para más y me reconoce y tal. Pero tampoco es algo que me agobie mucho en mi día a día. Además, Barcelona es una ciudad bastante tranquila en ese sentido.
¿Crees que es importante o necesario construirse un personaje para salir a escena, o realmente se puede ser la misma persona en el ámbito privado y en un escenario sin que la situación te supere y llegues a un conflicto de identidad?
Obviamente no soy la misma persona con mis amigos que ahora mismo en esta entrevista, pero no creo que eso signifique que tengo dos o varias personalidades distintas. Creo que una persona es de muchas formas, dependiendo de la situación eres de una manera o de otra, por lo que personalmente no me crea ningún conflicto. Justo ahora mismo tengo bastante claro cómo ser, pero tampoco es algo que me plantee mucho, me sale de forma natural.
No me gustaría terminar esta conversación sin hablar de esta comunidad creativa multidisciplinar que se está generando y de la que tú formas parte, donde encontramos a diseñadoras como Paloma Wool (que ha firmado si no todos, la mayoría de tus looks durante la gira y en tu día a día, además de la portada de Pero no pasa nada), la estilista y amiga, Helena Contreras (más conocida como Gorogoro y que firma el estilismo de estas fotos), y muchos otros creativos que forman esta escena joven, nueva y vibrante que parece encarnar unos valores totalmente renovados. Cuéntanos qué importancia juega el sentimiento de comunidad para ti.
Sí, total, es una gente muy guay y muy talentosa. La mayoría de los amigos que tengo en Barcelona y en Madrid se dedican al mundo creativo, ya sea en moda, en fotografía, o un poco de todo. Y noto que me gusta mucho ser amiga de esta gente porque al final me nutro y me alimento de su trabajo y de su forma de trabajar. Son gente joven que tienen unas ideas increíbles, super innovadoras y los admiro muchísimo. Me alegra mucho haber conocido a todos ellos y que se hayan convertido en mi entorno más cercano, además siempre son gente muy polifacética que se mueven en mil ámbitos, no sé, mentes privilegiadas (risas).
Danos otros tres nombres de creativos, artistas, etc que te gusten especialmente y que deberíamos conocer.
Pues mira, mi amigo Emiliano (@amarres_y_limpias), que fue una de las primeras personas que conocí cuando vine a vivir a Barcelona y tiene una imaginación y un mundo creativo fascinante. Neelam (@neelastica), que es quien me ha hecho la portada de Yo invito, y ahora mismo me está haciendo muchas fotos de conciertos. Y por último, la directora creativa del videoclip de Yo invito, Teresa Montanuy (@teresamontanuy), que también me gusta muchísimo las cosas que hace, la he conocido hace relativamente poco y me parece increíble.
¿Tenías claro desde un principio la importancia de la dirección creativa en tu proyecto o ha sido algo que has ido descubriendo con el tiempo? ¿Hasta qué punto te involucras en ese proceso creativo (por ejemplo, en los vídeos, las covers, los estilismos, etc.) eres más de tenerlo todo controlado o prefieres dejar libertad a cada cual para que desarrolle su trabajo?
Ha sido algo que se ha ido construyendo poco a poco, a medida que ha ido pasando el tiempo vas haciendo camino. Para mí es importantísimo sentirme cómoda con lo que hago y que me represente, no podría hacer o participar en algo con lo que no me siéntese representada. Y sí, soy de las que le gusta tenerlo todo controlado, me gusta participar en todos los procesos, pero me gusta mucho que me aconsejen y me den opiniones.
Y para terminar, más allá del nuevo álbum, ¿hacia dónde se proyecta Amaia ahora mismo? ¿Cuál es el próximo reto al que te quieres enfrentar?
Pues no me lo he planteado aún (risas). Mi reto ahora mismo es acabar de perfeccionar el álbum, terminar todos los detalles y centrarme en que todo vaya bien y quede bien. Y luego, pues no sé, iré pasito a pasito.