Después de varios años de retos, evolución y cambios, Hinds regresa con risas, de la mano y con una energía renovada que inunda su nuevo álbum, Viva Hinds. Este trabajo es más que un simple lanzamiento; es el comeback de una banda que, a pesar de las adversidades, se ha fortalecido y mantiene su autenticidad intacta. 
Dicen ser las mismas macarras de Madrid, solo que ahora han vuelto. En este álbum, las madrileñas se muestran sin pretensiones, simplemente disfrutando del presente y celebrando su amistad, su música y la libertad creativa que han logrado. Hablamos con Carlotta y Ana sobre cómo ha sido esta vuelta, futuros logros y las cosas que realmente importan. 
¡Enhorabuena por Viva Hinds! ¡Menuda vuelta! ¿Cómo estáis viviendo el lanzamiento?
Ana: Joder, hay veces que parece mentira. Está yendo todo tan bien que parece mentira, ¿sabes? Cuando alguien te dice, sí, sí, todo muy bien, y parece que estás ocultando algo de lo que no quieres hablar. Pero es que, de corazón, está yendo increíble y lo estamos disfrutando muchísimo. Lo estamos celebrando y también trabajando muchísimo, pero celebrándolo. El comeback más bonito que podíamos haber tenido.
Me alegro un montón. ¿Hubo dudas en algún momento a la hora de sacar el disco? Momentos en los que pensarais que no iba a salir adelante o un cambio radical de enfoque. 
Carlotta: No en cuanto a hacerlo, pero lo que no sabíamos antes de empezar era bajo qué tipo de infraestructura iba a salir. Cuando ya teníamos claro que queríamos grabar el álbum y seguir adelante, no teníamos management, ni sello discográfico, ni siquiera teníamos banda. Había muchas cosas por resolver. Pero una vez que decidimos hacer el álbum, sabíamos que lo íbamos a lograr.
¿Cuál es el mensaje que queréis transmitir con este disco? Imagino que la salida de Ade y Amber pudo influir. ¿Sentís que es una declaración de que seguís aquí?
Ana: Para nada compusimos el disco con la intención de mandar un mensaje, mucho menos a ellas o sobre ellas. En absoluto. Lo hemos compuesto como siempre hemos hecho. De hecho, Carlotta y yo hemos compuesto todos los discos juntas, y el proceso ha sido muy parecido en esta ocasión. Siempre nos sentamos con una guitarra y un teclado, y a veces nos gusta salir de nuestra zona de confort. Dependiendo del lugar donde estemos, del clima, si hace sol o lluvia, salen canciones diferentes. Por eso, esta vez también intentamos viajar y componer en diferentes escenarios.
Es un disco sin ninguna pretensión, sin pensar en el mensaje que la gente iba a recibir. Como decía Carlotta, ni siquiera sabíamos cómo lo íbamos a sacar, si lo escucharían cuatro gatos o solo nosotras dos. Era un disco que queríamos hacer por y para nosotras, sin más.
Viendo los videoclips, todos dirigidas por vosotras, no podía evitar sonreír. Parece que os lo estáis pasando tan bien que es contagioso incluso a través de la pantalla. Sobre todo, con Coffee o En forma. Además, se nota que hay mucho trabajo detrás de ellos. ¿Cómo fue la experiencia de grabarlos?
Carlotta: Lo de dirigir los videoclips fue una mezcla de necesidad y pasión. En Coffee, que era nuestro gran reencuentro, queríamos asegurarnos de cómo íbamos a mostrar esa vuelta. Es muy fácil que un videoclip transmita una imagen que no es la que tú quieres, así que decidimos dirigirlo nosotras. Aunque ya habíamos dirigido otros, en este hemos llevado todo mucho más lejos. Hicimos storyboards, listados de planos, etc. Hemos profesionalizado nuestro propio caos. 
Ha sido la hostia de trabajo pero la hostia de reconfortante. Además, también nos encargamos de la producción, lo que supone mucho más trabajo de lo que parece. Tuvimos que organizar todo: ir a por cámaras, luces y demás equipo con nuestros propios medios. Fue un esfuerzo enorme pero muy gratificante. Contamos con la ayuda de amigos que se ofrecieron a echarnos una mano. Cada videoclip ha sido una experiencia muy distinta, y en cada uno hemos aprendido muchísimo. 
¿Nos podríais contar más al respecto?
Carlotta: Coffee tiene un estilo más caótico y planos más al hombro, como lo que habíamos hecho antes, pero en En forma trabajamos con un robot, llamado Bolt, que nos permitió hacer planos muy precisos. Tuvimos que aprender a diseñar los movimientos del robot y fue todo un reto técnico. Tuvimos dos días de ensayos solo con ese robot. A pesar del trabajo que implicó, ver el resultado final y estar orgullosas de cada segundo del videoclip es increíble.
Ana: Muy fuerte, sí. Sobre todo por eso, porque nunca hemos estado tan contentas. Siempre nos han gustado mucho el cine y los videoclips, nos preocupamos mucho por la parte estética. Nos encanta el arte más allá de la música. Antes nos frustraba bastante porque, muchas veces, los videoclips eran de las pocas cosas oficiales con budget de las de canal público, además de las fotos de promo. Era frustrante ver lo que podría haber sido y no fue. Pero cuando vimos que Coffee salió genial y que era uno de los mejores que habíamos hecho, pensamos: ahora hay que hacer todos los videoclips igual de bien, hay que seguir currando a este nivel.
Coffee es un tema que entra solo. Me parece muy poderoso y, aunque es sencillo, tiene algo que te engancha desde la primera vez que lo escuchas. Además, la promo que hicisteis con el fragmento del principio fue muy acertada. ¿Hubo dudas sobre si Coffee debía ser el primer sencillo?
Ana: Bueno, hubo guerra. Guerra interna. Coffee nos parecía divertida, algo macarra y divertido, pero para nada como single. Recuerdo que en el estudio, cada vez que la escuchábamos o trabajábamos en ella, siempre surgía el comentario de, joder, I wanna live in the world of Coffee
Carlotta: ¿Te acuerdas que el productor decía que era su favorita? Éramos cuatro en el estudio (el productor, el ingeniero, Ana y yo), y el ingeniero preguntándole a todo el mundo cuál era el tema favorito y el productor dijo, puf, yo creo que Coffee. Y todos sorprendidos de que el rockero hubiera dicho esa.
A veces las cosas salen así supongo, de manera inesperada y en contra de lo más obvio.
Ana: Sí que es cierto que todo nuestro equipo, las dos personas de management y las dos de la discográfica, insistieron en que era el single de vuelta. Y pensamos, ¡cómo mola, pues allá vamos! Nos insistieron tanto que decidimos fiarnos por primera vez de una opinión ajena, porque normalmente las decisiones las tomamos nosotras. Al final fue un gusto porque es un tema con fuerza y energía, con alegría y ganas de comerse el mundo, con mucha ironía y humor. Todo lo que da esa canción era perfecto para el comeback.
¿Qué otras canciones se barajaban?
Ana: Planteamos otras opciones como Superstar o Stranger, pero todo era todo mucho más serio. Y es verdad que, haciendo un poco de retrospectiva, quizás no queríamos que Coffee fuese el single de vuelta porque para nosotras este disco es una gran evolución, desde el songwriting hasta el recording. Ha pasado mucho tiempo desde el último disco; es el periodo más largo entre álbumes que hemos tenido nunca. Y claro, hay una evolución. Queríamos enseñar eso, que estamos orgullosas de ese proceso.
Coffee era probablemente lo que más se parece a Bamboo, nuestra primera canción de hace diez años, entonces también fue algo también de deconstruir ese ego de decir, soy mejor que antes, soy mucho más intelectual y una versión mejorada. No, tío, somos las mismas macarras de Madrid haciendo lo mismo, y eso es lo que quiero estar haciendo. Fue la hostia, la verdad. Fue la hostia hacerles caso por primera vez.
Desde fuera, Viva Hinds se siente como una declaración: estamos aquí, hemos vuelto después de cuatro años. ¿Cómo influyó Pete Robertson, vuestro productor, en el sonido del disco?
Carlotta: En todo. Para empezar, fue idea suya que no fuéramos a un estudio. Él nos dijo que creía que nos iba a salir mejor si nos metíamos en una casa y hacíamos lo mismo que en el pasado, construyendo las canciones en el salón. Pensaba que así iba a sonar mucho más natural. Y, la verdad, tenía razón: grabar en un ambiente más familiar nos ayudó a captar la esencia de nuestra música de una manera más auténtica.
Ayer, justo estuvimos hablando con él en un podcast que iba más sobre la producción, y decía que los grandes álbumes de la historia se caracterizan por saber captar la personalidad del grupo de la forma más pura posible, sin tener una producción que lo contamine demasiado. Lo que realmente queremos es canalizar nuestras personalidades y nuestro carácter. Pete quería captar esa fuerza de la naturaleza que es nuestra amistad y nuestro vínculo de la manera más pura posible. Él decía que no podía romper eso ni tocarlo, que es algo que nadie puede romper. Y esa sensibilidad que siempre menciona Ana sobre Pete es clave; sabe captar todo esto sin perturbarlo, y eso es un talento increíble.
Ana: Además, no solo se trata de no perturbarlo, sino de elevarlo. Es un poco como cuando estás con un mejor amigo y de repente alguien le pregunta, ¿qué te gusta? Y empiezan a hablar de ti. Te quedas pensando, ¿qué dices?, porque a veces ni tú misma lo ves de esa manera, ¿sabes? Cuando estás dentro de la situación, no lo ves con esos ojos tan bonitos. Y sí, eso cambió todo. Fue muy, muy, muy importante. De hecho, al entrar al estudio nosotras no pensábamos que fuéramos a hacer un disco especialmente bueno. 
¿Cómo es eso?
Ana: Cuando empezamos a sentir la presión, nos dimos cuenta de que estos años no habían sido un break para nosotras. Al contrario, nunca habíamos estado tan ocupadas, aunque lo que queríamos era sacar música y no podíamos. Así que, realmente, queríamos que esto saliera cuanto antes, de la manera que fuera. Así que decidimos quitarnos la presión de ‘es el cuarto disco’ y dijimos: mira, tenemos estas canciones, son suficientemente buenas, vamos a hacer lo que podamos con lo que tenemos, pero hay que hacerlo ya. Fue durante la grabación cuando nos dimos cuenta de que quizás esto que estamos haciendo va a ser bueno.
Es muy interesante y original la vuelta que le habéis dado al arte del vinilo, por Alberto de Santos. La idea de que el disco ya no es vuestro una vez nace, sino de la gente que lo escucha y lo disfruta, y que puedan hacer, rallar, o pegar lo que quieran en el propio disco físico cuando lo abres. ¿Cuánta importancia creéis que le dais a la estética en el proyecto?
Carlotta: Todo esto vino un día charlando con él. Alberto empezó haciendo los créditos de Coffee, y lo hizo tan bien que nos quedamos impresionadas. Fue como, joder, ahora vas a tener que hacer todos los vídeos. Y no solo eso, sino que fue ascendiendo en la cadena de poder y al final le dimos el arte del álbum, que quedó perfecto.
Decimos muy a menudo lo de esa sensación entre ciertos músicos de que una vez que sacas tu música, el arte le pertenece al pueblo. Ya no es solo tuyo. Me parece una forma muy chula de verlo. Con el vinilo, una vez que lo tienes en tus manos de una manera más interactiva, se convierte en tuyo. Puedes ponerle hasta tu foto de carnet, escribir tu nombre, situarlo en el espacio y el tiempo de donde lo compraste, a qué hora lo estás escuchando por primera vez, qué canciones te gustan más, cuáles menos… Le das una personalidad a esa obra, y eso refleja que el arte, al final, pertenece a quien lo recibe.
Es muy difícil controlar qué van a poner en esas canciones o cuál es su favorita. No podemos decidir cuál es la canción favorita de alguien por mucho que lo intentemos. Alberto tiene una mente maravillosa para transportarlo todo, y además lo hace con tan buen gusto. Es un diez, un crack, y qué guay es tenerlo cerca y poder molestarle de vez en cuando sin que se enfade.
Hay algo que destaca mucho en vuestras canciones y vuestra estética: el humor. Está presente en todo momento, y me encanta cómo el concepto de diversión y risas se refleja en vuestra música. Quería preguntaros si consideráis que es un instrumento más en Hinds.
Carlotta: Creo que viene un poco por culpa de esos tres años de tanta mala suerte. Si nos pusiéramos a hablar y nos tomáramos todo demasiado en serio… Uf, no me soportaría ni yo. Apenas me soporto cuando estoy de buen humor, no me puedo imaginar escucharme quejándome. No soportaría ni mi propia existencia. No sé exactamente cuándo, quizás desde aquel otoño de 2022, hubo un momento en el que trabajar se ha convertido en algo divertido, casi como un juego. Más bien, Hinds se ha convertido en un ‘hemos venido a jugar’. Todo esto es propina. La sensación de que nos han intentado aplastar y matar tantas veces hace que todo lo que venga sea un regalo. Esto hace que el sentido del humor encaje a la perfección en nuestro sistema de trabajo, claro que sí.
Ana: Es una especie de coping mechanism. Cuando te pasa algo malo, si te ríes de ello, no es tan malo como si te lo tomaras a pecho. Y luego lo que dice Carlotta: es pura diversión. Su propósito de Año Nuevo era que fuese un año alegre. Tanto cuando nos pasan cosas buenas como malas, el humor nos salva. Nos salvó cuando todo iba mal y ahora que todo va bien, lo mejora todo.
No sé qué tiene Hinds como proyecto para que cuando todo nos iba bien, de pronto tomamos un palo por aquí, perdemos esto, seguimos pobres como ratas. La humildad siempre nos llega de un lado o de otro, estemos más arriba o más abajo. Nunca ha sido fácil. Bueno, me imagino que así es la vida. Pero eso, la humildad nos rodea mucho, y vivirlo todo con humor te hace tomarte las cosas menos en serio, lo cual es bastante necesario, porque sino te vuelves loca.
Con todo el bombo que está teniendo el Romance de Fontaines D.C es inevitable que os pregunte por la colaboración con Grian Chatten. La canción es preciosa, con unos arreglos muy etéreos. También hemos visto por Instagram que hay muy buena relación entre vosotros. ¿Cuál es la historia detrás de la canción y la colaboración? 
Ana: La colaboración y la canción en realidad vienen de dos lugares diferentes. Cuando compusimos esta canción no estábamos pensando en Grian ni en que él iba a cantarla. Pero la relación con ellos se remonta a 2016, cuando nos telonearon en Dublín, que estaban empezando. Vivían juntos, tres de ellos compartían un apartamento, y nos confesaron que ponían nuestro primer disco sin parar. Fuimos a verlos en vivo y nos encantó; nos dejaron engatusadas desde el primer acorde, que ya tenía algo muy fuerte y especial. A lo largo de los años, hemos mantenido la relación.
En verano de 2022, cuando ya estábamos comenzando a componer este disco, volvimos a coincidir en muchos festivales, lo cual fue genial. Era como reencontrarnos ya de adultos, porque al conocernos éramos una especie de ‘baby bands’, todos con los pelos locos. Ahora, al vernos más maduros, se ha convertido en un apoyo increíble para nosotras. Nos hemos vuelto íntimos, tanto a nivel musical como emocional, compartiendo experiencias personales, líos de abogados, la industria y esas cosas tan oscuras. Han estado ahí, especialmente Grian y Carlos, que de hecho están en los créditos de agradecimiento porque nos han ayudado muchísimo. Han sido una luz muy fuerte en años oscuros.
En cuanto a Stranger, es una de las canciones más serias del disco; habla sobre estar bastante perdida y, probablemente, rozar una depresión. Como hemos estado tan cerca de ellos y por la temática de la canción, pensamos que sería perfecto contar con ellos. Grian aceptó participar antes incluso de escuchar la canción, y así fue. Una fe totalmente ciega.
En forma está escrita entera en castellano, algo inusual en Hinds. ¿Cómo funciona el proceso de escribir las canciones? ¿Cómo sabéis si queréis escribir algo en español o en inglés? ¿Veremos esto más?
Carlotta: Aunque no lo creas, tenemos poca decisión consciente sobre ello. La canción decide, la canción manda. Algunas surgen en castellano y otras en inglés, y no tienen nada que ver con decisiones de marketing ni nada por el estilo. De hecho, las dos que tenemos en el álbum las grabamos sin decirle nada al sello ni al management; no lo comentamos con nadie. De repente, habíamos grabado dos canciones en español. Cuando enviamos el enlace con las demos y todo eso, ya teníamos contrato discográfico, pero no lo consultamos. Solo lo hablamos entre nosotras y con Alberto (risas).
Ana: Nosotras siempre priorizamos la música al componer. Empezamos con unos acordes básicos y luego comenzamos a tirar melodías a lo loco. Lo que realmente priorizamos es la melodía, y una vez que conseguimos las que nos gustan, construimos a partir de ahí. Es cierto que, al tararearlas, a menudo se nos escapa una palabra en castellano o en inglés. La canción lo pide por sí misma, por la melodía, por lo que surge y lo que rima. Muchas veces, si nos gusta una melodía que ha salido en un tarareo en inglés, es absolutamente imposible traducirla al castellano, y viceversa. Son dos idiomas y dos sonidos tan diferentes que simplemente dejamos que salga lo que tenga que salir, y ya está. Y además vamos a sonar en el Fifa 25.
Carlotta: Es la hostia, no solo por ser una banda española que lo hace, sino porque encima es con el tema que tenemos en castellano.
Lleváis ya diez años en la industria musical. Eso significa muchas adversidades superadas, mucho aprendizaje realizado, y es algo que se refleja en este último trabajo. Echando la vista atrás, ¿qué consejo le daríais a la Carlotta y a la Ana de 2014?
Carlotta: Yo creo que todo está relacionado con el disfrute y con la sensación de que, a veces, cuando uno se siente mal o deprimido, tiende a añorar algo del futuro. Y a veces, incluso cuando te encuentras bien, también ocurre. Se trata de aceptar quien eres, lo que tienes, tus medios, tu persona, tu pelo, tu altura, tus zapatos. Muchas veces pensamos que no somos lo suficiente o que no tenemos lo que se supone que deberíamos tener. En realidad, creo que hay que saber disfrutar de lo que uno tiene, porque probablemente sea mucho más de lo que pensamos. Aunque sientas que tienes poco, estoy segura de que si haces un repaso, encontrarás un montón de cosas.
Al menos yo me siento muy afortunada por todo nuestro círculo de amigos, por mi familia que siempre me apoya y por tener a todos sanos. Creo que he sido muy afortunada y estoy rodeada de gente maravillosa. Hay que disfrutar de esto y no pensar que tienes menos de lo que realmente tienes. Disfrutar tanto del momento como del lugar y de los acontecimientos es muy importante. La verdad es que es un sentimiento muy bonito.
¡Una anécdota divertida del disco!
Ana: ¿De la grabación? Mira, fueron dos viajes diferentes a dos casas en Francia. En la primera estábamos a cuarenta y cinco quilómetros de cualquier negocio, supermercados e incluso restaurantes, porque era marzo y todo estaba cerrado; era temporada baja. Un día por la noche, alrededor de las nueve, estábamos los cuatro humanos y mi perro. De repente, a las ocho, le digo a Carlotta, creo que Wok tiene una garrapata en la cara. Claro, siempre me han dicho que las garrapatas son peligrosísimas, que pueden transmitir enfermedades, que se quedan enganchadas y que, si no las quitas, pueden ser un problema. Y no teníamos pinzas, ni veterinarios, ni nada. Tuvimos que sacar la maldita garrapata como pudimos. Además, estaba muy cerca del ojo. Era aquí, en la ceja, pobrecito. Le destrozamos la ceja y en cuestión de cinco segundos estábamos gritando como locos. 
Carlotta: Yo iba a contar que en la segunda de las casas sí teníamos un bar a veinte minutos caminando, un camino superagradable. Nos hicimos amigos tanto del encargado como de la camarera, que se llamaba Lola. Posiblemente hemos sido de las únicas bandas que han pasado por ahí a grabar un álbum. El último día nos dijeron, por favor, ¿nos podéis dar un concierto? Llevamos un par de guitarras, o incluso solo una, una guitarra acústica. Nos cerraron el bar y nos trataron como princesas. Nos dieron de cenar, que estaba delicioso; unos raviolis en una mesa gigantesca. Cenamos con toda la crew de los camareros y luego tocamos tres de las canciones nuevas. Estaban tan emocionados que se les saltaban las lágrimas de lo emocionante que estaba siendo para ellos. Eso fue muy guay.
¡Qué bonito, chicas! Pues mucha suerte y que siga yendo genial el lanzamiento y la gira.
¡Muchas gracias!