Lo tiene todo: talento, energía sobre el escenario, una esencia muy suya y un estilista que la adora. Por eso estamos muy de acuerdo cuando se proclama el epítome del Catalan Dream. Con una voz muy especial y unos bailarines impecables, Julieta puso el broche de oro a su gira Tu juru la Ju el pasado viernes en la sala Razzmatazz, en Barcelona. Casi dos horas de concierto donde nos teletransportamos a su mundo y disfrutamos de sus canciones más icónicas (y una en primicia), homenajes a divas del pop e invitadas sorpresas con las que compartió algunos momentos sobre el escenario.
El sold out dos meses antes ya presagian el ambiente cargado de ganas y la expectación de sus fans, que, mayoría cerveza en mano, hacen cola a pesar del frío. Detrás de mí, chicas adolescentes nos avisan sobre la presencia de Mushkaa en vestidores, y delante, un grupo de hombres ingleses hablan sobre el after party organizado por la protagonista y varios DJs. Un público tan variado como la propuesta de la cantante, que desde el minuto uno logra una sinergia total con todos los presentes.
Inicia su show con uno de sus temas más conocidos, Lokura, el cual enlaza directamente con Cari. El suelo tiembla bajo miles de pies que se mueven al ritmo y cantan tan alto que casi pueden eclipsar a Julieta, aunque es imposible, porque los focos, los ventiladores de aire y los performers están allí con un solo propósito: hacer brillar todavía más a la diva del pop catalana.
Continúa con Enamorada de tu, Si ha de ser, será y el público se encarga de darlo todo en T’enxules, Avions Volant, Diga’m el que sents y una de sus colaboraciones más famosas con The Tyets, Clar que t’he trobat a faltar. La primera sorpresa de la noche llega pronto, cuando presenta de manera inédita Tornado, que habla de la pérdida y el tiempo, y lo deja claro, es de las que lo pasa fatal en su cumpleaños.
Cuando sus seguidores piensan que ha enloquecido, pum, juego de focos y luces con el que aparece Mushkaa. Mientras suena su colaboración más famosa, No m’estima, gritos y móviles grabando inundan la sala, que en ese momento se hace pequeña. Ellas empoderadas se divierten también con Vaya liada y nos transmiten una evidente conexión mutua que llega directamente a los que estamos bajo la plataforma.
Tras el momento de éxtasis es imposible calmar el ambiente. Su pelo rubio se mueve al ritmo de sus temas upbeat y realiza unos movimientos que hacen que te preguntes cuántas horas de baile habrá hecho para no quedarse sin aliento. La plaza, Com el día i la nit, A les fosques y sobre todo Full Romance son canciones que le dan el suficiente espacio para terminar de relajarse y empezar a disfrutar. La aparición de María Hein es una sorpresa para todos, aunque necesaria para cantar Club.Tras Trenca’m el cor y En mi coche irrumpe en el escenario la última invitada de la noche y la más inesperada, Belén Aguilera. A punta de pistola entra en escena con Thelma y Louise y anima a todxs a dejarse llevar.
Conforme el show se acerca a su fin, la artista aprovecha los tiempos muertos para agradecer el apoyo recibido durante la gira. No puede acabar sin haiku, momento donde el baile deja paso a una chica y su micrófono bajo manos que se deslizan de un lado a otro. En un ambiente más tranquilo interpreta por primera vez su último lanzamiento, Jean blau. Se despide con la misma canción con la que ha empezado, Lokura, y mientras lanza el ramo de flores que le han regalado a los seguidores allí presentes, se despide y deja una sala abarrotada con un buen sabor de boca.
No se puede negar la conexión tan mágica que consigue establecer con sus fans y el esfuerzo evidente que se esconde tras su estética, que no es poco. Si tú también quieres saber de qué va este rollo del sueño catalán, tienes una última oportunidad de verla en Madrid, donde el 11 de enero realizará otro cierre de tour en la Sala But.