Podría describir el universo musical de Belén Aguilera como un eterno Halloween plagado de licántropos, hadas o bosques misteriosos. Toda una fantasía que ha ido construyendo canción a canción gracias a su exploración del pop y a una imaginación inabarcable.
Entrevista extraída de ACERO vol. 7, publicada en abril de 2024. Hazte con tu copia aquí.
Digan lo que digan, ellas son mejores. Es evidente que las heroínas han estado siempre en un segundo plano, apartadas por el ego, los músculos y las inabarcables presencias de ellos, los héroes con capa y un ego descomunal. Pero el tiempo ha terminado haciendo justicia y demostrando que allá donde había un Batman, un Van Helsing o un Mad Max había también una Catwoman, una Buffy o una Imperator Furiosa capaz de hacer lo que hacen ellos pero de espaldas o incluso enfundadas en un vestido de Pamela Dennis. Y ese legado, esas enseñanzas que hemos ido recogiendo de las ficciones habitadas por nuestras heroínas favoritas, podemos sentirlas en los artistas de esa generación que se emocionó viendo perecer a Prue Halliwell o con el primer beso entre Willow y Tara.
Belén Aguilera ha ido viviendo una aventura tras otra desde que saltó a la fama con temas como Antagonista, que acumula más de treinta millones de reproducciones en Spotify y que supuso la carta de presentación para su álbum más icónico, Superpop, una recopilación de temas que elevaban el pop a su máxima potencia y con el que Belén nos habla de su juventud y de los iconos que la convirtieron en cantante.
Pero como buena heroína de ficción, hay luces y sombras, dilemas y tribulaciones y Belén deseaba avanzar, continuar su camino. Y llegó Metanoia, una poderosa deconstrucción del pop con matices experimentales con la que Belén ha dado un giro de ciento ochenta grados a su carrera. Hubo riesgo y muchos nervios, pero el público no le ha dado la espalda, todo lo contrario, le ha regalado un atronador aplauso por su valentía al no renunciar a sus fantasías y haberles dado un cariz más adulto. Con el mundo a sus pies, la cantante se prepara ahora para recorrer los escenarios de medio mundo mientras prepara nuevo disco.
Tengo algo para ti. Es un préstamo. Se lo puedes dar a nuestro amigo Dani y él me lo devolverá cuando tomemos algo.
¡Ay, no me digas! ¿Qué tienes para mí?
Me leí hace poco El hombre invisible de H.G. Wells y te lo he traído para que te lo leas. Tu música está plagada de criaturas fantásticas y he pensado que quizás podría gustarte o incluso inspirarte.
¡Voy a llorar! ¡Muchísimas gracias! ¡Además estoy en una etapa superintrospectiva y leo muchísimo!
Claro, además sé que estás viajando mucho últimamente y un buen libro puede amenizar esas horas en el aeropuerto.
¡Gracias, de verdad!
Retomando lo que decía antes, me gustaría hablar un poco de esa fantasía que inunda tu discografía. ¿De dónde nace?
Creo que todo viene de mi niñez. Siempre fui una niña superfantasiosa que creía en ese tipo de cosas como las hadas o las ninfas. Me encantaba leer sobre ello e imaginar mundos llenos de criaturas mágicas. Con mis amigas, jugábamos todo el rato a imaginar que éramos criaturas fantásticas. Todos tenemos que creer en algo y yo elegí creer en la fantasía y todo lo que engloba.
¡Ay, yo también tuve mi época fantástica! Buffy, Cazavampiros y Embrujadas son de mis series favoritas.
Uy, ¡a mí las embrujadas también me encantaban! ¡Mi favorita era Piper, la más guerrera! Esa serie fue muy importante en mi vida, guardaba incluso los recortes de las revistas en las que la mencionan. Me resulta curioso cuando pienso en que a mí de pequeña me gustaban siempre los personajes muy guerreros como Piper. De las Totally Spies! me encantaba Alex y de las Supernenas, Cactus era mi favorita. ¿Entiendes lo que te quiero decir? Yo no tenía nada que ver con ellas, era un poco pánfila y lloraba todo el rato, pero no podía evitar sentir predilección por esas chicas tan fuertes y peleonas.
¿Te ha costado seguir aferrada a esa fantasía al ir haciéndote mayor?
Vivir de mi vocación me ha ayudado a mantener esa fantasía viva ya que la música es algo que siempre he llevado dentro, junto a la fantasía. Cuanto más crezco, más quiero que mi proyecto tenga ese toque mágico. Entiendo lo que me preguntas y sé que cuando uno va haciéndose mayor, se desvincula un poco de esa parte fantasiosa, pero al irme configurando como adulta he comprendido que no tengo que renunciar a la niña que llevo dentro sino incorporar a quién soy ahora en la actualidad. Me gusta mantener un poco de todas las Belén que he ido siendo a lo largo de mi vida y así poder reconciliarme con ellas. Creo que es la mejor manera de mantener la fantasía. También tengo la suerte de liderar mi propio proyecto y decidir sobre él. Pero no voy a negar que también hay partes no tan buenas de vivir de mi música como la inestabilidad y la incertidumbre.
Tu carrera ha ido avanzando de forma progresiva, creciendo tema a tema.
Sí, como tu dices mi avance ha sido progresivo. Yo pensaba que todo iba a depender de un golpe de suerte, pero la verdad es que, contra todo pronóstico, las cosas han ido pasando de tal manera que me he podido permitir saborearlas y eso es algo que me sorprende porque me considero una chica ansiosa, que come con ansia, que piensa demasiado las cosas. Pero con la música no ha sido así pese a que cada vez que lanzaba un tema pensaba, ya está aquí el golpe de suerte, la canción viral. Y yo no he tenido eso, lo mío no ha sido un éxito inmediato. Creo mucho en lo que hago y en las posibilidades infinitas que la vida puede ofrecerte, y siempre he entendido que todo esto de la música es un camino largo que te permite ir lanzando tus mensajes, hablar de muchas cosas y poco a poco, ir llenando salas más grandes, ir alcanzando un público muy amplio. Ese ha sido mi golpe de suerte, el ir teniendo un camino progresivo que ha ido hacia arriba. Sé que todo lo que sube termina bajando, pero por ahora he tenido la suerte de ir subiendo escalones. En eso es donde reside el éxito para mí.
¿Nunca has sentido el vértigo que conlleva el éxito?
Me di cuenta de que las cosas se habían puesto serias cuando llené la plaza de toros de Las Ventas, donde cabían al menos mil personas más de las que cabían en el Circo Price, donde fue el anterior concierto, también sold out. No fueron sold outs inmediatos, pero los hicimos de todas formas, y el de Las Ventas sí me hizo pensar un poco en eso de llenar un sitio con mil butacas más y lo que significaba en ese momento, porque habíamos lanzado Metanoia, que ha supuesto un cambio muy grande en mi estilo musical, y me preocupaba que algunos de mis fans se pudieran echar atrás. Pero fue todo lo contrario: conseguimos llenar un espacio mucho más grande que el anterior. Incluso se llegó a caer la web donde se vendían las entradas. ¡Se me está poniendo la piel de gallina mientras te lo cuento! Vivir eso me hizo pensar que al menos en Madrid y en España tengo mi lugar.
¿Por qué crees que el público ha conectado tan bien contigo?
Creo que terminé de configurarme como artista con Metanoia, contiene las letras que más orgullo me hacen sentir hasta ahora porque en ellas he logrado hablar de cosas muy duras a través de la fantasía, lo mitológico y lo terrenal pero también siendo muy literal y exponiendo las cosas con mucha crudeza. Di un paso más allá escribiendo ese disco, y creo que en parte es por el momento que atravesaba por aquel entonces y las ganas de separarme un poco de todo lo que había hecho hasta ese momento. Sé que hay gente a la que quizás no le gusta, pero ese no es motivo para dejar de hacer algo. Superpop fue un álbum de puro pop, muy limpio y claro compuesto por los elementos clásicos del pop que yo he escuchado toda la vida. Eso hizo que quisiera introducirme en lo que conocemos como hyperpop y eso a los puristas no les gusta. Me dio miedo salirme de lo que ya había hecho, pero no me negué a mí misma lo que quería probar simplemente por tener ya un sector asegurado, por así decirlo.
Superpop fue un auténtico pelotazo, ¿cómo lo viviste?
Fue una etapa muy bonita. Pero tengo que confesarte algo: siempre que en mi carrera he lanzado algo importante, como Superpop o Metanoia, ha coincidido con algún acontecimiento personal que ha terminado por nublar un poco lo bonito de esa experiencia. Eso es algo que me jode, porque eran acontecimientos que no tenían que ver conmigo pero que me terminaron afectando. Por eso, creo firmemente que es la música la que siempre me ha salvado de todos esos malos momentos a los que la vida te expone. Y es que la cosa funciona así, por mucho bueno que vivas, lo malo, tarde o temprano, también va hacer acto de presencia, y si cuando lo hace tienes la música de tu lado, pues esos momentos son menos amargos. Lo que sí espero es que para el próximo lanzamiento la historia no se repita.
Aparte de buscar apoyo en la música, ¿cómo afrontas las adversidades?
Puedo ser alguien que se enfrente a los problemas de puta madre y con una actitud muy decidida y clara, o puedo ser totalmente lo contrario, alguien disociado que toma las peores decisiones del mundo. Así es. A veces, creo que esos lados antagonistas nacen de mi perfeccionismo extremo que me lleva a tomar decisiones extremas e incluso autodestructivas. Me muevo entre esos dos puntos: o hacerlo genial o hacer algo absolutamente terrorífico.
¿Cómo convives con esa faceta tuya tan perfeccionista cuando vivimos tan expuestos a los likes, los followers y las reproducciones en Spotify?
Es bastante jodido porque creo que ahí entra la autogestión. Tengo la sensación de que tenemos todo a nuestro alcance, de que se nos ofrecen infinitas posibilidades, una cantidad de información inimaginable y creo que eso nos conduce, irremediablemente, a la infelicidad. No hablo de los artistas, hablo de todo el mundo. Tenemos ahora tanto que hacer, tanto que ver, tanto que escuchar, que se ha perdido esa ilusión que teníamos cuando éramos críos y esperábamos impacientes a ver una película o una serie. La tecnología ha conseguido adelantarnos, pasar por encima de nosotros y avanzar más rápido. Entonces, ¿cómo gestiono el estar expuesta a todo esto? Siempre que saco algún tema mi mente se encuentra totalmente disociada ya que mi mundo se sumerge en una vorágine de emociones. Intento no hacer caso a nadie e ir a mi aire para que esos días vayan pasando y ver cómo se diluye la locura poco a poco. Se parece un poco a estar enamorado. Una persona no puede estar en ese estado de enamoramiento que se siente al principio, día a día la emoción debe ir estabilizándose y seguir su propio curso. No se puede vivir en la vorágine que conlleva lanzar un tema o un disco porque te terminaría volviendo loca y calva (risas).
¿Cómo fueron las veinticuatro horas siguientes a lanzar Metanoia?
¡Uf, déjame que me sitúe! ¿Pinchamos ese día en El Orgullo de Madrid? Ay, no me acuerdo. Es que es lo que te comentaba, me disocio viva. Estoy segura de que fue en junio pero no recuerdo exactamente qué pasó ese día. ¡Espera que empiezo a acordarme! Sí, me llegó la retención de Hacienda y se quedaron con una buena cantidad (risas).
¡No te creo! ¡Qué mala suerte! (Risas).
No te voy a mentir, fue un gran palo (risas). Pero ese día no fue algo memorable como puedes imaginar. Intenté que todo fuera muy tranquilo. Me hice las cejas, las uñas y anunciamos la preventa del merchandising. Un día bastante relajado.
Metanoia, a grandes rasgos, significa dar marcha atrás y escoger otro camino. ¿Qué te atrajo de ese concepto?
Esta mañana he visto en TikTok como una psicóloga explicaba algo que a todos nos cuesta muchísimo entender y que casi nadie tiene interiorizado. En el vídeo decía que nos cuesta ver que los procesos terapéuticos no son lineales o ascendentes, siempre hay periodos de retroceso que forman parte de la propia terapia. Cuando te enfrentas a tus problemas a veces recaes y eso también forma parte del proceso de sanación porque no vuelves a la casilla de salida, es un paso más en tu proceso. Para mí, el disco de Metanoia supuso aprender la lección que esconde el acto de retroceder. Se que para mí lo fácil hubiera sido seguir indagando en lo que ya estaba haciendo, en lo que se conocía de mí, y aunque me siento orgullosa de mi pasado, no quería quedarme en él, no sentía que fuese lo correcto. Yo soy una exploradora y me gusta buscar, sorprenderme. Sé que no he cambiado el mundo, ni soy la más rompedora, obviamente no he hecho nada que no se haya hecho antes. Pero te hablo de mí, de que necesitaba explorar otros terrenos que nunca antes había visitado. Como te digo soy una exploradora, una chica curiosa y gracias a eso descubrí Metanoia.
Escuchando Superpop y Metanoia no he podido evitar pensar que eres una persona que se está buscando. Que oyes campanas, no sabes dónde, y que eso es bueno. Hay algo que deseas encontrar a través de la música. Desconozco lo que es, pero creo que hace que tu música despierte interés. En cierta manera, los que te escuchan te están acompañando en ese viaje que no sabemos hacia dónde va pero que va a algún sitio.
Esto que acabas de decirme me recuerda a una canción que aún no he publicado en donde hago referencia a que siento que busco un lugar pero no sé si es real. Con esto me gustaría enlazar con el tema que hemos hablado sobre la infancia, lo fantasiosa que era por aquel entonces y lo fantasiosa que sigo siendo. Siempre me he preguntado por el significado de muchísimas cosas, tanto que a veces siento pánico. Pero es cierto que busco algo y que no sé qué es. ¿Busco en mi interior o debo mirar fuera de mí en el mundo que me rodea? A día de hoy me decantaría por la primera opción, que debo hurgar en mí misma para hallar las respuestas, que se trata de un viaje hacia el interior. Puede que en el fondo solo quiera un poquito de paz.
¿No sientes miedo a que te decepcione aquello que puedas encontrar?
Uy, ¡pero si yo soy más divertida que nadie! (Risas). No creo que me decepcione y si lo hago, es que no he encontrado lo que buscaba.
Pues tienes toda la razón (risas).
Cuando encuentras algo, ese hallazgo debería satisfacerte; más allá de que sea bueno o malo, lo que encuentres debería otorgarte cierta satisfacción.
Al escuchar uno de tus últimos temas, Lolita, y ya que nos hemos puesto tan profundas, Belén, ¿tú piensas en el futuro, en el paso de los años?
Sé que todo, irremediablemente, es temporal; pero aún así no me gustaría ser un producto caduco. Ojalá mi música pueda servir de algo. Yo considero que el trabajo de artistas como Lana del Rey o Caroline Polachek viven el paso del tiempo de una manera especial, y que con los años puedes ir redescubriendo y continuar encontrando cosas en ellos que hagan que te sientas identificada de nuevo con sus letras y sus melodías. A las mujeres se nos mete mucha prisa, parece que cumplida cierta edad ya no servimos para mucho, y artistas como ellas han demostrado lo contrario. Lolita refleja esa preocupación que creo que tenemos todas las mujeres de no dejarnos vencer por la norma impuesta de que tu momento, si llega, pasa muy rápido y que no hay vida más allá de la juventud. Yo sigo cumpliendo años y quiero seguir aprovechándolos. Cuando pase mi juventud no quiero sentir que el fin ha llegado, que estoy acabada. ¡Eso no va a ser así! Los años van a darme aún más cosas que poder decir en mis canciones, muchas más experiencias que plasmar en mis letras y más madurez para encarar la vida de otra manera. Intento pensar que todo está yendo a mejor. No creo que la vida trate de exprimir la juventud y que el resto de la vida sea una mierda. Este año es una nueva oportunidad, el que viene también lo será y podemos seguir aprendiendo.
¿Hasta dónde te gustaría llegar?
Hasta donde me permita el cuerpo.
No hay miedo a explorar.
No, no lo hay. A mí no me importa irme fuera, a otros países. Yo lo haría todo por mi música. Soy alguien que se aferra mucho a los suyos, pero creo que eso no me impide volar sola y responder a esa necesidad que siento de salir a buscar cosas, a buscar eso que quiero encontrar y que no sé qué es, como tú dices. Siempre quiero más, pero no de una manera avariciosa, ni destructiva. Quiero más vivencias, más lecciones… Mientras siga viva quiero seguir tirando hacia adelante.
¿Y no afecta esa absoluta vitalidad a tu vida personal y a las relaciones que la habitan?
Sé que no es fácil, pero creo que la clave es que yo entienda la vida que quieres vivir y viceversa. El querer es respetar, no poseer. Y si a una persona le gusta ir más a su aire y volar, pues tienes que quererla así. Si tú quieres de verdad a alguien y la otra persona también te quiere de verdad, siempre os vais a tener. Conozco a mi mejor amiga desde los doce años y nuestros primeros años fueron de enamoramiento total, nos queríamos muchísimo y de una manera muy intensa ya que juntas descubrimos muchas cosas. Fue algo increíble. En la adolescencia tomamos caminos separados pero que por sorpresa, siendo adultas, nos han vuelto a unir. A día de hoy, cuando tengo un problema es a la primera persona a la que se lo cuento. Podemos estar temporadas en las que no hablamos tanto, pero estamos seguras de que nos tenemos la una a la otra. A mí me ha costado mucho relajar mi nivel de intensidad a la hora de querer porque lo hago con mucha fuerza y he tenido que ir aprendiendo que en la vida hay fases, que el amor se calma y atravesamos momentos vitales muy diferentes, a veces buenos y a veces malos.
¿Vive aquí en Madrid tu amiga?
No, ella es de Catalunya pero vive en Mallorca. Recuerdo que cuando nos conocimos ella decía que quería ser médico y yo cantante. Y, fíjate, lo hemos conseguido. ¡Lo pienso y es tan guay! Justo ahora, de camino a la entrevista, venía hablando con ella de Beyoncé (risas).
Sé que ahora estás viviendo un momento muy internacional en tu carrera y que no paras de visitar otros países.
Me está encantando visitar otros países. Siento que mi campamento base está en España pero a mí todo lo que sea conocer sitios y nuevas culturas me parece increíble. Te puedo decir con total seguridad de que está siendo mucho mejor de lo que había soñado. Sobre todo porque me estoy sintiendo mucho más cómoda de lo que pensaba. ¡Tengo tantas ganas de volar por el mundo! Pero eso no quita que también sienta miedo porque a veces pienso que si me voy de un sitio se van a olvidar de mí. Yo soy de un pueblo de Barcelona y sentí vértigo cuando me marché a Madrid, ¡España me parecía inmensa! Y ahora la he podido recorrer de punta a punta gracias a los conciertos. Deseo que un día el mundo se me haga pequeño por haberlo recorrido sin parar.
¿Algún rincón del mundo que te haya sorprendido?
México me sorprendió muchísimo. Me ha encantado su intensidad. En ese país pude ver por primera ver a Lana del Rey y supuso mucho para mí. Me siento muy reflejada en ese país por la intensidad con la que parece vivirse todo allí. Aparte, sentí que me trataron con mucha amabilidad.
¿Cuál es tu canción favorita de Lana?
¡No puedo elegir! Yo soy de ese pequeño porcentaje de fans que la escuchan sin parar en Spotify. Lleva cinco años saliendo como la artista más escuchada.
Va, seguro que alguna se te viene a la cabeza.
Mira, creo que quizás es Hope is a Dangerous Thing for a Woman Like Me to Have – but I Have It, que dura como doscientos minutos (risas). Pienso en esa canción y se me pone la piel de gallina. Esa canción me ayudó mucho en su momento, durante una etapa en la que sufría fuertes ataques de pánico. Cuando Lana la sacó, pensé que me describía a mí a la perfección.
La mía te diría que es Peppers y de discos creo que Born to Die o Do You Know There’s a Tunnel Under Ocean Blvd.
Uy, yo creo que el mío es Norman Fucking Rockwell! pero es que Born to Die es épico, me quitó la virginidad musical (risas).
Y para acabar, y ya que estamos hablando de discos, ¿estás trabajando en tu segundo gran trabajo?
Puedo contarte que lo estoy grabando fuera de España, en Miami, y que en abril vuelvo para terminarlo. Me siento muy feliz cuando pienso en la nueva música que estoy haciendo.