Decía Patti Smith en una entrevista algo como “pasar por un millón de puertas no es suficiente”. Estas palabras las usa Rosalía para cerrar su reciente canción La yugular, la cual trata de dimensionar el alcance de Dios y su relevancia en la vida de la cantante. Para Rosi (a estas confianzas hemos llegado después de escuchar tantas veces Lux), no es el número de puertas que toques lo que importa, es la cantidad de gente que te invite a entrar. Calar en el público es importante, tenderles una mano amiga y guiarles a través de un viaje más allá de lo sónico. Es romper las barreras de lo que conocemos como música, esa eterna búsqueda del artista de llegar más allá de partituras y los videoclips. ¿Ha logrado alcanzar este nirvana Rosalía con su nuevo disco? En nuestra opinión sí, pero con matices.
Lo ha alcanzado en tanto que una artista española ha tenido uno de los mayores debuts de este año en Spotify. Bueno, todos sabemos que esto va más allá; hay un orgullo, una vena que nos sale cuando eso ocurre y la artista o el artista en cuestión apela a nuestra cultura, a las raíces que tanto nos representan. El nirvana al que ha llegado Rosalía responde a una calidad exquisita, la cual consideramos que ha tocado techo. Esto no borra el hecho de que exista margen de mejora, pero en los sesenta y un minutos que dura Lux hemos tenido bastantes momentos de pensar: hasta aquí llega la música. Orquestas dando de sí todos los instrumentos, una voz que ni mil artículos pueden terminar de describir, un contenido lírico que nos conmueve por mucho que lo escuchemos una y otra vez… Es un disco con el que sentirse representado, y la clave es que Rosalía apela a un yo interior que todos tenemos. Aquí ya no hay Combi Versace ni TMZ, en Lux se habla de pureza, de dudar de tu propia fe, de la muerte y del inevitable paso del tiempo. Es por ello que ha logrado empapar a la gente de manera tan efectiva, porque Rosalía se hace grande en las canciones en las que mira para dentro y se empequeñece su figura idolatrada. Canciones como Magnolias o Reliquia son una oportunidad de ver su alma a través de la mirilla de una puerta.
Mirando atrás, aunque solo hayan pasado un par de días, la primera experiencia de Lux se vio pervertida para muchos a partir de una filtración. A estas alturas de siglo es muy complicado que unos archivos de ordenador no se filtren, pero eso no quita que los días previos al lanzamiento se sintiesen como una inmolación por parte del equipo de la cantante. Que si los adelantos en la entrevista del New York Times, el lanzamiento accidental de la portada en Times Square, el disco completo en los archivos locales de la mayoría de gente… Aún así, consideramos que Rosalía ha sabido confiar en el proyecto y, pese a la presión que debe haber sufrido, no ha roto el misterio ni el misticismo que ha flotado alrededor del disco.
Ahora sí, el día del lanzamiento sí que sentimos que esto iba en serio. De alguna manera, nuestro mundo se paró por un momento y todos los ojos se pusieron en el disco. Habían tantas preguntas por responder, algunas hasta habíamos teorizado con ellas aquí. https://acero.metalmagazine.eu/post/rosalia-lux-y-no-ser-santa-de-toda-devocion Ya solo escuchar las primeras notas de piano de Sexo, violencia y llantas bastaron para fantasear con un disco que tenía en vilo a gran parte de una generación. Hay un concepto muy importante que ha logrado Rosalía con Lux, algo que muy poca gente ha sido capaz de lograr a través del arte: conmover y hacer que resuene un concepto totalmente ajeno en el corazón del espectador. Que la generación Z, un grupo demográfico que reniega mayoritariamente del catolicismo, esté sintiendo tan de cerca un mensaje así de espiritual y cargado de fe, es lo que consideramos el mayor logro de este disco.
Así como Los domingos, la nueva película de Alauda Ruiz de Azúa, Lux ha sido capaz de abrir el debate de la fe en una generación que se siente rechazada y maltratada por la iglesia. Rosalía va más allá del concepto católico tradicional, y es cuando duda de su propia fe cuando podemos encontrar los mejores momentos del LP. A destacar la intervención psicodélica de Dougie F en Porcelana, quien actúa como una voz interior de Rosalía que muestra su vulnerabilidad ante la entrega y devoción a Dios. No todo es luz y amor en el disco, también reina la duda y la complejidad ante el evento inexplicable de amar algo que no sabes si existe. Dedicar tu vida a una figura inculcada que nadie te promete que esté ahí cuando lo necesites. Rosalía usa esta tesitura como una herramienta para explicar desamores y vivencias a lo largo de su vida en canciones como Reliquia. En ella, la cantante relata cómo iba perdiendo un cacho de su persona por cada sitio que pasaba, en un intento de dejar rastro sin saber que eso también implica perder parte de ti. Es ahí cuando el estribillo de la canción cobra sentido, ya que el corazón también ha tenido que dejarlo ir a los demás en un ademán de conservarse hasta después de muerta. En gran parte, el arte para muchos es dejar un legado que represente tu persona más allá de esta vida. Rosalía quiere mirar más allá de estos tiempos, reflexionando sobre la muerte y el paso del tiempo en versos como este: “Somos delfines saltando, saliendo y entrando/En el aro escarlata, y brillante del tiempo/Es solo un momento”.
También hay que hablar de los trece idiomas que acoge Lux, hay temas que no sabemos si estamos ante una conferencia de Duolingo o haciendo un tour por numerosas embajadas. Sí que, para los que conocemos español e inglés y poco más, puede resultar anticlimático que una canción tan sentida como La yugular cambie de idioma de manera tan brusca en medio del verso. Aun así, sería de incultos no celebrar que Rosalía haya arriesgado de esta manera en abrir las fronteras de su música, aunque no nos quede clara la intención. A menudo, durante el disco, se siente más un intento de alcanzar un Guinness World Record que de darle un significado al uso de cada idioma. Dicho esto, imposible no emocionarse ante una pieza musical como Mio Cristo Piange Diamanti.
Si nos pararemos en cada tema podríamos hasta escribir una novela, pero hay uno en especial que no logramos quitarnos de la cabeza estos días. Rosalía se toma muy en serio cómo cerrar y abrir un disco, y en Lux no se ha quedado corta en ningún aspecto. Magnolias es como se llama el punto final de este LP, y su visión sobre la muerte y el paso a una mejor vida ha hecho que algunos de nosotros pongamos a funcionar el lagrimal. “Todos habéis venido, hasta mis enemigos”, dice Rosalía, con una voz temblorosa pero firme en su mensaje. Toma su fallecimiento como una celebración, el fin sobre el que llevaba trabajando toda su vida. Reflexiona sobre su paso por el mundo terrenal y cómo ahora le toca alcanzar esa pureza, fruto de la fe incondicional que tuvo. El disco cierra con “Yo que vengo de las estrellas/Hoy me convierto en polvo, pa’ volver con ellas”, una frase que no nos hemos podido quitar de la cabeza desde que la escuchamos por primera vez.
Lux es un viaje que apenas hemos comenzado a desgranar. Por desgracia, estamos acostumbrados a que la música sea cada vez mas fugaz, pero creemos que nuestro viaje por la cabeza de Rosalía solo acaba de empezar. La pregunta ahora es: ¿qué seguirá a esto? ¿Podremos predecir su siguiente paso? Tranquilos, eso ya llegará. Ahora cerremos los ojos y dejémonos llevar por esa voz angelical que tanto nos conmueve. Porque, si algo hemos aprendido con Rosalía, es que no hay paso correcto o erróneo, solo el que sientas más fuerte dentro de ti.
Track favorito: La yugular
