En 2019, Bad Bunny se quedó prendado de un joven artista mexicano que cantaba corridos sobre codeína, cadenas de diamantes, carros deportivos y pistolas. La imagen de un postadolescente con la cara tatuada rompía con el estereotipo de la música mexicana, el del hombre con bigote y sombrero de ala ancha que narraba historias de bandidos y narcotraficantes. Natanael Cano tenía entonces dieciocho años y había publicado Soy el diablo. Ambos congeniaron, se conocieron y resolvieron hacer historia con el remix de la canción. No lo sabían, pero habían puesto la primera piedra de la internacionalización de la música regional mexicana.
Hoy por hoy, ¿podemos hablar del regional mexicano como género de alcance internacional? Es evidente que en México ha colonizado las listas y las calles hasta posicionarse como el mainstream local. Pero, ¿y en el resto del mundo? Ahí están Peso Pluma, Christian Nodal, Grupo Frontera o Carín León, que además de asentar giras de grandes aforos en Estados Unidos, han llegado hasta Sudamérica y también España, traduciendo las cifras digitales en boletos vendidos en plazas importantes como el Wizink Center o el Palacio de Vistalegre.
Ya no se hace raro ver corridos y rancheras en el Top 10 Global de Spotify. Fenómenos como La diabla de Xavi, Ella baila sola de Peso Pluma y Eslabón Armado, un x100to de Grupo Frontera y Bad Bunny, o Primera cita de Carín León han reafirmado al regional mexicano como un nuevo actor del mainstream hispano. Desde entonces, conscientes de las posibilidades y atraídos por una corriente de aire fresco, artistas de distinto estatus se han lanzado a experimentar con las distintas ramas del regional mexicano. De forma más o menos orgánica, son ya muchos los que se han abrazado a un género que está de moda y que poco a poco está permeando en los artistas pop que buscan expandir su horizonte y llegar al mercado latinoamericano. 
Es un salto arriesgado que incrementa el riesgo de caer en la impostura pero, sobre todo, un reto diferente. Antaño, quienes querían introducirse en los mercados latinos optaban por hacerlo de la mano de géneros como el merengue, la bachata, el mambo o especialmente el reggaeton, que tienen en común la importante presencia de la batería.
En el regional mexicano, salvo en la música norteña (que es la que, por otro lado, ha sido el subgénero menos explorado por quienes han querido subirse al sonido regional) o la cumbia mexicana, que también se ha colado en el amplio cajón de sastre del regional, la batería no tiene peso alguno en el cuadro musical. Es, por tanto, un terreno desconocido, con sus cadencias vocales y sus particularidades y, en muchos casos, requiere de paciencia para no caer en el desengaño.
Recuerdo a la poderosa Nicki Nicole reconocer haberse sentido frustrada y fuera de lugar en la primera sesión de estudio del remix de Por las noches junto a Peso Pluma. Solo cuando miró el tema con espacio y confianza, logró un desempeño notable, según dijo ella misma. Es, como decía, un desafío que muchos estandartes del pop internacional han querido afrontar con mejor o peor resultado. Veamos algunos ejemplos.
El caso paradigmático es el de Shakira, la viva imagen del concepto ‘pop en español’, que de un tiempo a esta parte se ha sumergido en los géneros que forman parte de las músicas urbanas, especialmente para su último disco, Las mujeres ya no lloran. Consciente del momento dulce del regional, llamó a Fuerza Regida para El jefe, que a la postre no fue un tema cualquiera, sino uno de los sencillos del álbum. Un tema preponderante en su disco que contó con vídeo y promoción de las gordas, y que habla bien del lugar que ocupa el género en el mainstream.
El último LP de Fuerza Regida (con treinta canciones, ni más ni menos), Pa las babys y Belikeada es en realidad un manifiesto de la influencia que hoy tienen los artistas del regional: por allí han pasado María Becerra, Manuel Turizo y hasta el ‘compa’ Marshmello, que junto a Steve Aoki también ha leído certeramente el momento del género desde otro fenómeno pop como el EDM. 
La mismísima Karol G, que lo hace todo bien, se atrevió a incluir Gucci los paños en Mañana será bonito. También subió a Xavi a cantar en una de sus fechas de México, el fenómeno más viral del género en 2024 por La víctima y La diabla, dos temas de los que la colombiana confesó estar enamorada.
Aquí, en España, también tenemos algunas muestras interesantes. Pienso, sobre todo, en el reciente Un desperdicio (Rels B y Junior H), un experimento fresco que fusiona el reggae y el corrido que ha funcionado tanto en México como en España, donde charteó en puestos altos.
También está Estopa, el fenómeno más transversal que tenemos, que ha posicionado La ranchera como el segundo tema más reproducido en Spotify de su nuevo disco. Estuve no hace mucho en su concierto en Valencia y doy fe de que la gente lo disfrutó mucho. 
Marc Seguí, un músico que encaja en la definición más musical del pop, le ha dado una vuelta interesante a los corridos con su nuevo sencillo No haberte conocido. Además de una estética que nos transporta a ese imaginario hispano con la predominancia del color rojo, la plaza de toros y el duelo en el videoclip, también incorpora unas baterías traviesas de reggaeton en el estribillo. Son los instrumentos de viento-metal y la cadencia lo que nos terminan de transportar a ese sabor mexicano.
Otro ejemplo reciente podría ser Comerse el mundo de Delgao, que también se acerca a la etiqueta del ‘neopop’ en su estricto significado musical. Sospecho que se inspiró en Cambia de C. Tangana, Carín León y Adriel Favela, porque la letra se aleja también de la virilidad propia de la lírica del género, el objetivo de Pucho en ese tema. Aprovechamos para darle el reconocimiento que merece al Crema, que volvió a ser el más pillo del recreo en 2021, mucho antes del momento internacional del género, por sacar el primer tema de regional que resonó en España.
A modo de anécdota, Diego 900, uno de los fenómenos musicales de 2024, se llevó de gira este año a Vatocholo para reinterpretar La navego al modo de Junior H, en el tour de La espalda del Sol
¿Hacen falta más ejemplos? Tengo más, como Drake entrando de invitado al Houston Rodeo con una canción inédita del Chino Pacas, pero igual no acabamos hoy. Lo que queda claro es que el regional mexicano ha atravesado el pop internacional y se reivindica, cada vez más, como un sonido propio de nuestro tiempo. Otro debate es el recorrido que tiene todo esto, si ha sido un espejismo o viene para quedarse. Pero ese es otro artículo.
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