Manuel Turizo es muchas cosas: el yerno perfecto, una voz excepcional, un romántico de los de antes, un niño prodigio de la industria y uno de los chulazos más cotizados de Colombia. Es también, en sí mismo, un reto para las reglas de la lógica. Porque Manuel grabó tres canciones en un estudio a los dieciséis y recibió una llamada del mismo Nicky Jam para que entrase en su sello. Resulta que una de esas tres canciones de estudio fue número uno en listas mundiales, compitiendo con el bíblico Despacito.
Entrevista extraída de ACERO vol. 6, publicada en noviembre de 2023. Hazte con tu copia aquí.
“Estoy buscando una lady, como tú la quiero así” fue el primer estribillo global de Turizo, pero no el último. Hoy en día La bachata cuenta con casi seiscientos millones de reproducciones desde que se publicó en mayo de 2022. El merengue, lanzado hace seis meses y parte también del último disco de Manuel, sobrepasa ya los cien millones. Ah, ¿y he mencionado que Déjala que vuelva va por los dos mil millones? Y nadie sabe qué cifras manejaremos cuando salga esta entrevista, por supuesto. Tampoco nadie sabe el truco, y ahí quería llegar yo.
El fenómeno de Manuel es complejo porque podría mostrarse a los ateos como prueba de Dios. Cuando uno se da cuenta de que su entrevistado está acostumbrado a que le escuchen magnitudes equivalentes al doble de la población de todo Estados Unidos, da vértigo. Pero en segunda instancia, lo que más provoca es curiosidad.
Porque la proyección de Manuel es muy humilde, tan correcta como el yerno que mencionaba, y sin duda eso tiene que ver con el marketing viral que le caracteriza. Aquí tenemos una perspectiva un poco más traviesa de Manuel, pero no me entretengo más, juzgad vosotros mismos.
Hola Manuel, ¿cómo estás? Es un placer poder hablar contigo hoy este ratito. Oye, ¿sabes que compartimos cumpleaños? (risas).
¿Cumples el 12 de abril?
El 12 de abril del 98, yo. Soy dos añitos más mayor.
Te adelantaste dos añitos (risas).
Pero fue un buen día. El 12 de abril de 1961 viajó por primera vez al espacio un ser humano, ever, en la historia.
Bueno, no sabía, no sabía, pero sí sé que los que somos de esa fecha somos puro fuego (risas).
No te falta razón. Quería empezar preguntándote por 2019. Sacas tu primer disco, ADN, logras tu primer #1 en el Billboard latino en Estados Unidos, tu primera gira por Europa… Un año lleno de primeras veces, ¿no?
Pues justo la primera vez que vine a España fue en 2018. Pero sí, 2019 fue un año de más crecimiento, pasaron muchas cosas: colaboraciones bien importantes, hice mi primer tour en Estados Unidos… y así.
Vi en una entrevista que le hiciste a tu mamá que para ella fue muy emocionante un concierto que diste en Palma de Mallorca. ¿Tú lo recuerdas?
Claro que sí, fue brutal. Creo que eso fue justamente para las fechas exactas de las que hablamos, 2018 o 2019. Fue muy, muy bonito. Era una gira que nos pedía estar un par de meses en Europa, así que la invitamos a que nos acompañase. Lo disfrutó muchísimo.
¿Y qué lo hizo tan especial?
Pues en verdad, tenerla aquí, porque el tiempo que compartimos juntos ya obviamente no es el mismo. Así que sencillamente tenerla cerca.
Hace poco sacaste tu tercer álbum, 2000, que buscaba homenajear los sonidos con los que creciste. Parte de la inspiración surge con Alejandro Sanz, ¿puede ser? También has hablado de Pablo Alborán y Álex Ubago.
Yo buscaba explicar el origen de la música que hago y enseñar sus muchas ramas diferentes. Obviamente está el reggaetón y el R&B, pero también la música latina como el vallenato, la salsa, el merengue, la bachata, todo eso… ¡Las baladas! La música de cuando era un niño, como Fonsi o Álex Ubago. Imagínate, cuando yo nací, Alejandro Sanz era el artista número uno en el mundo. Igualmente hoy en día es una eminencia, una superestrella. Alborán también. Cuando estaba empezando sonaba mucho la de (canta) “Tú, y tú, y tú, y solamente tú…”. Me gustaba demasiado. Muchas de ellas. Su álbum Prometo también lo disfruté muchísimo. Todo eso también es una gran parte de mi influencia. Le tengo mucho respeto y admiración a la gente que canta, que canta de verdad. Todo bien, ¿eh?, no se me malinterprete. Hoy en día hay gente que tiene otros talentos. Pero yo admiro a la gente que sabe cantar de verdad.
Bueno, es que escuchándote cantar como ahora, como para no admirarlo. Qué pena que la entrevista sea escrita, Manuel (risas). Me habría encantado que te escucharan. ¿Qué es lo que más te gusta de la música española? De ahora y de antes, digo.
Mira, yo siento que depende de qué generación me hables. Si hablamos de la generación de Pablo, de Sanz, como que la educación al cantar que tienen es muy diferente: los melismas, las figuras con la voz, son cosas que yo no sé hacer. Creo que tienes que ser español para cantarlas de esa manera, si no, no salen igual (risas). Es una identidad.
Nunca habría pensado que un melisma podía ser una identidad, me parece muy curioso lo que acabas de señalar.
¡Sí, son melismas como flamenqueados! ¿Me entiendes? Eso es muy, muy original de artistas españoles. Es raro que de pronto un artista americano ande haciendo figuras así con la voz, ¿no? Al menos yo no conozco. Siempre me ha llamado mucho la atención la manera de ellos de adornar, es brutal. Y de la nueva generación, desde que empezó C. Tangana, Rosalía, Saiko, Quevedo, todos tienen una identidad musical que abre un poquito más el mapa, bien diferente de pronto, a lo que está pasando en la música en español. Tienen un color en específico. Y aunque compartan influencias o tengan inspiraciones comunes, cada uno tiene su forma. C. Tangana no se puede comparar con nadie. Rosalía lo mismo. Quevedo con su reggaetón de ahora, que tiene su cosa medio techno, Saiko con el medio reggaetón ese acelerado también.
Sí, con drum & bass. Está ayudando a abrir un poquito cada vez más el abanico, ¿no? Aunque todos comparten influencias.
Ajá. Es una cuestión de cultura y de la tradición cultural de ustedes aquí, reinterpretada en la música urbana. Obviamente eso le da una identidad diferente.
“Con un corazón de oro y mucho talento”. Así te describió Alejandro Sanz antes de invitarte a cantar con él Corazón partío en un festival en Cádiz. Casi lloro, súper emotivo. ¿Cómo fue para ti ese momento? ¿Habéis pensado en grabar algo?
(Risas) Pues si tú casi lloras, yo imagínate. Tenía un nudo en la garganta, no me lo podía creer. Fue un día bien feliz para mí. Estaba soñando, cumpliendo un sueño. Y Alejandro fue increíble conmigo: fuimos a la prueba de sonido, después nos quedamos hablando toda la tarde, nos invitó a comer… La familia de él es de allá, de la zona de Cádiz, y nos hizo probar un montón de comida típica, fue muy atento con nosotros. Respecto a la canción, eso viene, o en algún momento vendrá. No te voy a decir que la tenemos ya lista, hecha, pero claro que sí, hay que hacerlo.
O igual no me lo quieres decir y está por ahí (risas).
Bueno (risas).
Tiene que ser una sensación hermosa cuando alguien que ha sido tu ídolo de repente siente pasión hacia tu música. ¡No es cualquier canción la que estás cantando con él!
Y que fue su equipo el que me invitó. Se enteraron de que estaba en la ciudad y nos comunicaron. Me dijeron, “¿vienes y cantas con él?”. Y yo como, ¡obvio! Dime dónde, color, hora, lo que haga falta (risas).
Te juro que me alegro mucho por ti. Se ve un momento precioso.
Muchas gracias. Muchísimas gracias.
Antes de la entrevista, reflexionaba sobre la industria colombiana musical y cómo se proyecta en España. Y el nombre de Shakira viene en el acto. Entonces, como reina de Colombia que es, ¿cómo es coger el teléfono y que ella te diga que quiere hacer Copa vacía contigo?
Pues, mira, es que también Shakira fue parte de mi inspiración. Ya no mía, sino para todos los que hemos venido a trabajar en la música, ella es un ejemplo de lo grande que se puede llegar a ser. De lo que se puede hacer. Como tú dices, Shakira es la reina de la música de nuestro país, pero también de toda la música hispana. No sé si hay alguien más grande que ella.
Toda la razón. Shakira reina del mundo.
Cuando recibes la propuesta de una canción con ella también es un poquito de reto. Es como, tengo que romperla, tengo que estar a la altura. No todos los días tienes una canción con Shakira. Entonces, claramente, sí sientes emoción y alegría, y agradecimiento de que cuente con uno, pero también es un desafío personal por cumplir.
Oye, ¿sabes que saliste en un periódico de aquí por cantar Copa vacía en la Kings League? En La Vanguardia. Cantaste una canción donde Shakira le tira pullitas a Piqué... en la liga de Piqué (risas). Vaya fiera.
(Risas). Mira que en realidad para mí fue algo muy normal, yo como que…
Ay, no te hagas el bueno, Manuel. ¡Qué mentiroso! (risas).
No, mira que, o sea… (risas). Cuando se anunció que yo cantaba en la Kings League, los fanáticos de Shakira cayeron enseguida encima mío, ¡acabándome! Tú sabes cómo se pone la situación. Pero, por otro lado, cuando yo voy y canto Copa vacía, la gente de allí tampoco estaba de acuerdo con que yo la cantara allá. Entonces, en realidad, solo fui a cantar mi música (risas). A cantar las canciones que estoy promocionando y, entre ellas, canciones nuevas. ¡Yo no tengo la culpa de lo que pasó con Shakira! Ni de tener una canción con Shakira, ¡o de que sea el evento de Piqué! Yo fui a hacer mi trabajo. Y mi trabajo es… cantarla (risas). No fue personal. Me mantengo muy imparcial ante el asunto. Lo que pasó entre ellos dos es lo que pasó entre ellos dos. Ellos lo arreglarán y ellos sabrán cómo es la situación. No me gusta meterme ni opinar mucho ante la vida de nadie, al fin y al cabo lo que sabemos en realidad puede ser menos de un 1% de lo que es, ¿sí me entiendes?
Totalmente.
Y al fin y al cabo, de Shakira no hay que decir nada. Todo el mundo sabe la gran artista que es, la grandísima mujer que es. ¡Y Piqué! ¡Él también por su lado tiene una historia increíble! Es un jugador que ganó un mundial y lo respeto muchísimo también. Y que puede ser que tenga un poquito de presión encima (risas). Él es un guerrero también.
Aunque no me lo vayas a decir, me encantaría saber qué te dijo Shakira por mensaje después de que actuaras (risas).
(Risas). Pues es que no fui yo directamente tampoco. Pero antes de ir al evento mi equipo sí la avisó, por si acaso, de que yo iba a cantar eso allá, para asegurarnos de que no había ningún problema. Tipo, están proponiendo a Manuel cantar en la Kings League, ¿todo bien? Por respeto, ¿me entiendes? Y dijeron que sí, hasta me animaron.
Me gustó mucho porque parte de tu branding, y es un branding que funciona, es ser el ‘nene bueno’. No cumples ese estereotipo urbano de maliante, es raro verte en algo mínimamente problemático. Y es como, ay, mira, Manuel portándose mal, qué mono (risas).
¡Sí, total! Y, bueno, sí, sabía que estaba haciendo algo que podía ser un poco controversial.
Pero fuiste muy listo porque te cubriste bien las espaldas, tenías la excusa. Va on-brand, justo.
Exacto (risas). Lo entendiste perfecto.
Volviendo un poco a Colombia, se siente un momento muy fuerte: Kali Uchis, Karol G, Piso 21, Maluma, tú. ¿Qué es lo que ha pasado para que haya una generación de artistas como esta?
Siento que no solamente en Colombia. En la música en español hay un momento brutal. Hemos evolucionado muchísimo en la industria de todos los países: Argentina está en un momento increíble, España o México. A pesar de que me he dado cuenta de que aquí quizá la música mexicana no suene tanto. También, las redes. Cuando yo entré era una novedad que alguien se hiciese viral. Y hoy por hoy así empieza la carrera de todos los artistas, así empieza a arraigarse la música. La información ya no se demora nada. No importa de dónde seas o qué nacionalidad tengas, tu canción puede llegar a cualquier lado en un segundo. ¡En el mismo día! Te dormiste, te levantaste al siguiente día y tienes un hit. Y pues de pronto en Colombia hay mucha cultura musical. Está el ejemplo de Carlos Vives, Juanes, Shakira… Y después, como decías, el de Karol, Balvin o Maluma. Mientras más personas lo van logrando, más jóvenes empezamos a querer escribir nuestra historia también y demostrar que sí se puede. También siento que los colombianos son muy trabajadores. Creo que está muy interiorizada la idea de que ser constante y disciplinado te lleva al éxito. Eso sí puede ser algo diferente del resto de países.
Hace unos años parecía un poco una dictadura musical puertorriqueña en la música latina: Daddy Yankee, Nicky Jam, Tego, Wisin y Yandel… Se lo comían todo. También Rauw o Bad Bunny. Pero aun así, de Colombia puedes contar varios nombres ahora. Eso no ocurre con Panamá más allá de Sech.
Justo por el ejemplo que das de Puerto Rico es que saco yo la conclusión de que lo que sucede en Colombia es un fenómeno sociológico. En Puerto Rico, ¿por qué hay tanto artista o tanto productor o tanto compositor? Porque desde hace mucho tiempo empezaron a salir figuras. Eso se vuelve una bola de nieve imparable. En este momento en Puerto Rico tú vas y en cualquier esquina hay un estudio. Y en Colombia también. Es un proceso.
Cuando pienso en los músicos colombianos actuales, de nuevo, veo un patrón que rehuye del malianteo. ¿Es una respuesta contra la historia de violencia que arrastra Colombia? ¿O qué crees? Porque en México no se ha dado así.
No sé. Para mí viene de la identidad de cada persona, de cada quién. Quizá sí que pueda tener algo que ver con la historia de Colombia, no lo había pensado. Pero más que eso creo que es algo individual y que responde a las circunstancias personales. Yo nunca he intentado ser maliante. Desde que empecé intenté ser yo. No creé un personaje. ¡Hasta mi nombre! Mi nombre es el mío original, ¿sabes? Me llamo Manuel Turizo de verdad (risas).
¿Te puedes creer que lo pensé al preparar la entrevista? ¡Es que eres de los pocos, pocos!
Es lo que tú me decías hace un ratito. El branding mío nació orgánico y real. Gracias a Dios que yo no vengo de la calle, y que nunca en mi vida estuve rodeado de violencia ni nada de eso. Gracias a Dios nunca tuve que estar rodeado de esas cosas. Entonces también es la realidad que yo reflejo. Pero, fíjate, yo creo que Karol tampoco estuvo rodeada de nada de ese mundo, entonces no es lo que narra. Obviamente hay personas que crean su personaje a pesar de no estar en ese mundo, y a veces también tienen éxito.
"Yo nunca he intentado ser maliante. Desde que empecé intenté ser yo. No creé un personaje".
Si, bueno, decisiones de marketing.
Y también te digo, es que la controversia nos encanta. A las personas nos fascina la controversia. Crear una figura controversial te va a dar toda la atención.
Pero el reto está en lograr la continuidad.
Exactamente. Lo acabas de decir, es justo un tema de marketing. Es como en las películas, que al villano quizá nadie lo quiere pero todo el mundo habla de él.
Fíjate por ejemplo en el caso reciente de Doja Cat, o de Aitana aquí. Parece que puedas mantener el perfil de niña buena un rato, pero luego es como, ay, tengo que seguir siendo relevante. O bueno, Bad Bunny, que pasó de ser mega maliante a más soft cada vez en su música.
Bueno, mira, ahora que mencionas a Bad Bunny, yo siento que él ha sido uno de los genios más grandes en el marketing de llamar la atención. No sé si sea literal, orgánico de él porque es así. Pero él es de las personas más controversiales que ha habido en nuestra generación en este momento.
Sigo contigo. A los dieciséis años grabas tus tres primeras canciones de estudio y una de ellas fue Una lady como tú, que hasta ganó como número uno en Colombia a Despacito. ¿Cómo es trabajar en un mundo tan adulto a esa edad? ¿Y qué consejo te darías ahora?
No sé, al principio no es solo que eres muy joven, también hay una parte muy desconocida de la industria cuando empiezas. Al menos para mí lo era, porque de donde yo vengo, no tenía ni idea de cómo era la industria musical. Ni siquiera conocía a nadie que hiciera música. Tuvo que salir todo de mí, tipo, ok, ¿en qué estudio puedo entrar? Pero yo no conocía a nadie, absolutamente a nadie de la industria de la música. No entendía el negocio. Me describiría totalmente como un pececito entre tiburones, intentando ser ese tiburón, pero sin tener ni idea de cómo.
Creo que es un relato con el que podemos identificarnos muchos, en realidad.
Claro, te causa un poquito de inseguridad al principio. Pero escucha, para mí fue una gran bendición. Yo he aprendido muchísimo, es más, demasiado. Si empecé a los dieciséis, pues imagínate. No llevo mucho, tengo veintiuno. Bueno, no, ya cumplí veintidós.
¿Veintidós? ¿Veintidós o veintitrés?
Bueno, espérate (risas). No, espera, estamos en 2023, es verdad. ¡Veintitrés, veintitrés!
(Más risas) Ya decía yo que te saco dos años, no tres.
Anyway, mi papá me decía, “hijo, estás viviendo de las mejores cosas que alguien puede vivir, porque eso no te lo enseñan en ninguna parte. Lo que estás aprendiendo a cuenta de éxito y error es la universidad de la calle”.
Nunca habría imaginado escucharle a Manuel Turizo la expresión “universidad de la calle”. Me acabas de dejar impactada.
(Se mata a reír) Sí, total, total.
Fuerte aun así que la respuesta sea, “igual no habría querido aprender tantas cosas en tan poco tiempo”. Pero es que, claro, hasta para tu familia debió ser un shock. Te fuiste a vivir a Medellín. Y yo, como europea que soy, busco la distancia desde tu ciudad, Montería, hasta la capital. Y, claro, son como ocho horas (risas).
Sí, es que Colombia es muy grande. Nosotros somos de la costa norte, Montería. Montería es lo más cerca que queda de Panamá. Así que sí, estamos bien lejos de Medellín o de Bogotá.
Cuando te mudaste a Medellín, ¿te fuiste con tu hermano, te fuiste con tu familia también, os fuisteis los dos solos…?
Julián es tres años mayor que yo. Él ya había terminado el colegio y se fue a estudiar a la universidad. Tanto la familia de mi mamá como de mi papá son de Medellín. En ese tiempo yo estaba en esa etapa del jovencito que está queriendo romper ese cascarón, conocer el mundo de la música, conocer el mundo en realidad. Y en Montería no había nadie que estuviera en mi sintonía, o al menos no en ese momento o en mi círculo. El único con quién conectaba, el que escribía conmigo desde que éramos niños, con quien compartía la música, era con Julián. Entonces si él se iba a Medellín, yo también quería. Mis papás me dijeron que sí una vez terminase el colegio.
Es que sois hermanos pero parecéis gemelos.
Sí (risas). No te imaginas cuántas veces nos confunden.
Recuerdo escuchar a Julián decir en una entrevista que “la gente me pide fotos y no sabe a veces si soy yo o Manuel, entonces les pregunto y si lo saben, me la hago” (risas). También ADN es un homenaje a vuestra fraternidad.
Total. El primer álbum lo dice todo, es muy muy real, y es un homenaje como tú dices al origen mío, nuestro. Julián, desde que empezamos hasta el sol de hoy, siempre ha sido la persona. El primero que creyó en mí, quién escribe conmigo, quien ha guerreado las bichas y las maduras conmigo es mi hermano. En este momento, yo siento que la mayoría de las personas que me conocen y me siguen saben cuál es ese background detrás de Manuel.
Debe ser hermoso tener esa paz en unas esferas tan contaminadas por el dinero.
Totalmente. Y no sé, la conexión que uno tiene con un hermano es algo que no hay cómo explicarlo. Pero poder compartir la misma pasión y conseguir el éxito juntos eso es... otra cosa.
Estamos llegando al final y, no sé si lo has notado, estoy intentando no mencionar la famosa bachata. Quería generar una conversación previa distinta, imagino que te pregunten por ella constantemente.
(Risas). ¡No mujer, pero tranquila! Si la tienes que mencionar, funciona así. Me preguntan muchísimo, sí, así que gracias.
Bueno, es que de hecho, no sé cuantas entrevistas has hecho estos días. ¿Estás en España porque tienes un concierto, o por qué?
No, es que mañana voy para Milán, a la Fashion Week. Así que nada, paré primero dos días aquí y dije, bueno, pues a trabajar.
Es superguay que concedas una entrevista a un medio independiente, la verdad.
Bueno, mil gracias de corazón, pero es que lo independiente conecta mucho conmigo. Es un lenguaje nuevo, joven. Y la conversación la estoy disfrutando un montón.
Yo también, me alegro de que estés cómodo. Como te decía, sigo intentando no mencionar La bachata (risas). En realidad, es de mis canciones más escuchadas de este año.
Muchas gracias, muchas, muchas gracias. Mira que es muy loco, porque obviamente tú sientes cosas con las canciones antes de sacarlas, cuando tú haces la canción y la estás grabando, todo. Tú sientes cosas, hay canciones que a ti te hacen sentir como que, espérate, aquí hay algo especial. Pero nunca sabes hasta qué punto es especial eso que estás sintiendo, o hasta qué punto la gente va a conectar con lo mismo que tú sentiste.
Intentaba empatizar contigo, porque me imaginaba esto que me ibas a contar. Y pensaba, ¿te ha podido ocurrir un déjà vu con lo que viviste a los dieciséis con Una lady como tú?
Mira, sí, pero con esa y también con muchas canciones. Cuando yo salí todo era Una lady como tú, claro, porque era como mi techo. Después vino, no sé, Culpables, y entonces todo era Culpables, Culpables, Culpables, después fue Déjala que vuelva con Piso 21. Esta última aún a día de hoy es de mis canciones más grandes, tiene casi dos mil millones de reproducciones.
Es que lo tuyo con las reproducciones es criminal. Yo flipo.
¡Total! (risas). Pero cada vez que vas rompiendo ese techo un poquito, llega otro. Y por un lado sientes como, ok, lo logré, pero al mismo tiempo… No sé, yo al menos, tengo una fuerte competición conmigo mismo. Un constante hasta dónde puedo llegar, cuánto puedo llegar a demostrarme a mí mismo. Y esa es la gasolina más potente para estar centrado en seguir trabajando. Aun así, yo no vivo pendiente de lo que ya hice, solo de los techos nuevos que quedan por romper.
Ok. Y ahora, ¿cuál es el plan?
(Risas) En realidad no hay, el único plan es trabajar todo el tiempo. Aunque obviamente, sí, el epicentro de todo es la música. Mira, para hacerte un ejemplo, ahora antes de contactarnos por llamada, yo me acababa de montar en el carro porque venía de camino aquí a hacer un shooting. Y antes de salir de la habitación del hotel, estaba en mi computadora terminando una canción. Todo el tiempo es así, pero porque no hay otra forma. No hay otra forma, sino la disciplina.
La puedes titular La española (risas).
¡La madrileña! (risas). De cualquier modo, siento que esa es la única opción que hay.
Y confiar, ¿no? O sea, yo siento que hay como un ejercicio de fe todo el rato.
Sí y confiar. Y confiar porque también el éxito puede ser tu peor enemigo a veces. Porque puede hacer que desconfíes de tu propia capacidad de hacer algo más grande después de eso. Y, por ejemplo, las canciones no las puedes comparar. Yo no comparé El merengue con La bachata en ningún momento, cada canción tiene su espíritu, su alma, su energía. Si tú encuentras una canción que te hace sentir algo especial, simplemente vas a sacarla y confiar, como dices tú también. Que pase lo que tenga que pasar. Si la canción se vuelve una cosa absurda, brutal, grandísima, voy a seguir trabajando. Y si no se vuelve, no pasa nada. Igual voy a seguir trabajando.
Mi primera pregunta: ¿por qué llamarla así? Lo mismo con El merengue. Me refiero a la fórmula de artículo más sustantivo.
Porque yo, antes de La bachata, tenía una bachata ya hecha. Y la llamábamos por un nombre.
¿Compuesta con Edgar Garrido también?
No, no fue con Edgar, era una que yo había hecho. Y lo dicho, la diferenciábamos con una palabra.
¿Qué palabra? Que ya me da curiosidad (risas).
Se llamaba… bueno, no se llamaba así, pero le decíamos Enséñame. Y cuando hicimos esta, le pusimos La bachata por no pensar más. Una vez lista, hacemos el video y yo aún no sabía cómo se iba a llamar, nada. Así que me escriben del equipo y me dicen que ya la iban a cargar en las plataformas y me preguntan, ¿cómo se va a llamar? Literal el mensaje fue: ¿cómo se va a llamar la bachata?
¡Qué fuerte!
Así que fue un pensamiento en el acto: se va a llamar así. ¿Para qué buscarle otro nombre como ‘Por las calles que me besaste’ o ‘Manejando’. Será La bachata. A veces no hay que inventar mucho.
Bueno, y que funciona, ¿no? Parte de la magia es también su nombre, es curioso. Porque tú no haces bachata.
Eso es, lo que yo decía: ¡si yo no soy bachatero! Así que sí, esta es mi bachata. Esa es la bachata de Manuel. Literal. Y obviamente después de eso, si a ti te dicen que una canción se llama El merengue, ¿en quién vas a pensar? ¿De quién es? Pues ya está (risas).
¡Yo quiero saber para cuándo El vallenato! Lo digo en serio. Porque es más esperable que hagas una salsa o una balada.
Créeme que tengo muchísimas ganas de hacerlo. He escrito y hay cosas. Aparte, ¡yo soy de Colombia! La influencia vallenata de la costa es absurda. Y la influencia que yo tengo del vallenato también es grandísima. Uno de los compositores que más me gusta, que más admiro y que ya no vive se llama Kaleth Morales. Tiene unas letras que, pucha, ese hombre tenía un don único.
¿Me recomiendas alguna canción en concreto? Me apetece escucharlo.
¡Hay muchas! Si escribes en Google, “canción que Kaleth Morales le dedica a la guitarra” vas a flipar, como dicen ustedes (risas). Porque cuando escuchas la canción, tú te imaginas que está hablando de una persona, de una mujer. Pero no, es a una guitarra. Y dice así:
Aquí Manuel Turizo procede a cantar treinta segundos increíbles, que no os puedo hacer llegar, pero no puedo evitar poner la letra. Andad a escucharla e imaginadla con su voz…
“La que tolera todos mis arranques / La que siempre se encuentra a mi lado / En los días que soy arrogante. / La que en silencio me dice, cantante, / ¿Por qué te encuentras tan preocupado? / Se me olvida lo triste de antes. / Y mis alegrías yo las vivo con ella, / y en la oscuridad ella siempre ha sido mi estrella, / aunque muchos no la consideran tan bella. / En mi corazón siempre será una doncella”.
¡MANUEL! Que me voy a morir aquí mismo, ¿qué haces? No me hagas esto (risas). Guau, ¡qué hermoso!
(Risas) Y busca otra que se llama 7 palabras. Pero, sí, mira que algún día lo voy a sacar.
Además que en España quizá no se conozcan tanto los ritmos latinos. Pienso por ejemplo en cuando le enseñaste lo que era un merengue a Broncano (risas). Y podrías hacer La salsa, pero sería más predecible. Aquí, como en todo el mundo, Marc Anthony es muy conocido, por ejemplo. Pero ojalá alguien trajera esa parte de la cultura colombiana al foco de atención global, ¿no?
Totalmente. Y créeme que lo he pensado muchísimo. Pienso por ejemplo en los mismos mexicanos. ¡Mira como ellos han sabido evolucionar! Y su tradición musical es brutal, vaya: los corridos, la cumbia norteña, el mariachi, la ranchera...
De hecho, hasta tú te has montado ahora en un corrido junto a Grupo Frontera en De lunes a lunes, tu último tema.
Exacto. Es que pasó de ser una música cultural y autóctona a ser una música que sonaba en todas las emisoras. Y yo me preguntaba, ¿por qué con el vallenato no ha pasado lo mismo? ¿O por qué no ha pasado a esa escala? Y hay que hacerlo. Y si no somos los colombianos nadie lo hará.
La pelota está en tu tejado, que diríamos aquí. Me he fijado también que eres muy dado a versionar La bachata cuando actúas. Me remito a la actuación del Gallery Session o la del show de Jimmy Fallon, donde introdujiste coristas. ¿Lo haces por ti, por no aburrirte? (risas). ¿O por la audiencia? ¿ O porque te nace?
(Risas). Pues mira, a veces lo planeas, pero a veces sale orgánico. No sé, no solo en el Gallery, siento que con todas las canciones yo lo hago sin pensarlo ni nada, simplemente disfrutando de la música. Y, sí, claro que cambio las melodías. Cuando baja la melodía, por ejemplo, a veces la subo a la octava de arriba… Simplemente fluyo. Y para Jimmy Fallon, fue como, ok, hagamos un arreglo para la gente que le gusta la música. Y créeme que no todo el mundo se fija en los detalles que me acabas de mencionar.
Es mi profesión, vaya (risas).
Entonces me parece chévere. Hay que darle como esos dulcecitos a la gente que le gusta mirar los detalles, para que disfrute.
Además, siento como que es una melodía que es fácil jugar con ella, ¿no?
No creas, qué va, es con cualquier canción. Con cualquier canción tú puedes jugar así. No sé si habrás ido a algún concierto mío alguna vez.
Ojalá. Cuando me invites voy (risas).
(Risas) Pues la próxima vez que vengamos, te invito para que vayas. Claro que sí, compromiso. Hay veces que incluso en los conciertos, como te digo, no lo planeo. ¡Y cambio la melodía! Y luego vienen y me preguntan, “oye, ¿cómo hiciste esto?”. Y sin más, vibrando con la música.
Dos últimas preguntas. El merengue del que venimos hablando está producido por Marshmello, un productor de Pensilvania. ¿Cómo lograste conectar a alguien tan ajeno al género con el proyecto?
Mira, en realidad eso fue algo que se dio cuando nos sentamos a trabajar. Él quería salir de su zona de confort y absorber un poco la música latina. Entonces, ok, entendimos eso, y dijimos, “espérate, no vayamos a hacer un pop como los que él hace en inglés. Vamos a traerlo de verdad y que entienda algo bien cultural de la música en español”. Primero, la canción la escribimos literalmente en guitarra. Cuando empezamos a buscar la producción, alguien en el estudio dijo, “ponle a eso una percusión de merengue”. Y cuando ya la pusieron todos nos miramos en plan, “¡durísimo!”. Hasta él (risas). Y es como, ya. Ahí es. Ahí hay una identidad. Ese día no estaba solamente Marshmello, estábamos varios. Estaba también mi hermano Julián, estaba Edgar, estaba Slow Mike, que es otro productor. Y como éramos todos latinos, él estuvo absorbiendo mucho la cultura.
¿Qué es lo próximo que vamos a saber de ti?
Lo próximo, lo próximo… Bueno, en realidad creo que aquí, a España, hasta el próximo año no vuelvo.
¡Vaya!
Sí, por ahí, ¿qué es lo próximo que viene? De lunes a lunes con Grupo Frontera es la primera canción de mi cuarto álbum. Voy a seguir sacando un par de cositas, un par de colaboraciones, y si Dios quiere, hasta tengo un par de colaboraciones en el álbum con artistas de aquí de España. Pero todavía no te quiero decir con quién (risas). No es un hecho al 100% aunque sí las estamos preparando y montando. Y estaremos por aquí en los Premios de Los 40 y en la gala de los Latin Grammys.
Ahí nos vemos entonces.