“Después de casi diez años haciendo música, ¿ya tocaba un disco no?”, decía Kinder Malo en una de sus últimas publicaciones de Instagram, y después de todo este tiempo, quién nos iba a decir que su primera entrega en solitario estaría enmarcada en el indie rock en vez de en su hardcore trap. Muy atrás queda ese Terremoto Turquesa (2017) que coprotagonizaba con su hermano y que tantas alegrías le dio, además del reconocimiento de toda la generación de Soundcloud/YouTube. La nube es el título de la nueva referencia y el inicio de este viaje que inaugura, quién sabe, un nuevo horizonte para quien fuera uno de los precursores del género atlanteño en España.
El disco supone sin duda un viraje en su carrera, aunque no uno inesperado. No es el primer lanzamiento de Kinder Malo en el que tontea con las alternativas rockeras, y teniendo a Pimp Flaco en un proyecto como Cupido, se puede sobreentender la música que se escuchaba en casa. En La nube, sobre todo aparece un ambiente de garage y punk, aunque no tanto en lo musical (que también) sino en la forma. La rebeldía, la suciedad del sonido o lo DIY son los elementos tan característicos de lo punkie que aparecen en un trabajo que ha sido prácticamente autoproducido y que buscan en la poca fidelidad un valor diferenciador y personal, con toda la intención del mundo.
Hablábamos antes de lo sorprendente de este sonido, pero a nivel emocional también hay tela que cortar. En Dora Black ya trabajaba mucho con su oscuridad, y esta ocasión ha vuelto a abrir una ventana hacia su interior. Un disco de altibajos en el que parece que se coloca en un eje cartesiano donde la X es la idea ser un pionero de la música urbana actual y la Y, la soledad de sentirse olvidado por la industria y de un amor ausente. Una montaña rusa que también se puede ver en las atmósferas sonoras de los diez cortes que supone la obra, donde casi intercaladamente mezcla ritmos altos y bajos en bmps que te hacen sentir el vértigo. Para el caso, la travesía por los cinco primeros temas del repertorio, empezando por Chico triste y acabando por La nube, un recorrido de loopings en los que mezcla pop, punk, indie rock, garage e incluso salsa.
El ejemplo perfecto de todo lo dicho es Notemates. En el sexto tema de la lista se puede ver cada una de las cosas mencionadas. Empezando con “Me critican, pero no lo haré tan mal, escribo música medicinal”, se entiende ese autoreconocimiento que merecidamente se otorga, para luego confesar que se ha sentido hundido: “Es como bucear en petróleo, ya nada tiene sentido”. Una canción en la que pretende ayudar a los que han estado en su situación con un mensaje positivo pero mostrando la oscuridad que tiene dentro con lo explícito de la letra. Sonido íntimo, handmade y con inspiración del rock alternativo que decimos que tiene todo el disco. Además, con un easter egg de su clásico A veces, que más quieres. 4:04 minutos para probar un poquito de la nueva aventura de Kinder Malo –o de Teodoro Pedraja, como quieras llamarle–. Después de escuchar La nube, hay confianza.
Track Favorito: Notemates.