Es costumbre que los miércoles en La (2) de Apolo con Caníbal se monten fiestas a ritmo de aquello que no suena tanto en las grandes discotecas. Pero antes vienen los conciertos de Culto Caníbal, donde cada vez se apuesta más por el urban. Este último miércoles de marzo tuvimos a Cloe, Neisha  y Lluc, tres caras de la escena catalana que deseamos que lo peten. Son tres estilos distintos a la vez que compatibles y todos ellos muy bailables en su onda, así que nos regalaron una oportunidad para conocerlos más a la vez que una fiesta de esas que nos gustan, con dancehall, trap y funk brasileño.
Delirics estuvo de celebración con tres de sus chicos tocando en el mismo escenario tras poner sus caras en el mismo cartel. Fue una forma muy acertada de presentarnos a dos de sus promesas, Lluc y Cloe (que, por cierto, vimos colaborar recientemente en Locos), porque pudimos ver cómo son en directo y los conocimos un poco más. O como mínimo vimos qué actitud tienen. A Neisha no le vamos a llamar promesa. Lleva tiempo pisando fuerte y en esta ocasión salió a hacer el show de Anime en catalá, su último disco con una estética y performance muy trabajadas y definidas.
La noche arrancó con Cloe. Sabemos que a medida que vaya creciendo iremos escuchando su música en fiestas y discotecas, porque temas como En el club están hechos para bailar duro. Pero como fue la encargada de abrir, el público aún estaba tímido, así que tuvo que demostrar que es capaz de ser el centro de atención. No le pesó, cantó paseándose y moviéndose a su ritmo con una sonrisa en la cara y mostrando una seguridad de la que ya nos avisa en P*ta sexy cuando dice “a ella li sobra el flow / es roba el show / va tranquila, sap que no té comparació”. Nos sedujo desde la primera mirada y, como nos encanta, le seguiremos la pista, por supuesto. Escuchad Més dur, esta chica lleva haciendo funk brasileño desde 2021.
El momento, Neisha empezó antes de que subiera al escenario, cuando de repente la mitad de los presentes se adelantaron a la primera fila para verla de cerca. Entonces entró demoledora, cómo no. Su puesta en escena es única, pues mezcla la actitud que siempre ha tenido de ‘barriobajera’ con su nuevo show, que trae dancehall bajo el paraguas conceptual del anime en catalán que a tantos nos ha marcado. Tuvo a su gente vibing de principio a fin y volviéndose loca cuando movía el culo. Tablas, show y algo que quizás no habrás oído destacar de ella pero que está allí, un “cor massa gran”. También nos gusta como se define ella, “friki, chingona, sexy, mandona”.
Lluc salió con Poggioli, que le acompañó durante todo el show haciendo los coros y que aprovechó para cantar su parte de Mama vull un tattoo al coll. Este es el primer track de su último EP, Totes les veus ara són ecos, sobre el que se centró su actuación, de ahí que viéramos su versión más urban, alejada del indie con el que empezó. De hecho, el concierto fue muy rollo trap, teniendo dos protagonistas sobre el escenario pegando mini saltos y contagiando la energía al público. Aparte, tiene el añadido de que la actitud de Lluc es un poco chulesca, quizás no es ni intencionadamente, pero la calma que tiene para hacer lo que le toca le da ese aire. Eso, y las gafas que llevaba (que le quedan de diez, por cierto).
Se están haciendo las cosas bien en el urban catalán, tanto que parece que es cuestión de tiempo que se dé el relevo generacional y en las fiestas populares empiece a sonar dancehall, trap y funk carioca. Sinceramente, estamos deseando que así sea. Supongo que sabéis que Lluc no cerró la noche, ¿no? Después de los conciertos, en la misma sala, arrancó la fiesta de Caníbal y se nos alargó la noche hasta las cinco a golpe de techno, afrobeats, hip-hop y más estilos que dejaremos que descubras por ti mismo. Así son los miércoles en La (2) de Apolo.
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