Se podría decir que cuando Barry B lanzó Chato a finales del año pasado encontró su camino. Es un artista que lleva en esta industria muchos más años que los que suele admitir, probando entre bandas o su carrera en solitario. Pero no fue hasta que sonó la campanita con adelantos como Joga bonito o Yo pensaba que me había tocado Dios que llegó su momento. Este disco recibía el nombre del apodo que le puso su padre de pequeño, así que Barry ya estaba rascando en su pasado de forma superficial. Ahora, con Infancia mal calibrada ha decidido zambullirse en esos recuerdos y arrastrarnos con él a lo más profundo de su psique.
No comentábamos el tema de la edad como un detalle más. Los años no pasan en balde y Barry B tiene ya una treintena a las espaldas, y esto es clave para entender su posición actual. La suya es una condición más marcada por la sabiduría que por la inteligencia per se. Barry ha aprendido a hostias, y eso solo te lo da el tiempo. Ese es el primer factor que hace a Barry único en esta jungla superpoblada que es la música en España: la madurez. En este nuevo EP, Barry se enfrenta a esos sentimientos que llevan enquistados desde que es un niño, y a veces hace falta tiempo para dar ese paso. El primer adelanto para este proyecto fue el single homónimo y ahí ya dejaba clara la temática. Atreverse a saltar es el primer paso, luego todo cae por su propio peso.
Estamos cansados de escuchar a artistas que dicen que la música es su forma de hacer terapia y rebuscar en sus recuerdos (buscad un psicólogo, please), pero en el caso de Barry no hay pretensión ninguna, esta exploración de su psique pasa porque tiene que pasar. Son siete temas los que conforman este proyecto de los cuales ya habíamos escuchado tres. Infancia mal calibrada es el buque insignia del proyecto, un tema que suena a nostalgia y a coger las riendas de tus recuerdos, a poner orden y a ver el camino claro tras años de andar a oscuras, y Barry tiene clarísimo el poder de este tema, tan solo hay que ver sus directos.
Cuando incluimos Chato en nuestra selección de los mejores discos del año pasado, hablábamos de una búsqueda de nuevos horizontes para referirnos a la transición del urbano al indie-pop. En una conversación privada con él nos dijo que realmente sentía este paso en su carrera como una transición, que “literalmente quiere ser Bruce Springsteen”, y lo que nos acojona es que lo está consiguiendo. Otro aspecto a comentar es el peso que le ha dado a este proyecto dentro de su discografía. Como oyentes externos nos da la sensación de que a este EP se le ha dado menos bombo que el que se le dio a Chato. Okay, ahora hay marquesinas por Madrid con Barry dándose cabezazos contra el cristal, pero al perderse el factor sorpresa y dada su condición natural de ‘proyecto menor’ se nota que no se le ha dado la misma atención, porque seamos honestos, este es un EP conservador.
Podríamos intercambiar cualquier tema entre ambos proyectos y no desentonarían en absoluto, es una especie de DLC, un pack de expansión de la experiencia Chato en el que la diferencia principal es que Barry ahonda más en ciertos temas. Esa es la novedad y el aliciente principal para volver a escuchar a Barry, y por esa parte cumple con creces.
El primer tema nuevo que nos encontramos es Gigante de cristal, un relato desgarrador de lo que es perder una amistad de toda la vida que nos sigue poniendo los pelos de punta sin importar cuantas escuchas llevemos ya. Después le sigue Monster Truck, el tema que más chirría. Según Barry viene de que descubrió brat de Charli xcx tarde y quería hacer algo de ese rollo, pero a la hora de la verdad se siente como un relleno que, si bien ha funcionado como single, no nos queda claro su función dentro del conjunto de temas.
Los últimos temas nuevos son Quieres autodestruirte conmigo y Victoria. Cada uno hijo de su padre y de su madre. El primero es uno de esos himnos potentes que Barry ha demostrado que sabe manejar a la perfección. Un tema optimista que invita a levantar la mirada y que cuenta con un estribillo melódico que parece construido pensando en los coros del público durante los conciertos en estadios. Barry piensa mucho en los shows porque gana mucho en el directo. Salir con banda ya es un puntazo, pero ponerle la energía y el carisma que le pone él al micro está al alcance de poca gente. Se nota que disfruta de sus creaciones, que se emociona con su público sin importar las veces que haya cantado la misma canción y que agradece cada momento que tiene el placer de disfrutar. Barry es de los mejores showmans de esta escena actual e Infancia mal calibrada suena a reventar escenarios, especialmente este Quieres autodestruirte conmigo.
El final del EP es todo lo contrario. Barry se convierte en un terrorista emocional y comparte con nosotros esta letra dedicada a su hermana que actualmente está viviendo en Australia: “Es normal que se me revuelva el estómago pensando en que podría morir mañana sin ti a mi lado”. Este tío no tiene piedad, ni consigo mismo ni con nosotros. El colofón de este viaje es una apertura total, un acercamiento a esos recuerdos de la infancia sin ninguna barrera de por medio, a pecho descubierto y dispuesto a aprender y tomar nota de todo lo que se cruce por delante.
Decía Enrique Vila-Matas que para contar una buena historia tienes que empezar por una verdad absoluta, y Barry ha pillado el encargo a la perfección. Infancia mal calibrada es un proyecto que nos recuerda que nuestros errores son lo que nos hace humanos, y Barry nos sigue hablando desde su posición de niño encerrado en el cuerpo de un adulto, aunque ahora con algo más de conciencia y empatía tras haberse enfrentado a los demonios de sus demonios. Quién iba a pensar que al final la solución era ser sincero desde el principio.
Track favorito: Gigante de cristal.