Ana Serra o Ara Nea. Da igual como la llames. Esta mallorquina es la responsable de haber creado una colección inspirada en la Madre Tierra que incluso ha llegado a las manos de la misma Judeline. ¿Qué más es necesario para entender sus creaciones? Su pasión por la tradición y por la innovación (se está replanteando mudarse a Carolina del Norte para asistir a los cursos de una artesana que la tiene totalmente obsesionada), también su amor por el campo y la ciudad. En resumen, por cualquier choque drástico entre realidades.
Ella ya nos avisa que se siente un poco Hannah Montana, y como buen referente, Ana vive lo mejor de los dos mundos. También nos cuenta que su primer diseño tiene que ver con una experiencia traumática en Australia (casi se ahoga surfeando). Y en vez de dramatizar como habría hecho cualquiera, hizo un boceto inspirado en los rayos de sol que se reflejaban en las olas. Desliza y descubre toda la historia.
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Hola, Ana, para empezar la entrevista me gustaría que presentaras un poco Ara Nea, tu firma. ¿Cómo fue el origen de todo y qué significa el nombre?
¡Hola! Bueno, pues Ara Nea es el nombre bajo el que estoy sacando mis primeras colecciones. Es un proyecto con el que pretendo dar la misma importancia tanto a la experimentación textil y a la artesanía como al diseño propiamente dicho. El nombre de Ara Nea se remonta a una cuenta de Instagram que hice hace unos años con el nombre Aranea Aliena, que significa araña extranjera en latín.
Acababa de hacer un trabajo en la universidad sobre el mito del conflicto entre Aracne, una talentosa tejedora que acaba siendo convertida en araña, y Atenea, diosa de la artesanía. Fue un poco desastroso pero sirvió para que me interesase en toda esa mitología, y un día durante la pandemia, después de estar mirando una araña tejer su red durante dos horas, acabé por decidirme con el nombre de Aranea.
En esta cuenta compartía mis primeros acercamientos al diseño pero sobre todo subía pruebas y experimentos con materiales varios. Con el tiempo, aquello fue evolucionando a algo más sólido, y después de hacer varias piezas ya me atreví a decir que tenía una firma de moda entre manos. El nombre que utilizaba también fue cambiando, primero a Aranea a secas y luego a Ara Nea, con un espacio en medio, para hacer un guiño a ese desafío que hubo entre Aracne y Atenea, y porque me gustó la idea de hacerlo sonar como nombre y apellido.
Antes de hablar de tu colección Ella tiene espinas y vosotros vivís en pompas (con la que te has estrenado en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid), me gustaría que, siguiendo con la presentación, definieras el ADN de tu marca. ¿Qué códigos o elementos son propios de tus creaciones?
El corazón de esta marca está sin duda en la experimentación textil, la investigación de técnicas artesanales nuevas y tradicionales y cualquier forma de darle una vuelta al uso de las materias primas con tal de llevarlas al diseño de moda. En cuanto a los elementos que creo que hacen reconocibles a mis prendas, podría decir que la explosión de colores, el esfuerzo por los detalles y la presencia de alguna manipulación textil compleja o llamativa son emblemas de todo lo que hago.
Es también muy importante para mí la fotografía que utilizo para mis prendas, le dedico casi el mismo esmero a las fotos que a los diseños, con tal de dar la sensación de un universo contenido y distintivo. Las fotos de Ella tiene espinas y vosotros vivís en pompas, por ejemplo, han costado unos cuantos meses de trabajo hasta que he estado del todo contenta, pero no querría haber hecho una editorial menos trabajada. Lo último que quiero es compartir mis prendas con unas fotos que no digan nada y solo muestren los diseños de manera expositiva.
¿Qué referentes en la moda han conformado el estilo que usas hoy en día? O si se te viene a la cabeza algún estilismo que haya sido clave y significativo para el desarrollo de tu línea.
A la hora de diseñar, realmente no parto nunca de las piezas de otros diseñadores. O bien me pongo a dibujar bocetos o bien me pongo a trastear con algún material o textil hasta que se me ocurre alguna manera interesante de utilizarlo. Parto de un dibujo o de un material y desde ahí voy construyendo.
Si saco algo de inspiración de manera consciente, suele ser siempre del uso que dan distintos artistas o artesanos a los materiales que yo uso. Mis verdaderos referentes son todos los pequeños artesanos o artistas textiles de todas partes. Por ejemplo, ahora estoy obsesionada con una artesana de Carolina del Norte, y estoy planteándome seriamente irme hasta allí para atender a un curso suyo para aprender más. Siempre me parece que da mejor resultado seguir la intuición de una misma y ver poco a poco dónde lleva eso, antes que hacer lo típico de ir a inspirarse de fotos de diseños en Pinterest o tratar de rascar de la estética de otro diseñador.
Todo eso no quiere decir que no idolatre a muchísimos diseñadores, actuales o no, y que sean inspiradores para mí, aunque sea inconscientemente, tanto en su trabajo como en sus maneras de pensar. Clásicos como Alexander McQueen, Yohji Yamamoto, Jean Paul Gaultier, Issey Miyake u otras más recientes y encima españolas como Paula Cánovas del Vas o Ernesto Naranjo son algunos de mis favoritos.También admiro mucho a todos los diseñadores emergentes que tienen, como yo, en primer plano el uso de textiles de manera innovadora.
¿Recuerdas la primera vez que hiciste un boceto? ¿Cómo fue ese primer contacto con el mundo de la moda?
Pues mira, de pequeña me gustaba mucho dibujar a mis amigos con looks que me inventaba y también usé mucho esos cuadernos que traían impresos figurines para que les dibujaras la ropa encima, pero lo hacía como cualquier otro pasatiempo y nunca pensaba en la idea de ser diseñadora algún día.
La primera vez que hice un boceto ‘en serio’ quise hacer un look inspirado en la vez que casi me ahogo haciendo surf en Australia. Es un poco truculento pero así fue (risas). Me quedé bajo las olas sin poder salir un buen tiempo, pensando que iba a morir, y entonces al ver bajo el agua como las olas se formaban y los rayos de sol iluminaban a través de ellas, pensé que al menos era una imagen preciosa.
Al final conseguí salir y me quedé dos horas tumbada sobre mi tabla esperando que mis amigos salieran, y después nunca llegué a contarles nada del susto que me llevé. Más tarde, se me ocurrió utilizar los colores y texturas que recordaba de cuando estaba mirando las olas bajo el agua para dibujar un conjunto, y ese fue el primer diseño que recuerdo haber hecho un poco en serio.
Tu última colección, Ella tiene espinas y vosotros vivís en pompas, es toda una oda a la Madre Tierra, a la no industrialización y a la belleza más pura de la vegetación. ¿Cómo has conseguido simbolizar todo esto en las prendas?
Antes de hacer la colección, llevaba ya bastante tiempo con esta idea de naturaleza mutante vengativa en la cabeza y buscaba la forma y el material adecuados para llevarla a cabo. Al final encontré el material que ha terminado por convertirse en mi piedra angular y utilizo como materia principal en todas las piezas de la colección. Se trata básicamente de lana procesada de una forma especial que permite hacer formas muy locas sin perder el aspecto cálido y familiar de la lana. Creo que esta textura deshilachada y animal que tiene la lana es lo que le da el aspecto salvaje y terrenal a las prendas y hace que parezcan flores mutantes. Las espinas y los colores terrosos y vegetales también ayudan a dar la sensación de primavera apocalíptica.
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La campaña editorial que has creado se ambienta en una especie de universo mitológico, con unos cielos apocalípticos y anaranjados que hacen brillar, aún más, los vestidos y bolsos de la colección. ¿Qué más quiere representar esa atmósfera?
El mundo que hemos intentado crear con las fotos es en el que yo imaginaba que las piezas de la colección serían una indumentaria normal. La editorial complementa la estética de las prendas y encuentro que les da un apoyo de realismo y contexto. Hemos intentado hacer fondos apocalípticos en los que la naturaleza ha cogido las riendas y se ha cargado cualquier rastro de civilización. Cielos que parecen de otro mundo y flores gigantes mutantes.
Como curiosidad, esta flor gigante que aparece de fondo en muchas de las fotos es una escultura de poliespán de dos metros que mandé a hacer por encargo a unos escultores muy majos. La idea detrás de todo es hacer una terapia de choque, el título de la colección, las fotos, las prendas, etc. Con todo ello se pretende poner de manifiesto, de manera impactante y visual, la furia de la naturaleza por el daño causado por el hombre.
En tu presentación nos has contado que “solo quienes han renunciado a los excesos y aprendieron de sus errores sobreviven, viviendo en simbiosis con la madre tierra”. ¿Qué son los excesos para ti?
Me refiero a los excesos para el planeta, de cualquier tipo. Todos los realizamos, pequeños o grandes. Gastar demasiada agua, usar demasiado plástico, comprar demasiada ropa, etc. Ese tipo de cosas obvias. El exceso es aplicable tanto a las personas como a las industrias. La industria de la moda es, de hecho, una de las más contaminantes del mundo. La producción en masa de ropa o fast fashion sería un buen ejemplo de esos excesos a los que me refiero.
Además de una alegoría a la Madre Tierra, has confeccionado todos los accesorios y vestidos con materiales desde cero, mediante lanas mohair y seda natural. ¿Esta técnica ha sido parte del concepto, ya que emula a las materias prima, o era algo que querías probar? Independientemente del trasfondo.
El uso de estas técnicas y materiales no ha sido casualidad. Los he escogido porque, aparte de ser perfectos para darme el aspecto y textura que buscaba, era imprescindible para mí utilizar materias y procesos naturales en esta colección y concepto en concreto. La lana y la seda son las grandes protagonistas de estas piezas de manera intencionada. Hubiera quedado muy feo hablar tanto de naturaleza y luego hacer piezas de rayón o poliéster. Pero aun así, siempre me tira más probar materias primas naturales o recicladas, y la lana probablemente sea mi material favorito.
Sobre el proceso creativo, me gustaría que nos contaras cómo has conseguido tanta precisión en los resultados. Los materiales realmente están texturizados como si fueran tallos, tierra y pétalos.
Costó mucho tiempo y muchas pruebas previas a pequeña escala hasta que di con las texturas y los tonos que imaginaba para las telas. Hubo que probar distintas combinaciones de colores, distintos métodos para hacer los detalles como las espinas y las pompas, distintos acabados… Mucho hacer y rehacer y un poco de frustración y lloros, pero realmente son estas pruebas en lo que más me gusta invertir el tiempo y dediqué meses solo a eso. De hecho, terminé por dejarme todas las asignaturas del curso para julio con tal de que quedase todo tal y como yo quería.
Con esta colección has desarrollado todo un clima y has metaforizado en él un concepto tan amplio y ambiguo como es la primavera. ¿Qué conexión tienes con la flora que te ha hecho crear un universo a su alrededor?
Yo siempre digo que soy un poco como Hannah Montana (risas): en Madrid o en Palma soy más  chica de ciudad y aquí en el pueblo como Miley, con mi granja y todo. Esta dualidad de campo y ciudad siempre ha afectado en gran medida a mis diseños. Por ejemplo, la constante búsqueda de tradición e innovación unidas.
Hasta los tres años viví en Llubí, un pueblo en el centro de Mallorca. Más tarde nos mudamos a la ciudad pero nunca dejé de ir al pueblo todos los veranos y fines de semana, y el verano anterior volví a instalarme. Llevo ahora unos nueve meses viviendo aquí en Llubí. Me siento más en casa en el campo. Animales, flores, árboles y cielos espectaculares para aburrir. Es lo que conozco desde siempre y ha forjado en gran medida mis gustos e intereses.
No dejo de encontrarme con cosas que me dan ideas que llevar a prendas. El pelo de los animales, los caparazones de los bichos, los líquenes en las ramas, los diferentes pistilos en flores, la corteza de los árboles… es todo un input de inspiración constante.
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El vestido Dulce Perséfone parece, a simple vista, un guiño a la diosa de la primavera (que casualmente también es la Diosa de la muerte). ¿Cómo concibes esta dicotomía, y de qué manera se puede apreciar en tu creación?
El vestido es la pieza más especial para mí. Es quizás la que más se sale del marco de la colección a primera vista, ya que los otros looks tienen un aspecto más mutante mientras que el vestido tiene una feminidad y un estilizado que no se ve en el resto. Sin embargo, creo que es la que mejor traduce el concepto de la colección. Muerte y primavera, un mundo de fantasía primaveral con un mensaje catastrofista detrás. Estas son dos cosas que suenan muy distantes a priori pero que se entrelazan en este proyecto.
Todo el imaginario y la estética que he tratado de crear con esta colección gira en torno a una naturaleza desatada que busca venganza. Una explosión de primavera letal. Dulce Perséfone es el enfoque sensual y femenino de esa idea.
Quise ponerles a los looks de la colección nombres relacionados con la mitología clásica, y para esta pieza el mito de Perséfone era simplemente perfecto por la dualidad que presenta esta diosa, como bien dices, la de la primavera y de la muerte.
Y de una diosa a otra, ¿cómo fue eso de que una de las artistas con más proyección como es Judeline se pusiera uno de tus vestidos para una foto promocional de su single 2+1?
Pues estaba esperando en la cola del baño en el aeropuerto de Madrid, hecha polvo después de un vuelo de nueve horas, cuando de repente me llegó un DM de otra diosa para mí, Carla Paucar, una de las estilistas que más me gustan. ¡Quería algunas piezas mías para un shooting con Judeline! Me quedé flipando. Ni fui al baño al final, volví corriendo a contárselo a mi familia, que también estaba ahí. Salió todo genial y las fotos quedaron increíbles. A Judeline le sentó de muerte el vestido. Estoy muy, muy contenta y agradecida de que contaran conmigo, aún no me lo creo.
Acabando con el tema de la colección (y dejando atrás todo el paradigma de la vegetación). ¿Qué otros referentes no tan evidentes te han inspirado para el desarrollo del concepto?
La razón de que me haya dado por este concepto probablemente venga de la obsesión que he tenido siempre con las distopías y las utopías. Habré visto todas las pelis que hay sobre el fin del mundo. Tengo un poco de alma de preparacionista, intento convencer a mi padre de que construyamos un búnker en nuestra casa del pueblo. Aparte de este lado apocalíptico, también me encanta los mundos más fantasiosos y su estética de cuento de hadas: criaturas, ninfas, elfos, duendes… donde además suele predominar una gran naturaleza. Puede que me haya visto todas las películas de ese género también. Una película en concreto que recuerdo ver cuando empezaba con la colección y que me pegó fuerte fue El cristal oscuro.
Para ir finalizando, me gustaría saber si tienes más proyectos en mente, como algún diseño que veremos puesto en alguna artista o alguna idea que ronde tu cabeza. ¿En qué otras temáticas se podrían basar tus futuras colecciones?
Pues ahora estoy trabajando en la colección que presentaré como mi trabajo de fin de grado y que debería ver la luz en junio. Está siendo lo más grande que he hecho hasta ahora, y si sale como quiero, será un salto grande en cuanto a calidad y cantidad. Seguirá una estética algo familiar si has visto la primera colección pero con otro mensaje distinto, la idea es hacer prendas más funcionales esta vez. La lana volverá a ser pieza clave en el proyecto pero la idea es innovar aún más en su uso, introduciendo nuevas técnicas que combinen la lana con otras telas para formar tejidos entramados.
Mientras tanto, antes de que salga la siguiente colección, irán saliendo algunos trabajos de estilismo con mi ropa que aún están pendientes de subirse. Además, es bastante posible que vaya haciendo algunos accesorios y bolsos aparte (y que ponga algunos a la venta). Tengo ganas de sacar cosas pronto y no sé si aguantaré hasta junio sin subir nada nuevo. Me hace mucha ilusión empezar a producir cosas que la gente pueda comprar y ponerse, me pone muy contenta ver que ya haya personas que me muestren interés y me contacten. Sería una pasada ver a la gente llevar mis prendas.
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