¿Rupturas amorosas? ¿Mudanzas frenéticas? ¿Terapia grupal? A Trashi no le hace falta ir al psicólogo. Sus letras escupen historias de amor –y desamor– y a nosotros nos encanta cantarlas (y chillarlas). Explosivos, nostálgicos, espontáneos y, lo que más nos gusta, hacen lo que les da la gana. Y qué mejor que hablar con ellxs para averiguar cómo ha ido la mudanza y qué tal está funcionando su nuevo EP Quiero irme a casa.
Chicxs, primero de todo, ¿cómo estáis?
Ahora genial. La verdad que estamos muy contentos.
En tres palabras, ¿cómo definiríais este EP?
Ciudades. Nostalgia. Relaciones.
Habéis bautizado vuestro último trabajo como Quiero irme a casa. ¿De dónde sale el título?
De lo mucho que nos cambió a nivel personal trasladarnos de Murcia a Madrid. Este verano todos estábamos un pelín mal (amores y mudanzas) y el sentimiento de soledad nos abrazó. Al final estamos en proceso de encontrarnos como en casa, de tener ese sentimiento de hogar, estemos donde estemos.
¿Qué es lo que echáis en falta de vuestra ciudad?
Sobre todo la comida, la tranquilidad y lo barato que es todo. En Murcia se vive muy cómodo y en Madrid el ritmo es frenético. Es complicado porque tenemos muy integrado el sentimiento de pueblo, pero la verdad es que también estamos gozando la capital.
¿Qué significado e importancia le dais a este EP? ¿Cómo lo debe recibir el público?
Es un aperitivo de lo que se viene. Estamos en el punto medio de cómo hacíamos las cosas antes y cómo queremos llegar a hacerlas. Tenemos ya varias canciones para el próximo disco que tienen una conexión, tanto a nivel de sonido como de temática. Por eso las lanzamos en forma de EP.
En vuestro tema Te duele (igual) habláis de Malasaña y experiencias aparentemente muy realistas. ¿Os invitaron a salir de fiesta lxs amigxs de vuestrx ex?
Puede ser. La canción es una mezcla de situaciones que hemos vivido los cuatro. Llego yo (María) y cuento lo que le me ha pasado. Y luego aparece Luís y dice, a mí esto me pasó así. Entonces juntamos un poco las historias y en forma de meme escribimos esta canción.
Seguís siendo lxs gamberrxs de siempre, pero vuestras letras hablan con un tono cariñoso más maduro. ¿Habéis tropezado en las mismas piedras?
Sí. Pero el último año y medio nos ha cambiado muchísimo. Antes vivíamos el amor como adolescentes, perdíamos la cabeza. Ahora hemos aprendido a vivir las relaciones desde un punto más sano y más real. 
Desde Lo que pasó ese verano, el upgrade en cuanto al aspecto sonoro es notable. ¿Diríais que la experiencia se ve reflejada?
La verdad es que sí. Estamos orgullosos y orgullosas del paso que hemos dado desde el primer EP con respecto al sonido, así como de nuestros comportamientos en general. Al estar en otra ciudad, conocer a gente y vivir nuevas experiencias, hemos crecido. Antes era todo blanco y negro, pero ahora vemos más colores.
Vamos a hablar de apps. ¿Tenéis el Co-star instalado?
Lo tuvimos. Es la app más tóxica.
¿De dónde salió la idea de hacer esta canción?
En Barcelona coincidió que todos estábamos mirando a ver qué me dice hoy, a ver qué me dirá mañana. Literalmente estábamos tan mal y con tanta paranoia encima con nuestras cosas que solo nos agarrábamos a lo que nos decía esta app.
Hacéis baladas poperas que depende de como te pillen te hacen saltar alguna lágrima. ¿Cómo lográis hablar de la desolación y a la vez hacer saltar al público?
Es un trabajo mental, invertimos toda la rabia e impotencia de no saber gestionarlo o no poder comunicarnos con la persona. Al final empleamos toda esa energía en hacer un temazo para que la gente lo capte y lo baile. Y así se nos pasan las penas.
Yo digo escribir y vosotros decís…
Terapia grupal.
Hablando de directos, vuestros conciertos son una locura. Adoráis al público y el público os adora. ¿Cuál es el truco para conectar con los fans?
Es un sentimiento de familia. Tenemos muchísima suerte de tener este público. A día de hoy flipamos que haya peña en conciertos que cante nuestras canciones. No hay truco, somos transparentes y nos da un poco igual el momento escenario y eso conecta con el público. Desde pequeños siempre hemos sido fans de grupos y hemos sido ‘niños ratas’ en ese sentido. Así que agradecemos un montón que haya gente que cante nuestras canciones.
¿Alguna anécdota de los últimos conciertos?
El otro día vino una chica a vernos en Granada y viajó ocho horas para vernos.
Aparte del set list, ¿tenéis algo preparado en el escenario?
Si parece que hay algo planeado, no hay nada. Es el grupo menos organizado del mundo.
¿Qué tienen en común Bad Gyal, Manuel Turizo o Taylor Swift? ¿De dónde salen estas canciones?
Nos encanta hacer un mix de todo y tienen temas que han sido himnos para nosotros. La bachata lo fue el pasado verano y lo juntamos con Love Story porque, por raro que sea, Luz es fan. Y pegaban un montón.
¿A qué tres artistas estáis escuchando últimamente?
Es una movida rara porque admiramos y escuchamos a nuestras amigas. Ahora mismo estamos mucho con Shego, Las Pipiolos o Ginebras.
Habéis hablado de vuestro próximo trabajo, un álbum. ¿Qué podemos esperar?
Queremos que el disco sea nuestra carta de presentación. Ahora estamos en una etapa de transición, viendo qué queremos transmitir en cuanto a imágenes. Lo que sí podemos asegurar es que ya estamos trabajando en una imagen clara y cuidada.
¿Qué referentes audiovisuales tenéis?
Brockhampton. Kevin Abstract. O rollo Frank Ocean, siempre hemos tenido de referencia la técnica más clean.
¿Es Murcia la nueva capital de moda?
Luis: ¿Tú crees?
María: Yo he notado un cambio en el discurso. Creo que lo que ha pasado es que la gente de Madrid ha conocido a los murcianos y han dicho que peña más maja, además en Madrid estamos todos. Y a nivel musical hay un montón de gente como Daniel Sabater, Maria More, Chill Chicos…
¿Festival soñado?
BBK Festival. Luego el Primavera Sound, el Lollapalooza o Coachella.
¿Dónde os veis dentro de 5 años?
Sacando un tercer disco y creciendo junto a nuestra familia.
Finalmente, como buenos residentes en Madrid, ¿habéis probado el bocata de calamares?
¡Claro! A Sergio le encantan, con mayonesa.