Existe lo establecido y convencional. Luego existe su antónimo: Syd dePalma. Para aquellos dispuestos a entregarse, su nuevo proyecto musical es un cofre lleno de psicodelia, clímax y perversión sonora: una vez escuchado ya no se puede volver atrás, solo queda darse a la libertad. Y es que si de algo sabe dePalma es de liberar, no constreñir ni forzar. Su nuevo álbum, paris, así lo demuestra con creces, un ejercicio de exploración acústica y personal con alta carga en color y textura.
No se considera un romántico ni tampoco quien ofrezca respuestas en sus versos. Sus pulsos se presentan como trazos, “con mucho morao”, en sus propias palabras. Pintando así sobre el lienzo una serie de preguntas con enjundia. Cuestiones que abordan el narcisismo, la ansiedad, los vicios y también el amor y su postrimería. Todo ello con una banda sonora de carácter quinqui y sus acentos flamencos. Nada más propio que este ejercicio de esmerada invitación a lo desconocido. Un espacio en el que Syd nos tiende la mano para sentirnos más a gusto. Seremos desconocidos, vibrantes.
Hola, Syd, ¿cómo estás?
Nunca sé qué responder a esta pregunta, igual al final de la entrevista podéis sacar una conclusión.
¿Tu apellido artístico viene por el director de cine?
Tiene que ver con el mundo del cine, pero no con Brian, sino con Rossy. Me siento atraído por su belleza picassiana, me parece surrealista. Además, sus personajes suelen tener también una personalidad muy atrevida, y me cuadraba como complemento a Syd, estética y sonoramente.
¿Vinculas el imaginario cinematográfico a tus atmósferas musicales? ¿Se podría decir que compones pensando en películas?
No suelo componer pensando en películas directamente, pero sí suelo buscar paralelismos en imágenes tanto de películas como de pinturas. Sustituyo trazos por instrumentos. Sobre todo me inspiran los colores, suelo intentar pintar un poco todo de morao.
En el caso de vuela y sus pupilas se dilatan parece haber un guiño a uno de los pilares del cine quinqui, El pico (Eloy de la Iglesia, 1983). Eso y Niño de Elche. Cuéntanos un poco sobre la canción y la sinergia con él.
Durante un tiempo, mientras componía el disco, esta canción sonó muchas veces como banda sonora de mi vida y no pude negarme a robarla y meterla en el disco. Cuando le pasé el álbum a Niño de Elche me dijo que quería cantar en vuela y sus pupilas se dilatan, que es la que más le llamaba tanto narrativa como musicalmente, y al momento lo teníamos hecho. La verdad es que se metió en el tema cual guante en mano. Recuerdo escuchar solo la a capella y decir: si es que estoy por quitar la instrumental, es un mago con su voz.
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¿Ha influenciado Niño de Elche la dirección del LP? ¿Qué referentes se han tenido en cuenta? 
Siempre pensé, ya desde el primer disco, que quería colaborar con él. Eso influenció en algún momento al ver el hueco donde podría meterse.
¿Enrique Morente, por ejemplo?
Enrique Morente es un referente más que una referencia, supo siempre mezclarse con artistas de todo tipo sin ponerse barreras.
Háblanos de tu nuevo proyecto musical, paris. ¿En qué momento comenzó? 
Empecé a hacer las primeras demos cuando salió El lugar de arder aunque ya tenía bastantes escritos para ir metiendo, las canciones se fueron retroalimentando entre ellas. No acababa una y empezaba otra. Creo que ojos fue la primera que empecé y la última que acabé. Así con todas. Conviven en el mismo lugar.
¿Tiene un discurso narrativo?
Quise representar un colectivo de personalidades, de almas, la cual cada una ha escrito una historia diferente en este disco. El nombre de paris me gusta ponerlo en minúscula porque no quiero personalizarlo a nadie en concreto, puede tener que ver con mi persona, con un sueño, con gente de mi alrededor, con alguien random que me cruzo de noche y tambaleando.
“No suelo componer pensando en películas directamente, pero sí suelo buscar paralelismos en imágenes tanto de películas como de pinturas. Sustituyo trazos por instrumentos.” 
¿Cómo has trabajado el artwork para alinear el corpus musical?
He tenido la suerte de tener a alguien que me ha entendido a la perfección durante todo el proceso del arte, Fausto, que, aparte de gran colega, es un capo en ordenar ideas y convertirlas en exactamente lo que no sabías que querías.
Y en la paleta sonora, ¿cómo nace el diálogo mixto de géneros?
Cuando empiezo un nuevo proyecto suelo soltar algunas palabras o frases en una libreta que expresan por donde quiero que tire el disco e intento respetarlas. Aunque me suelo contradecir mucho. Pero más que géneros son épocas, detalles de producción, también muchas cosas que NO hacer (esto es lo más importante), colores, también algún nombre de artista (aunque más hacia el detalle, por ejemplo: Beatles, juegos vocales). Todo eso, al mezclarlo, sugiere un mix de géneros. Si estoy muy metido en un proceso creativo intento no escuchar mucha música que me haga perder el rumbo.
¿De dónde viene ese interés por lo uncanny? ¿Qué encuentras en ese espacio o en esa emoción que te haga vibrar especialmente?
Tengo bastante interés en lo poco racional y en lo fantasioso para poder crear más allá de lo que veo y puedo tocar. Vibrar es algo extrasensorial, aunque hay mucha mezcla de cruda realidad.
¿De qué trata príncipe
Habla del narcisismo de un príncipe que ya no puede amar lo que tiene y de cómo ese narcisismo le puede llevar a pensar en matarse, incluso en pensar quién habrá después de que muera. El narcisismo no le abandona ni en la muerte, de ahí que haya un juego de mirarse al espejo, de cómo se ve en los ojos de los demás. 
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¿Crees que somos narcisistas como generación? ¿Cómo lidiar con ello?
Sí somos una generación algo narcisista porque en parte hemos tenido muchas facilidades, esto genera que no haya que luchar por un bien común. Pero no sé cómo lidiar con ello ni tampoco me gustaría dar lecciones de cómo curar ese narcisismo.
En entre cemento, luz rota la voz no está en primer lugar, ¿buscas generar una emoción más que un discurso racional al componer?
Sí, probablemente huya de todo lo racional. La composición tiene un gran valor en este tema y creo esconder la voz para sentir que el personaje está atrapado en esa bruma. Expresar una voz atrapada en cemento y luz rota.
¿Cómo fue documentarse con el género quinqui? ¿Alguna película especialmente reveladora?
Siempre me ha gustado ese género. De pequeño pasaba mucho tiempo con un familiar que vivió toda esa movida y me contaba las historias, entonces eso fue lo que me hizo pensar en sacarlo a la luz. Siempre me he sentido inspirado por esos tiempos.
Las canciones cristal y vuela y sus pupilas se dilatan cuentan con un clímax muy apoteósico, ¿cuándo consideras que una canción ha llegado a su máximo potencial? ¿Cuándo abandonar el tema?
Para mí es muy importante identificar qué elemento es el que le va a dar ese potencial, cogerlo e ir hasta el final con él. Otra cosa es cómo decides abandonarlo, pero siempre respetando ese elemento. Se trata mucho también, de cara al final del proceso, de ordenar las ideas y decir hasta aquí es donde he podido llegar. Suelo darle muchas vueltas a los temas pero siempre partiendo de una idea clara.
Y hablando de buscar ideas, ¿en qué encuentras la fe?
Encuentro la fe si viene de dentro. Me cuesta creer que la fe venga de otra parte que no sea nosotros mismos, incluso en una suma general de todos, pero mirando en horizontal, no en vertical. Puede ser en un objeto que creas que tiene algo tuyo porque te ha acompañado durante el suficiente tiempo como para ser parte de ti, al igual que las personas que te acompañan y te hacen tener confianza en la humanidad.
Al escuchar la cola del vicio no puedo evitar preguntarte, ¿qué opinas de las drogas para crear? ¿Ayuda la música a lidiar con el vicio, o lo perpetúa?
Pues te diría que gran parte de las letras han sido escritas en esos momentos. Pero la música no ha sido creada en ese ambiente, hay lugar para todo. Debe haber un momento donde ordenes todo eso caos placentero.
¿Cuál es tu vicio?
No privarme de los placeres que da la vida, aunque a veces para muchos sea inmoral.
¿Consideras que la ansiedad es uno de los vicios generacionales? Una de tus canciones, la que cierra el disco, se llama ansiedad.
Yo no lo llamaría así. Es claramente un vicio generado por una causa externa, que es la sociedad que tenemos que deja poco respiro. Prefiero creer más en los vicios que uno acepta que salen de él. Pero sí que hay una ansiedad generalizada.
“Tengo bastante interés en lo poco racional y en lo fantasioso para poder crear más allá de lo que veo y puedo tocar. Vibrar es algo extrasensorial.”
¿Cómo has trabajado las líricas en este nuevo proyecto?
Siempre estoy escribiendo bastante pero sin pensar en una canción. Luego cuando tengo algunos acordes que me gustan busco en todos esos escritos y hago que funcionen juntos. Entonces puede que siga escribiendo ya con la conexión hecha entre música y letra para intentar acabar la canción. No diría que son más maduras, sigo siendo la misma persona inmadura, pero las siento más mías.
¿Cómo lidias con la vulnerabilidad?
Escribo mezclando vivencias propias con vivencias que veo en gente, con las que tenga en sueños o me pueda imaginar de alguien que me cruce por la calle. Entonces al mezclarlo todo no me siento desnudo.
¿Consideras Sus ojos una canción de amor?
No la escribí de esa manera aunque posee amor dentro de ella. Si alguien, al escucharla, se le remueven sentimientos románticos, entonces para esa persona sí lo será. Cada uno le puede dar a la música el uso sentimental que quiera.
¿Te consideras romántico?
Si no fuera porque necesito hacer música y escribir para comunicarme, creo que mi romanticismo sería bastante pobre.
¿En qué encuentras belleza últimamente?
Es algo muy abstracto como para encontrarla en algún lugar concreto, pero en los andares de la gente, en la luz como irradia en un objeto, en el movimiento de las manos, en el silencio.
¿Y qué denuncias por encima de todo?
 Denuncio totalmente las banderas y toda la ignorancia que ondean.
¿Película de David Lynch favorita?
Carretera perdida.
¿Un verso que te gusta especialmente de tu nuevo proyecto?
Y me admiro con tu látigo, veneno y castigo
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