Abres TikTok y lo primero que escuchas es “He pensao’ que si tengo una hija, creo que quiero llamarla Mabel”. Posiblemente lo has leído con la melodía en la cabeza. Durante tus treinta minutos libres, que has dedicado únicamente a esta red social, has escuchado esta línea más de diez veces. Es uno de esos casos en los que la canción de un chaval desconocido se hace tan viral que es imposible no haberla catado. Ese chaval es Raúl Rodríguez aka Stivijoes, y esa canción es Terapia.
¿Las razones de que la canción se haya hecho viral? No soy experta en el tema, pero algo tendrán que ver la sinceridad y la vulnerabilidad que desprende la letra. Leyendo entre líneas, Stivi nos está contando su historia en una carta de despedida a la industria musical, por la que se sentía dejado de lado, sin una motivación más allá que sacarlo todo. Creo que ni siquiera hace falta analizar la letra porque es tan directa que no deja lugar a dudas. Hace una semana abrí  Zoom para encontrarme con Stivi. Con el Word a un lado de la pantalla y su cara al otro, veía venir que la conversación iba a ser entretenida.
Hola, Stivi, ¿prefieres que te llame Stivi o Raúl?
Lo que tú prefieras, Cris.
Creo que me he quedado ya con lo de Stivi. Que, por cierto, ¿de dónde viene Stivijoes? 
Sitivjoes viene de un colega que, con dieciocho años, haciendo freestyle, se enfadaba porque yo cantaba en vez de hacer freestyle y dijo que me iba a llamar ‘Estribillos’ y acabó como deteriorándose en Stivijoes. Mola, ¿eh?
Está guapísimo. ¿Hacías freestyle?
Sí, con un par de cervezas y tal, con diecisiete años. En verdad, si me pillan, ahora también lo haría.
Cuidado que pongo un beat.
(Risas).
Me pongo seria. Me gustaría que te presentaras porque puede que la peña que lea esta entrevista no sepa tu nombre, pero segurísimo que ha escuchado Terapia. ¿Quién es Stivijoes?
Stivi es un chaval medio de pueblo, medio de ciudad. Nacido en Barcelona y criado en Galicia, que lleva haciendo música desde los diecisiete años intentando currárselo y que ahora le ha empezado a funcionar.
Tengo el recuerdo de tus primeros tiktoks hablando de mudarte a Madrid para vivir de la música. De eso hace menos de seis meses. ¿Podríamos decir que lo has conseguido? ¿Cómo ha cambiado tu vida?
Ha sido todo muy brusco. Me encanta y, a la vez, no lo estoy asimilando aún. Se puede decir que gracias a esos tiktoks de mierda estoy viviendo de la música. No sé cuánto me durará, pero voy a aprovecharlo bien.
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¿Qué tal dejar la fábrica de turrones?
Una maravilla. Cada vez que paso por una tienda me da un ataque al corazón, creo que he pillado algún tipo de trauma.
Joder, espero que no. Pero, ¿por qué te fuiste de Barcelona? ¿Qué tiene Madrid?
Me mudé de vuelta a Barcelona con diecinueve años para intentar hacer música y pertenecer a ese grupo de artistas emergente, pero siento que la peña no me dejaba entrar. Me resultaba muy elitista todo. Estaban los grupos ya hechos y te miraban por encima del hombro. Tuve la suerte de acabar viviendo con unos compañeros de piso a los que amo a día de hoy, Hadren y Nina Emocional. Ellos me empezaron a invitar a algún eventillo y tal. Incluso fui a una fiesta de ACERO en la que tocaba Teo Planell y fue muy guay.
Lo que pasa es que yo saludaba y me presentaba, pero la gente no se interesaba por preguntarme más de mí. En cambio, pisé Madrid y la peña que conocía se interesaba por quién era, por lo que hacia, etc. Del artista más emergente al más top. Todo el mundo en Madrid está interesado por saber qué hace la otra persona y por meterla en el meollo. Esa es la diferencia entre Madrid y el resto de ciudades. Como nadie es de Madrid, se apoyan entre todos y hay esa sensación de familia.
Me has comentado antes que te criaste en Galicia, ¿cómo acabaste viviendo allí?
Toda mi familia es gallega. Mi padre es el único que ha nacido en Barcelona, conoció a mi madre en Barcelona y yo nací allí. Cuando cayó la crisis, mis padres decidieron mudarse a Galicia, a una aldea pequeñita, para buscar trabajo y porque el nivel de vida en Galicia es mucho mejor. Volvimos un poco a las raíces porque era el único sitio que teníamos al que poder volver. Ahí me quedé hasta que cumplí los dieciocho, entré en esa etapa de ‘odio el pueblo’ y me piré para Barcelona porque creía que era lo que necesitaba.
Por cierto, me han dicho que tu padre era DJ en Barcelona.
¡Sí! Al principio pinchaba en un pub que se llamaba Smoke. Los dueños de ese bar, que eran colegas de mi padre, decidieron abrir una discoteca en Castefa que se llamaba Smoke Club y le pillaron de DJ oficial. Creo que tengo alguna revista por casa de mi padre pinchando para un huevazo de peña. Superguay.
"Cuando veo que todo está demasiado en paz y demasiado bien, me siento un intruso. Siento que no me merezco estar tan bien.”
¿Y qué estilo de música se ha escuchado en tu casa?
Mi padre tiene un repertorio musical que da muchísimo miedo. Ha sido siempre muy de la música de los ochenta y noventa, pero también está en toda la movida alternativa. Hubo un momento en el que me empezó a enseñar música del urbano español. Me acuerdo de estar yo en mi habitación, oír música, salir un momento al pasillo y ver que estaba escuchando Yung Beef o Sticky M.A. Toda la música que hago y toda la música que conozco viene de él. 
Ahora entiendo la fusión de estilos en el proyecto, cada canción es de su madre y de su padre. Y lo digo como algo bueno.
Gracias (risas). Empezamos a trabajar en el EP sin ningún tipo de referencias externas. He funcionado más con sensaciones, estilo, quiero algo más juguetón, más tontorrón, que suene como que quieres mover la cabeza todo el rato.
Por ejemplo, a mi padre salió como una balada, sin querer basarme en nada. Sí que en septiembre y octubre del año pasado empecé a trabajar con gente nueva y dejar que sus ideas y referencias se fueran fusionando con la música. Es un EP altamente personal pero que tiene un montón de masuno (que es el productor de muchos de los temas), de Gerard, de Ian… Un poquito de todos mis colegas.
¿Y cómo nació la idea de montar un EP?
La idea de la propuesta ya la tenía de antes. Lo que pasa es que el EP de verdad nació una vez conocí a Freddy (masuno). Me descubrió por Terapia y quedamos un día en Barcelona. Encajamos genial, acabó siendo mi manager y decidimos expandir la idea de Terapia a un proyecto más grande. Me hace gracia porque iba a ser mi último tema en Spotify, mi último tema que enseñar a todo el mundo y acabó creando todo esto. Algunas demos ya las tenía y otras salieron después, como a mi padre. Fue muy orgánico todo, fue saliendo solo.
Me he metido en los créditos para ver quién había producido Terapia y puede que me equivoque, pero ¿es un beat de YouTube?
Sí (risas). El productor después me siguió y todo el rollo. Hemos quedado para hacer cosas juntos porque creemos que su forma de producir y mi forma de componer tienen mucho que ver. Pero sí, empezó como un beat de YouTube porque acababa de escribir eso, quería soltarlo y dedicarme a vender turrones. O sea, no quería dedicarme a vender turrones pero, yo qué sé, buscarme la vida de otra forma.
¿Así que surgió de no estar del todo bien y despedirse de la música?
Podríamos decir que sí. Surgió de tener escritas movidas, de pasarme unos días en cama y ponerme a escribir en el móvil, en notas, sin necesidad de una base. Escuchar música triste y ponerme a escribir. Vi que la estructura se parecía mucho a la de una canción, escuché el beat y dije, ¿qué pasa si hago esto? Lo cuelgo y ya está.
¿Te lo grabaste en casa?
Todo el EP me lo grabé en casa. Intentamos grabar en el estudio de Freddy y que él me mezclara las voces, pero nos dimos cuenta de que yo llevo mezclando mis voces desde los diecisiete años. Creo que no quiero que nadie toque mis voces, ahí está. Este es el micrófono en el que grabé, una mierda de micro. Un T-Bone que vale cincuenta pavos.
Voy a hacer otro cambio de tema, ¿vale?
Venga, tú suéltalo.
Tu pasado. Creo que la peña no tiene ni idea de que llevas muchos años haciendo música y que tienes ya un recorrido detrás. Es más, has ido borrando cosas de Spotify.
Es que empecé con diecisiete años a hacer música. Y no hacía música y la guardaba en mi ordenador o se la enseñaba a mis colegas. Era en plan, yo la quiero tener ya en Spotify. Ahora las escucho y siento que eran ideas más que canciones acabadas, era muy demos. Además, tuve un problemilla con la distribuidora y me quisieron borrar el catálogo porque no estaba haciendo dinero.
“Siempre he hecho mucho oversharing, así que no tengo ningún problema con ello, ni con contar mis traumas ni con hacer bromas sobre ello.”
¿En serio?
Sí, sí, me mandaron un mensaje diciendo ‘vamos a quitar el catálogo porque no haces un puto duro’. Y fue como, ya sé que no hago un puto duro, no hacía falta que me lo recordaras. Iban a quitar justo hasta 2020, aproveché y lo dejé ya así, pero tengo todos los temas en el ordenador.
¿Cuántos temas había? He visto que tenías un álbum y todo.
Había dos álbumes, uno de catorce y otro de doce temas, más unos seis singles. Casi treinta y pico temas.
Uno en especial, Complicao, funcionó bastante bien, ¿no?
A nivel local, sí. En mi pueblo de Galicia, Monforte de Lemos, todo el mundo conocía esa canción y recuerdo que me sentía como, guau, soy famoso. Pero era en un pueblo de diecinueve mil habitantes. Eso me permitió hacer algún concierto por ahí pero ni en salas, en pequeños pubs. Con diecisiete y dieciocho años, mis colegas y yo nos montamos un pequeño colectivo, nos sentíamos los putos reyes del mundo. La sensación era muy guay.
El otro día te preguntaban por stories por tu forma de inspirarte para escribir y me apunté tu respuesta para preguntártelo hoy: “Sabotearte a ti mismo, a todas las relaciones de amistad, de pareja, de familia que tengas y así estarás jodidísimo siempre y cuando te pongas a escribir te saldrán cosas superprofundas”. ¿Cuánta parte de sarcasmo hay aquí y cuanta de realidad?
Hay un 65-70% de realidad en que saboteo todo lo que toco. Cuando veo que todo está demasiado en paz y demasiado bien, me siento un intruso. Siento que no me merezco estar tan bien y quiero estar reventado otra vez. Digamos que me ayuda a la hora de escribir porque la mayor parte de mis temas no son de ‘qué bonito día hace’.
Muy rollo el trend de TikTok que dice: “Cuando estás triste, pero recuerdas que eres artista y los sentimientos negativos impulsan tu creatividad”.
Yes. Literal.
Lo de que Xavibo se haya metido en el Terapia Remix, ¿de dónde viene? Yo no me esperaba que de una canción tan personal pudiera haber un remix y me ha parecido que le pega muchísimo el tema.
Es que es eso, le pega mucho. Yo ya escuchaba a Xavi de antes y su manera de escribir pega mucho conmigo. Saqué el tema en mayo del año pasado y él me comentó en un vídeo, se me pasó por la cabeza decirle algo pero lo dejé pasar. En enero, cuando iba a salir lo demás, le volvimos a dar vida a Terapia. Hicimos dos tiktoks supertontos otra vez y empezó a petarlo. Xavi me volvió a comentar un par de tonterías de ‘me encanta’ y dije, ok, vale, ahora sí.
Le seguí y se le escribí directamente: ‘oye, tío, mira, creo que te mola la canción. ¿Te gustaría subirte?’. Me respondió que no solo le molaba sino que además era ese tipo de canciones que te encantaría haber hecho tú. Creo que esos son los que te gustan de verdad. Entonces, no hay mejor opción que te ofrezcan subirte al tema.
Empezamos a conceptualizar un poquito la idea de cómo meterse en el remix y nos dimos cuenta de que la gracia era que cada uno se sintiera vulnerable por separado, darle un trozo para que dijera todo lo que quisiera. Gracias a esto, ahora tengo un gran colega que me ha ayudado mucho y me ha integrado un poquito más en la escena madrileña.
El tema de la vulnerabilidad me parece interesante. Como artista emergente, es natural ser vulnerable, especialmente cuando tu audiencia es pequeña. Pero cuando de repente más personas comienzan a escucharte, ¿cómo te sientes al exponerte de manera tan personal? ¿Vas a seguir haciéndolo?
La verdad es que siempre he hecho mucho oversharing, así que no tengo ningún problema con ello, ni con contar mis traumas ni con hacer bromas sobre ello. A lo mejor es mi método de defensa, pero no tengo vergüenza tampoco en admitir cuando yo lo he hecho. Ahora saco un tema en mayo y otra vez vuelvo a ser la cosa más vulnerable del mundo, esta vez no hablo de otra peña, sino que hablo de los gilipollas que soy yo.
Todos somos un poquito gilipollas, ¿no?
Todos somos un poquito gilipollas, por eso creo que la gente se va a sentir identificada otra vez. Las apariencias están genial, pero la persona que muestras normalmente al público no es la de verdad. ¿Qué pasa si de repente el artista, no digo yo, pero imagínate el artista que lo peta de verdad diga lo mal que se siente hoy, lo poco que ha salido de la cama, que hoy no ha ido al gimnasio, que no ha comido, que le ha hecho daño a su ex, que lleva sin hablarle a su padre cinco días? Nos sentiríamos todos muchísimo más identificados a pesar de que fueran cosas malas, porque son cosas que todo el mundo ha hecho, porque todos somos gilipollas.
¿Tienes miedo de que no funcione?
Sí. Vivo aterrorizado. Cuando Terapia tenía cien mil repros, decía, ya está. Ya no puedo hacer nada más, esto es lo mejor que puedo hacer. Después fui sacando los otros temas y no tenían la misma repercusión, pero ya empezaba a haber una base. Gente que me escuchaba que no eran mi padre y mis dos mejores amigos. Ahora que lo ha reventado y con Terapia Remix lo han apoyado también a saco, siento que el primer paso viene ahora. Y sí, estoy aterrorizado, pero tampoco puedo hacer nada y tengo ganas de sacar el tema porque me gusta la música que hago. Quien me quiera escuchar que me escuche, y quien no, que se quede con Terapia. Lo más importante es que te guste a ti la música que haces. Si no te gusta, vas a sacar algo que tendrá cien millones de reproducciones pero no lo podrás escuchar ni tú mismo.
¿Qué se va a venir en lo que queda de 2024? Me lo tienes que resumir en tres palabras.
La puta hostia.
Claro y conciso (risas). Y para acabar, tres meses después del lanzamiento del EP, ¿dónde está Stivi?
Ahora mismo en todas partes donde pueda estar. Apareces un día en Café La Palma y estoy ahí, apareces otro día en un estudio a tomar por culo y estaré ahí. En todas partes, componiendo, haciendo música, haciendo conciertos, ideando otras movidas. Me da igual lo que sea. Quiero hacerlo todo y ahora que tengo la oportunidad y mil puertas abiertas, las voy a aprovechar.
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