Ralphie Choo es un artista puro que ha tirado la puerta de la escena española de un golpe gracias a un proyecto creativo, sorprendente y lleno de matices. La revolución del bedroom pop español del que él es un estandarte junto a sus amigos de Rusia IDK ha llenado tres noches seguidas la sala La Paqui de Madrid con cientos de personas entregadas a la causa, algo impensable hace tan solo un par de años.
Todo este delirio colectivo que Juan (Salvador Gaviota) ha conseguido con su primer álbum de estudio, Supernova, hubiera sido imposible sin la colaboración de su visionario sello y el boca a oreja que ha catapultado su música a otra dimensión. Primero fueron las reseñas positivas de los prestigiosos medios estadounidenses Pitchfork y Billboard y después una historia de Rosalía en Instagram escuchando Voycontodo las que transformaron al músico de Ciudad Real de un artista de nicho a la gran revelación de la música española en 2023. 
Sin embargo, todo esto a Ralphie parece darle igual sobre el escenario, ofreciendo un show divertido y fugaz (dura poco más de una hora) en el que no para de gritar, bailar, demostrar su destreza con distintos instrumentos y confesarle emocionado al público que “lo más importante en la vida es el amor”. Da la sensación de que Ralphie todavía no se cree del todo lo que ha conseguido y sigue divirtiéndose como un niño jugando al Quimicefa ante un público que recibe alucinado todas sus ocurrencias. Si Supernova es entrar un ratito en su mente de genio, su concierto supone presenciar durante una hora todo lo que se le pasa por la cabeza. 
Creo que jamás podré olvidar el momento en el que se saca un talk box y empieza a tocar una melodía con unos visuales en los que va enseñando esa canción a varias personas random en Omegle. Es algo que solo se le puede ocurrir a él. Como lo de poner una kiss cam mientras canta Voycontodo para dejarle un mensaje claro a esos amigos que han ido juntos al concierto a escuchar en directo esta preciosa canción: “Si os gustáis pos liaros”. La lista de excentricidades de la fiesta de Ralphie es interminable, y sus amigos Rusowsky, Mori, Barry B y Drummie le acompañan en temazos que ya son un himno como Gata, WCID?, Dolores o Rookies. 
Juan no puede marcharse sin antes agradecer el esfuerzo a todos los músicos que le acompañan en el escenario en un show en el que destacan la calidad de la música en directo y la entrega del cantante, que se deja la piel para interpretar todo su repertorio: desde los pogos de Whipcream hasta los agudos de lamento de una supernova. Al final, el agresivo drop de Valentino pone a botar a toda la sala y permite a Ralphie tirarse de cabeza hacia su público como si de una piscina se tratara. Definitivamente, el tío va con todo lo que tiene, a lo Puyol.
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