Este año se acaba y atrás quedan centenares de estrenos de cine, series y lanzamientos musicales. Durante esta época, los medios de comunicación se exprimen la sesera para elaborar las clásicas lista de lo mejor del año. Todos las esperamos impacientes para ver si coinciden con nuestros gustos. En lo referente a la música no sabemos todavía qué artistas coparán las listas, pero las papeletas apuntan a que habrá una presencia unánime en todas ellas: Ralphie Choo.
Entrevista extraída de ACERO vol. 6, publicada en noviembre de 2023. Hazte con tu copia aquí.
Ralphie es una presencia extraña, un game changer que ha puesto patas arriba la industria musical con su primer álbum, Supernova. Todo comenzó hace años en Ciudad Real, donde se crió Juan antes de convertirse en Ralphie. Guiado por su madre decidió encaminar su vida hacia su verdadera pasión: la música. Sus pasos le llevaron a convertirse en estudiante del conservatorio y a empezar a crear sus primeras canciones. 
Supernova es un disco tan estimulante como terriblemente adictivo: Ralphie Choo nos tiene enganchados con un trabajo extrañamente diverso pero a su vez del todo coherente, un disco capaz de llevarnos a la mejor de las raves o de meternos de pleno en una sala de juegos llena de luces y maquinitas. Tal ha sido el éxito, que Pitchfork y hasta la propia Rosalía han destacado en redes la capacidad creadora del cantante. La explosión aún resuena y es que Ralphie Choo ha llegado para quedarse.
RALPHIE-1.jpg
Hola Ralphie.
Hola, ¿qué fumas?
Unos cigarrillos mentolados que compré en el Aeropuerto de Narita, cuando viajé el pasado febrero a Japón.
¿Camel japonés mentolado? ¿Siempre fumas mentolado?
Sí, mi garganta lo agradece (risas).
¡Seguro, seguro! 
¿Qué tal ha ido tu spooky season? 
No ha habido spooky season. Pasé la noche de Halloween como Drácula en su ataúd, sin poder mover los brazos (risas).
¿Y eso?
No vas a creer lo que me sucedió el sábado pasado durante un concierto en Bilbao.
¡Cuéntame! 
Durante el concierto empezó a fallar todo. Primero el sistema de sonido, luego el teclado, el sustain, el talk box… ¡Absolutamente todo lo que habíamos traído dejó de funcionar! Cuando el micro también se jodió dije, mira, hay que salvar la situación como sea. Estábamos ya tocando la última canción y no se me ocurre otra cosa, para terminar a lo grande después de semejante cantidad de fallos técnicos, que tirarme al público. Pero hubo un malentendido a la hora de cómo colocar al público y no me cogió nadie. La hostia que me pegué fue tremenda y mis brazos terminaron fatal. 
¿Algo roto?
No. Menos mal que solo ha sido un traumatismo, pero no sabes lo que me ha dolido. 
No quiero ser cabrón pero tengo que saberlo, ¿hay algún video de la hostia? 
¡Creo que sí! (risas). Mi representante pidió que no se publicara en redes. ¡No he podido hacer negocio del vídeo! (risas). 
Puedes buscarlo y usarlo en el post de los mejores momentos de 2023. 
¡No es mala idea! Me gustaría hacer un montaje metiendo al típico profesor con puntero explicando muy bien la trayectoria de la caída (risas). 
Me meo. Oye, y si no has hecho nada estos días, ¿qué has estado haciendo durante tu reposo? ¿Cómo te relajas?
Viendo películas y fumando muchos cigarrillos. También bebiendo bastante café. He intentado hacer música y aprovechar estos días más tranquilos para empezar a hacer bocetos musicales, por así decirlo. 
Me intriga mucho cómo inicias tu proceso creativo, ¿cómo pones en marcha la maquinaria?
No sé explicarlo muy bien, la verdad. Supongo que todo nace con un estímulo. Por ejemplo, puede que escuche alguna canción que me haga sentir algo, que me motive para, como tú dices, poner en marcha la maquinaria. También hay muchas otras veces en las que me digo, va, haz el esfuerzo que ya te toca ponerte a currar; hay facturas que pagar.
¿Alguna canción que últimamente te haya motivado? 
(Ralphie saca su móvil del bolsillo de su pantalón y abre Spotify). Deja que lo mire. Ahora estoy muy a tope con Yung Lean, que este año sacó un álbum bajo el pseudónimo de Jonatan Leandoer96. Su canción Under Heaven me flipa, es una pasada. Jonatan Leandoer96 es una especie de versión de Yung Lean pero más tirando a folk, por así decirlo. Creo que ahora me encuentro en una etapa más guitarrera, ahora que está pasando un poco la ‘etapa Supernova’. Estoy escuchando mucho a The Smiths, a The Long Faces o a ML Buch. 
¡ML Bunch me gusta! Su canción Can’t Get Over You es muy bonita y el videoclip es genial con las tres chicas bailando en ese paraje nublado. Me pareció muy guay. 
A mí esa cantante me la descubrió Mori. También me está molando mucho lo que están sacando Mustafa The Poet o Kevin Abstract. Básicamente me estoy centrando mucho en escuchar música acústica, con un toque ochentero. 
Tu música tiene poco de acústica. ¡Es muy poco guitarrera!
Sí, la verdad. No sé muy bien qué me está pasando ahora con esa música, pero creo que es porque estoy llegando al final de un ciclo,  que he alcanzado una meta. Me gustaría parar, ver qué me interesa en este momento y cambiar completamente la narrativa de todo lo que he hecho hasta ahora. 
Dar un volantazo.
Puede ser, sí. 
¿Te ves sacando música más minimalista? Solo una guitarra y tu voz… 
Sí, me veo completamente. Ya lo hice una vez con Mori, juntos lanzamos el tema bobo.0110001v3.
¡Lo recuerdo! La portada del tema era una foto de un soldado medieval fumándose un piti. 
Así es. Fue solo un intento. Pero, sí, me veo sacando algo menos artificioso, pero a la vez siento también algo de miedo, ya que toda la música que he compuesto en este primer disco es superproducida. 
Algo muy diferente a lo que has hecho ahora, vamos.
Exacto, sí, esa música tiene mucho encanto y es más propia de un artista de verdad (risas). 
¿Cuándo empezaste a jugar? 
¿A jugar con la DAW?
DAW es el Digital Audio Wostation, ¿verdad?
Así es. Empecé a sumergirme en ese programa cuando empecé el proyecto de Supernova. Antes ya hacía bases de lowfi y esas cosas. Me puse a jugar de verdad con estas maquinitas y programas como hace unos dos o tres años. Fue entonces cuando di mis primeros pasos de manera consciente y enfocándome en algo concreto. De todo eso terminó saliendo Lamento de una supernova
¿Cómo era tu vida hace dos o tres años?
Por aquel entonces yo era un chaval universitario muy normal que estudiaba música en el conservatorio. En cierto modo, llegar a casa y ponerme a hacer mi propia música, después de un largo día de clase, suponía una especie de escapatoria. Suena raro decir esto, pero sentía que había muchas asignaturas de relleno, demasiada teoría, que hacen que lo que te apetezca es meter las manos en la masa y simplemente hacer música. 
¿Eras un buen estudiante?
¿Buen estudiante? ¡Era bastante malo! (risas). Había asignaturas que me gustaban y de repente, daba la sorpresa y sacaba una notada. Cuando me entregaba de verdad era cuando conseguía buenos resultados. Por eso no me esforzaba mucho en las asignaturas teóricas, que consistían en memorizar tochos enormes y aburridos. Eso nunca ha sido para mí. Prefiero entender cómo funcionan las cosas de una manera mucho más práctica. 
¿Hubo alguna asignatura que te gustó especialmente? 
¡Puf, tendría que pensarlo! Creo que me gustaron especialmente los talleres de instrumento. La asignatura de armonía también me molaba mucho, pero era un poco chunga. Había otra que se llamaba Creación de canciones populares, en la que íbamos explorando diversos géneros como el rhythm & blues, la bossa nova… Nos permitían dar rienda suelta a nuestra imaginación y era muy divertida. Ahora que lo recuerdo, la bossa nova me gustaba bastante. 
¿Has bailado alguna vez bossa nova? 
Me gusta bailar en general. En cierto punto lo hago, pero desde el desconocimiento. Más allá de todo eso, a mí lo que me gusta es escuchar y analizar de manera activa todo tipo de música. 
¿Echas alguna vez de menos esos años más tranquilos en el conservatorio? 
Sí. La verdad es que a veces echo de menos aquella época. Hace unos meses, en alguna ocasión, me dije a mí mismo que me encantaría volver a ser la persona que era antes, ese crío que pasaba el rato haciendo música en un sótano sin que pasara nada. Bueno, ahora tampoco es que pase nada, pero la cabeza es muy traicionera y terminas agobiado por la presión que supone cumplir las expectativas del público y poder seguir sorprendiendo. 
Entonces, ¿has cambiado?
Claro, he atravesado un proceso de madurez muy tocho. He tenido que empezar a entender los problemas que afectan al mundo, asumir la responsabilidad de ser un adulto y comprender que nada es tan bonito como lo pintan. Antes mi vida era más sencilla, pasaba mi semana, disfrutaba el finde, llegaba el fin de fiesta y me regeneraba poco a poco durante los primeros días de la semana siguiente. Era un ciclo que apenas avanzaba. Ahora es todo diferente. Hay un proyecto, el tuyo, que debes entenderlo, saber qué quieres hacer con él y cómo organizarlo. Ahora soy independiente y hay facturas que pagar.
¿Cuál es la mayor sorpresa que te has llevado desde que empezó tu aventura en la música?
Fue una gran sorpresa aparecer en Pitchfork y entrar en contacto con toda esa gente de Estados Unidos. Pero, en general, todo esto que he vivido últimamente ha supuesto una sorpresa tras otra. Ha habido momentos en los que me he sentido incluso mal por todo esto. 
¿A qué te refieres?
Cuando a uno le pasan muchas cosas buenas, a veces, no llegas a valorarlas realmente. No existe esa diferencia entre las cosas buenas y las malas, y todo se desequilibra hacia un lado. 
Bueno, pero ahora por fin el proyecto ya es público y puedes respirar tranquilo. 
Sí, Supernova ha sido la mejor experiencia de mi vida, sin duda. He aprendido muchísimo y he podido hacer un montón de viajes. Me he enfrentado a situaciones que me daban miedo, que pensé que no podría superar y que, finalmente, he afrontado.
Háblame de ellas.
Todas esas sesiones con grandes como Mura Masa me resultaron muy imponentes en un principio, pero me terminé divirtiendo. También he logrado defender mis sesiones en otro idioma, y es que a mí el inglés se me daba fatal, pero con el tiempo he ido mejorando. 
Debes estar orgulloso de ti mismo. 
Sí, ¡y mi madre lo está aún más! 
Ella fue la que se ocupó de fomentar tu vena creativa, ¿verdad?
Sí, pero ella pensaba que todo esto de la música saldría de otra manera. Ella sabe lo duro que es mantener un proyecto como este. Creo que quería que me decidiera más por un rol como productor o compositor, alguien que está en la sombra y no tiene que mostrar su cara en público. Mi madre pensaba que cantar era algo secundario para mí. “Muy bien, disfruta”, me decía. “Ahorra, ten una base, gana dinero y luego, si eso, diviértete también con tu proyecto”. Al final, el proyecto es lo que ha pasado a un primer plano y hasta que ella no me ha visto en El Mundo o en Vogue, no ha entendido la importancia de todo esto. 
¿Pensaste alguna vez en una vida alejada de la música?
No tengo miedo a terminar siendo frutero, ningún miedo. El día en que ya no quiera jugar a todo esto, pues me dedicaré a otra cosa y no pasará nada. Te confieso que la profesión de ebanista me llama mucho la atención. Ser inventor también debe ser una pasada. ¿Recuerdas cuando Homer creó esa silla que tenía como dos soportes que te sostenían si la silla se echaba hacía atrás? ¡Pues algo así! Una vida tranquila, en Asturias, con una casa en una pradera llena de flores, tampoco me importaría. 
RALPHIE-12.jpg
Ya que mencionas Los Simpson, tu nombre viene del personaje de la serie, Ralphie Wigoon, al que Lisa le entrega una postal en San Valentín que decía: “Eres muy chu-chu-chuli”.
Sí, así es. 
¿Debemos dar por hecho que eres fan?
No creas que soy superfan. Me gustan, sí. Pero no tengo las paredes de mi cuarto empapeladas con posters de Los Simpson (risas). Cuando escogí el nombre, rebusqué entre muchas cosas, encontré esa y ya está, así de simple. No es porque fuese un fan extremo. La elección de mi nombre artístico fue algo espontáneo. 
¿Ya te has acostumbrado a que te llamen Ralphie en lugar de Juan?
Creo que sí. Mi madre siempre me llama Juan y mis amigos pues o Juan o también Ralphie. 
Durante nuestra conversación has mencionado el proyecto Supernova, que es justo lo que nos ha traído hasta aquí hoy. 
Siempre he tenido muy claro, desde el principio de todo esto, que quería hacer un disco. Antes de Supernova hice varios intentos, pero sabía que no estaba preparado. A partir de Lamento de una supernova, empecé a sentir algo realmente especial con la música que estaba haciendo, y pensé que de verdad estaba aprendiendo, progresando, haciendo cosas valiosas. Entonces di un golpe sobre la mesa y dije, ¡hay que ponerse en marcha! Me reuní con Drummie en la casa que tiene en Aranda del Duero y empezamos a hacer el primer esbozo de toda esta movida. Después, fuimos trabajando cada uno por nuestra cuenta y yo iba haciendo canciones. Poco a poco vimos que se estaba creando algo sólido. Fue como montar un puzzle. Cuantas más piezas juntábamos más definida veíamos la imagen. Para que te orientes, esto sucedió cuando lanzamos Rookies.
Rookies es, de todas tus canciones, mi favorita. 
¿Sí?
¡Sí, me gustó mucho! Salió después de Lamentos de una supernova, ¿verdad?
Sí, salió después. Fue esa canción la que metió en mi cabeza el término ‘supernova’, que desde entonces no paró de sonar una y otra vez en mi cabeza.
También ha sido uno de tus temas más populares. 
Si, junto a Dolores ha sido mi canción más conocida. Muchos pensaban que yo iba a ser un one hit wonder. Pero, como te iba diciendo, desde que me topé con esa palabra, supernova, tuve muy claro que quería llamar así a mi proyecto. Fue gracioso que poco después de tomar esa decisión, Saiko sacó una canción que también se llamaba Supernova y pensé, ¡hostia, qué putada!
¿No pensaste en cambiarlo? 
¡Es que yo lo tenía muy claro! ¡La palabra era perfecta para todo el imaginario que tenía pensado! 
He de decirte que tu universo me resulta confuso, tengo que reconocerlo. Me sucede muy a menudo con este tipo de trabajos sobre este tipo de música donde la narrativa es mucho más inextricable.
Te entiendo, porque este disco no tiene ni letras convencionales ni un discurso convencional. Supernova se compone de pequeños esbozos, ideas, metáforas y referencias que se me han ido pasando por la cabeza. Muchas veces consiste en algo tan sencillo como un grupo al vuelo que escuché ese día y que, sin mayor idea, he querido incluir en el disco. Hay un poco de aquí y un poco de allá. También creo que me ha influenciado en gran parte la cantidad de bandas sonoras que he escuchado y que me han servido de referencia. Las bandas sonoras sin ningún tipo de letra logran transportarte a otros lugares reales o imaginarios y yo he querido jugar un poco con eso. 
¿Hay alguna canción que te transporte a ti a un recuerdo concreto? 
Todas me llevan a lugares especiales pero creo que el tema Juan Salvador Gaviota, que es el primero del disco, tiene un significado especial para mí porque además es una referencia a la fábula de Richard Bach sobre una gaviota y todo lo que aprende en la vida y el vuelo. NHF habla de la soledad y de todo eso de que el estar soltero no es lo mismo que estar solo. Hace referencia a esas personas que se han ido de tu vida, a esos amores pasajeros. Como ves, voy tirando de ideas. Total90nostalgia trata sobre la infancia, sobre esos recuerdos que tengo de pequeñito y esos flashbacks que me devuelven a las ferias de mi pueblo con todas esas luces de colores. También me inspiró mucho una frase que me dijo un amigo acerca de El gran Gatsby relacionada con una luz verde. 
“Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que año tras año va retrocediendo ante nosotros…”, o algo así. 
Algo así, sí. No sé porqué pero cuando compuse esa canción  vinieron a mi cabeza de manera difusa esas luces de la feria que me gustaban tanto y que al mirarlas me hacían sentir un poco como si hubiera tomado un tripi (risas). 
¿Te consideras una persona solitaria? 
Pienso que hay que aprender a estar en soledad sin sentirse solo. 
¿Y has aprendido?
Sí, creo que sí. Hay veces que flojeas, obviamente, pero, joder, solo es la rabieta del momento. 
Yo tengo la sensación de que eres alguien que se apoya mucho en sus amigos. 
100%, me apoyo en toda esa gang que hemos formado.
"No quiero buscar, quiero seguir haciendo las cosas a mi manera e ir encontrando las respuestas que necesito por el camino".
No sé si lo recuerdas pero yo te conocí en 2021, en una sesión de fotos improvisada. Organicé unas fotos contigo y otra con Mori y Rusowsky aunque ninguna terminara por publicarse. Por aquel entonces, ya erais amigos. ¿Cómo os conocisteis? 
A Rus lo conocí a través de una colega virtual que nos puso en contacto al saber que los dos éramos músicos. Nos pusimos a hablar por Instagram y a pasarnos maquetas. ¡Nos empezamos a llevar superbien! Acudí a un concierto para conocerlo en persona y resulta que era el concierto de Mori en la sala Alevosía. Allí nos conocimos los tres y también a nuestro representante, Manuel. 
¿Por qué dirías que os entendéis tan bien musicalmente? 
Tenemos las mismas referencias. He aprendido muchísimo de ellos. Me encantaría saber qué guardan en la cabeza para tener semejante gusto musical y estético. 
¿En qué podemos notar su influencia en el disco? 
La sensibilidad de Rus se nota muchísimo en el disco. Él me ha enseñado a hacer zoom en pequeños detalles, en fijarme en las pequeñas cosas. Martín (Mori) tiene un gusto que es una auténtica pasada. Siento que es como consultar un periódico sobre grandes descubrimientos. Siempre conoce a algún artista nuevo al que escuchar. Es increíble. 
¿Les enseñas una canción cuando la acabas? 
A Rus sí, porque además lo tengo muy fácil, ¡vivimos juntos! 
¿Qué sintieron cuando escucharon el disco por primera vez?
Se emocionaron mucho, fue muy especial. Pero hay que tener en cuenta que ellos han sido testigos de todo el proceso de creación y de momentos en los que he repetido la misma estrofa y la misma melodía todo el día y, claro, han acabado un poco hasta la polla. No tienen la misma vara de medir que el resto. La opinión de Drummie también me importa mucho porque entiende muy bien al público y eso es siempre fundamental. 
Al escuchar tu disco no he podido evitar transportarme a esas salas de Pachinko, que visité durante el viaje a Japón, donde los jugadores están sometidos a una constante sobreestimulación para mantenerles completamente metidos en la partida y que no quieran salir de ella. 
Sí, en el disco hay una sobreestimulación total. Pero no creas que no está todo muy cuidado. Las transiciones entre canción y canción las hemos hilado con mucha precisión para evitar la sensación de brusquedad o abrogación. Intentamos unir todos los fragmentos para que entren más fácilmente pese a ser muy diferentes entre sí. 
La música de este disco me ha hecho preguntarme si eres una persona que se aburre fácilmente. 
No sé si es que me aburro con facilidad, pero me encanta que la música me sorprenda y esperar con impaciencia la siguiente canción. 
¿Y no crees que estamos todos influenciados por la nueva manera de consumir música y ficción? Todos los viernes hay nuevas series, nuevas películas, nueva música, y hay que sorprender constantemente para mantener la atención de un público saturado de ofertas. 
Sí, y no sé muy bien hacia dónde está evolucionando la música. Siento que las canciones que duran un minuto y se convierten en un fenómeno en TikTok son un statement, al igual que siento que muchos artistas están haciendo una especie de collage cogiendo cosas de un lugar y otro sin acomodarse en solo una idea sino que necesitan varias. 
¿No dirías que a ti te ha sucedido un poco esto último? 
Sí, claro. De hecho, hemos tenido que limpiar varias veces el proyecto porque teníamos una barbaridad de pistas y, claro, al escucharlo se te iba la cabeza y era imposible centrarse. 
Suena a que eres musicalmente hiperactivo… 
Sí, aunque ahora me estoy relajando un poco y quiero intentar hacer las cosas más sencillas, dejarme llevar y ver que sale de todo eso. He trabajado de una manera muy poco lineal donde surgía una idea y mil ramificaciones con las que entretenerse. De repente, me fijaba en un detalle y terminaba distraído, luego volvía de nuevo al punto de partida. Ha sido como escribir una película que tiene una trama principal pero que salta continuamente al pasado y al futuro. 
Debe ser agotador (risas). 
Entiendo que para el oyente sí que puede ser algo agotador, pero para mí cada canción es como un personaje sobre el que tengo que decidir su destino. 
Como escribir un guión. 
Exactamente, como escribir un guión. Ahora ya estoy tocando suelo, listo para limpiar toda mi mente y ver qué hay nuevo por escuchar. Tengo claro que me gusta experimentar y que no quiero despegarme del pop, ya que creo que ese género es lo que une a mi público con las canciones que hago. 
RALPHIE-3.jpg
¿Percibes que el público ha entendido tu música?
Pienso que he animado a mucha gente a introducirse en mi universo y a tratar de entenderlo. También creo que muchas veces queremos obtener más respuestas de las que hay y nos olvidamos del placer de la incógnita, de la pregunta sin resolver. Mi música pretende que disfrutes el momento, que apagues tu mente y contemples lo que se te muestra sin hacerte preguntas. Todo trata simplemente de aceptar y dejarse llevar. 
¿Cómo describirías ese universo que mencionas? 
Muy ecléctico, algo muy difícil de definir. Creo que mi universo se encuentra a medio camino entre el reciclaje, la cultura de Internet, la sátira, la descontextualización de símbolos y la falta de categorización. 
Suena complicado…
Suena punki, suena a salirse de las normas establecidas y hacer lo que te apetezca. Hoy en día todo está inventado, pero puedes reinterpretarlo como a ti te guste, como aquel que mezcla salsas y crea una nueva. 
¡Al final no vas a tener madera de inventor!
No se trata de inventar algo nuevo en esencia, pero sí de darle un nuevo giro para que suene de tal manera que no haya sonado antes así. 
¿Y qué sentimientos buscas despertar con Supernova?
¡Pues lo que se pueda! Este es un juego muy libre en el que cada uno puede sentir lo que quiera. Quizás tú sientas una cosa y tu amigo, al escucharlo, sienta algo totalmente diferente. Pese a que yo he hablado de cosas concretas en las canciones, eso no significa que estés obligado a sentir lo mismo y a ver las luces de tu pueblo. Yo he lanzado ideas y tú puedes ir cogiéndolas y pensando lo que quieras. Por eso no he escrito letras tal y como se suele hacer, porque así permito que haya una interpretación mucho más libre. Me parece hasta aceptable que una persona no entienda nada de Supernova y piense que es una puta mierda, porque esa puta mierda ya es algo, ¡he generado un sentimiento! 
¿Estás satisfecho con Supernova
Sinceramente, sí. Ha pasado todo de la mejor manera, en todos los sentidos. He logrado esas metas que me puse en su momento. Incluso he conseguido llamar la atención de Rosalía que ha estado muy pendiente del disco e incluso lo ha escuchado. Me escribió para decirme que le gustaba mucho, especialmente la canción de Voycontodo. He conseguido hacer sesiones en Estados Unidos con gente increíble y aún tengo varias pendientes por allí. Obviamente siento ilusión por ver hacia dónde me conduce todo esto, porque al haberme pasado tantas cosas buenas es inevitable sentir una sensación de vacío respecto a lo que está por venir. Ahora estoy, simplemente, tanteando y pasando el rato, disfrutando del camino. No quiero buscar, sentir esa necesidad de estar alerta, de agarrarme a lo primero que venga, quiero seguir haciendo las cosas a mi manera e ir encontrando las respuestas que necesito por el camino. Yo no empecé en la música con una idea clarísima, las cosas han ido pasando y es, una vez ha sucedido todo, cuando he encontrado el sentido. 
Entonces, no hay ninguna dirección ni objetivo.
¡La dirección es hacer otro álbum porque lo tengo firmado! (risas). Lo que tengo muy claro es que quiero seguir dedicándome a esto. 
Tengo mucha curiosidad por lo próximo que hagas.
Me gustaría tenerlo claro pero me gusta también esa intriga por no saber qué va a pasar, esa tensión. Hay que seguir jugando y haciendo que las cosas pasen. 
¿Dónde te ves dentro de veinte años?
¡Joder, no lo sé! Quizás en una ciudad en la que no haya que pagar tanto cuando eres autónomo (risas). Quizás en Portugal o en Estados Unidos. 
Tú ya has catado un poco lo que hay en Estados Unidos, ¿te apetece hacer carrera allí?
Me gustaría pasar una temporada allí pero es que Madrid me flipa. Me encanta su gente, sus bares. ¿Dónde voy a encontrar una gilda en Los Ángeles? 
¿Podemos decir que la etapa Supernova ha terminado? 
Sí, ha concluido, aunque no me gusta cerrar las cosas por si se puede colar algo. Y todavía nos falta aún gran parte de la gira. 
¿Disfrutas los directos?
Sí, aunque desde el último concierto he cogido algo de miedo (risas). 
¿Volverías a lanzarte al público? 
Sí, lo volvería a hacer. 
¡Así me gusta, sin miedo al éxito! 
RALPHIE-14.jpg
Jersey de lana con doble cremallera LOEWE.
RALPHIE-13.jpg
Abrigo de lana, pantalón tiro alto de algodón, mocasín Campo en ante, gafas y bolso Puzzle Edge en piel de ternera graneada, todo LOEWE.
RALPHIE-4.jpg
Top drapeado de viscosa, pantalón de algodón, todo LOEWE.
RALPHIE-5.jpg
Top drapeado de viscosa LOEWE.
RALPHIE-8.jpg
Mono rojo en piel de nappa LOEWE.
RALPHIE-11.jpg
Polo de cashmere, jeans baggy Anagram y bota Chelsea Campo en ante con pedrería, todo LOEWE.
RALPHIE-2.jpg
Jersey de lana, pantalón-zapato de algodón y bolso plegable XL Puzzle en piel de becerro brillante, todo LOEWE.
RALPHIE-6.jpg
Mono rojo en piel de nappa LOEWE.