Nicki Nicole lleva años siendo una de las figuras más importantes del panorama argentino, tanto musicalmente como figura pública. Quitando las continuas faltas de respeto de diferentes medios centrando sus reseñas en sus amoríos, la artista argentina tiene mucho más que ofrecer que lo antes mencionado. Naiki no es ni de lejos el proyecto más lúcido de Nicki y se nota que rapear no es su principal destreza, pero dentro de esto, la talentosa argentina consigue dejar algunas perlas que merecen destacarse.
Desde registros como Wapo traketero, Nicki Nicole, ahora Naiki, se consagró como una de las estrellas pop de argentina y Latinoamérica entera. Desde el comienzo de su carrera, la artista se ha ido moviendo en géneros como el R&B, el pop o el reggaetón, en los que ha conseguido acumular cientos de millones de streams en todas las plataformas. El famosísimo Mamichula con Trueno, Una foto remix con Mesita, Tiago Pzk y Emilia o que le pasa conmigo? con el español Rels B son los mayores hits que la artista ha cosechado en su carrera. Alejándose de estos registros, el nuevo disco de Nicki se sale de su zona de confort para aterrizar en el flexeo más exagerado con Naiki.
Uno de los grandes problemas del trap argentino siempre han sido sus letras estereotípicas que no salen del ‘le compré una casa a mamá’, ‘me busca la policía’. En este caso, tanto las letras como los títulos de las canciones casan perfectamente con el antes mencionado estereotipo, haciendo que de solo leer el tracklist se entre a la primera escucha con un poco de miedo. Quitando que el aura que envuelve el disco grita ‘se vienen cositas’, Nicki no deja de ser una de las mujeres más talentosas de la industria y consigue que en registros como Sheite estas letras suenen bien.
Otro de los grandes problemas a los que se encuentra este género es la falta de credibilidad de sus artistas. Ver a raperos que se sabe que han nacido en familias de clase media rapear sobre que les busca la CIA (es el caso) es realmente triste porque manchan las letras de los que de verdad sí han vivido estas situaciones. El estilo de rapear de Nicki no es malo, pero algunas veces se le va el tono y eleva demasiado la voz cuando su punto perfecto es el medio/bajo volumen, donde su voz destaca más y sus rapeos suenan más creíbles.
El punto más fuerte del disco es la producción, que queda en su mayoría en la mano de Tatool, acreditado en la mayoría de la discografía de Nicki. Suena fresco incluso en los temas que tienen un sonido más cercano al rap West Coast y eso aporta mucho valor al disco. El apartado visual también es de lo mejorcito del proyecto y cumple a la perfección con lo que se esperaba de una artista del nivel. 
Acompañando a Nicki tenemos a Duki, cuyo tema parece un descarte de Ameri, aunque es cierto que suena mejor que alguno de los temas del disco del rapero, y Khea, una colaboración que trae mucho morbo por su pasada relación y es sin duda el mejor registro del disco. Escuchar We Love that Shit es volver por un momento a 2020 y la performance de ambos es inmejorable y Nicki se sale. Si todos los tracks del disco fuesen en esta onda sin duda estaríamos hablando de otra cosa.
Producción y estética al máximo nivel pero unas letras pobres y una performance aceptable que deja que desear en algunos puntos del disco. Obviando esto, se celebra que Nicki Nicole introspeccione más en el rap, un género plagado de machismo donde a las mujeres se las mira por encima por el simple hecho de serlo. Disco olvidable musicalmente pero necesario a falta de figuras en la escena argentina que se atrevan a sumergirse en estos lares tan peligrosos como lo son el rap y todo lo que conlleva.
Track favorito: We Love that Shit (feat. Khea).