Como una caricia en la mejilla, como alguien que te arropa hasta arriba o como un abrazo caliente desde atrás. Así son las sensaciones que transmite 1 1 1, el álbum debut de Milo J. Algo tierno, con alma, suave y directo.
Milo lleva un año de lanzamientos sin fallos a sus espaldas, pero que nada tienen que ver con 1 1 1. Empezó el año con No estoy, desenvolviéndose en un track sin melodía. Entremedias lanzó 511, EP en el que continuaba demostrando sus capacidades como rapero y su química con el productor Taiu. Llegó entonces Bizapop, el marketiniano movimiento que conquistó las redes y causó hipótesis como que Justin Bieber grabaría con el icónico productor. Y tanta fue la conexión entre los argentinos (“antes de que me llame el Gonza era fan del Bi”, dice en la letra de su Bzrp Music Session Vol. 57) que terminaron por publicar En dormir sin Madrid, una mixtape de cinco temas: bases de EDM, jersey club e incluso drill que aun así incluían guiños a figuras legendarias como Héctor Lavoe en la intro de Fruto.
Y ahora, a escasos días de terminar el año, llega su álbum debut, 1 1 1. Y es una pena que este álbum aparezca en el momento de análisis para todos los melómanos que hacen sus respectivos tops de 2023 porque 1 1 1 adelanta por la izquierda a gran mayoría de los últimos lanzamientos en el género urbano. De hecho, categorizar 1 1 1 en el género urbano o intentar compararlo parece hasta injusto. Porque Milo J, el rapero del que todo el mundo habla, tiene un disco debut plagado de baladas.
Unos acordes estremecedores de guitarra suenan nada más hacer play y nos arropan en Tu manta. Esa misma guitarra cobra aún más personalidad en el bolero romántico Carencias de cordura junto a Yami Safide, mientras que los coros se replican en M.A.I. La última sinfonía cursi del rapero aparece en el interludio Deseo perder, con influencias R&B.
Hasta esta mitad del disco, lo que más sorprende es la evidente versatilidad de Milo J, que rompe con sus más recientes canciones y lo cómodo que se le ve en cualquier registro. También sus letras, en las que abre su pecho para describir con todo detalle los sentimientos amorosos más íntimos posibles: la protección, la desidealización, la dedicación o el deseo.
Milo J sabe tan bien como todos nosotros lo mucho que se rozan el amor y el desamor, por eso la segunda mitad del disco muestra la doble cara del romanticismo. Te fui a seguir, junto a Yahritza Y Su Esencia, se basa en un acústico mezclado con ambas voces. Las dos colaboraciones más populares llegan a finales de la escucha: el corrido junto a Peso Pluma (en la que el mexicano queda relegado por su débil rango vocal) y Alumbre junto a Nicki Nicole. Un pop-rock lleno de energía donde ambos se desangran recordando todas las promesas incumplidas y desencantos de un desamor. Tras este clímax de sentimientos, llega A1RE y se respira paz después de todo lo ocurrido. Guitarra acústica y eléctrica acompañan la voz de nuestro nene prodigio, ahora como solista, que acomoda sobre la mesa el último sentimiento restante: la nostalgia.
Tras escuchar a Milo quizás necesites un abrazo, tomar el aire o fumarte un cigarro para asimilar la reflexión. Nosotros por lo pronto les dejamos ese espacio de intimidad, mientras les recomendamos una segunda escucha para llorar aún más, o una revisita a sus temas de trapero, para después de la llorera, seguir siendo un G.
Track favorito: Alumbre ft. Nicki Nicole.