Llegamos a la sala y está a reventar. Es un espacio pequeño, sin ventilación, plagado de maricones y bolleras. Algunas tienen hasta pancartas, y otras, camisetas. Todas (me permitiréis usar el femenino plural de aquí en adelante) las que estamos aquí sabemos a lo que venimos. El primer recital en solitario de Metrika en Madrid prometía ser un ritual de satanismo, perreología y politóxicomanas. Spoiler: lo fue.
Empezó tarde, como todos los buenos conciertos underground. Metrika cantó sobre una tarima que no levantaba más de treinta centímetros del suelo, acompañada de su productor, D. Basto, y de Lorna. Ya te has corrido fue de los primeros temas en arrancar el bolo, y tras él, fueron sucediéndose canciones de su último EP como Zorrona o Guau Guau.
También hubo tiempo para las colabos más recientes con GlorySixVain, o temas más antiguos como Pabajo o una emotiva actuación de Su Alma (aunque es difícil llamar antiguo a nada en esta discografía). Entre medias, frases como “¿habéis cenado ya?” o “dejad de tocar los cables que me estáis tocando el coño”. Y por supuesto, el esperado cierre final junto a algunas de sus compis de la Queens League (Georgia Scott, Kristina, y Lorna) para cantar el hit que ya llevan como himno.
La artista de Castellón está en ese momento fresco, fresquísimo, casi punk, que le permite subirse al escenario a algunas de sus fans y firmarles las tetas en vivo. O bajarse del escenario a bailar techno hardcore entre el público y liarse con su estilista. Estas cosas que pasan cuando tu público está tan sorprendido de verte en directo como tú de verles a ellos. Nosotras, desde luego, pretendemos ir a verla un par de veces más mínimo, y recomendamos a quien tenga interés que no tarde demasiado. La esencia del trap sigue viva.
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