Hay algo especial en la gente que sabe reírse de sí misma. Metrika a quien entrevistamos en ACERO Vol. 7, es una chica que, según se puede intuir por sus letras, las ha pasado canutas a lo largo de su vida. Pese al obvio desquicie que la caracteriza, esta chica de Castellón ha sabido sobreponerse a sus desgracias y afrontarlas con ironía hasta el punto de convertir eso en su trabajo a tiempo completo. Hoy además lanza nuevo sencillo junto a Parkineos, Humedad valenciana. Aquí vamos a revisar las claves que han propiciado el boom de Metrika, así que os invitamos a acompañarnos en este descenso a los infiernos.
En su single de nombre kilométrico, No hay nada más vampiro que tener unos primos en Portugal, hay un momento imprescindible para entender lo que vamos a tratar en este texto. Concretamente en el tema Backstage, Anadie suelta la frase “Hago música pa’ que no tengas que consumir abusadores”. Aquí se esconde una verdad dolorosa, y es que en una industria tan podrida por temas como este estamos necesitados de figuras femeninas de referencia. Esto se está solucionando desde hace poco con la nueva hornada de artistas, entre las que destacan aquellas que junto a Metrika se pusieron en el ojo público con el tema Queens League. Hablamos de VeraGRV, Kristina, Daniela Garsal, GeorgiaScott y  L0rna. Hace poco más de un año desde que salió aquella colaboración en la que cada una fue el escaparate de las otras, y desde entonces hemos podido ver a varias de ellas pasando al siguiente nivel. Metrika ha sabido jugar sus cartas como una tarotista y, mediante curro y constancia, ha subido a la liga mayor.
La contraparte de estar en el ojo público es que empiezan los comentarios, y si eres una chica joven tan irreverente y chocante como Thais todo esto se multiplica. En primer lugar es importante saber diferenciar entre personaje y persona; Thais es la persona y Metrika es el personaje que supone una versión extrema de todo aquello que la caracteriza. “Siempre que hablo de satanismo me funan”, dijo en una entrevista reciente. La artista ha hablado públicamente varias veces de sus creencias y la gente en redes se le ha echado encima. 
Es comprensible que en una sociedad fundamentalmente cristiana como la nuestra el satanismo genere rechazo, a veces por educación y otras por desinformación, pero sorprende el doble rasero dentro de nuestro mundillo con este tema. Cuando Metrika habla de espíritus y cuenta sus experiencias paranormales y cómo cree que el diablo le protege, tenemos a todo cristo (¿lo pilláis?) tachándola de loca en X. En cambio, cuando Yung Beef va con un cadenón del diablo al cuello y habla de cómo ser satánico no es nada malo, se hace la vista gorda o incluso se romantiza. 
En su entrevista en Grindin’, ante la pregunta de si no le preocupaba que su imagen satánica pudiese traerle problemas a la hora de colaborar con artistas o marcas, su respuesta fue que “seguramente, pero creo que si no trabajas conmigo por mis creencias eres un cateto, que cada uno crea y siga lo que quiera”. Seguido de esta declaración, su productor y fiel escudero, D. Basto, añadió que le parece hipócrita rechazar el mensaje de Metrika por la presencia de referencias satánicas y pasó a hablar de la gente que la para después de los conciertos para agradecerle por lo mucho que le ha ayudado su música.
Hay veces que la gente solo busca excusas para desacreditar a alguien cuando no encaja en sus parámetros. Lo mismo con la temática de su música. Metrika es una zorra fiel desquiciada. Temas como el suicidio, los medicamentos o las autolesiones conviven con el sexo, la sumisión o el masoquismo. Con esta pequeña lista de la compra es esperable que la gente se escandalice, y esta chica muchas veces busca exactamente eso. Aquí volvemos a la función representativa que tiene ella misma como figura. 
Hace un mes estuvimos con L0rna y nos contó que, hablando con otra gente, había caído en la cuenta de que ella representa el estereotipo de chavala repetidora con problemas en casa. A Metrika le sucede lo mismo con las chicas que están como ella, dice, “follando con la pulsera de psiquiatría”. Son sectores poblacionales muy específicos pero que están ahí, y da fe de ello el hecho de que haya cada vez más gente que se ve representada en sus letras.
La posición en la que se encuentra actualmente esta artista tiene el triple de mérito teniendo en cuenta todos estos handicaps. Si miramos de forma objetiva y sin prejuicios, lo que tenemos es el ejemplo de una chica que no ha parado de trabajar para merecerse el foco que empezó a apuntarle hace un año. Además ha sabido rodearse de un equipo de trabajo envidiable con el que mantiene una relación casi simbiótica. Empezando por su productor, D. Basto, con el que lanza casi todos sus temas y que han conseguido crear un sonido propio e inconfundible junto con las letras de Metrika. Por otra parte, su estética en cuanto a vestuario es labor de su estilista, Elisa Sanz, que logra potenciar ese look tan intimidante como seductor. No hay que olvidar la responsabilidad de retratarla, que recae la mayoría de las veces en el fotógrafo Scamoso, con el que ya ha grabado varios videoclips y llevado a cabo varias sesiones de fotos que meten miedo al coco.
Hay que desprenderse de los prejuicios para entender y disfrutar de la propuesta que trae Metrika. Los últimos tres temas que ha sacado son una barbaridad, incluido el que publica hoy con Parkineos. Esto además confirma que está teniendo lugar una transición hacia la electrónica ravera tal vez influida por D. Basto por parte de una chica que viene de hacer batallas de gallos (aunque no le gusta que se lo recuerden). Con Parkineos precisamente ha subido una foto a su último dump de Instagram en el que le pisa la espalda con una enorme bota negra mientras que el otro se encuentra postrado en el suelo. Si con veinte años ya está en este plan, es cuestión de tiempo que acabe teniendo al resto del mundo así.