En esta vida hace falta saber cuándo ser una zorra, pero sobre todo, cuándo ser una zorra fiel. Metrika tiene más que claro sus códigos y los transforma en auténticos himnos. Apoyada por un séquito de fans que no para de crecer, la de Castellón ha construido un refugio para todos aquellos a los que no les asusta la oscuridad y se entregan sin remilgos al deseo. Cronista de su vida y la de toda una generación que se ve sacudida por los trastornos mentales, reparte temas como hostias en misa mientras proclama el empoderamiento y el respeto entre tías.
Entrevista extraída de ACERO vol. 7, publicada en abril de 2024. Hazte con tu copia aquí.
Descarada, violenta y fiel, Metrika destaca por unas barras que transitan entre el flexeo y la demencia más eufórica e ingeniosa: “La lefa es el sushi de los caníbales”, canta. O aquellas que más encabronan a los gym bros en Al gimnasio en tacones. Su 2023 fue absolutamente prolífico entre hits de reggaetón oscuro, voces desgarradas con pitcheos metálicos club y bajos ensordecedores. Así que después de su álbum Ceremonia y su EP Femme Fatale, 2024 no podía ser menos. Todo empezó con el anuncio en su Instagram que parecía narrado por unas voces que ascendían directamente del inframundo, en el que se invitaba a jugar al juego de la vida a quien tuviera el coraje y demostrara ser una zorra fiel. Madre Fundadora, editado por All Nighters, es hasta el momento el trabajo más completo de Metrika. Con su adelanto Si me hubieras querido, junto a su fiel productor D.Basto y Lowlight, quienes han trabajado con los más grandes del panorama y son siempre un sello de calidad, nos abre un mundo con más capas y más sentimientos, pero con la misma firmeza de siempre.
Nos juntamos una mañana de jueves, de esas en las que aún no te hace falta ponerte a luchar contra el mundo, y desde la tranquilidad de nuestras casas hablamos sobre quién es Thais Amores, quién es Metrika y, por encima de todo, quién es esta nueva Madre Fundadora y todo el trabajo que hay detrás de este nuevo lucero.
Hola Thais, a ver, cuéntanos, ¿quién es quién en este juego de espejos?
Metrika es un personaje, pero nunca lo llevo al extremo porque la gente puede no entender que es un personaje y lo vinculan 100% a mi persona. Por lo tanto, en el fondo también soy yo, aunque quizás Thais sea la parte más sensible. Al final cuando pienso en Metrika pienso en que es una tía super ácida, empoderada, muy directa, mu’ echá pa’lante, y yo soy la parte más humana.
¿Cuándo nació entonces Metrika? ¿En qué momento te llama la música y nace esta otra versión de ti?
En realidad esto empezó cuando hacía batallas (de gallos), porque como tengo muchísimo pánico escénico necesitaba algo con lo que protegerme, algo que me dijera que yo era como la puta ama, aunque luego ni yo misma me lo creyera.
Y antes de las batallas de gallos, tus primeros recuerdos musicales, ¿ya estaban vinculados con todo este universo, digamos, más urbano?
La verdad es que no. Mis primeros recuerdos con la música no fueron con el rap. Yo era una fan friki de Michael Jackson, y todos mis primeros recuerdos fueron con él. Además mi padre también era muy fan, así que recuerdo que me disfrazaba de él y bailábamos juntos. Me sabía las coreos de memoria, lo imitaba muy bien. Esos son mis primeros recuerdos. Pero con el rollo más urbano, recuerdo mucho a Violadores del Verso, Porta, un poco lo que se llevaba en esa época.
Justo ahora que nombras a Violadores del Verso, te quería preguntar porque tu nombre me suena mucho a Lírico, y quería saber si tiene algún paralelismo.
Qué va, realmente si te soy sincera se me ocurrió hace mucho tiempo y ahora me parece un aka un poco de mierda (risas). Pero en el momento me encantaba, porque era superrapero, que quizás sí que entra en esos códigos. A mí lo que más me gusta es escribir, pensar las letras me encanta y en ese momento estaba estudiando castellano, tenía trece años, estábamos estudiando poesía y dije, qué buena idea llamarse Metrika. Ahora me hubiera puesto un nombre completamente distinto, no sé cuál, pero diferente seguro.
Cuéntame, ¿cómo fue tu paso por las batallas de gallos, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un mundo bastante masculino y cuando entraste eras muy joven?
Eso fue un poco una puta mierda. Cuando entras en el mundo de la música, o en este caso el de las batallas, como ves a pocas mujeres dices, igual yo destaco por ser mujer. Pero, claro, lo más normal es que destaques al principio simplemente por el hecho de ser mujer, pero luego no te toman en serio. Por eso es tan difícil escalar en ese mundo, y por eso hay tan pocas mujeres pegadas en el mundo de las batallas. Es un mundo supertóxico en este sentido, por eso me empezó a dar mucha pereza.
¿Lo dejaste por la imposibilidad de escalar o quizás fue más porque preferías escribir?
Durante ese tiempo me di cuenta que me llenaba muchísimo más escribir un buen tema, trabajar y acabar una canción. Saber que era buena y que yo estuviera contenta, o incluso poder mostrarla y obtener la validación de mis seres queridos. Al final, en las batallas, ganar no dependía 100% de mi trabajo. Podía tener un mal día o que se me girara la batalla y entonces a tomar por culo. Aún así estoy superagradecida de haber seguido ese camino al principio. Fue una cosa que me ayudó a encontrar mi personaje, y al final es lo que hoy en día me ayuda a escribir. Por ejemplo, si estoy mal, me pongo en el papel de que soy Metrika y me crezco exactamente igual que cuando hacía batallas, y entonces puedo continuar escribiendo con esa chulería aunque esté en la mierda.
Claramente esta táctica funciona porque tienes una discografía superextensa, en el último año has sacado un álbum, Ceremonia, y un EP, Femme Fatale, a parte de un buen puñado de singles y ahora el nuevo disco. ¿Cómo llevas la carga de trabajo y el desgaste de estar constantemente exponiéndote?
A mí no se me hace difícil sacar temas, no me resulta una carga y por suerte nadie me lo exige. Además también está D.Basto, el productor con el que siempre trabajo, que me pone las cosas muy fáciles. Si él no lo hiciera, me pasaría los días estando encima de las bases, poniéndome más en profundidad en lo que serían los beats y la composición musical. Pero ahora tengo la suerte que puedo centrarme en escribir los temas, hablarlo con él, y si me gusta cómo queda lo sacamos. El año pasado, por ejemplo, hice muchos temas en plan comida rápida. Necesitaba sacar muchos temas fáciles, para bailar, como para poder dejar de escribir tanto en profundidad y hacer cosas que me gustaran un montón en el momento, sin pensar si luego me iban a aburrir o no. Al final me funcionó, no fue para nada una carga. Supongo que es porque cuando un tema no me funciona lo cambio. Si me encallo siento que no está saliendo bien y lo dejo. Eso no quiere decir que no trabaje las letras y dé veinte mil vueltas a las cosas. Pero si no me obsesiona de manera natural, de quererlo cantar treinta mil veces, de escucharlo una y otra vez, por mucho que quede perfecto al final y luego se pegue, a mí me habrá cansado tanto que lo más seguro es que me pareciese una puta mierda.
Justo en estas producciones, como tú las llamas, de comida rápida, aunque tengan un universo sonoro común, bastante oscuro, lo que sí que comparten todas es este nivel de sinceridad, de narración muy explícita y provocadora. ¿Esto fue algo que buscaste a propósito o salió de manera natural?
No sé como acabó saliendo un universo tan explícito. Creo que aún hay muchísimos tabús y quedan un montón de cosas de las que nunca se han hablado, y creo que ese es mi hueco. Hablar de las cosas sin filtros, como cuando te juntas con las amigas en el bar. ¿Sabes eso de cuando sueltas, pues el otro día me comí una polla y estás en una terraza llena de viejos? Pues quería que mi música se sintiera un poco así, súper en confianza pero al mismo tiempo superbasta. En el disco nuevo hay cosas más sentimentales, que quizás no quería hacer, pero me he obligado a sacarlas. Al ser un trabajo más conceptual lo necesitaba. Supongo que la gente se espera que solo haya esta parte más basta, más explícita, pero tampoco quiero que se me conozca solo por eso. Evidentemente, donde más encajo es en ese estilo, pero tampoco quiero que se me encasille como una guarra superficial y ya. Sí, soy superguarra, pero también lloro.
También este universo tan explícito lleva a una sexualización que haces de ti misma que, vaya, todas estamos en nuestro derecho de hacerlo pero, ¿te genera algún conflicto cuando ves que lo hacen desde fuera?
¡Muchísimo! Me encabrona un montón. A veces, hay algunas niñas, no la mayoría, por lo general mi público es un gran espacio seguro, que me han puesto en situaciones que me han dado muchísima rabia. Que me llamen zorra me enorgullece un montón. Como muchas otras artistas en el panorama urbano, estamos trabajando para que esto deje de ser un insulto, pero de ahí a venir a preguntarme cosas íntimas solo por el hecho que hago temas explícitos, me parece algo para pedirte que no me vuelvas a hablar en tu vida. No te conozco, yo también soy una persona, ¿sabes? No tenemos esa confianza. No me puedes venir a hablar de sexo justo después de un bolo.
Ah, ¿pero que vienen en persona, en plan tus propias fans?
No todas, ni de coña, pero ha habido casos puntuales algo bestias. En persona no hay ningún tío que se haya atrevido, esos son más de tirarte por Insta. Supongo que mi personaje, Metrika, les caga y no se atreven a venir a decir nada a la cara. Pero creo que con las tías, como genero esta cercanía, de amiga del bar, les puede la confianza.
Justo siguiendo la línea de no tapujos, de ser explícita y no ocultar nada, hablas libremente de tu bisexualidad. ¿Crees que a veces eso puede hacerte jugar con desventaja o quizás te sexualice más? Hay estudios que afirman que justo esta orientación sexual es una de las más invisibilizadas, y quizás esto genere un morbo que quizás no buscas a propósito.
Es chungo, pero tampoco es algo por lo que te pueda decir que lo haya pasado mal. Mi entorno siempre me ha apoyado mucho, y ha sido todo muy, llamémoslo, normal. Pero si cantas sobre ello siendo una tía, si hablas de ser bisexual, te van a sexualizar un montón. Y por otro lado, si eres tío y haces lo mismo, si vives tu bisexualidad abiertamente, te van a decir que eres gay. Parece que no podamos existir. Parece que la gente no pilla eso de la B, supongo que piensan lesbianas, gays, ballenas y transexuales. Rollo no estamos en esa lista. Se ve con morbo o nos borran. También supongo que es por cómo escribo las letras. Si contara que soy bisexual de una manera más calmada, si no hablara de sexo, quizás sería distinto.
En El Bloque decías que, por ejemplo, aunque estabas muy agradecida de que lo hicieran, no entendías por qué los tíos, entiendo que heteros, escuchan tu música, ¿iba un poco por aquí?
Pues, oye, en estos últimos años, creo que ya lo entiendo. He empezado a pillarlo. Yo veo el perfil de chaval que me escucha y pienso, podría ser mi amigo. He pensado mucho en por qué tengo los amigos que tengo y por qué me rodeo de los hombres que me rodeo, y he llegado a una conclusión: tienen códigos de mujeres. Para que me entiendas, yo canto diciendo muerte a los dikies y cosas así, pero obviamente no todos los tíos lo son, así que no tienes porque sentirte aludido si tú eres un hombre con la suficiente capacidad mental para saber que no lo eres. Se trata de saber que respetas a las mujeres, y no ir de falso aliade solo por la imagen; es hacer las cosas de una manera normal, sin forzarlo, pero siendo alguien con quien las tías nos podamos sentir a gusto y hablar de cosas que podrías hablar con tus amigas. Los tíos de los que me rodeo, y los que escuchan mi música, no quiero que sea gente que pueda hacer sentir inseguras a otras mujeres, y no me refiero sólo físicamente. Si jodes a una piba, o intentas hacer que tu novia se sienta de menos por mí, automáticamente dejo de ser tu colega y quien es mi amiga es ella. Yo lo último que quiero es crearle inseguridades a una mujer, mis valores son estos. Hay que ser zorras fieles entre nosotras y ellos tienen que comprender estos códigos. Y entonces cuando mis canciones hablan mal de los tíos, si tú no sabes respetar lo más mínimo, obviamente también van a ir sobre ti y me da igual que te joda.
En tu último EP, Femme Fatale, retratas esta figura, que a lo largo de la historia siempre ha tenido una alta carga sexual, ¿crees que ahora también debe pasar obligatoriamente por una sexualidad muy activa?
No creo, no tiene nada que ver necesariamente con el sexo. Va mucho más sobre el empoderamiento. Creo que se basa todo en una actitud. Se trata de una mujer empoderada, una zorra fiel, que sabe lo que quiere y va a por ello, y aunque se lleve a gente por delante lo va a hacer igual.
Y pensando en otras figuras que podrían encajar en esta figura de tía empoderada que tira para adelante con todo, pongamos una Zowi, una Juicy Bae, una Bea Pelea, ¿crees que es la única manera de sobrevivir dentro de esta industria tan competitiva?
Puede ser. Tampoco llevo tanto tiempo en la industria como para saber si ha de ser así. Pero también te digo, si yo lo tuviera que hacer para conseguir lo que quiero, no me lo pensaría dos veces.
Otro de los pilares de tu narrativa, más allá del sexo, es sin duda los problemas mentales. Hablas libremente de medicación, por ejemplo, cuando nombras el Rivotril, empiezas Guau guau diciendo que te has tomado la pastilla para no brotarte, e incluso citas textualmente el trastorno bipolar en Disgustos. Me gustaría saber un poco cuál es tu relación con todo este tema y también cómo te sientes al exponerlo públicamente, ya que en muchos entornos puede ser motivo de estigma.
En realidad, hacerlo, plasmar estas situaciones, me ayuda mucho. Hay un tema en el disco que sí que lo he basado en mi trastorno, pero por ejemplo justo en el tema Disgustos, hablo de este tema porque el trastorno bipolar es algo que he vivido muy de cerca, tanto en un familiar como con mi ex pareja, y es complicado. De alguna manera, la música me ayuda y no me ayuda a la vez. Por lo general, mis problemas están siempre relacionados con la rabia y el ego, al estar constantemente expuesta a veces puede ser contraproducente. Es verdad que cuando peor estoy es cuando menos lo muestro. Porque podría caer en el bucle de decir soy una enferma mental y solo escribir de eso y retroalimentarme, y eso es algo que no quiero. Entonces es lo que te contaba antes, me pongo en el papel y me salen temas de ser la puta ama. Y aunque puede ser que muchos de mis problemas no se puedan acabar etiquetando de enfermedad, yo los siento como si lo fueran. También me doy cuenta de que muchas veces intento romantizar todos estos problemas, pero ya no tanto para los demás sino para mí misma. Me ayuda en cierta forma este hecho de romantizarlos, de chulearlos, pero es lo que ya digo en Hello Diky, lo flexeo, pero no es un flex. Al final todo esto me sirve para sobrellevarlos de alguna forma.
¿Crees que contarlo y romantizarlo para salir de ello más que para flexear puede llegar a ayudar a alguien que te escuche de la misma manera que otros temas empoderan a las chavalas a vivir su sexualidad con la libertad que quieran?
Sí, en cierto modo pasa igual que con la parte más sexual, pero tienes que saber tus límites. Si un día dices, fua, no puedo estar mal y me voy a follar a cuarenta mil personas para demostrarte que puedes, vas a acabar en la mierda porque las cosas en la vida real no son así. Por eso aunque yo te lo esté contando y esto te ayude a empoderarte, tú tienes que saber dónde están tus límites. Y pasa un poco eso mismo con los trastornos mentales. Tú me puedes ver bien, pero estar así puede ser muy jodido. Hay muchísimos problemas con los diagnósticos de los trastornos, hay muchísimos problemas con las medicaciones que dan para esto, pero al final no es culpa mía y no puedo ser responsable de cómo la gente va a recibir estos mensajes.
¿Crees que al final esto también parte de uno de los pilares fundamentales de esta generación, que es un problema generacional? Llevamos muchos años viendo a artistas de lo urbano, pienso en Luna Ki o Kenya Racaile, cantando sobre el Rivotril. Somos un poco una generación ya empapada de esto, y a veces cuesta ver quién lo sufre y quién simplemente lo quiere performar, ¿no?
Claro, es eso. Son drogas superfáciles de conseguir y muchas veces no hacen ningún bien. Yo dejé la medicación hace tiempo. Creo que en algunos casos te puede salvar de un apuro y puede evitar muchas desgracias a corto plazo, pero en mi caso me acabó causando más problemas que otra cosa. Y sí que veo que es claramente un problema generacional. Hemos sido la primera generación, entendamos millennial-zeta como generación, en ir al psicólogo, en ir a terapia y en dar visibilidad a todas estas cosas, por eso se nos hace más común hablar de ello, ya sea para lo bueno o para lo malo. En nuestra generación hay un montón de medicación de por medio, por todas partes, y ya te digo, te puede salvar en ciertos momentos, pero el auténtico problema es cuando se convierte en una parte complementaria de tu vida para siempre. Muchas veces no te puedes permitir pagar un psicólogo o un psiquiatra privado, y en la seguridad social te dan cita cada seis meses, y ahí no te pueden prestar toda la atención, ni hacerte un seguimiento como es necesario. Entonces es normal que si solo te medicas acabes estando depresivo. Y si estás así en la vida, claro que luego se refleja en las letras. A mí me pasaba que iba al psiquiatra y me daba pastillas que calmaban ciertos problemas, pero que en otros sentidos me hacían estar peor, y cuando volvía me sumaban pastillas para rebajar la rabia que me causaban esas primeras que ya me habían recetado. Al final te plantas con siete, ocho, hasta tengo amigas con doce o catorce pastillas diarias. Y si lo piensas eres solo una niña de dieciocho años, que claro que tiene problemas, pero no estás tan mal, tienes tus cosas, pero no puede ser que se trate a todo el mundo como si estuviera para encerrar. Después estas cosas llevan a la dependencia. Yo creo que nunca voy a dejar de hablar de esto.
Si estás siendo sincera con una parte de tu vida, no tienes por qué ocultar esta. Al final es lo que hace que la gente conecte contigo.
Totalmente. Yo no tengo mucho reparo en hablar de ello, no me escondo de nada en la música. Soy bastante pura en ese aspecto, te hablo de mi sexualidad, de mi vida, pues también tendré que hablar de mis trastornos si quiero ser sincera.
Hablamos ahora de Madre Fundadora. Palabras mayores. ¿Qué idea así de primeras hay detrás?
El concepto en sí de Madre Fundadora, aunque tenga relación con el disco, no es algo que te encuentres de forma evidente. El álbum es más un trabajo conceptual que habla sobre la pérdida, el duelo, el desamor. Para ello hemos cogido la estética de Saw, porque a mí el rollo así oscuro me gusta. Luego ha sido mezclarlo todo con la estética más propia del satanismo y ha quedado un rollo algo críptico.
Y cuando hablas de conceptual, ¿a qué te refieres?
A mí me gusta mucho esconder las cosas, jugar con la información. Así que tú vas a escuchar los temas y habrá uno más sentido que quizás te va a parecer un tema triste, y el siguiente me vas a ver más empoderada, pero si los analizas, te darás cuenta que en conjunto tienen un significado que va más allá y que entrelaza unos temas y otros. El disco está dividido en cuatro partes que son como cuatro fases, y eso da pistas para entender por qué en cada punto hablo de cada cosa. En este disco he querido trabajar de una manera, y llegar al punto que pueda contar y explicar las cosas que pasan por mi cabeza sin hablar de ellas de forma directa o evidente.
¿Y por qué jugar al ocultismo en las letras, sobre todo sabiendo que no tienes miedo a ser explícita?
No te sabría decir el porqué exactamente ni por qué exactamente ahora. Siempre ha sido algo que me ha atraído mucho. A mí me gusta escuchar canciones en las que yo pueda darme cuenta de cosas aunque sea una canción que me haga bailar, que me haga pasarlo guay cuando la escuche. Me encanta poder hilar cosas, ir descubriendo las capas de lo que me quieren contar los artistas. Este tipo de juegos me encantan. Todo lo que tenga que ver con las cosas de la mente, las distintas percepciones, todo como si fuera eso, una especie de juego, me flipa. Y quise hacer mi propia versión de esto, necesitaba hacer algo más profundo. Quería que la gente se pusiera las canciones y dijera, ya está Metrika hablando siempre de lo mismo, de que es una zorra y tal, pero que luego, cuando se paren un momento a escuchar y lo analicen digan, ¡ah, no!, hay algo más ahí.
O sea que de algún modo se trata de construir una historia a partir de todas las canciones, no solo disfrutarlas de manera individual, sino ir trazando relaciones entre ellas.
Exactamente. Y lo de Madre Fundadora, a ver cómo lo explico. Para mí es por dos cosas. Primero porque de algún modo me siento así, me siento como una madre fundadora para las niñas que me siguen, porque de algún modo es todo un poco sectario. Yo empecé con todo este rollo de las zorras fieles, muerte a los dikis, que si no sé qué. Y luego todas las niñas que me siguen han seguido estas ideas, y yo las veo como captadoras de almas. Ellas intentan convertir a sus amigas y a todo el mundo en zorras fieles, y de algún modo siento que es algo así como los Testigos de Jehová (risas). Además siento que ellas me entienden y hay unos códigos y un lenguaje que es muy de zorra fiel. Escuché ese concepto en una de las pelis de La purga: “Benditos sean los padres fundadores de Estados Unidos”. Y me dije, buah, yo soy La Madre Fundadora de las zorras fieles.
Pero en realidad, aunque tengas todo este imaginario más oscuro, más satánico como dices, sí que hay algo bastante luminoso en querer empoderar a las tías a través de esta figura de zorra fiel.
¡Sí, total! Pero si te soy sincera, yo aún haría esta imagen más oscura, más violenta. Pero soy consciente que nadie ha transitado un camino tan oscuro, por lo menos en lo que se refiere a música urbana, como para que yo lo pueda hacer todo lo oscuro que me apetece. Es un poco como con el tema de nuestra sexualidad. Si yo he podido ser superbasta es porque gente como La Zowi ya lo fue en su momento y abrió camino para que otras lo pudiéramos ser también. Es decir, hay gente que ya ha caminado, para que yo pueda correr.
¿Has tenido a alguien en mente cuando trabajabas en el disco para decir, okey, quiero seguir el camino de tal persona o quiero hacer lo que hace este pibe por tres?
En realidad no mucho, porque es lo que te decía, con el tema de la oscuridad y tal, voy un poco tanteando, prueba y error, porque nadie ha recorrido el camino de una forma tan oscura como para que yo lo pueda hacer tan oscuro como me gustaría. A mí realmente lo que me gustaría es que en un futuro, gracias a lo que yo haga ahora, haya gente que lleve esta oscuridad, este ocultismo, al nivel que a mí me habría gustado poderlo llevar.
Eso en realidad es una gran voluntad de Madre Fundadora.
Total. Poder hacer un poco de guía, ir enseñando el camino, o por lo menos un camino que también se puede seguir para que otras personas lo puedan escoger también.
¿Qué es exactamente lo que te atrae del satanismo, de esta oscuridad, tanto a nivel estético como conceptual?
Yo antes era supercristiana, pero me di cuenta que no era mi camino. No sentía esa conexión. La iglesia en sí me hizo replantearme muchas cosas sobre el propio cristianismo. Igual es una tontería, pero a mucha gente le pasa: yo no puedo entrar en una iglesia. Me da mucha ansiedad. Igual no es ni tan siquiera por el rollo más religioso, pero han pasado cosas muy chungas ahí dentro, y se percibe una energía muy extraña, muy hostil. No me siento bien, creo que me va a pasar algo malo en cualquier momento y no me siento protegida. Y en cambio con el satanismo desde el minuto uno me sentí acogida, protegida. Y no necesariamente por la comunidad en sí, conozco máximo a cuatro personas que lo son, y todo lo que he aprendido lo he hecho yo sola, me he informado y leído para intentar comprender, y en este proceso he encontrado aceptación. Al final no es tan fácil como ir a una iglesia o una parroquia cristiana, que hay en cada barrio, y hablar con un pastor, es más el camino de investigar tú y tener fe. Igualmente hay distintos tipos de satanismo, pero el que yo proceso, la oscuridad a la que yo me acerco, es una en la que me siento cómoda, aceptada y no tengo que fingir.
Entiendo que este proceso en realidad viene ya un poco más de lejos, supongo que tu anterior disco, Ceremonia, ya estaba algo vinculado con todo esta creencia.
Sí, justo empecé ahí, con Ceremonia. Por esto también se llama así, fue un poco mi iniciación. Tanto mi música como mis actuaciones a partir de ese momento estuvieron mucho más ritualizadas, pensadas desde esa iconografía. Fue una primera muestra de en quién me estaba convirtiendo.
A nivel sonoro, ¿Madre Fundadora sigue en este universo de reggaetón oscuro como en tus últimos temas de 2023 o al haber canciones más sentidas encontraremos nuevos sonidos, nuevos estilos, otra parte de tu universo sonoro que aún no conocemos?
Pues hay muchísimo de todo. Hemos trabajado los estilos sin miedo. Hay lo que ya anticipas, reggaetón oscuro, hay obviamente trap, pero también hemos descubierto una variante que de momento no se la hemos escuchado a nadie por aquí que se llama super-trap, con la que estoy absolutamente obsesionada. Hemos decidido incluir también una parte de dubstep, así como un tema de hardcore o temas más con una intención llorosa, en los cuales no hay percusión o no tanta como habitualmente.
¿Cuánto tiempo has necesitado para poder trabajarlo todo?
Llevamos desde septiembre. También te digo, al principio eran nueve temas o así. Pero se me fue yendo un poco. Al final ha quedado en veinticuatro tracks, porque los cuatro que no son canciones en sí son locuciones que te van explicando las normas del juego. Para que nos entendamos, el disco está pensado para que tú lo puedas escuchar todo seguido, como un todo, no skips. Y al hacerlo, que se sienta como si estuvieras metido en un juego. Las locuciones son las normas de cada uno de los cuatro bloques. Un poco como Saw, que tú juegas al juego, pero cuando llegas al final no es nada de lo que habías pensado.
Veo que está todo muy atado.
Muchísimo. Para mí es como una obra de arte. Siento que lo he hecho tan bien que me da igual que luego venga alguien y me diga que no le gusta, porque para mí esta persona no tendrá ni puta idea. Va a haber gente que no lo va a apreciar y no pasa nada, pero la gente que sí lo haga, que entre en el juego, yo creo que les va a petar un poco la cabeza.