Se cumple un año desde nuestro último ranking; y, una vez más, no ha sido tarea fácil. ¿La razón? Este 2025, en especial, no ha sido un año de fórmulas cómodas ni de sonidos en piloto automático. La industria cada vez dibuja un mapa más diverso pero coherente, lleno de riesgo, de identidad y de una necesidad por contar cosas con valor propio. La suma de singles ya no nos funciona, ahora queremos más: ralentizar el consumo, una escucha atenta y una relación más íntima con la música. Los discos nos piden más tiempo.Y nos encanta recuperar esta sensación. Frente a la lógica del hit inmediato, este año ha premiado la narrativa y el concepto, incluso si que implicaba incomodar o descolocar. 
También ha sido un 2025 marcado por la vuelta a la raíz, especialmente a lo local. La salsa, la jota, el R&B primigenio o el reggaetón de escuela se han fundido al pop, al rap y la electrónica sin demasiadas jerarquías. Hay una mirada clara hacia el origen como forma de avanzar, no de refugiarse. Entre todo esto, hacer un recap de los treinta mejores proyectos ha sido todo un reto, pero después de muchos descartes y debates entre el equipo, aquí os dejamos nuestro listado que (pensamos) definen mejor este año musical tan sólido, ambicioso y profundamente identitario. Desliza. 
30. 8Belial - Mr. Fino Riddim The Mixtape
Los componentes de Disobey han tomado la decisión de centrarse en sus carreras en solitario y sin duda el que más hype ha logrado despertar es la máquina del ritmo, en parte por culpa de temas como Sube Arriba pero sobre todo por el remate final de este Mr Fino Riddim The Mixtape, Orilla. Aún damos las gracias a todos esos comentarios que decían “es Bad Gyal en tío” por hacer posible este junte que ha sonado hasta en las discotecas más comerciales. En la mixtape 8belial flota sobre ritmos de dancehall abrazando su versión que más le distingue de los demás y haciendo melodías más bien típicas de la música jamaicana, lo podemos notar especialmente en Gyal Arma Letal y en Mr Fino, donde hasta se le pega la dicción y adopta algunas expresiones de allí como el “clap” que hay que decir que le queda increíble. Hay una prueba infalible para detectar aburridos, si cuando suena 8belial no se mueve, es un muermo.
29. Nathy Peluso - MALPORTADA
En estos últimos tiempos de cuestionable recesión, en los que el Pantone que triunfa es el 11-4201 Cloud Dancer de la calma, la claridad y la pureza, el EP de Nathy Peluso funciona como el antídoto perfecto. MALPORTADA es una apuesta contra lo correcto, un breve pero revolucionario mundo ruidoso que invita a equivocarse, a triunfar en el fracaso y a hacer una fiesta de todas esas veces en las que erramos por atrevernos demasiado. A lo largo de sus 6 temas, impregnados de salsa cooking mama, hay espacio para hits que han marcado nuestro último trimestre del 2025, como A CABALLO o el propio homónimo del disco, junto a Rawayana, única collab aquí. No obstante, se trata de un trabajo de anacronismos y claroscuros, donde despedimos el año portándonos mal, que no regular, pero también hay cabida para los ángeles, para que lluevan flores y para que, en definitiva, nos podamos sentir insensatas sin que necesariamente eso nos haga serlo. MALPORTADA es, en otras palabras, un tratado al amor (propio) libre capaz de exorcizar a perlas y perlones, este año y los que vengan.
28. Sangüijelas del Guadiana - Revolá
Revolá es uno de esos discos que llegan en el momento justo. El debut de Sanguijuelas del Guadiana mezcla jotas extremeñas, pop y rock con una naturalidad que suena honesta y necesaria. No hay postureo ni grandes artificios: aquí lo que importa son las voces y lo que tienen que decir. Desde Guadiana, hablan del origen, de la España vaciada y de las ganas de ser escuchados sin pedir permiso. Las canciones funcionan como gritos colectivos que conectan con quien se ha ido y con quien se ha quedado. Este año han ido conquistando espacios poco a poco, desde escenarios pequeños hasta festivales y platós, sin perder el pulso. No necesitan grandes gestos para que las letras resuenen donde importa. Revolá habla de moverse, de ir y venir, de cargar con el lugar de donde vienes. Ese movimiento constante es parte del disco y de su identidad. Lejos de pesar, su música aporta ligereza y empuje. Sanguijuelas no miran atrás con nostalgia, sino con fuerza. Y todo indica que este vuelo acaba de empezar.
27. Mushka - Nova Bossa
Tras un inicio de carrera lleno de éxitos que la coronaron como la reina de Catalunya con tan solo veinte años, Mushka decide que es año de álbum, coge uno de sus géneros favoritos, la bossa nova, y persigue su esencia hasta verse en Brasil grabando con músicos locales. ¿El resultado? Mimenina, una canción especial, hecha para dançar y ser cantada con el alma; esto, y un álbum marcado por la samba que le corre por las venas. Por su naturaleza de hitmaker no se ha dejado de hacer canciones como Lotus o Mamipuladora, que pegaron desde los snippets, y para terminar de vestir la pieza ha decidido invitar a tres artistas que no podría juntar nadie más en un álbum: la maravillosa Maria Jaume, el rebautizado “vuit belial” o “la màquina del ritme”, y un pilar de la música catalana como es Guillem Gisbert. Nova Bossa es el álbum que nos prometió que sería, así que se ha ganado un descanso, pero que sepas Mushkaa que cuando decidas volver a la carga te estaremos esperando.
26. Carmen Lancho - Dramitas
Dramitas es el debut de Carmen Lancho en el que ha convertido lo cotidiano, y las preocupaciones del más del setenta por cierto de la población, en motor creativo. El disco se mueve en un pop confesional que solo busca expresarse en voz alta: canciones de corta duración que se han convertido grandes en identificación. Lancho escribe desde la vulnerabilidad, pero sin dramatizar de más, dejando que los detalles y las propias letras sostengan el peso emocional. Hay una voluntad clara de hablar de inseguridades, vínculos y contracciones, pero su fuerza está en no caer en el exceso ni en el cliché. Su fuerza está en la cercanía, en la intimidad, en ser un proyecto que conecta precisamente porque no intenta impresionar, sino acompañar.
25. Yapi - Badman in love
Para nosotros, una de las revelaciones más importantes del año (y también para un par de labels, jeje). La primera vez que escuchamos a Yapi fue batiendo récords con su Dónde te escondes; récord que poco más tarde volvió a superar gracias al remix con Jc Reyes. Pero por encima de todo, Yapi es un grandísimo conocedor de la música africana contemporánea, claramente influenciado por sus raíces de camerún. No por nada tiene a gigantes como Saiko o Cyril Khmer respaldando a fuego su proyecto.
24. Carlos Ares - La boca del lobo
La boca del lobo tiene esa cosa mágica y hasta cierto punto inexplicable que ocurre cuando un disco solo mejora y mejora conforme más lo escuchas. Se va desplegando sin prisa, dejando que las canciones respiren y que las letras calen. Y es que si algo queda claro después de escucharlo, es que Carlos Ares es, ante todo, un letrista finísimo. Durante el álbum, además, Ares abraza sus raíces gallegas como parte esencial de su universo sonoro. Tanto, que consigue despertar una cierta envidia entre todos los que no somos de allí. Hay tradición, hay banda y hay una forma muy suya de entender el folk-pop. Además, La boca del lobo está claramente pensada para crecer en directo, cosa que consigue con creces y que nos devuelve un poquito la fe en la magia de los conciertos. Es, claramente, un disco que más que escucharse, se habita. Y que confirma que, a veces, ir a contracorriente sigue siendo la mejor idea.
23. Azuleja - C.R.I.N.G.E.
La vergüenza. Para muchos, una coraza, un constructo con el que justificar sus miedos. Para Azuleja, el motivo de su arte. El “cringe” es una filosofía de vida, un arma de doble filo con la que trabajar tus inseguridades. Esta oda a la sinvergonzonería que tanto ha resonado en el panorama alternativo de España es una de nuestras elecciones inamovibles de 2025, y no es para poco. El trabajo conceptual que logra la artista nos transporta a una mente privilegiada. Una cargada de dudas sobre la juventud, el hallazgo de nuestra sexualidad y la idealización del amor. Este cuento de princesas amargo se apoya en el incomparable vozarrón de Azuleja y las producciones vanguardistas de Roy Borland y Teo Planell. Hay pocas cosas este año que nos hayan conmovido tanto como Caníbal o Love, A Contradiction. Con este repertorio de canciones hemos aprendido a reírnos de nuestros miedos y querernos un poquito más. A ella también, es imposible no tenerla en un pedestal. 
22. Ultralone - Farmàcia de Guàrdia
Ha irrumpido con una fuerza brutal y tiene pinta que este chico solo sabe mirar hacia arriba. Es oficial, Ultralone ha traído la nova era. De la misma forma que lo hizo la Pawn hace más de una década ha cogido los sonidos más potentes de fuera para poner a todos a aprender catalán porque es “el puto Ramon Llull”. Jove Catalanet fue la prueba de fuego y con todos pendientes a su próximo movimiento sacó los demás blisters que tenía escondidos para conformar Farmàcia de Guàrdia. Ha cambiado su forma de hacer dinero, ahora lo hace combinando elegancia con brutalidad, Porcs & Diamants con Au Revoir, y así seguirá mientras le siga dando para gastar. Swag, drip, la credibilidad que a muchos les falta para cantar lo que canta, un boli muy pero que muy afilado y una fuerza de atracción que sólo se genera siendo auténtico. En un muy buen año año para la música en catalán, Ultralone se ha convertido en un must.
21. KYNE - CERTIFIED FREAK
Es el primer proyecto donde Kyne se consolida al 100% como productora, y no podemos estar más contentos por esa decisión. Ella es experta en traducir los códigos del R&B y del sonido americano a nuestro idioma, lleva años de curro descifrando esa química. Así que no era de extrañar que entre los escogidos para acompañarla estuvieran Ergo Pro, Mir Nicolás, La Blackie.
20. Teo Lucadamo - El dilema del rapero blanco
¿Culture-vulture? ¿Nepobaby? ¿Muy blanco para rapear? Teo se quita los estigmas que le han rodeado durante su carrera para crear una propuesta cautivadora que invita a la reflexión sobre los sesgos raciales en la música “de calle”. Habla sin tapujos sobre miedos, crianza bajo la luz de los flashes, el amor moderno y abrirse paso en una industria en la que hay que andarse con ojo avizor. Y vaya si lo hace; UMG, el primer single, avivó el debate de las discográficas y sus contratos. Reflexiona sobre la figura del hombre blanco en la música negra, su papel como rapero y la repercusión que eso conlleva. Nos ha fascinado su manera de relatar historias, tanto cotidianas como únicas de su infancia y paso a la adultez. El álbum puede tratar un dilema, pero nuestra valoración es tajante: lo nuevo de Teo Lucadamo toca muchos palos, y todos los abarca excelentemente.
19. Beele - Borondo
Borondo ha sido una explosión veraniega. La mezcla del afrobeat con el pop latino ha resultado en este álbum que ha arrasado en listas este 2025 con singles como La Plena, mi refe o Morena. Hay influencias claras como Burna Boy o Wizkid, pero filtradas desde una lógica mucho más melódica y accesible. El polémico Beéle canta casi siempre desde el registro medio, evitando excesos y apostando por una interpretación contenida, más sensual que explosiva. No es un álbum experimental ni pretende serlo. Su valor está en su frescura y en cómo el colombiano logra traducir esos códigos y conectar con una necesidad del público hispanohablante, sin perder identidad. Borondo confirma que un disco de singles tambien puede funcionar como un proyecto en su totalidad. Eso, y que el afrobeat es el verdadero campeón de la pista de baile.
18. Cazzu - Latinaje
En un gesto de honestidad radical, Cazzu dinamita en Latinaje el personaje que la coronó para revelarse en su forma más pura y compleja. Este no es un álbum, es una catarsis hecha canción; el sonido de una metamorfosis personal que transforma la vulnerabilidad en una fuerza creativa arrolladora. Al renunciar a la seguridad del trap, se sumerge en un torbellino de folclore y raíces latinas, demostrando que su verdadera potencia no residía en el arquetipo de Trap Queen, sino en la valentía de desnudarse artísticamente. Latinaje es una obra de riesgo y emoción, un disco que incomoda, conmueve y, finalmente, consagra a Cazzu no como una estrella del momento, sino como una autora indispensable.
17. Natalia Lacunza - N2STAL5IA 
Si Tiene que ser para mí fue la búsqueda de la luz, N2STAL5IA es la aceptación de las luces y sombras. Natalia Lacunza entrega aquí su obra definitiva sobre la crisis de los veinticinco: un disco atmosférico y emocionalmente denso que rehúye del hit inmediato para construir un estado de ánimo. Lejos de acomodarse, ralentiza el pulso y narcotiza los ritmos, creando un pop electrónico introspectivo que suena a resaca emocional y crecimiento a regañadientes. Es un trabajo de madurez sutil, donde lo que no se dice pesa tanto como lo que se canta. Un álbum que confirma que su talento no está en seguir tendencias, sino en tener la valentía de pararlas para escucharse a sí misma. 
16. Teo Planell - Demian 
“Nada dura para siempre” dice Teo en St, el prólogo de su último proyecto. En él, propone un abanico de reflexiones sobre el individuo, la búsqueda de identidad y lo finito de la vida. Su manera de escribir es elegante, grandiosa y costumbrista. El ping-pong entre lo acústico y lo electrónico nos ha cautivado desde la primera escucha. El dualismo que propone Teo Planell altera nuestra percepción del indie español, en parte gracias a su propuesta literaria. La novela del mismo nombre escrita por Herman Hesse sirve como punto de partida de un viaje que, para muchos, ha abierto un cajón lleno de nostalgia y melancolía. Demian insiste en que te examines por dentro y trates de abrazar tu identidad, una incógnita para muchos. Es por ello que ver a artistas talentosos darse de bruces con una realidad tan humana nos conmueve. La última propuesta de Teo Planell deja en vilo a cualquiera. Es normal, nosotros seguimos digiriéndolo.
15. l0rna - MISS-UNDERSTOOD 
MISS-UNDERSTOOD es el disco con el que l0rna decide presentarse sin intermediarios ni muletas. Un proyecto largo y frontal que no busca consenso, sino presencia. Aquí conviven descaro, humor ácido y momentos de exposición real, sin orden complaciente ni narrativa cerrada. El álbum se mueve entre la barra directa y la herida abierta, usando el contraste como motor. No hay intención de suavizar el discurso ni de traducirlo para todos. La producción acompaña ese gesto: rap, trap y reggaetón deformado, capas digitales y decisiones que rehúyen el estribillo cómodo. l0rna escribe desde la experiencia, no desde el personaje, y eso atraviesa todo el disco. MISS-UNDERSTOOD no pide empatía inmediata, la pone a prueba. Un debut que no se explica: se representa.
14. Ergo Pro - Dolor en efectivo
Orcasitas, The Wire, una fuerte dosis de existencialismo barrial y una pizca de Illmatic. Ergo se posiciona como un narrador omnisciente, que todo lo ve pero nada lo juzga; y ofrece a la audiencia este relato de su realidad aderezado con rimas finísimas. De principio a fin, el chico de MG te abre una ventana a su mundo:  guiños a raperos insignia como Noreaga o Biggie; beats de Gese, tensei o DJ Cec, y un perfecto paisaje de la fauna de Madrid Sur. Un rollo Galdós en rap.
13. Belén Aguilera - Anela 
Anela es un disco de contención. Belén Aguilera reduce el gesto y afina el discurso, dejando atrás la urgencia del impacto para centrarse en la la introspección, con letras directas y una producción medida que no busca subrayar la emoción. Aquí no hay exceso ni dramatismo: hay observación, distancia y control. La voz se sostiene sin adornos innecesarios y el álbum fluye como un bloque compacto, entre el pop experimental y lo lírico. Anela no pretende reinventar a Belén, sino fijar una posición más clara y adulta. Un trabajo sobrio, consciente y sin competencia en su producción: para bailar y llorar al mismo tiempo.
12. Xiyo y Fernandezz - $F VERANO VOL.2
Xiyo y Fernandezz han sido la sensación del underground este 2025 firmando una de las canciones del verano con Do you remember y trayendo de vuelta el reggaetón de la vieja escuela siendo dos chavales de la nueva. Aún así, esta canción no les encajó en el EP, fueron otras siete las elegidas para $F VERANO VOL.2 entre las que tenemos temazos como Baja al malianteo o Bajo la luna, que quizás te suene más si te digo “y por eso yo la choco, choco, choco, choco chocolate”. Con este segundo volumen adelantaron el lanzamiento a junio para que no hubiera excusas y todo el mundo lo bumpeara en esas noches que aun son calurosas, eso si, ni en esas le pidas a Fernandezz que se quite la braga. Se venía cocinando de tiempo atrás, pero este ha sido sin duda el año de explosión de las dos promesas de La Vendición que han entrado en el radar de leyendas como Gotay “El Autentiko”. Veremos hasta dónde son capaces de llegar.
11. AMORE - Top Hits, Ballads, etc...
Top Hits, Ballads, etc... es el gesto más personal de Amore hasta la fecha: un disco que juega a explorar la lógica del pop desde dentro, usando sus propias formas por bandera. Aquí conviven melodrama, ironía y vulnerabilidad sin jerarquías claras, como si cada canción discutiera con la anterior. Amore escribe desde el exceso emocional, pero lo hace con conciencia: hay exageración, sí, pero también lucidez. El álbum se mueve entre la balada herida y el pop experimental, sin buscar equilibrio ni consenso. Todo suena deliberadamente expuesto, porque el desorden también es parte del mensaje. Top Hits, Ballads, etc... aspira al hit limpio, pero de forma inevitable prefiere el ruido, la grieta y el gesto imperfecto. Y ahí es dónde encuentra su fuerza.
10. Dano - Nuevos trapos
La última entrega del rapero se ganó una de nuestras covers este 2025, y un sólido puesto en nuestro wrapped del año. Nuevos trapos es un ejercicio de madurez artística. No tanto por la calidad musical (eso es una constante en su movida), sino por la filosofía con la que él mismo ha transitado las variaciones en torno al concepto, nombre, o visuales del disco. No fallan las voyeurísticas rimas a las que nos tiene habituados, pero esta vez, infusionadas con un toque extra de melódicos estribillos. Y nos encanta escucharle cantar. 
9. Barry B - Infancia mal calibrada 
Lo que ha pasado este año con Barry B no se explica: se siente. Infancia mal calibrada está escrito desde un lugar incómodo pero bonito, y cierto, y a veces, incluso divertido. Su último EP es una mezcla entre mirar atrás con nostalgia y saldar una deuda emocional. El emoji de las dos manos dándose un apretón. Algo así. Con guitarras que recuerdan al rock de garaje de los U0 y una forma muy concreta de entender la honestidad, Infancia Mal Calibrada ha sido un click que ha conectado con todos este año. Lo interesante del disco no es solo su imaginario —entre el ruido británico y la rudeza de Aranda, que se parecen más de lo que parece—, sino su coherencia interna. Lo nuevo de Barry se siente exacto, como una evolución natural en su carrera. Y, por qué no, con unas letras que funcionan en un pogo y en un domingo raro. Infancia mal calibrada es el retrato de un Barry que ha encontrado su sonido.
8. Juanjo Bona - Recardelino
Recardelino es el debut con el que Juanjo Bona toma una decisión clara: avanzar sin desprenderse del origen. El disco nace de una reconciliación con su propia voz, con Aragón y con una forma de escribir que no necesita disfrazar el folklore para hacerlo contemporáneo. Aquí la jota aparece no como guiño estético, sino como idioma emocional, integrado de forma natural en un pop que habla de crecer, marcharse y volver a mirarse. El título, Recardelino, es el nombre de un ave inquieta, también una expresión popular para nombrar a los niños cantarines que funciona como una metáfora perfecta desde la que atraviesa su memoria, su identidad y movimiento. Las canciones nos hablan de su infancia, desarraigo y madurez temprana, cosidas por detalles sonoros de silbidos. Lejos de perseguir una etiqueta o un sonido impuesto, Juanjo escribe desde lo que le pedía el cuerpo, incluso cuando eso implicaba salirse de lo esperado. Recardelino no busca épica ni artificio: propone un tránsito honesto, exigente y emocional, donde crecer no significa destruir, sino soñar más fuerte y con más capas.
7. Juicy Bae - El secreto
Juicy Bae ha marcado muchos hitos en este 2025: ha llenado salas hasta la bandera, nos ha hecho aprendernos letras inenarrables, ha puesto en boca de todos una ciudad y ha desvelado, tras mucho hype, un disco, El secreto, que ya podemos decir que ha sido protagonista de todos nuestros Spotify Wrapped. Atrás quedaron meses de introspección. Estos doce meses han sido de abrirse a destajo, y lejos de ser ese el secreto de su éxito, lo que sí es cierto es que la joven sevillana ha reventado a golpe de  R&B, sensualidad y minimalismo la escena en cuestión de unos años. Y siempre podremos decir: In Juicy We Trust”. El lema que llevamos viendo proyectado en los directos y redes sociales de la cantante durante mucho tiempo y que, como imaginábamos, venía a ser el culmen de la confianza y la cocción de lo que hoy hemos podido escuchar, bailar, cantar y perrear hasta los infiernos.  
6. Amaia - Si abro los ojos no es real 
Contaba Amaia en la revista Vogue de enero, recién estrenado el año, que siempre ha tenido muy claro que iba a hacer lo que quisiera. Y así ha sido siempre desde que saliera, ganadora, de la academia más famosa de nuestra televisión. Hace apenas unas semanas, en los últimos coletazos de año, regresaba a OT para visitar a los concursantes de esta nueva edición. Allí cantó e interpretó Tengo un pensamiento, uno de los temas estrella de su último disco Si abro los ojos no es real. Todos los concursantes se quedaron como hipnotizados viéndola en directo equivocarse y desdecirse en cada estrofa. Era Amaia en todo su esplendor, y su disco, también. No podía ser de otro modo. El icono de toda una generación inaugurando y despidiendo con broche de oro un año que la ha llevado a lo más alto, y que ha hecho de su disco una de nuestras bandas sonoras en este 2025. Y es que este trabajo es, en la distancia corta, el mejor regalo que Amaia Romero nos podría haber hecho para acompañarnos en cada uno de nuestros mejores momentos de este gran año musical. Y en la distancia larga, un acto de sinceridad y adultez desmedida. 
5. Milo J - La vida era más corta
El prodigio de Morón reconecta con sus raíces y presenta un sobresaliente proyecto que no deja a nadie insatisfecho. Incluso para los que no somos de allí, La vida era más corta se siente como un viaje de regreso a casa para comprender tu propósito en el arte. La transición del trap más experimental y vanguardista del mainstream latinoamericano a la fusión de folk ha resonado en nuestros corazones. Una oda a su cultura y el sonido con el que se crió desde la fibra sensible, cargado de letras sentidas y una producción como pocas hemos visto este 2025. ¿Se puede pedir más? La trayectoria de Milo, por muy joven que sea, lo ha posicionado como una de las voces más revolucionarias de la escena argentina. Por cierto, tiene 19 años. 
4. Guitarricadelafuente - Spanish Leather
Spanish Leather se merece todo y más, porque a lo largo de este año Guitarricadelafuente nos ha hecho partícipes de un viaje a través de la deconstrucción de nuestra españolidad, casi en el timing perfecto de una España en la que cada mes se hacía más doloroso sentir tan real aquello de “cafeterías de Madrid se ven tan europeas”. Y es que en un presente en el que nuestro ibérico Antonio Banderas promociona gyozas relacionándolas con Goyas, se hace complicado que esas cafeterías, efectivamente, no luzcan europeas, o japonesas o italianas o americanas o francesas. La pérdida de la identidad y el éxodo han sido motores recurrentes para conducir un irónico, divertido pero crítico discurso que se alarga desde Futuros amantes a Port Pelegrí, pasando por Tramuntana. 2025 ha sido el año de Spanish Leather y de Guitarrica, al que, por cierto, le ha servido de trampolín perfecto para un 2026 que pinta ser muy renovador para él. 
3. Rosalía - LUX 
Por supuesto que LUX estaría en nuestro top tres de 2025. Era indiscutible. Rosalía ha lanzado un proyecto que no busca ni continuidad ni reconciliación en su discografía, sino una toma de poder. La catalana ha construido un álbum basado en la ambición, el exceso consciente y el control absoluto de un imaginario. Frente a la inmediatez del hit, LUX propone experiencia; frente al consumo rápido, permanencia. El más es más no satura, sino que crea un lenguaje propio: coros, cuerdas y estructuras casi litúrgicas se integran en cada canción para convertirla en gesto. Hay una obsesión por el detalle, por el orden, por convertir la emoción en arquitectura. Contiene un discurso global, un multilingüismo que funciona: porque no importa entender cada palabra para sentir el peso de sus letras. El disco es denso, abierto a infinidad de interpretaciones y, sobre todo, no apto para cualquier oyente. Y aunque el videoclip de la Perla haya sido un bajonazo, nos quedamos con que ha reconfigurado del sistema, la vuelta al mimo, la pausa, la cocción a fuego lento. LUX es un álbum deliberadamente excesivo que no intenta gustar, sino marcar territorio.
2. Bad Bunny - Debí tirar más fotos
Qué decir de este disco, salió a principio de año y ya teníamos claro que iba a encabezar muchos rankings. Bad Bunny por cuarta vez en su carrera ha conseguido ser el artista más escuchado del año y lo ha hecho gracias a un disco dedicado a su tierra, Puerto Rico, en el que mezcla salsa y reggaetón, uniendo los dos géneros musicales que han marcado la vida de las generaciones que hoy conviven en el archipiélago. Ha tenido que ir a clases de baile para que sus pies no se queden atrás al interpretar Baile Inolvidable, un problema que no se ha encontrado con Eoo o Voy a llevarte pa' PR porque a perrear no le tiene que enseñar nadie; ni a componer, sin duda, porque en este disco también están Kloufrens, La Mudanza, Dtmf y las que me quedan por mencionar. E insistimos, este aluvión de temazos no nos tiene que despistar del homenaje que le ha hecho a su PR, invitando a artistas autóctonos a colaborar, sampleando El Gran Combo de Puerto Rico, introduciéndonos a su jerga más profunda y protestando en letras con trasfondo como Lo que le pasó a Hawaii. Una protesta, por cierto, que trasladó al Tiny Desk y que tiene la oportunidad de llevar a la Super Bowl para terminar de hacer temblar la Casa Blanca. No nos asusta decir desde ya que esto es un disco generacional.
1. Rusowsky - Daisy
Daisy es el esperadísimo primer álbum de Rusowsky, y nuestro favorito del año.  Tras verle como productor en trabajos de Dellafuente, C. Tangana o Judeline. Madrid ya estaba petado de carteles anunciando el Wizink aún antes de salir el disco. Y no se equivocaban. Musicalmente, Daisy se mueve entre el pop experimental, la electrónica minimalista y el bedroom pop, pero sin miedo al trap, merengue o a un dandole de las Ketchup. Si este abanico tiene algo en común, es que hablamos de producciones que priorizan la textura sobre el impacto. Beats sencillos, sintes contenidos y arreglos que juegan con la sutileza y la repetición. Golazo para Rusia- IDK. No solo como colectivo, sino como espacio creativo desde el que se ha redefinido una forma de hacer pop en España: mucho más libre, más vanguardista, ajena a concepciones tradicionales de la industria musical. Que Daisy sea nuestro disco del año no es por una cuestión comercial, sino por lo que simboliza: un camino claro para la nueva escena independiente española.