La primera vez que hablamos con Lil Ella nos declaró que “aún estoy conociéndome y aprendiendo sobre mí”. Ahora, aunque tanto a ella como a nosotros nos queda mucho por conocer, encontramos en la diva de Andújar a una mujer que sabe “lo que quiero gritar”.
Tras tres años de su audaz debut, MYHYV, y dos años sin lanzar música nueva, nos adentramos en un nuevo imaginario que se abre paso con Loca, donde, tras lanzar un beso –claro, directo, envenenado– nos invita, sin darnos cuenta, a fundirnos en un beat que nace sucio, oscuro, bello y muy pegadizo. El tiempo no ha pasado en vano para Lil Ella, que se presenta para ACERO como una artista que lucha y persigue un discurso con el que ser tan fiel a ella misma como lleva siendo desde sus primeros temas.
El primer verso de tu nuevo trabajo funciona como un disparo certero a quienes  buscan aparentar. ¿Qué otras víctimas tienes en el punto de mira? 
¿Tú crees? No hay intención, pero supongo que es bastante directo e igual no está muy de  moda hablar tan claro. Sobre las víctimas, diría que no tengo ninguna. Hay conflictos y  poderes, pero creo que no vengo a sentar cátedra sobre nada ni a matar a nadie en mi arte. Podría decir que mi mayor víctima soy yo misma, que creo que es algo bastante común.  
Cuando se habla de Lil Ella siempre se te asocia a la autenticidad. A hacer música  auténtica y ser una artista auténtica. ¿Qué haces para conseguirlo? 
Me elogia mucho esto, pero creo que también soy muy premeditada. La naturalidad es un refugio para mí. La verdad me da paz y calma, es muy cómodo ser sincera y natural y no tener nada que esconder. Pero, a la vez, en una  industria como la musical, a veces hay que tener planes y ser performática y hacer las cosas como las sientes pero también en base a unos criterios. Se puede encontrar un equilibrio con el que estés a gusto. Para mí, desde luego, ser fiel a mí misma es lo más importante.
“Antes no tenía muy claro dónde quería ir, y lo que más me importaba era empezar a hacer música. Quería que la gente me conociera y tener una plataforma para gritar cosas. Ahora sé lo que quiero gritar”. 
Loca es tu canción más sensual hasta la fecha. ¿En estos años fuera de la música  has explorado la relación de tu cuerpo con la de tu música? 
Siempre. Son dos entidades casi inseparables. La música es muy sensual, sugerente, te invita a imaginar y a recibir estímulos a través del sonido, que tu cabeza transforma en algo más grande. Eso me parece muy sensual. El sonido es sensual. Mi relación con esto evoluciona constantemente, a veces se es más explícita porque el mensaje lo pide y la traducción debe ser esa, y otros mensajes te piden más discreción y sutileza. Creo que el sexo siempre está ahí. 
La prensa ha clasificado tu música en infinidad de géneros: hyperpop, neoperreo, bedroom reggaetón, etc. ¿Tú con qué etiqueta te sientes más  representada? 
Con ninguna. Estas palabras no me sirven y no me suelen interesar paraguas tan reduccionistas, sobre todo para una carrera musical. Obviamente hay canciones pop, de hip-hop, de reggaetón, o un disco puede ser hijo de un  género y que primordialmente lo domine. Pero decir que alguien hace un tipo de música concreto me parece una etiqueta muy pequeña para muchos artistas actuales. 
Históricamente, un artista podía pasarse toda la vida creando dentro de un mismo género,  pero las cosas han cambiado, cada vez hay menos miedo de salirse de la  raya y pintar fuera. A la vez, entiendo que hay que definir las cosas para explicarlas y que  existan. Pero eso se lo dejo a quien quiera teorizar.
“La verdad me da paz y calma, es muy cómodo ser sincera y natural y no tener nada que esconder”.
Tu primer álbum, MYHYV, funciona como un abrazo entre el beat y tu voz, algo que  vuelve a ser palpable en Loca. ¿Cómo estás trabajando la electrónica en tu música  ahora? ¿Una continuación natural de tu anterior sonido o sorprenderá a tus fans? 
Creo que es una evolución natural, pero ha pasado mucho tiempo. Cambias, creces, maduras. Es imposible hacer algo como lo anterior, sería raro. Cambias tú y cambia la música. Considero la electrónica como algo muy importante en nuestras vidas como generación, creo que hay que tenerla siempre cerca y usarla para aprender de ella. 
Cuando te conocimos con MYHYV eras una muñeka en proceso de  construcción. ¿Qué has aprendido de ti como artista desde tus inicios? 
Estos años me han servido para darme cuenta de que quiero hacer cosas importantes. Quiero resonar en la vida de quien me escuche, que el mensaje sea claro y firme y que quien conecte y lo entienda se emocione y se lleve algo valioso, que vivan con ello, que les acompañe y les haga crecer también. Antes no tenía muy claro dónde quería ir, y lo que más me importaba era empezar a hacer música. Tenía claro que la válvula era esa y el idioma era ese. Quería que la gente me conociera y tener una plataforma para  gritar cosas. Ahora sé lo que quiero gritar. 
Releyendo MYHYV, ¿qué has aprendido de este que quieras incorporar o abandonar en tus nuevos proyectos? 
He aprendido que las cosas de valor llevan tiempo. Aprendí lo que implica un trabajo de  larga duración, tanto con las cosas que sentía que flojeaban como lo que estaba ahí desde  el principio. Aprendí a reconocer ‘el viaje’, una cosa que me encanta y a la que me refiero  mucho en mi vida diaria. Ese trayecto por el que te lleva un disco, una canción, una  playlist. El viaje hay que prepararlo bien. Me encantaría tener tantas ganas y tanta ilusión  toda mi vida por hacer música como las que tenía haciendo ese disco.  
Tu música siempre ha incorporado elementos DIY, ¿hay algún tipo de plugin,  sintetizador o herramienta que te haya sorprendido últimamente y podamos escuchar  en futuras canciones? 
Estoy completamente obsesionada con un reverb que tiene Ableton y que le pongo  absolutamente a todo. A todas las voces de las demos, los sintes, etc. El poema de Loca que subí a Instagram lo lleva en la voz y en el piano, es que no puedo parar. Se llama A bit  tipsy, muy mi rollo 
Has declarado que con Loca se abre un nuevo imaginario que tú misma has parido, y  en estas fotos se materializan nuevos frentes muy claros. ¿Cuál es el mecanismo del  desarrollo visual que estamos observando? 
Sí, creo que mi dirección artística cada vez resuena más con mi contenido y empiezo a  encontrar piezas de mi identidad como artista que me llevan a lugares visuales muy claros. 
En estas fotos queríamos rendir homenaje a esa figura de vedette y actriz española de la  dictadura y la postguerra que, a pesar de las restricciones, empujaban la cultura y  personificaban la liberación femenina en un momento de represión y censura. 
A la vez son un ejemplo de la explotación de la imagen femenina, con lo cual es un tema con  muchos matices que me resulta muy interesante y del que creo que nunca dejaré de  aprender cosas nuevas. Veo muchos vídeos y películas de Sara Montiel o Maria José  Cantudo, que es de Andújar como yo y siempre la he tenido muy presente. Son mujeres que  vienen de ambientes muy precarios y han llegado a impactar la cultura a nivel internacional.  Me veo reflejada en esa garra y ese nivel de compromiso que las ha guiado en su carrera. 
En una entrevista dijiste: “Podría hacer una canción del estilo de las Cariño. Quiero probarlo todo”. A día de hoy has colaborado con Valverdina, integrante del grupo. ¿Qué otra colaboración inesperada de Lil Ella podrías manifestar? 
La verdad es que estoy en un momento muy poco colaborativo. Creo que encontrarme  como artista también está siendo buscar mi propia visión, yo sola. Saber qué me gusta y  cuál es mi discurso. Pero te estaría mintiendo si no te digo que ahora mismo pienso mucho  en colaborar con Yung Beef. Ha tenido mucho impacto en mi música, mi manera de escribir y mi imaginario. En mi cabeza sería un momentazo Lana/The Weeknd. Manifestemos…
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