Hablamos con Laia Alcolea a raíz de su nuevo EP, El amor no debería doler, un proyecto íntimo y honesto en el que nos invita a entrar en su mundo más personal, donde la vulnerabilidad, la búsqueda de la libertad creativa y la emoción se entrelazan en canciones que van desde el piano más delicado hasta ritmos expansivos llenos de energía. Cada tema es un reflejo de su camino artístico y emocional, un espacio donde su música puede conmoverte o darte ganas de salir a bailar. Sorpréndete con esta cantante emergente y déjate llevar por su arte.
Quería empezar felicitándote por El amor no debería doler, la verdad es que es fantástico. Tienes ya casi 7.000 oyentes mensuales en Spotify y tu comunidad sigue creciendo. ¿Cómo vives ese aumento de visibilidad?
Lo primero, muchísimas gracias. Me hace una enorme ilusión saber que te ha gustado.
La verdad es que estoy muy feliz, aunque más que por los casi siete mil oyentes, por todos los mensajes que recibo de personas que me cuentan lo que el EP les ha hecho sentir. Eso es, sin duda, lo que realmente me emociona. Las cifras en Spotify son una suerte, por supuesto, pero aún no termino de comprender del todo cómo funciona ese mundo digital; a veces me resulta un poco distante y extraño. Lo que verdaderamente me llena son los mensajes de gente real que me dice cómo alguna de mis canciones les ha acompañado o emocionado de alguna manera.
La verdad es que estoy muy feliz, aunque más que por los casi siete mil oyentes, por todos los mensajes que recibo de personas que me cuentan lo que el EP les ha hecho sentir. Eso es, sin duda, lo que realmente me emociona. Las cifras en Spotify son una suerte, por supuesto, pero aún no termino de comprender del todo cómo funciona ese mundo digital; a veces me resulta un poco distante y extraño. Lo que verdaderamente me llena son los mensajes de gente real que me dice cómo alguna de mis canciones les ha acompañado o emocionado de alguna manera.
En varias entrevistas has comentado que este EP nació sin la intención de publicarlo, como un proceso muy personal y libre. ¿Qué fue lo que finalmente te hizo decidirte a compartir estas canciones con el público? ¿Hubo un momento concreto en el que pensaste: “esto tiene que salir”?
En realidad fueron dos las razones que me impulsaron a sacar este proyecto. La primera fue una profunda necesidad de materializar mis propias ideas creativas. Cuando trabajas con otros artistas, aunque compartes procesos y te implicas muchísimo, al final sigue siendo el proyecto de otra persona, con su propio camino y su visión. Yo necesitaba crear un espacio donde poder dar forma a todo lo que me nace, de una manera completamente libre.
La segunda razón tiene que ver con el vértigo que supone lanzar un proyecto, especialmente uno tan íntimo, sabiendo cómo funciona este mundo. En ese punto fue fundamental el apoyo y el ánimo de mis amigos y compañeros, en especial de todo el equipo de Delaporte. Ellos fueron quienes me impulsaron, me acompañaron y me facilitaron el camino. Están presentes en cada paso, tanto detrás como sobre el escenario. Su apoyo ha sido esencial para que este EP viera la luz.
La segunda razón tiene que ver con el vértigo que supone lanzar un proyecto, especialmente uno tan íntimo, sabiendo cómo funciona este mundo. En ese punto fue fundamental el apoyo y el ánimo de mis amigos y compañeros, en especial de todo el equipo de Delaporte. Ellos fueron quienes me impulsaron, me acompañaron y me facilitaron el camino. Están presentes en cada paso, tanto detrás como sobre el escenario. Su apoyo ha sido esencial para que este EP viera la luz.
Has dicho que el amor no debería doler, y que muchas veces nos acostumbramos a pensar lo contrario. ¿Crees que escribir estas canciones te ayudó a sanar o a reconciliarte con tu manera de vivir las relaciones?
Totalmente. Escribí las canciones durante un proceso muy intenso en el que fui aprendiendo muchas cosas, no solo sobre el amor de pareja, sino también sobre el amor en la amistad. Componerlas me ayudó a reconocerme y a situarme frente a ciertas dinámicas que aún sigo aprendiendo a gestionar, patrones que han influido profundamente en mi manera de relacionarme con los demás y que, en su momento, me generaron mucho dolor.
No me fío de mí habla de salir de dinámicas tóxicas y de aprender a cuidarse. ¿Qué aprendiste de ti misma mientras escribías esa canción?
Más que una lección aprendida, es una canción a la que sigo recurriendo cuando me siento insegura. En esas relaciones de las que hablaba antes solía vivir un debate constante entre lo que sentía y lo que pensaba, y eso me generaba una angustia profunda que impedía escucharme con claridad.
He dudado mucho de mí misma por la forma en que otras personas han actuado conmigo, al descubrir diferentes facetas o intenciones ocultas que me confundían y me hacían cuestionarme si yo también era así, si todos tenemos algo que esconder.
Soy alguien que tiende a pensar demasiado las cosas y a veces me pierdo en ello. Esta canción me acompaña precisamente en esos momentos.
He dudado mucho de mí misma por la forma en que otras personas han actuado conmigo, al descubrir diferentes facetas o intenciones ocultas que me confundían y me hacían cuestionarme si yo también era así, si todos tenemos algo que esconder.
Soy alguien que tiende a pensar demasiado las cosas y a veces me pierdo en ello. Esta canción me acompaña precisamente en esos momentos.
En Un claro y sincero te quiero reflexionas sobre la sinceridad hacia uno mismo. ¿Crees que la vulnerabilidad puede ser una forma de fortaleza, tanto en la vida como en la música?
No sé si lo llamaría fortaleza, pero para mí resulta muy difícil vivir o transmitir un mensaje sin la verdad que implica la vulnerabilidad. Soy de esas personas a las que la verdad se les escapa por los ojos y resulta imposible hacerlo de otra manera. Así entiendo la vida, a pesar del dolor que eso conlleva, y no puedo concebir la música de otro modo. Creo que, en la actualidad, gran parte de la música se centra en perseguir un producto final que responda a las exigencias del mercado, y eso, inevitablemente, me hace desconectar de ella.
Alguna vez has comentado que el amor, cuando es sano, se parece más a la paz que al dolor. ¿Te resulta fácil mantener esa paz en tu vida cotidiana, o todavía te descubres repitiendo dinámicas que criticas en tus canciones?
En lo que respecta a mis relaciones con los demás, siento que he aprendido a no volver a caer en esas dinámicas. Gracias a todo el proceso que viví mientras escribía las canciones, pude cerrar etapas, soltar vínculos que no me hacían bien y abrirme a nuevas relaciones que, literalmente, me dan la vida.
La relación con una misma, en cambio, es otro tema, mucho más complejo, ¿no? A veces sigo lidiando con la inseguridad, con esa voz interna que me hace dudar de mi valor o de mis decisiones. Es un trabajo constante, porque esa paz de la que hablo no es algo que se alcanza y permanece para siempre, sino un lugar al que intento regresar una y otra vez. Aunque todavía tengo días difíciles, ahora me trato con más respeto y más cuidado. Estoy en el camino correcto y considero que eso ya es un avance enorme.
La relación con una misma, en cambio, es otro tema, mucho más complejo, ¿no? A veces sigo lidiando con la inseguridad, con esa voz interna que me hace dudar de mi valor o de mis decisiones. Es un trabajo constante, porque esa paz de la que hablo no es algo que se alcanza y permanece para siempre, sino un lugar al que intento regresar una y otra vez. Aunque todavía tengo días difíciles, ahora me trato con más respeto y más cuidado. Estoy en el camino correcto y considero que eso ya es un avance enorme.
Tu proceso creativo parece muy espontáneo: te sientas al piano o con el ordenador y fluyes. ¿Cómo sabes cuándo una idea, una melodía o una letra merece convertirse en una canción completa, ¿te dejas llevar y al final sale una canción? ¿Cómo funciona eso?
Exactamente, me dejo llevar. En general, las canciones me surgen del tirón, exceptuando Te regalo esta canción, cuya segunda parte llegó un año después de la primera. Cuando compongo al piano, todo fluye de forma natural, espontánea y tranquila. En cambio, cuando trabajo en el ordenador, la adrenalina se dispara: empiezo a escuchar la idea en bucle y no puedo parar hasta terminarla.
Si intento “forzarme” a desarrollar una idea porque me gusta o creo que podría encajar en algo, casi siempre acabo bloqueándome y dejando el proyecto a un lado. Lo curioso es que muchas de esas ideas acaban encontrando su lugar más adelante. Me ha sucedido más de una vez: algo que en su momento no encajaba, con el tiempo cobra sentido y termina formando parte de otra canción. Me recuerda que, en la música, como en todo, lo importante es no forzar nada y dejarse llevar.
Si intento “forzarme” a desarrollar una idea porque me gusta o creo que podría encajar en algo, casi siempre acabo bloqueándome y dejando el proyecto a un lado. Lo curioso es que muchas de esas ideas acaban encontrando su lugar más adelante. Me ha sucedido más de una vez: algo que en su momento no encajaba, con el tiempo cobra sentido y termina formando parte de otra canción. Me recuerda que, en la música, como en todo, lo importante es no forzar nada y dejarse llevar.
Has estudiado música durante años y tienes una base técnica sólida, pero tu lanzamiento suena muy natural y poco calculado. ¿Cómo equilibras la formación académica con esa libertad que reivindicas al crear?
En mi caso, la formación académica ha sido más una herramienta que una limitación. Me ha brindado los recursos necesarios para producir y componer de una manera mucho más natural e intuitiva, sin la presión de “hacerlo todo bien”. Llevo estudiando música clásica y piano desde los cuatro años, así que la música se ha convertido casi en mi segundo idioma.
Gracias a esa base, puedo permitirme crear desde la libertad, explorar ideas sin miedo y jugar con los sonidos. No siento que deba equilibrar formación y espontaneidad; para mí, la técnica y la intuición conviven y se enriquecen mutuamente.
Gracias a esa base, puedo permitirme crear desde la libertad, explorar ideas sin miedo y jugar con los sonidos. No siento que deba equilibrar formación y espontaneidad; para mí, la técnica y la intuición conviven y se enriquecen mutuamente.
Tu voz tiene una profundidad que sorprende, especialmente en Te regalo esta canción. ¿Cómo ha sido tu evolución vocal y emocional desde tus primeras grabaciones hasta la versión final de este proyecto?
La voz es un instrumento muy nuevo para mí. En mi formación musical, el piano siempre ocupó casi toda mi dedicación, mientras que el canto quedó durante mucho tiempo limitado a mi participación en formaciones corales. Como solista, siento que todavía estoy dando mis primeros pasos.
Mi evolución vocal y emocional ha sido un proceso intenso. En este proyecto, tanto las producciones como las grabaciones las realicé yo misma, lo que me llevó a pasar muchas horas escuchando mi propia voz y enfrentándome a mis carencias como cantante. No ha sido, ni está siendo, un camino fácil.
Sigo formándome y continúo en este proceso, evolucionando y descubriendo nuevas formas de habitar mi voz, de conectar con ella desde un lugar más emocional y menos exigente. Creo que esa búsqueda constante también se refleja en la música: cada canción es, de alguna manera, un paso más dentro de ese aprendizaje.
Mi evolución vocal y emocional ha sido un proceso intenso. En este proyecto, tanto las producciones como las grabaciones las realicé yo misma, lo que me llevó a pasar muchas horas escuchando mi propia voz y enfrentándome a mis carencias como cantante. No ha sido, ni está siendo, un camino fácil.
Sigo formándome y continúo en este proceso, evolucionando y descubriendo nuevas formas de habitar mi voz, de conectar con ella desde un lugar más emocional y menos exigente. Creo que esa búsqueda constante también se refleja en la música: cada canción es, de alguna manera, un paso más dentro de ese aprendizaje.
Tus canciones hablan de procesos personales, pero también de temas universales como el autocuidado o las relaciones sanas. ¿Sientes que tu público se está reflejando en tus letras? ¿Es esa tu intención? ¿Te llegan mensajes que te confirmen que no estás sola en esos procesos?
Sí, totalmente. Es algo que me emociona profundamente. Cuando empecé a escribir estas canciones lo hice desde un lugar muy íntimo, casi como una forma de desahogo o de acompañarme a mí misma en momentos difíciles. No pensaba en si alguien más podría sentirse reflejado, aunque ahora sé que las experiencias y emociones de las que hablo son más comunes de lo que a veces nos gustaría admitir.
No escribo con la intención de “transmitir un mensaje”, sino desde la verdad. Considero que, cuando uno crea desde ese lugar, lo humano se vuelve universal casi sin proponérselo. Últimamente estoy recibiendo mensajes hermosos de personas que me cuentan cómo alguna de mis canciones las acompaña en momentos similares. Sentir que algo que nació desde mi vulnerabilidad puede conectar con la de otros es, para mí, la mejor confirmación de que estoy haciéndolo bien.
No escribo con la intención de “transmitir un mensaje”, sino desde la verdad. Considero que, cuando uno crea desde ese lugar, lo humano se vuelve universal casi sin proponérselo. Últimamente estoy recibiendo mensajes hermosos de personas que me cuentan cómo alguna de mis canciones las acompaña en momentos similares. Sentir que algo que nació desde mi vulnerabilidad puede conectar con la de otros es, para mí, la mejor confirmación de que estoy haciéndolo bien.
Dices que ahora estás en una etapa de hacer lo que te da la gana pero, ¿qué es lo que te pide el cuerpo?
En este momento lo que más deseo es seguir creando música y ofrecer muchos conciertos. Poder llevar mis canciones al directo y darles vida es, para mí, una fortuna inmensa: una forma de cerrar el círculo de todo lo creado y, al mismo tiempo, volver a abrirlo con cada interpretación.
¿Cómo imaginas esos conciertos? ¿Más íntimos, más bailables, más catárticos?
Tengo en mente varios planteamientos escénicos, ya que me resulta difícil imaginar un único formato. Por un lado, me encantaría presentar conciertos más íntimos, solo con piano y voz, quizá acompañados por arreglos de cuerda al estilo clásico, que es el ámbito en el que me he formado desde niña. Al mismo tiempo, me apasiona bailar, y me atrae la idea de ofrecer conciertos más energéticos, pensados para liberar y disfrutar, esos en los que una siente que asciende al cielo bailando mientras deja atrás las penas.
La gracia también está ahí, claro.
Sí, también me ilusiona especialmente explorar un formato que combine el piano con sintetizadores, pedales y máquinas de ritmo. Me interesa la fusión entre lo analógico y lo electrónico, entre lo íntimo y lo expansivo, y deseo que el directo sea un espacio donde todo ello pueda convivir, transformarse y adquirir nuevas formas. En el fondo, creo que se trata precisamente de eso: de permitir que la música respire, se mueva y me sorprenda cada vez que la interpreto.
Tengo además la suerte de ser telonera en la gira de despedida de Delaporte. Es un concierto breve, de unos treinta minutos, en el que la música transita y se transforma, y en el que consigo crear un espacio para bailar, cantar, reír y también emocionarme. Es un directo muy vivo, lleno de matices y emociones en constante movimiento. A pesar de su brevedad, siento que me permite conectar con el público y mostrar todas las facetas que forman parte de mí, desde la más sensible hasta la más enérgica.
Tengo además la suerte de ser telonera en la gira de despedida de Delaporte. Es un concierto breve, de unos treinta minutos, en el que la música transita y se transforma, y en el que consigo crear un espacio para bailar, cantar, reír y también emocionarme. Es un directo muy vivo, lleno de matices y emociones en constante movimiento. A pesar de su brevedad, siento que me permite conectar con el público y mostrar todas las facetas que forman parte de mí, desde la más sensible hasta la más enérgica.

