El artista barcelonés acaba de publicar nuevo single, Ya veremos mañana, con el que quiere iniciar una nueva etapa. El mañana, que siempre es incierto, va a sonar a pop y a urbano porque “el pop también puede sonar a calle”. Palabrita. Tras el éxito de Pienso en ti, su primer single, Khalil sigue intentando averiguar lo que es el amor, pero sobre todo qué hacer con un corazón roto: ¿llorarle al desconsuelo o ahogarlo en alcohol? Bueno, el alcohol es desinfectante, ¿no? Quizás con su música consigamos limar aquello que duele, de la misma forma que se desgastan las ruedas de una moto. No olvidéis poneros el casco.
Lo primero de todo, ¿cuándo llega Khalil Meldin’s a ser Khalil Meldin’s?
Khalil Meldin's surge en el momento en que saco mis dos primeras canciones como hobby, Pienso en ti y No queda nada, en el estudio de un amigo. Con instrumental de Youtube y sin comprar la licencia ni nada. Muy inocente todo, pero esas dos canciones llegan a casi un millón en Spotify cada una. En ese momento pensé que igual tocaba empezar un proyecto más serio y ahí nace Khalil Meldin's.
¿Por qué decides apostar por el sonido urbano en un principio?
Una de las grandes razones es porque aprendí a componer por las batallas de rap que hacía con mis amigos en la calle y en mi barrio. Ahí me di cuenta de que aparte de entonar, podía empezar a escribir mis propias letras. Además, es mucho más barato y hay muchísimos más productores de urbano que de pop, por ejemplo. Si te vas a Youtube, hay mogollón de beats de urbano que puedes coger en comparación con otros géneros.
En Ya veremos mañana, canción que estrenaste en mayo, hay una clara influencia popera pero con una estética y actitudes propias de la música urbana, ¿por qué esta fusión? ¿Dónde ves que encajen géneros, a priori, alejados el uno del otro?
Mi intención es unir ambos géneros porque es cierto que en España están muy distanciados y no se concibe una conexión entre ambos mundos, pero te vas a Estados Unidos y se ven mucho más colaboraciones entre Justin Bieber y the Kid Laroi, o Justin Bieber y Travis Scott. Me he nutrido de la música estadounidense, entonces, aunque empecé haciendo urbano, me siento mucho más cómodo en el pop. He visto que esa conexión es posible y que se puede cantar pop con pequeños toques de color del urbano. Mi objetivo es crear mi propio estilo.
Hablando de Bieber… Más de una vez has mencionado que es uno de tus principales referentes musicales y, de hecho, se ve esa influencia a nivel de composición con el estribillo pegadizo y el tono ligero de la voz, pero también veo toques de The Weeknd en esos graves. Háblame de ello.
Justin Bieber es mi ídolo. Siempre digo que nunca he hecho canciones de canto porque yo aprendí a cantar cuando de pequeño lo escuchaba e imitaba sus canciones. Entonces se basaba en mucho ensayo y error hasta que aprendí. Justin Bieber, además, me parece una persona súper icónica y creo que debería ser el referente de cualquier cantante. Es un tío que se ha adaptado a todas las modas desde hace más de doce años y se sigue manteniendo ahí. Ha hecho todos los géneros posibles, a mí eso me parece de admirar. Y The Weeknd también me flipa.
¿Cómo ves el pop en España?
Está muy bien pero creo que se puede desarrollar mucho más. Sobre todo si se empiezan a unir los artistas pop con los urbanos. Aquí parece que sigue el cliché de que la música pop tiene que ser rosita, de fresa y lo urbano sonar a calle pero, ¿por qué tiene que ser así? El pop también puede sonar a calle.
El videoclip de Ya veremos mañana tiene una estética muy cuidada que rima con la base acelerada de la canción, ¿cómo surge el concepto del video? ¿Pensaste tú el look?
La idea del videoclip, el concepto y todos los planos me los planteó una productora de aquí de Barcelona que también son muy amigos míos, Visual Slavery. Cuando me presentaron el proyecto vi que encajaba perfectamente porque juega mucho con la velocidad y con el paso del tiempo, que son los mensajes principales de la canción. No me lo pensé mucho y dije que para adelante con todo. Sobre la ropa, mi novia es diseñadora y gracias a ella me he metido muchísimo en el mundo de la moda, así que básicamente soy mi estilista personal. Todos los looks que llevo, en general, –en las fotos que me hago, en los conciertos y en los videoclips– me lo monto yo. Uno, porque me ahorro más dinero y, dos, porque me flipa.
Algo que me llamó mucho la atención de Ya veremos mañana, pero también del resto, es esa oposición entre un ritmo bailable y una letra tristísima, ¿se puede seguir bailando incluso con el corazón roto?
¿Sabes? Es una cosa que siempre tengo en mente. Está hecho a propósito. Soy una persona que cuando las cosas van mal necesito irme de fiesta y bailar con mis colegas para desconectar porque, aunque esté triste, eso me hace feliz. Mi música siempre tiene ese contraste que me representa a mí. Intento mezclar mis letras tristes y lo que siento en ese momento con algo bailable porque lo quiero bailar estando triste.
Me da la impresión de que tus canciones son historias independientes, como capítulos de una misma serie, que se unen por la temática, en este caso, el amor, ¿concibes así tu música?
No lo hago a propósito, pero si tú has visto que están interrelacionadas, joder, me halaga un montón (risas). Es cierto que sí son historias pero, mira, una cosa que me molesta, sobre todo en lo urbano, es que el público siempre quiere que escribas sobre lo que has vivido y yo no lo veo así. Cuando un director de cine escribe el guion de una peli, no necesariamente tiene que haber ni sentido ni vivido nada de lo que está escribiendo. Se está inventando una historia, y esto lo veo cien por cien aplicable a la música. Cuando escribo mis canciones, me pongo en el papel de un personaje y escribo en base a ese personaje ficticio.
Has estado trabajando hasta ahora con The Iconics que, además de ser tus productores, son también tus managers, ¿cómo se lleva esto? ¿Has pensado en explorar otras visiones a nivel de producción?
En realidad eso es genial porque en el estudio decidimos todo y es muy cómodo trabajar así. Había publicado los dos primeros singles y, cuando quise tomármelo más en serio, decidí buscar productores que hicieran beats adaptados a mí para sonar como yo quería de verdad. Por aquel entonces, Dudi acababa de sacar No te decides, que fue número uno en tendencias, así que busqué quién había hecho el beat. Contacté con ellos, nos reunimos una primera vez en Madrid y al día siguiente me dijeron que querían empezar a llevarlo. A mí eso me vino de lujo porque yo estaba muy, muy perdido en ese aspecto, no tenía ni idea de cómo era la industria musical.
En cuanto a lo de explorar, incluso ellos me lo están diciendo. Sobre todo para salir de mi zona de confort y probar cosas nuevas. Lo estoy mirando, pero es que es muy difícil hacer pop en este país. Me encantaría, eso sí, trabajar con D3llano o Mumbai Moon.
Hasta ahora has publicado solo singles, ¿te planteas grabar un LP o un EP?
Si fuera por mí ya hubiera sacado un disco, pero la industria es la industria y las cosas no siempre salen como uno quiere. Un disco, cuando aún no eres un artista establecido, no siempre sale bien. Si lo hiciera ahora estaría tirando el dinero porque esos temas sé que me van a rendir mucho más como singles. Creo que aún es muy pronto.
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