Bajo un flequillo milimétrico se encuentra una voz que no pide permiso para ocupar los espacios que le corresponden. Jimena Amarillo es trap, indie, y en su último disco Angélika más electrónica que nunca. En su media década en la música profesional ha abandonado parte de su intensidad romántica para vivir el amor de forma más banal y menos intensa, con hits virales para las que llevan piquete de raras y van con Flow deskiciada. Aunque esta viralidad hacia su persona también la tiene “hasta el coño” cuando los periodistas sacan falsos pretextos. Jimena no es trans. Jimena no vota PSOE y Jimena no hace música para lesbianas, o al menos, ella no lo ha dicho. Parece que cuesta escuchar voces que vienen de la disidencia, pero somos cientos de miles los que ya hemos podido disfrutar de su tercer trabajo discográfico.
No te gusta Cafeliko, uno de los singles de este nuevo proyecto, ni tampoco tu anterior disco La pena no es cómoda, ¿entonces de qué canción previa a Angelika te sientes más orgullosa?
Qué horror, soy lo peor. Siempre digo esto y luego mi sello me dice que luego en dos años no me va a gustar este disco. Tío, pues soy rara, ¿qué le hago? Mira, mi canción favorita de todos los tiempos creo que es 33. Me gusta mucho y creo que me va a gustar siempre.
Seguramente el mayor exponente del lesbianismo histórico sea Safo de Lesbos, una poetisa. ¿Crees que las lesbianas tenéis una voz propia diferente a la hora de escribir?
Sí, claramente. A ver, no todas, porque es lo que siempre digo, hay muchas que les da miedo, se cohíben o lo que sea. Y yo siempre he sido una persona que ha sido muy concreta, me gusta mucho escribir cosas concretas, por eso luego también abrazo mucho el cringe y me dan vergüenza ajena muchísimas cosas que he hecho en el pasado. Porque siento que cuando eres tan concreta, como que la gente conecta mucho contigo, pero luego esa concretez también dices, madre mía, nena, ¿a dónde vas siendo tan exacta? Porque lo general es lo que le gusta como a la mayoría de gente, ¿no? Y es como la forma fácil de hitear, todos los hits me parece que son como letras generales. Y pienso que cuando hablas de algo tan general  como las disidencias pues toda la gente no lo va a abarcar igual que algo general y cishetero. Entonces, pues te expones a eso un poco.
Hablas mucho de que haces “música para lesbianas” ¿Cómo definirías este género?
A ver, yo realmente no hago música para lesbianas, pero es que los titulares de las entrevistas que me hacen les encanta poner ese titular. Yo música para lesbianas no hago, simplemente las lesbianas me escuchan. Entonces, ¿es para lesbianas? Sí, pero es para todo el mundo también. Yo digo  “ay mis lesbianas” porque me gusta referirme a mi colectivo, pero es algo general. Sí, mi target es muy fuerte, son lesbianas la mayoría.
Les encanta un titular, yo qué sé. El otro día que sacaron la entrevista en el periódico yo no dije eso en mi boca, vamos, o sea, en mi boca no salió ese titular ni de coña. Pero les encanta jugar, ¿no?
“Yo música para lesbianas no hago, simplemente las lesbianas me escuchan. Entonces, ¿es para lesbianas? Sí, pero es para todo el mundo también.”
En este disco estás casi siempre acompañada de un cabezón que representa tu alter ego trans. ¿Qué aporta diferente este personaje en el universo de Jimena?
Literalmente lo tengo guardado ahí en el cuarto de la mierda. Yo lo hice un poco por la coña de decir, vale, me quiero expresar más en el escenario. Yo soy una persona que físicamente no se mueve ni expresa todo lo que tengo dentro. O sea, yo siento que por dentro estoy loca, queerness, no sé qué, LGTB, pero luego por fuera estoy en un concierto y estoy así, tiesa. Ya me jodería, ¿no? Ya me jodía verme así en conciertos y dije, quiero hacer algo loco, quiero un muñeco gigante en el escenario. Yo soy de Valencia y son muy conocidos los Gegants i Cabuts y dije, ¿por qué no hago un cabezudo feo y raro con la foto de una amiga mía, literal, que parecía un poco trans? Y dije, ya está, mi alter ego trans. Porque al final pues eso también abarca todo lo queer. Si nos ponemos a detallar, pues hay mucha cosa trans mía, ¿no? De mis traumas y cosas que ya sacaré algún día.
En esencia, me ayuda a que mi forma de expresión y todo lo queer que he querido yo ser hacia el exterior, porque hacia el interior lo he tenido siempre, pero quería que se me viese como lo que realmente soy por dentro. Entonces dije, mira, mi alter ego trans. Todo lo que no puedo hacer yo, lo va a hacer un muñeco gigante en el escenario. Y ya está.
En tu primer disco con colaboraciones encontramos a Queralt Lahoz, Ouineta y Suai Suave con la que cierras el disco. ¿Cómo fue trabajar con cada una de ellas?
Yo siempre defiendo que a mí me gusta la gente real. La gente real de la música, y siento que hay mucha gente en la industria que no es muy real, y tú puedes buscar como una colaboración muy gorda. Yo he tenido también posibilidades de haberlo hecho, pero de una forma que a mí no me molaba o algo así. Entonces yo siempre voto por música que a mí me gusta muchísimo. Me da igual los números que tengas, me da igual, yo qué sé, quiero saber quién eres, si me caes bien, si me das buena vibra. Entonces con Ouineta a mí me flipa lo que hace ella. Está de la olla y me encanta la gente que está de la olla. Yo le pasé una pequeña demo tocada, porque yo no hago eso. A ella le gustó, entonces ya fui a Barcelona a conocerla, y fue increíble, matcheamos mucho, y salió una canción bastante divertida.
Luego con Queralt sí que fue una cosa muy loca, que yo estaba súper cohibida, y siempre digo que ella nunca va a saber lo que la admiro. Ella está de mi top tres cantantes y es muy fuerte hacer una colaboración con ella. Ella va a llegar donde quiera, y es muy fuerte. Realmente nuestra música no es nada parecida, pero nuestra mentalidad y nuestra forma de ver la música es súper igual. Entonces matcheamos también mucho en eso, y hicimos esa canción que quedó bastante como de repente, ¿no? En plan hip hop.
Y con Suai y Suave, pues bueno, es mi novia un poco, ¿no? Pero la conocí hace muy poquito, en plan como medio año o así. Yo era su fan, ella no, yo era su fan. Entonces yo escuchaba su música ya desde hace mucho tiempo, en plan rollo heavy, y a mí me gustaba mucho su movida. Y nada, nos conocimos, y como ya fuimos siendo pareja y así, estábamos en casa, hacíamos música tal, no sé qué, y esta canción era como la última del disco que yo iba a tirar, que ahora me parece de las mejores porque me encanta. La iba a tirar, se la puse, le gustó mucho tal, no sé qué, yo estaba haciendo cosas de produ y dije, uy, ¿y si te metes de repente? Entra aquí conmigo, ¿no? En plan porque daba como la vibe. Entonces, pues se acabó metiendo en la canción, y es bastante cutie porque es muy real, la verdad. Ella también pues tiene un poco la misma visión que yo de la música, y fue muy guay. También una persona que no hace para nada lo que yo hago, pero que hemos matcheado, y eso es lo que me gusta.
Ahora que te has arrancado a colaborar con otras artistas, ¿quién sería tu colaboración soñada?
Sería con un pibe, me jode. Pero mi mayor referente es Oliver Tree, obviamente, porque me gusta mucho como su mundo, su creatividad, lo loco que está, y me he visto muchas entrevistas de él y siento que somos un poco como la misma persona. Me encantaría tener una colaboración con él, pero rollo ya internacional y loca. No, no, es que me gusta conocer gente y ver que puedo matchear con ella. No tengo como sueño de colaboración con alguien porque nunca lo pienso. Con alguna rapera y así, pero...
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¿Qué razones te han llevado a no querer trabajar con hombres?
Es que de verdad estoy hasta el coño; porque, mira, he estado de bajón porque creo que una artista como yo no está preparada para la industria musical, tan normativa, que nosotras, las disidencias, nos quedamos fuera. Lo verás que hay muy pocas en la industria: Samantha Hudson que la hittea mucho PUTOCHINOMARICÓN que es el mejor pero no está sacando mucho, y poco más. Es como, joder. El otro día vi un reel de la Albany que decia, ¿a quién odias? Y ella decía: a los hombres, a todos los hombres, pero como yo diga eso a mí se me echan encima. Luego me tengo que comer que en vez de que la gente me conozca por mi trabajo, por lo que estoy trabajando, me conozca por ese tipo de mierdas. Es una  incongruencia horrible, pertenecer a la música siendo yo. Pero bueno, es lo que hay.
Hace unos meses estuviste con Pedro Sánchez en el homenaje a una España libre de fascismo desde hace cincuenta años y cantaste el himno de la transición Libertad sin ira. ¿Cómo viviste ese momento?
En mi vida voy a volver a hacer esa mierda. Yo necesitaba dinero, hice eso sin saber dónde me estaba metiendo. Que también te digo, allí salió todo genial, la gente estaba encantada. Pedro, un majo, se acercó a mí, me pidió una foto para sus hijos. Pero claro, el problema viene luego en los medios, cuando le dan la vuelta a todo. Entonces a mí me perjudicó que te cagas. Fueron los medios, más que el evento. O sea, yo en el evento estuve bien, no fui consciente realmente de la importancia que tenía como a nivel política partidista, que es en lo que yo no me quiero meter. Pero me metí sin querer, porque yo no había hecho eso, tengo veintitres años y no sé de la vida. Entonces hice eso y yo no sabía que iba a haber medios y se lió parda. Pero bueno, así aprendes, ¿no?
El disco sigue una producción electrónica novedosa en tu carrera, ¿qué te llevó a explorar este camino?
Pues es que siempre lo digo, pero mis canciones más virales tienen poca produ. Es lo que más me gusta hacer, y, además, en todo este tiempo y desde que saqué mi primer disco, he ido aprendido más. Es algo que se nota, y me he decantado más por ese camino; antes tenía referentes más ideas, y ahora más electrónicos. Todo viene según me encuentre yo, y en la línea temporal en la que esté. Aún estoy construyendo mi sonido, pero creo que cada vez lo voy encontrando más.
Uno de los temas principales de Angélika, al igual que de tu discografía, es el amor ¿Cómo es el que vives en este nuevo disco?
Es un disco en el que no he tenido pareja, y es la primera vez que es así, así que las letras son más despreocupadas. Sí que está la segunda canción que se llama Mi Onda, que es como la única más intensa, y luego todas las demás hablo del amor pero de otra forma. Piquete repetido, por ejemplo, es de cuando conocí a mi pareja actual. Y yo no la conocía tanto, pero como que alababa sus flequillos. Yo ya hice un primer disco que es intenso. Yo estoy en otras ahora. O sea, está Cuando ya no me quieras y todo eso, que yo fui así. Pero ahora veo el amor desde la parte divertida y desde la parte un poco más como banal, en plan, me apetece decirte una puta tontería porque es mi forma de expresar como que te amo, pero no voy a decir te amo, simplemente voy a decir que me gusta tu flequillo y que eres lesbiana.
Has hablado de que tu proceso creativo es más natural que profesional. ¿Sigues escribiendo por la calle o ha cambiado tu forma de escribir en Angélika?
Todo freestyleo. Desde la silla en la que estoy, con un micro que tengo ahí, todo freestyleo. Yo hacía la base porque me interesó como también jugar con la música más que otras veces. Y dije, venga, voy a producir más chulo, más divertido. Entonces me ponía la base, pensaba una cosa y decía, ¿qué coño digo? Y me salía, me salía, me salía. Era muy divertido. No las tengo escritas en ningún lado, de hecho, las he tenido que escribir de notas que he tenido. Ha sido como un freestyle vocal.
Tus canciones usan palabras muy nicho de lo queer, pop y urbano. ¿Un concierto de Jimena Amarillo es para todo el mundo o solo unos pocos pueden entender tu show?
A ver, que puedan entenderlo pocos, sí. Pero es para todo el mundo. O sea, este es para todo el mundo, para quien se lo quiera pasar bien. Y es lo de siempre, como las típicas películas del cine que hay un mensaje que no todo el mundo entiende, pero son para todo el mundo. Las típicas películas de animación de críos, que luego te das cuenta a los años de que tenía un mensaje escondido. Pues igual mi concierto suena así. Igual que un heterosexual que no conoce ni una jerga queer, y dice, wow, me lo paso genial, que me apetece un montón. Pero claro, luego, cuando ya descubra lo que significa, me apetece como que se rompa un poco la cabeza. Pero va a ser muy chulo para todos, evidentemente.
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