Estábamos esperando este momento desde que salió La espalda del sol (tanto tú, como yo, como el vecino de abajo). Diego 900 va a arrasar en todas las ciudades que salen en el cartel de la gira, y en Madrid para cerrar lo hará dos veces, pero la cita en Razzmatazz tenía que ser especial porque aparte de ser la primera, como ya sabemos, una parte de su corazón está en Barcelona. Vino acompañado para empezar esta aventura con buen pie y le ofreció al público todo lo que podía pedirle y alguna sorpresa más por si acaso.
Como el show está dedicado mayoritariamente al disco, mirar al escenario normalmente suponía ver una pantalla con imágenes o pinturas ligadas a nuestra cultura más clásica (de cuando el catolicismo era mainstream). Delante de esto estaba Diego, que cada vez que le vemos tiene el pelo más largo. La ventaja de ser versátil es que partiendo de esta idea puede convertirse en la versión que más necesite de él mismo para vendernos cada canción como toca. Si se pone a rapear nos lo creemos; si se pone a cantar con un pie de micro y junto a un guitarrista, también.
No es broma, la primera sorpresa de la noche fue Vatocholo, que salió con una guitarra a aportar y a hacer de las suyas. En momentos así, podías mirar la última fila, ver cómo despuntaba la media de edad y pensar que estabas en el concierto de un cantautor de los de toda la vida. Pero hay canciones encargadas de cambiar la atmósfera y caldear el ambiente, como Nuevo diablo, y más aún si entre las sombras aparece Claudio Montana y la gente reacciona como se debe, que es volviéndose loca.
No habrá dudas sobre esto, el público estuvo entregadísimo. Todas las canciones se coreaban de principio a fin, incluso en las más complicadas veías a la gente intentando seguir el tempo, y es que sus letras son de esas que se quedan, de las que si aún no te las sabes, quieres hacer el esfuerzo para terminar de aprenderlas. Dam (que tocada con la guitarra quedó muy bonita) y T4 Barajas son dos ejemplos de temas que se han vuelto himnos para su público.
El mejor momento nos pilló por sorpresa, cuando de golpe en una de esas canciones en las que cambiaban los visuales y volvíamos a Gas platino apareció L’haine. Así es, cantaron Síntomas en conjunto y nos pusieron a saltar como en ninguna de las anteriores. La retroalimentación fue heavy. Para lo que iba a pasar después no tenemos mucha explicación: salió Natalia Lacunza y escuchamos Baby Jose con todos sus componentes en directo. Sabemos que son muy amigos, pero estos regalos son demasiado y cuestan de digerir. Igualmente estamos superagradecidos, si algún día queréis volver a hacerlo, podéis.
Para el final dejó una de las letras más potentes y que más ha conectado con el público, Bonito estrés. Aquí, aquellos a quienes aún les quedaba algo de voz aprovecharon para dejársela, creando un cierre perfecto gritando en conjunto “bebé, dime que eres un ángel y que el resto son clientes”. Y tras dejarnos viendo los créditos escuchando literalmente Créditos, nos dejó una joyita de la mano de $kyhook, el remix de T4 Barajas. Si así empieza la gira, ¿qué le quedará por enseñar?
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