En la época de la reinvención y de la lucha por la identidad, Dianka entra conduciendo en sexta en Tombolera!, un proceso creativo dedicado a la melancolía que utiliza el folclore español como base y la electrónica como varita mágica para acercar lo clásico al público joven y al Olimpo de la nueva música urbana.
Tras un primer EP sumergido en bases calmadas y centrado en el brillo de la voz, el protagonismo pasa a un género ya consolidado en la música de Dianka que, a través de la electrónica, debuta como un nuevo personaje. Uno que comenzó en Las dos Dianas, cerró Mamá, quiero ser artista! y ahora abre el camino a Tombolera!, su último lanzamiento y álbum debut que, lejos de ser un proceso experimental, rebosa de calidad artística y profundidad conceptual, con un valor profesional rico en un equilibrio de dinamismo y estatismo sonoro.
Sin embargo, hablar de Dianka es, también, hablar de un proyecto. Un concepto que traspasa la cara visible e incluye a quienes se encargan de la matemática de la música y posibilitan su efectivo funcionamiento. Pau Aymí, productor del álbum, ha sido una parte fundamental en la creación del mismo, construyendo un legado sesentero en unas bases que, a simple escucha, no se diferencian de las de iconos referentes del género como Rocío Dúrcal o Marisol.
Las temáticas son también un punto central del encanto, personalidad y calidad artística, pues sus hilos conductores de amor romántico y esperanza por un futuro lleno de claros honra la magia conceptual de la España de hace cincuenta años. Canciones como La feria, la feria! o Los coches chocones, más centradas en sonidos actuales bañados en electrónica, mantienen la esencia del álbum y de Dianka como artista gracias a la representación de la tradición española vestida de club nocturno. Que, ante todo, siempre será una chica entusiasta de la fiesta castiza.
Su primer adelanto, Rayo de luz!, fue el aperitivo del conjunto nostálgico que vendría más adelante y que, según contó hace unos meses a ACERO, “me han regalado un poco de lo que soy ahora”. Entonces, el juego a librar se centraba en la zarzuela y funk carioca, dos géneros paralelos en cuestión de línea temporal, pero cuya síntesis logra obtener un trasfondo y valor rompedor y adictivo que ha quedado bautizado como ‘zarzurioca’. Sin embargo, el resto de temas indican que la batalla a librar es, en realidad, la del encuentro con una misma en lo que le hace ser quien es: sus raíces. Y la influencia de su madre.
Su final, Tómbola!, envuelve en un aura de porcelana y ritmos angelicales una nueva versión del clásico de Pepa Flores, rompiendo con el ritmo acelerado del álbum pero resumiendo de manera eficaz y plagada de belleza la intención del proyecto musical que engloba Tombolera!. Uno que representa la introspección artística de la búsqueda por un sonido propio que honra lo más profundo del ser. Y que demuestra que, en el caso de Dianka, se trata de una carrera que no ha hecho más que empezar.
Track favorito: Mi noria da vueltas.