Federico García Lorca decía que de Granada no se puede escapar, que solo se puede salir de ella por el cielo. La nueva entrevista que ha hecho Dellafuente con Vevo empieza con una frase muy tétrica: “pa’ mí Dellafuente murió hace ya mucho tiempo, la verdad”. Coge sentido entonces la atmósfera de este disco; es el alma de Dellafuente la que intenta subir a la cima de la montaña para alcanzar el cielo y coger perspectiva.
Pese a esta metáfora sigue siendo un ser terrenal, y el camino a la montaña es uno que lleva tiempo y cuesta energía. El lanzamiento de Torii Yama fue uno cargado de misticismo en el quem pese a invitarnos a la presentación, se nos pidió a la prensa que guardásemos el secreto para que los rumores se difundieran a través del público por el boca a oreja y por redes sociales. Han pasado unos años desde que Dellafuente iba a entrevistas sin pensarlo mucho y podíamos verle en programas como Yu llevando unas gafas traslúcidas que permitían entender el mote de ‘chino’. Ahora, ver o leer una entrevista de Dellafuente es algo único porque sabemos que no habrá muchas más, y en este short film con Vevo ya no muestra ni las gafas, se sienta de espaldas y empieza a hablar.
Llega un punto de su carrera en el que él mismo se puede permitir escoger los tiempos y los parámetros de su trabajo. Lejos quedan los años en los que si quería comer tenía que estar trabajando todas las semanas en el estudio. Ahora Dellafuente hace música cuando de verdad siente que tiene que hacerlo y con eso le ha bastado para llenar al completo un Bernabéu. Este emprendedor (y aprendedor en sus palabras) tan solitario se verá en unos meses cumpliendo el sueño de todo artista rodeado de gritos y flashes de teléfonos.
Cada vez que Dellafuente habla a cámara se deja ver algo de ese Pablo que normalmente queda sepultado bajo esos flashes y gritos de los que hablaba. Cuando le preguntan por su arte él dice que le gusta crear cosas que no existen, y no le falta razón, porque lo que aporta ahora Dellafuente a la escena es algo completamente inconfundible. Se encuentra metido en una etapa en la que no siente esa presión ni ese hambre que sí notaba al principio, y él mismo define su obra actual como “música póstuma”, volviendo a la idea de que el Dellafuente que todos conocemos hace tiempo que se fue.
La entrevista viene acompañada además de dos sesiones de Vevo ctrl en las que canta Fosforito junto a Lia Kali y Santo Romero junto a Judeline. Este disco supone una ruptura en lo que se refiere a las colaboraciones a las que nos tiene acostumbrados desde siempre. Pasar de discos como Descanso en poder, donde todas las colaboraciones son de artistas masculinos, a Torii Yama, en el que solo le acompañan mujeres, es un paso a la hora de equilibrar la balanza y es un paso que no se da desde la presión sino desde la libertad y la calma que él mismo comenta.
Aquí podemos adaptar la mítica frase: si Dellafuente no va a la montaña, la montaña irá a Dellafuente. Aquí, este papel lo ejerce el pico del Veleta, que se alza por encima de Sierra Nevada entre neveros reminiscentes del invierno y le recuerda su origen a Pablo como si de un tótem se tratase. El imaginario granadino lo acompaña en todo su camino. Él mismo dice que se siente como una montaña rodeada de otras montañas para luego hacer el paralelismo con el resto de artistas de Granada. Es curioso cómo se puede ser la montaña y el escalador a la vez; la diferencia aquí es que hay gente que escala la montaña para que el resto del mundo le vea en la cima, y hay gente que escala para ver el resto del mundo desde la cima. Dellafuente sin duda es de los segundos.