Daniel Sabater nace, muere y se reinventa. Todo al mismo tiempo. En danito, su proyecto más animado pero a la vez el más personal, se arma de valor para sacar fuera a sus demonios y compartir su alma con el público. Entre el pop-rock y la tristeza del bedroom pop juega a contarnos su historia. Tanto cuando sufre como cuando le bombardea la felicidad. Porque “aunque duela morir”, es consciente de que todavía no ha dejado de florecer. Y sus pétalos nunca habían sido tan honestos, lo que los hace más bellos que nunca.
Cuando hablas de Danito, ¿te refieres al Daniel de pequeño que muere un poco en esta etapa?
Está difuso. No me refiero a mi yo de pequeño; es como un yo, una parte de mí, pero no tiene por qué ser de la infancia. Hasta hace no tanto mucha gente me llamaba cariñosamente Danito. En este disco hablo de que hay cosas que acaban, de cerrar etapas. Cuando acaba algo con alguien, ya sea amoroso o no, una parte de mí muere también. En un tema me salió así, despedirme de Danito, porque me pasaba por esa situación concreta. Es confuso porque me he puesto yo Danito como nombre porque me gusta mucho.
El disco aborda la muerte de Danito. Ahora eres Daniel Sabater. ¿En qué cosas has notado el cambio y cómo afrontas esta nueva etapa?
Todo va de la mano. Bueno, voy a decirte que es simplemente por crecer. Y cambiar. Ahora tengo veinticuatro años, y en este periodo tu vida cambia sin parar mientras te vas haciendo adulto. En un año pasan tantas cosas… Claro que me siento diferente. Esto va de la mano con cómo me tomo mi música, mi vida, cómo he cambiado de gustos, de forma de trabajar, de estilo… de todo. Es un poco tramposo decir esto, pero me siento cada vez más yo. Me voy encontrando. Aunque en realidad siempre he sido yo.
Hablas de estrés, de romperte en dos, de no saber de amor. ¿Crees que el Daniel de ahora ama mejor que Danito?
Sí, joder, mucho más. De nuevo, es que tengo veinticuatro años. Los años para atrás tienen mucho que aprender y mucho de equivocarte. Entonces sí, me voy encontrando cada vez más cómodo con la forma en la que siento y gestiono.
En el vídeo de No sé de amor, tu padre se convierte en el protagonista, sobre todo en el último minuto, que está cargado de tomas falsas. ¿Cómo lo convenciste? ¿Le ha gustado el resultado?
Convencerle fue fácil porque no sabía la envergadura de lo que iba a pasar. Cuando le dije, vente, que vamos a hacer un vídeo, él nunca había estado en un rodaje. De repente se encontró a quince personas, doscientas cámaras, silencio, procesos… Fue muy divertido porque en cuanto vio todo eso, me miró y me dijo, te voy a matar.
Yo tengo una faceta tímida, la verdad. Hay mucho de mí al que le cuesta performar, lo he heredado de mi padre, que es muy tímido también. Cuando pensamos en poner un entrevistador o presentador en el vídeo, nos reímos porque pensábamos, mi padre pega pero lo más divertido del día va a ser ponerle delante una cámara y hacerle actuar. Luego le dio un poco de vergüenza, se nota incómodo. Pero es muy mono, ¿sabes? Es increíble.
A diferencia de tu debut, Danito no tiene ninguna colaboración. Si pudieses sumar a cualquier persona a una canción, ¿quién sería?
Me hubiese gustado Role Model para según qué temas. Su álbum Can’t Stop this Anymore es el que más he escuchado este año y fue una de las referencias de romperme en dos. Me lo he quemado muchísimo, me gusta mucho.
En tu primera entrevista con ACERO fantaseabas con trabajar con Alizzz y lo has hecho. ¿Qué ha supuesto para ti? ¿Cómo fue trabajar con él?
Para mí es una de las medallas más increíbles. Muchas veces se me olvida, pero cuando alguien me lo recuerda o se da cuenta, me hace muchísima ilusión. Su música, desde que empezó a producir, pensé, vale, aquí ha cambiado algo. Y es genial porque ahora los productores se lanzan a hacer su proyecto. Estéticamente, el sonido siempre me pareció que estaba por delante.
Además, Salir es para mí uno de sus temas más icónicos, y también para muchos amigos míos. Fue muy guay porque salió muy natural. Le estuve mandando demos para otra artista y me pidió si tenía otras ideas. Una de esas ideas, meses después, me dijo, oye, he hecho esto.
¿Sigues haciendo pop en tu habitación, o ahora que te has profesionalizado más es todo en el estudio?
Es una mezcla. Este año he tenido la suerte de trabajar mucho en 5020, unos estudios de Madrid, donde hemos estado con una ingeniera, Genevieve Benetts, que es una amiga nuestra ahora. Hay estudios con equipo y con equipo humano. Yo que soy productor me apasiona poder estar en un estudio donde haya un equipo increíble, que puedas encontrar formas de grabar y resonar. Pero a la vez, también hay un montón de temas que he empezado en mi habitación, muchas produs que he hecho ahí y que luego simplemente hemos mezclado. Sigo estando muy cómodo en mi hueco trabajando en lo mío y luego intentando llevarlo a una cosa más grande.
Fíjate, la etiqueta de bedroom pop me gusta más que la de lo-fi. Muchos hemos empezado ahí, en el lo-fi, pero luego hemos ido buscando algo más pop. La etiqueta de bedroom pop siempre me ha gustado porque sigue siendo pop, solo que somos chavales y chavalas que lo podemos hacer en este portátil con el que estamos hablando. Aquí es donde trabajo.
Has pasado del bedroom pop a un pop mucho más orgánico, y en este disco te acercas al pop-rock por momentos. ¿Cómo acabaste en este camino?
Me he ido encontrando. Siempre he intentado sonar más grande de lo que sonaba, pero he ido aprendiendo por el camino. Lo que más me gusta del mundo, lo que me motiva y con lo que me voy a dormir flipando es con vídeos de conciertos, con live sessions. Mi sueño es tener un estudio con aparatos, amplificadores, pedales, etc. Me encanta la música en directo, la música real, orgánica. Es un intento de mezclar dos mundos que me encantan: la música real con la tecnología. Ser capaces de hacer cosas más digitales, más nuevas.
Has pasado de escribir todo en minúsculas a que todos los títulos del disco, menos danito, sean en mayúscula. ¿Por qué este cambio?
Siempre había escrito en minúsculas porque me parecía una cosa muy chula estéticamente. ¿Qué pasa? Que asocio esa forma de escribir a un estilo diferente. Empecé con cosas más minimalistas, y siempre me ha gustado. Pero en esta etapa los temas eran mucho más grandes. Yo también he crecido, y de igual forma lo han hecho mi forma de decir las cosas, cómo las siento, cómo las escribo. Lo sentía como un momento más de rabia.
Pero danito lo asocio mucho a un yo más profundo, de raíz. Ese tema lo escribí y produje en mi habitación en Murcia. Lo hice sin pensar en sacarlo; era para desahogarme, pensé en escribir para mí.  Cuando empecé a hacer música, antes de sacarla, escribía mucho en piano. Y tiene muchas cosas que me recuerdan a mi yo más primigenio. Entonces quería hacerle un poco un guiño. danito es una cosa más personal y más real.
En el disco empiezas hablando de perderte y finalmente de la muerte. ¿Cómo concibes el viaje por estos once temas?
Ha sido un proceso de escribir. Sobre todo este año ha sido centrado en el disco, pero hay canciones que tienen dos o tres años. Y en alguna etapa, incluso en mi vida personal y artística, salí del caparazón y me divertí mucho haciendo música. Quería sentirme más libre.
Eso es por lo que empezamos, ya que siempre tenía mucha presión conmigo mismo. Intentaba hacer algo que me encantara. Era un momento muy de… No sé, creo que, como todo en la vida, hay momentos tristes y jodidos, pero también instantes de euforia. Para mí ha sido un viaje emocional en todos los sentidos. Y, como suele pasar en la vida, lo que más me gusta del disco es que fui yo al cien por cien en todo lo que he sentido. Ha sido intensísimo.
Modesto es de lo más experimental del disco. ¿Cómo llegaste a esta canción?
Cuando empecé a hacer música, muy de pequeño, a tocar la guitarra y tal, tenía un grupo de metal. Me encantaba. Me gustan muchos géneros. Hay temas con los que he experimentado un poquito más hacia el rock. Pero siempre he querido hacer un tema muy oscuro, que en directo sea una bomba, súper sucio, guarro. Justo hablábamos de Alizzz, al principio tenía mucho este sonido: distorsiones, una cosa más cruda.
Modesto lo hicimos en el estudio como el resto de temas que hemos escrito para el disco, jugando. Cogí el bajo, hice esa línea de acordes y dijimos, hostia, esto puede estar guapo. Le metimos distorsión y pensamos, esto a lo mejor es experimental. Es uno de los temas que más hemos disfrutado en el estudio, de ponérnoslo en el móvil grabándonos y decir, a ver, la motivada histórica.
Aunque la música sea más animada en este proyecto, sigue la línea temática dura y personal. ¿Es una forma de sacar el dolor?
Hasta mi anterior EP siempre he escrito jugando. Me encanta la estética de la letra, y también me encanta que la música sea la expresión máxima de un sentimiento. Hacía una canción y decía, wow, esto me hace sentir así, entonces he experimentado con eso. Más tarde empecé a crecer y a sentir que tenía más cosas que decir cuando miraba para adentro y vivía experiencias.
Hay algunos temas que los he escrito llorando. He estado solo o con Chechu, que ha escrito conmigo el disco. Pues estábamos con un tema y nos ponemos a llorar, escribiendo sobre algo que me da miedo o me hace sufrir tanto. Las canciones son de verdad, hablan de ti. Estoy muy orgulloso en ese sentido. Lo siento personal y real, por fin hablo de cosas que quiero decir.
Muchas de las promesas del pop y del urbano como Walls, Soge Culebra o tú mismo sois de Murcia. ¿Qué está pasando allí?
Nos hace mucha gracia cuando lo hablamos. Uno, no lo sabemos, y dos, ¡qué guay! Además, históricamente ha habido un montón de música en Murcia, lo curioso es que a muchos de ellos los he conocido en Madrid, cuando he venido aquí a vivir y a trabajar. Cada vez hay más cosas, pero me gustaría hacer algo para que hubiera más en Murcia, un ecosistema en el que podamos potenciar tanto talento.
Pero la oportunidad te obliga a venir a Madrid, lo cual me da pena porque hay tanto talento allí… A mí me gustaría estar más en Murcia y que pasaran más cosas allí. Supongo que por lo que sea, las marineras, que son un aperitivo allí, nos dan mucho poder. Luego venimos a Madrid para seguir. Además, hay talento en todo: moda, arte, vídeo. Siempre ha habido mucho hate con Murcia, pero, que os jodan, somos los mejores.
Además de ser cantante has producido para artistas como Xavibo, Aleesha o Chanel. ¿Hay algún tema en el que hayas colaborado del que te sientas especialmente orgulloso?
Tengo que mencionar el de Alizzz porque lo admiro un montón. Pero te puedo decir dos más. Por ejemplo, Uno más, de Trashi y Zahara, que produje y compuse allí. Cada vez que lo veo en directo o lo escucho digo, dios, ¿por qué no lo saqué yo? Es increíble. Y luego, hay un proyecto que se llama Rata, que es una banda que estoy produciendo un poco más indie rock y estoy enamorado.
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