Si ya es verano, o casi, esto es Ibiza. La Ibiza que nos gusta, que no es precisamente la de las macrodiscotecas, el postureo y las playas masificadas. La Ibiza de las calitas con apenas gente, sí, existen, la de los garitos auténticos con precios todavía manejables, la del canalleo, la guapura y el rocanrol. El rocanrol como actitud frente a la vida más allá de lo estrictamente musical, si es que se entiende lo que quiero decir. Por ejemplo, soñar a lo grande mola, te da otras perspectivas aunque luego sigas con lo tuyo. Pero currártelo para que se haga realidad es otra cosa, a eso me refiero. Y como cada historia, esta también tiene nombre propio, el de Diego Calvo y su Concept Hotel Group del que es CEO y cofundador, un tipo que soñó un día que otra Ibiza era posible, y que afortunadamente para nosotros hizo su sueño realidad. Y ahora cuando viajas a Ibiza y te alojas en alguno de sus hoteles, no sabes muy bien si estás allí o en La Habana de los años sesenta, en un motel de la Ruta 66, en un edificio art decó de los treinta o en una película rodada en los cincuenta en la costa amalfitana. Quizá por eso tiene esa especie de platillo volante en Los Felices, uno de sus hoteles. Dice que es algo así como un club polivalente inspirado en las casas del futuro que el arquitecto finlandés Matti Suuronen diseñó en los años setenta, pero no me creo nada, sospecho que es una nave espacial capaz de viajar por el tiempo y que Diego es una suerte de Doctor Who transmutado en un Lucky Luke de nuestros días, que en vez de balas dispara ideas. Lo bueno es que luego las recoge y las materializa. Chúpate esa, Davros.  
¿Por dónde empezamos entonces? Esto no es un simple recorrido por los ocho hoteles del grupo, sino un viaje al centro de los gustos y obsesiones de su fundador, que ha sabido trasladar su pasión por la música, el arte, el cine y la estética a cada uno de los establecimientos, todos de una belleza remarcable, especialmente el Mongibello. Así que vamos a empezar por ahí. Inspirado en la costa amalfitana y la arquitectura de Gio Ponti, Mongibello a diferencia del resto no está en la zona de Sant Josep/Sant Antoni, sino en Santa Eulària des Riu, sobre Es Caló de S’Alga, una cala preciosa a la que bajas directamente desde el hotel por unas escaleras. Es el establecimiento más grande del grupo, con ciento sesenta y ocho habitaciones de las cuales treinta y dos son suites. También el más lujoso y sofisticado. Tiene una gran piscina y un restaurante, el Sorella, donde se sirven platos deliciosos inspirados en la cocina tradicional italiana, bajo la batuta del chef Francesco T. Leggio. ¿Te suena eso de la dolce vita? Pues si lo pones en el buscador te sale al lado la foto del Mongibello, con eso te digo todo. ¿Que vale una pasta? Pues sí, y más a estas alturas del año. Pero si te sirve el consejo, reserva con tiempo, para el año que viene, pongamos, y pagarás la mitad. ¿Te ves ya en una tumbona con un negroni en la mano? A ver quién se resiste a eso.
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Nos quedaríamos a vivir aquí, pero hay que moverse. Dejamos Santa Eulària des Riu, elegante y tranquila, para trasladarnos a una de las áreas posiblemente menos atractivas de la isla. ¿Por qué querríamos alojarnos en Sant Antoni? Bueno, va, en Sant Josep que puede parecer lo mismo pero no. Pues, mira, te doy no una sino siete razones: Tropicana, Paradiso, Grand Paradiso, Los Felices, Dorado, Cubanito y Romeo’s Motel & Diner. Los otros siete hoteles de Concept Hotel Group que han cambiado la fisonomía de esta zona con sus edificios de colores vibrantes, propuestas culturales y reminiscencias de épocas pasadas que se imponen a esa Ibiza más gris que tan poco nos gusta. 
Inspirado en el estilo Miami Modern y la película Cocktail, Tropicana es una fantasía en verde lima y rosa fucsia, donde cada habitación homenajea a un cóctel tropical con todo lo necesario para preparártelo allí mismo, a ver si tienes tan maña como Tom Cruise. Tiene piscina con una ducha en forma de copa de Martini y una jukebox vintage en el lobby. Cubanito, en Cala Gració, captura el alma de La Habana de los sesenta con su estética caribeña y música en directo al atardecer. Las habitaciones llevan nombres de lugares míticos cubanos, y en su azotea, El Malecón, puedes bailar salsa mientras ves caer el sol. Si lo tuyo es el arte, puedes alojarte en Paradiso, en Cala de Bou, un edificio con un precioso diseño art decó en tonos pastel y uno de mis preferidos si me preguntas, o al menos acercarte para visitar las exposiciones que alberga tanto en el lobby como en su galería, comisionada por Adda Gallery París. Hasta el cierre de temporada, se sucederán en el lobby las exposiciones de Alexander Höller (del 12 de este mes al 10 de julio), Marta de la Fuente (del 11 de julio al 3 de septiembre) y Poppy Faun (del 4 de septiembre al 18 de octubre). Mientras que en la galería puede verse hasta el 12 de julio la exposición Uniones flexibles de Jesús de Miguel, palentino afincado en Ibiza desde hace ya años, cuya pintura combina la abstracción figurativa y el neoexpresionismo (esto me lo chiva Google, para qué mentir) con una mirada bastante pop e influencias del comic, el anime y la ciencia ficción. O eso me pareció. Conocimos a Jesús cuando estuvimos por allí visitando la expo. No le gusta mucho usar las palabras para explicar lo que hace. Yo le entiendo. Tampoco me gustaría a mí tener que poner en imágenes lo que escribo. Pero soltó una frase tan genial cuando le preguntaron por su proceso creativo que me la quedo para mí para siempre: “Primero empiezo y despues termino”. Touché.
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También en Cala de Bou tenemos Grand Paradiso, el hotel más cinematográfico del grupo. Tiene su propio cine donde obviamente proyecta películas, suites dedicadas a diferentes cineastas, entre ellos Pedro Almodóvar, y el toque bizarro lo encontramos en la piscina con el Caduzzi, una mezcla loquísima de Cadillac y jacuzzi, donde tomarte unas fotos mientras le das a las burbujas. Entre las próximas proyecciones, La guitarra de Yerai Cortés el 17 de septiembre. Pero el bizarrismo no acaba aquí. Si alguna vez se te ha pasado por la cabeza casarte en Las Vegas, ahora esto te queda más cerca. Hablamos del Romeo’s Motel & Diner, la propuesta más gamberra de todas inspirada en los moteles de la Ruta 66. Romeo’s apuesta por el diner estilo Tarantino, tiene una habitación secreta con pole dance y hasta una capilla donde puedes casarte. Y cerramos con el Dorado, en primera línea de Platja d’en Bossa, un homenaje al rock eterno con vistas al mar que acoge catorce suites dedicadas a canciones que fueron en su día disco de oro. 
Y digo que cerramos pero no, porque para el final me guardo la última joya de la corona, Los Felices, también en Cala de Bou, acordaros, el del platillo volante, un hotel dedicado exclusivamente a la moda que tuvimos la suerte de conocer el año pasado justo el día que celebraba su inauguración. Con ciento dieciséis habitaciones, cada una con el nombre de un diseñador, de Pepa Salazar a Abra o Palomo, de Jean Paul Gaultier a Di Petsa, con dos piscinas y dos colores, rosa y amarillo, como vertebradores del espacio, este hotel con nombre de sitcom luce estética sesentera a lo Palm Springs y es la viva imagen de ese verano eterno que todos querríamos vivir. Su restaurante, Bambola di Grosso Napoletano, ofrece pizzas y delicias italianas gluten free, y este año como novedad presenta Tots a la Taula, un interesante proyecto que a pesar de lo que pueda parecer no tiene que ver con la restauración sino con la moda, una moda sostenible que se articula a través de diferentes prendas vintage provenientes de diferentes lugares y personas, de ahí el nombre, y que puedes alquilar o comprar si acabas enamorándote mucho de ellas. Tras el proyecto tenemos a Ana Fort y Maria Carreté. En sus propias palabras: “La esencia de Tots a la Taula es combinar distintos mundos y referencias para dar forma a un lenguaje nuevo, donde lo clásico y lo contemporáneo se mezclan sin reglas fijas”.
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Y así, casi sin quererlo, ellas mismas acaban definiendo la esencia de Concept Hotel Group, que en poco más de una década se ha convertido en unos de los grupos hoteleros más importantes de Ibiza. Podríamos seguir, pero esto se está haciendo muy largo. Así que solo diremos que en 2026 planean abrir su propio club, un poco en la línea del Pikes, donde celebran religiosamente cada uno de sus aniversarios. También lo harán este, el próximo 17 de julio. No voy a contar más, solo diré un nombre: Natalia Lacunza. Y que la música no para en su Venice Bay Ibiza, tenéis la programación para lo que queda de temporada aquí. Que no paren tampoco las ganas de hacer las cosas de otra manera, aunque a veces pueda parecer una locura. Porque otra Ibiza es posible, afortunadamente. 
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