Atención a los de Cold Culture  porque vienen fuertes. La marca española está imparable desde que se dio a conocer en 2021, donde se presentó en sociedad como una firma de streetwear repleta de moda oversize y unisex. Pero ofrecía algo que la diferenciaba del resto: traer el estilo callejero de las distintas ciudades del mundo, de Nueva York a Marrakech. Toda la simbología de los destinos más internacionales recogidas en un drop de ropa que no se olvida de la calidad y la atemporalidad en sus diseños, para que perduren bien a lo largo de los años. De generación en generación.
Cold Culture significa comunidad, donde todo aquel que lleve cualquiera de sus prendas se sienta parte de esta. Y vuelvo a recalcar: sin fronteras. Su público más devoto se mueve entre Estados Unidos, Alemania y España. Y con el modelo de negocio que se traen entre manos entenderás el porqué de su furor. Las colecciones son limitadas, salen cada poco tiempo y se crean en torno a un concepto. Quien dice concepto dice ciudad. Las hoodies, los jerséis y los pantalones vienen cargados de alusiones a las ciudades que homenajean. En su última cápsula, NYC $ouvenir$, no podían faltar los guiños a la Estatua de la Libertad, por ejemplo.
Todo un giro al concepto que tenemos en mente sobre la moda souvenir.  Ya no hace falta salir del país para llevar la esencia de tu ciudad favorita en formato streetwear. Y todo esto sin perder la identidad de la firma, que no es otra que la moda oversize. Una moda que fusiona sus códigos estéticos con los elementos culturales del mundo, creando un movimiento que pone todo en común y no se apropia de nada. Además, la marca ha facturado cinco millones de euros, ha reunido 110.000 seguidores en Instagram y acaba de abrir un local en Madrid, en la calle Colón 4. Las barreras no están rotas, están rotísimas.
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