En una época donde los grandes carteles y las marcas parecen dominar la noche, hay una escena paralela que crece desde abajo, alimentada por la amistad, la intuición y el deseo de bailar. Son las fiestas autogestionadas, pequeños ecosistemas que reinventan lo que significa salir de fiesta en España. Espacios donde el club vuelve a ser una comunidad, no un producto.
Desde Madrid hasta Málaga, pasando por Valladolid, Valencia o Barcelona, una nueva generación de DJs, promotores y productores está construyendo una movida totalmente nueva (y de la que por supuesto tienes que enterarte). Estas propuestas apuestan por la cercanía, el riesgo y la diversidad sonora, viajando entre el jungle y el hyperpop, el perreo y el garage, el techno y el funk. Aquí lo importante no es el género, sino la energía.
Estas fiestas son también un acto político, ya que crean espacios seguros, celebran la disidencia y demuestran que el club puede seguir siendo un lugar de encuentro, de libertad y de imaginación. Es cierto que cada colectivo tiene su propio lenguaje (su público, su energía, su sonido), pero todos comparten una misma intuición: el futuro del club no se compra, se construye. Aquí te dejamos cinco de los muchos colectivos que están redefiniendo la escena:
4TheClubture (Madrid)
4TheClubture es como ese amigo que aparece con canciones que aún no conocías y te las mete en la cabeza hasta no poder quitártelas. Detrás hay un sello y colectivo lleno de amor por la escena club, formado por DJs y productores como Thankyourami, Popi o Detunedfreq. Otros artistas como Kinara, Vitala, Lejía, Andreales o Klau ya han pasado por su cabina de la Sala Sol, trayendo un combo increíble de jungle, bass, UK garage, funk y remixes que no sabías que necesitabas. Si no les has visto aún, me temo que estás tardando.
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Mimosos Club (Valladolid)
En Valladolid hay un pequeño secreto a voces que cada vez suena más fuerte: Mimosos Club. El colectivo detrás, formado por los DJs y promotores Romance y Lematt, ha conseguido que la ciudad tenga una cita real con la música urbana sin salir corriendo a Madrid. Han pasado por sus cabinas DJs como los chicos de Bruma Club, Mecromina, La Deve Chacho, Meyd, Pepa Laceada y próximamente Merca Bae, además de shows incendiarios de Lil Mess o Glorysixvain. Suelen montar las fiestas en Sala CientoCero, aunque también han llevado su energía a festivales como el Lorencito Fest. Así que apunta: “making the night weird is not a one mimoso job”.
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Pikoteo (Málaga)
Pikoteo, además de ser una fiesta, es una forma de entender el club como lugar de baile, sudor y libertad creativa. Nacida en Málaga y formada por Neeiv y DLB, por sus cabinas han pasado nombres como Brava, Largoofy, Freebot o Lina Pary, cada uno aportando su propio estilo, aunque te aviso: aquí no hay una fórmula. En Pikoteo se cruzan ritmos como el funk brasileño, el UK garage, el afrobeat o el techno. En definitiva, su sonido no busca pertenecer a ningún género, sino a un sentimiento colectivo: el de quienes creen que la pista de baile sigue siendo un lugar para descubrir y celebrar.
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La Bebé (València)
Formado por Adela BB, Claupi, Prepago, La Venganza y Cristel, el colectivo ya es toda una referencia en València, no solo por poner música, sino por cómo se siente la pista cuando ellas toman la cabina. Cuando las chicas de La Bebé pinchan en La3, la pista se convierte en un espacio seguro, caliente y festivo, donde el sonido latino, el pop o el trap se cruzan con el club europeo. Son la prueba de que el underground también puede ser sexy, caótico y tierno a la vez (y que el futuro del club en València ya tiene cara, ritmo y nombre propio). 
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Desacato Goblin (Barcelona)
En la escena nocturna barcelonesa, donde conviven los templos del techno con una nueva generación de propuestas híbridas, Desacato Goblin se ha consolidado como uno de los movimientos más singulares del panorama club actual. Nacido hace más de tres años, el proyecto ha celebrado más de sesenta ediciones en diferentes espacios de la ciudad (Sala Razzmatazz, Meteoro) y ha construido una identidad inconfundible, destacando la estética punk y una selección musical que transita del hyperpop al perreo o del ravecore al club experimental. En definitiva, un espacio seguro y alternativo dentro del ocio nocturno, donde la identidad y el cuerpo puedan habitar el club desde la disidencia y el placer.