El número siete siempre tuvo su mística. Si eres futbolerx, comprenderás a la primera que es un dígito que siempre significó calidad, velocidad y creatividad. Si eres más del horóscopo, sabrás de su relación con la suerte. Para Bon Calso, incluso, simboliza más. Número 7 es el nombre de su último álbum, y aunque la elección de este título tiene que ver con ser su séptimo trabajo (contando con los EPs), todas las acepciones extra caben en un proyecto que nace para colocarle en la pole de la música urbana española. En ese lugar ya estaba, pero con su nueva obra, Jorge avisa para que no le puedan llamar traidor.
Prueba de esta consolidación es la apuesta del de Alcorcón por la música. Aunque lleve desde 2018 en la industria, todavía no se había atrevido a apostarlo todo por ella; pero después de dejar su trabajo como tatuador hace unos meses para dedicarse en exclusiva a su pasión, lo último que se le puede reprochar es que no avisa. En diversas entrevistas ha comentado que este es la entrega más cuidada de su carrera, y con este pequeño detalle se puede afirmar que dice la verdad. Que se haya autoproducido gran parte de las pistas que componen el disco es otra muestra (por si con lo anterior no había quedado del todo claro).
Durante los quince temas que componen el disco parece que la producción ha querido hablar por sí misma. Siempre sobrevolando el urban pop que le ha llevado hasta donde está, Número 7 se ha acogido a la nueva ola de la composición urbana en la que el detalle es el que destaca en lo sonoro. Con el R&B como género matriz, son tantas las influencias que se han sumado, que muchas veces cuesta diferenciar la procedencia a pesar del protagonismo que aportan a cada corte. Mi pobre oído ha podido desvelar algo de afro, G-funk o de funk carioca en las mezclas. La innovación es el nuevo mainstream, y nos encanta.
Bajo el leitmotiv ‘I’m not good for you’, todo lo sonoro encaja perfectamente en la temática del disco gracias a la combinación de pegajosidad y ritmos marcados. Sin ser un título conceptual ni mucho menos, el amor y el flexeo no se pueden escapar de las líricas de Bon Calso. Número 7 es un constante alarde de chulería y de un entendimiento del amor muy particular. El intercalado de temas en los que se frontea, con temas en lo que se muestra un amor vulnerable tras esa fachada es un resumen personal perfecto de las inquietudes del artista durante toda su carrera y durante este álbum, dando a entender que ambas facetas no son muy compatibles con la relación romántica.
El asunto de las colaboración es un tema que tratar aparte. MVRK, Diego 900, L’Haine, Enry-K, superreservao, Aleesha y Guxo participan en la travesía haciendo un junte perfecto del urbano alternativo. Un disco que se suma a la nueva ola de la sensibilidad no podía tener mejores invitados. Todos son perfectos para transmitir la idea de que las cosas están cambiando en el panorama y que los type beats ya no pueden ser la nota general. La delicadeza que se muestra en cada uno de los tracks en los que Bon Calso está acompañado ilustra a la perfección la simbiosis de los dos participantes, haciendo gala del trabajo que se ha hecho en cada elemento del disco.
Cuarenta y nueve minutos y once segundos de golpe en la mesa. Eso es Número 7. Qué dolor tiene que tener en el puño Jorge. Un disco que, como hemos dicho, es de consolidación, aunque sea solo para su consolidación en el mainstream porque en cuanto a reputación ya está todo hecho. Si ya se ha ganado el reconocimiento de todos teniendo que compatibilizar su carrera musical con la de tatuador, qué nos espera de Bon Calso ahora que puede dedicarse de pleno a lo que más le gusta. Quién sabe, el límite siempre fue el cielo. Como mínimo, lo que veremos es más detalle y cuidado, y eso siempre alegra a todos los oídos.
Track favorito: Panamá.