Bon Calso, o Jorge para los panas, es de esas personas que si se paran, se mueren. Empezando su carrera en el 2018, el artista de Alcorcón ha cambiado tanto de sonido como tatuajes ha añadido a su cuerpo; y siendo tatuador no han sido pocos. Ahora mismo está inmerso en un nuevo proyecto, y tras lanzar To el día, el abanico de posibilidades es tan grande que solo se me ha ocurrido hablar con él para intentar tener alguna pista. El urban pop, el hyper o el trillwave son solo algunos de los géneros que ya ha tocado, ¿qué será lo siguiente? Lo mismo ni él lo sabe…
Empezando justo con lo último, acabas de sacar tema con Sam Davies y quería saber un poco la recepción que ha tenido To el día.
Muy guay, muy guay. Lo que noto ahora con el público es que el feedback siempre va aumentando poco a poco. No son lanzamientos que flipas, que revienten, porque tampoco es la idea de la música que hago, pero estoy muy contento. Dije, mira, voy a hacer lo que me salga de la polla para tener la imagen que quiero y la movida que más siento y fuera.
Es el primer tema que sacas con Sam, ¿cómo surgió este junte? Parece que te estás metiendo un poco en el rollo que tiene la Cutemobb, en esa escena como de R&B UK y tal…
Sí, el tema este sí que se va más a esa wave, yo creo, pero luego el disco tampoco se va a ir tanto a ese sonido. Este tema tiene ya un año y pico. Creo que surgió cuando canté en Chachá, que justo estaban aquí en Madrid y quedamos ese mismo día para hacer el tema y tal. Nos juntamos ahí y de puta madre. La verdad que mazo buen rollo con ellos.
Quiero hacer un repaso a tu carrera, pero estoy un poco nervioso porque has tocado dieciocho millones de palos y no sé por dónde pillarte. Me gustaría entender cómo empiezas y cómo has ido evolucionando, y para esto solo puedo empezar preguntando por tus influencias.
¿Desde pequeño? A ver, al final he mamado la música esta de radio que nos han puesto a todos. Luego, cuando empecé a escuchar movidas que fueron mayor influencia para mí, era más el sonido de Lil Uzi y esa vaina. También con la YSL, rollo Young Thug, Lil Keed, Gotti, Gunna y eso.
Que les vaya bien en la cárcel a los de YSL.
Ya, total (risas). También al principio, de más pequeño sí que escuchaba mucho Siete Notas Siete Colores, Chirie Vegas, como más de España. Pero luego ya cuando empecé a hacer música empecé a investigar más el sonido de Estados Unidos, que es el que más me rentaba.
Me estás hablando como de rap ‘crudo’ y, en tu carrera, aunque sí que manejas ambientes oscuros de alguna manera, tampoco veo mucho esa crudeza, ¿Por qué decides tener un rollo más melódico, más blando, que esa parte que me estás contando?
Tuve una época que era más así, más crudo, pero cuando ya me puse con el proyecto (de Bon Calso) sí que lo suavicé un poco, lo hice más blandito. Estaba en un momento de mi vida bastante zen y me rentaba también. A mí me pueden gustar 800.000 géneros que luego tampoco intento hacerlos porque no es la vibe que tengo a la hora de hacer música. También es como que, al final, a las mierdas que tengo en la cabeza no les he aportado el valor que tienen hasta ahora. Entonces prefería hablar de la parte mía más universal como puede ser el amor.
Aprovecho para hablar del amor, entonces, que es una temática que has tratado mucho. ¿Qué significa para ti y cómo lo intentas exponer?
Siempre tiro por ahí porque al final es lo más universal que tenemos todos. Yo puedo hablar de cosas más deep de mi vida que, al final, muy poca gente entendería, pero el amor es algo con lo que conectas con todo el mundo. Casi todos tienen alguna experiencia, y es lo que me sale fácil. Me pongo a improvisar directamente y, muchas veces, me sale medio pastelona la primera frase y cuando acabo estoy hablando del amor como si fuera lo último que iba a hacer en la vida (risas).
Pero, ¿qué imagen quieres que tu oyente tenga del amor? Pesimista, optimista, obsesiva…
Según la semana. Obsesiva siempre, un poquito (risas). Va variando según el día, según la semana y según el minuto. Muchas veces yo no estoy hablando de algo en concreto, sino que se crea el tema por pequeñas frases que se me van viniendo a la cabeza.
Todo esto de lo que estamos hablando, del sonido y las temáticas blanditas, lo empiezas a tratar en Ángel caído, ¿este trabajo supone el inicio de tu carrera como Bon Calso?
Sí, sí, cien por cien. Antes de ese EP creo que había sacado dos temas solo. En esa época es cierto que estaba escuchando mucho Bryson Tyler y es cuando salió T R A P S O U L y todo eso. Con ese EP fue cuando dije, venga, voy a empezar a hacer las cosas más en serio.
Me interesa mucho este EP porque, yo por lo menos, te metí en la wave esta de urban pop que se escuchaba tanto, rollo con L’Haine o ARON y esta peña. ¿Te has visto en algún momento integrado en esta onda?
Integrado... A ver, sí que he visto que se me ha metido ahí. También creo que por cosas que he hecho yo, porque han sonado mazo pop y tal. O sea, creo que es normal que se me haya metido en esa movida pero tampoco me he sentido nunca incluido. Entonces, bueno, simplemente fui evolucionando y también fue esa la vibe que me dio en ese momento.
Creo que he visto esa evolución, quizás hacia sonidos más ‘brillantes’, ¿cómo has ido pasando de ese rollo más popero e íntimo en Ángel caído o Feelings Matter, a algo más tecno o plug, más luminoso, en Outta My Head o Headshot?
Es que yo escucho mucha música y, al final, cuando viene esta evolución es junto con Nacho. Con él, con Dred Bey, sí que es cuando más hemos dicho, venga, vamos a llegarle a este sonido, a este tal. Él es muy electrónico y a mí también me flipa esa movida y muchas veces he currado con él y hemos llegado a ese punto.
En Outta My Head es donde más lo veo, además de que te juntaste con ciertos referentes del hyperpop y de música más techno como MDA o Sticky.
El sonido que más me inspiró para hacer ese disco fue el de Trip at Night, del Trippie Redd, que me flipó y dije, joder, me molaría tirarle por ahí. No hacer eso, pero hacer algo más o menos de esa vaina. Trippie Redd fue bastante referente mío.
Me dices Trippie Redd y sí que es verdad que tienes como un ambiente etéreo muy suyo, como del trillwave este del que es exponente, ¿no?
Sí, lo pude coger de Trippie y luego Don Toliver me gustaba mucho también en esa época. Lo escuché mazo. Justo sacó el disco de Life of a Don poco antes creo, y lo estuve ahí como… lo estuve tirando mazo.
Pero a la vez también te gustan unos graves pesadísimos. ¿Cómo encuentras este contraste y por qué eliges cómo mezclar cosas tan distintas?
Ese sobre todo es el Dred Bey, que siempre le mete mazo de chicha. A mí me flipa también cómo saca ese sonido, pero él es muy así y al final llegamos a esa simbiosis los dos.
¿Y buscas siempre esa complejidad en la producción? De cambios, de matices, etc.
Todo el rato. Me mola también eso, que varíe un poco la estructura del beat. Me mola que varíe bastante, buscar mil cambios. Últimamente estoy un poco más dejándome llevar y hay cosas que me apetece dejar hiper simples sin tocar demasiado, pero normalmente sí que le busco bastantes vueltas hasta que llegue a la línea.
Y con esto de los graves así pesados y las producciones tan trabajadas, tú suenas mucho en la escena clubbing madrileña. ¿Cómo ves la movida de clubbing y cómo te sientes al ver que los DJs te ponen en sus sesiones?
Me flipa. Sí que pienso que a lo mejor no he dirigido mucho mis temas a música de club, pero hay algunos que ha encajado bien. Que a la peña le engorilen es de puta madre, la verdad.
Siguiendo con Outta My Head, al final fue tu álbum sophomore, el que te asienta en la industria pero, ¿te encasilló en cierta manera?
Claro, sí, era como que se daba por hecho que ya iba a sacar otro disco igual, y era como, tío, no me mola tampoco cuando la gente da algo por hecho en ningún sentido. Entonces pensé que lo mejor que puedo hacer es lo que me apetece, cambiar un poco de movida. Si tú quieres escuchar el sonido que yo hacía cuando hice Outta My Head, tienes Outta My Head todavía, no lo hemos borrado.
Y después de esto, a principios de este año, sacas Headshot y, efectivamente, vuelves a cambiar el sonido otra vez. A mí por lo menos me suena más a ese R&B de principios de los 2000 del que hemos hablado antes.
Sí que es verdad que Headshot son temas que tenía sueltos. Más que un EP en el que yo hubiera trabajado como normalmente hago, sentándome a decir, vale, quiero hacer este sonido, quiero hacer tal, fue más un, tengo temas por ahí, junto los que me rentan y ya está. Luego, Five Star Meal, por ejemplo, tiene un sonido distinto al resto del EP, y es realmente en lo que me estoy enfocando más ahora.
¿Y defines en lo que estás metido ahora? Justo estás en medio de la creación de un nuevo disco.
Lo que hago ahora está muy influenciado por el new jazz, un poco de plug también. En los sonidos que estoy escuchando ahora, como KanKan, no sé. Es que tampoco me gusta meterme en géneros porque realmente nunca quiero hacer ese género puro, me gusta ir probando cosas. Ahora también estoy en una vibe que me empieza a sudar la polla absolutamente todo, me estoy dando cuenta de que al final todo va muy rápido, y ya me he puesto a hablar más de mi día a día, que al final también es igual de válido o incluso bastante más. Estoy en un punto en el que no me entiendo ni yo y, entonces, es como que lo dedico para la gente que no se entiende tampoco.