Hace una semana, Belize Nicolau aka Bb trickz lanzaba Lechita, su cuarto EP, producido casi al completo por Lucas Sirera Sorondo, con Julio Gómez Núñez sumándose en la última pista. Cuatro canciones de menos de dos minutos, cada una con su videoclip, que no tardaron en levantar polémica por su acercamiento a la estética trad wife. La música, por su parte, fue descrita en X como “mononeuronal”, “música para putillas y tontillas”, “0/10” o directamente “de coña”. Como cabía esperar de un proyecto de la barcelonesa, el EP ha generado reacciones polarizadas, preguntas y sorpresas. Hablemos, entonces, de él.
Volvamos la vista atrás. Además de sus ya controvertidos rifirrafes con otros artistas, hace menos de dos meses la cantante se peleaba con Metrika sobre el escenario del Riverland. Días después compartía en TikTok un vídeo pidiendo disculpas, anunciando que se estaba convirtiendo, en sus propias palabras, “en una versión nueva… una Bb trickz 2.0”. Y así comenzaba el rollout de Lechita: con vídeos en los que la veíamos cocinando tartas y encarnando la estética doméstica idealizada muy similar a la de influencers como Nara Smith. Una imagen que ha recibido críticas por aprovechar la feminidad tradicional para suavizar ideas de extrema derecha y doctrinas religiosas estrictas.
Pero en el caso de Lechita, lo que escuchamos en sus letras poco tiene que ver con la mujer tradicional o las doctrinas religiosas: “que rebote en su polla, en cuatro a mí me gusta má’”. El concepto parece jugar al contraste entre lo que se ve y lo que se oye, una dialéctica de opuestos que, como siempre con ella, se mueve entre extremos.
Lo que empieza como una discordancia visual continúa en la música. Perrita abre el EP con una instrumental sencilla, limpia, de ascensor, que choca con una voz sucia, nasal, llena de ruido. Un nuevo guiño al juego de contrarios que define todo el proyecto. Tanto en ella como en Final Boss, la siguiente canción, utiliza su voz para construir ritmo más que melodía: frases que se fragmentan, se repiten y se entrelazan con la base, acompañando a la percusión. 
Leche^^, tercera canción del álbum y única sin videoclip, suena a grunge: guitarra y voz distorsionadas en una producción desalineada que, por primera vez, coincide con lo que canta: “Yo sí que soy una mala, la parita de verdad. Te pelo ese guineo, yo te piloneo, pa”. Aun así, el concepto general sigue presente porque lo que escuchamos se enfrenta a la versión pulida y domesticada que nos había mostrado visualmente hasta ahora.
El EP cierra con Fresa, donde la influencia del dembow se percibe tanto en la entonación como en la letra (“Que me jale del pelo y que me diga que soy perra, dame duro, pa”) y se entrelaza con una base acústica, generando un nuevo contraste que funciona como síntesis de todo el proyecto. A medida que avanza, lo instrumental se diluye y la voz vuelve a ocupar el primer plano, con capas que funcionan como ritmo, en una línea similar a la que ya veíamos en Final Boss.
Una cosa está clara: Lechita es un EP de cuatro temas y cinco minutos de duración. Tampoco intentemos sacarle más jugo del que tiene. Pero dentro de ese poco, lo que ofrece es innovador en producción, en concepto y en marketing. Recordemos que hace menos de una semana, Belize se rodeaba de nombres como Ice Spice o Hailey Bieber y confirmaba su presencia en el Camp Flog Gnaw Carnival 2025 (el festival fundado por Tyler, The Creator). En agosto aparecía en el álbum Boss Babies (Theodora) y, hace un año, en Brat (Charli xcx). Y es que, pese a las críticas que suele recibir, Bb Trickz cuenta con una base de fans y seguidores (clout, si queréis) lo suficientemente potente como para lanzar un proyecto fácil, comercial y hecho a la medida del gusto general. Sin embargo, opta por un trabajo experimental en el que su voz pasa a un segundo plano y donde la verdadera estrella es la producción. Solo por eso ya merece reconocimiento. 
Además, todo está acompañado por una identidad visual que no puedo sino aplaudir. Unos magníficos visuales de Geray Mena, donde el juego de contrarios continúa y donde la edición acompaña a la producción fragmentada que escuchamos. Formato vertical, menos de dos minutos de duración y una estética con shock value: la receta perfecta para conseguir viralidad y visualizaciones. 
El único pero, quizá, es su tendencia a apoyarse siempre en la polémica como parte del discurso. Supongo que parte del hate que recibe nace de eso: usar la controversia para llamar la atención puede situarte en un espacio gris, donde la música queda en segundo plano y la viralidad y la popularidad se llevan el protagonismo. Aun así, Belize es Belize; siempre lo ha sido, y esta es su manera de funcionar, estemos de acuerdo o no desde un punto de vista moral. 
Lechita es un experimento breve, un proyecto que juega con los límites entre lo que vemos y lo que escuchamos, entre la propia letra y la producción, entre ir en serio y ser simple provocación. Un proyecto que encuentra su cohesión precisamente en la contraposición y que abre las puertas a nuevos sonidos dentro de la escena española. No todo termina de cuajar (a veces parece más una performance que un EP), pero funciona como retrato de lo que es Bb Trickz: contradictoria, excesiva, consciente del show y dispuesta a usarlo a su favor. Puede que no guste a todos, pero consigue lo que busca: que hablemos de su música, de ella y de hasta qué punto estamos dispuestos a tomárnosla en serio. 
Track favorito: leche^^