Es evidente: Bb trickz es el fenómeno musical del año.
Negarlo sería dar la espalda a un hechizo inevitable.
Nadie la esperaba y, a la vez, todo el mundo la necesitaba.
Su ascenso ha sido meteórico en tan solo cuatro meses,
con cifras de visualizaciones y escuchas que no han
dejado de hincharse. Tras subir en TikTok un snippet
de la que fue su carta de presentación, Bambi, y ver
que la cosa no iba tan en broma como pensaba, decidió
que era el momento de disparar y en abril lanzó el EP
Trickstar, que firma con Virgin Music Spain.
Entrevista extraída de ACERO vol. 5, publicada en julio de 2023. Hazte con tu copia aquí.
De su vida previa, conocemos más bien poco. Belize Kazi nació en Barcelona a principios de siglo, protagonizó un anuncio
de Nesquik e ilustró las portadas de algunos libros escolares
de Santillana, que se pueden encontrar fácilmente con tan
solo un click. Rastrearla más allá de estos datos no es tarea
fácil, y así lo pretende ella. “Todo lo que hay saber sobre mi
infancia, que no es nada interesante para mí, está en Internet”. Lo que importa, insiste, es el ahora.
Es la primera entrevista que concede desde que irrumpió en el
tablero de la industria musical con una jugada maestra. Hasta
ahora, atender a los medios no ha sido una prioridad: prefiere
que sea la música quien hable por ella; cada canción, una pequeñísima pista de quién es. En sus desacomplejadas e irónicas
letras, que golpean a ritmo de un drill pegadizo e inconfundible,
nos invita a descubrir su pasado, desde la separación de sus
padres en Lo siento mamá o cuando “iba al paki a robar” con
cara de santa en Missionsuicida. Por supuesto, entre tanta intimidad, las barras están aseguradas. Esa es su jugada maestra:
seducir en forma y conquistar en contenido.
El repentino éxito de Belize ha levantado tantas pasiones como
asperezas. Aparecer casi de la nada la ha colocado en el punto
de mira desde el principio, y no son precisamente pocos los que
se han conjurado para definirla como la Ice Spice española o
resolver algunas de las incógnitas que flotan a su alrededor. ¿De
dónde viene? ¿Es una industry plant, cómo puede ser que lo
haya reventado así en tan poco tiempo? ¿Qué hay de la guerra a
machete con Yung Beef, es solamente marketing? Ella esquiva
toda esa nebulosa, e incluso la celebra: tener haters, sentencia,
no es sino una señal de que “algo estás haciendo bien”.
Se conecta a la videollamada desde París, y mientras charlamos, hace gala de la espontaneidad que contagian sus canciones: sale a por un paquete de tabaco (“Un Marlboro Gold, s’il
vous plaît”), habla con un niño de su edificio al que se le ha
caído un balón en el patio y corre a coger el taxi que la llevará al
estudio. Estos días tiene mucho trabajo, confiesa. Una romántica puesta de sol se refleja en el cristal de la ventanilla del coche
y tiñe su interior de luz anaranjada, mientras se entrecorta el
sonido entre claxones, sirenas y acelerones. Casualmente (nada
es una casualidad en ella), un ‘BABY’ en mayúsculas estampa
su camiseta.
¡Hola, Belize! ¿Qué tal estás?
Bien, en París. Estoy por aquí trabajando, llegué hará unos
días. Me invitaron a un desfile de la fashion week, hice de DJ
en una fiesta, he grabado un vídeo...
¿Pero vives allí?
Llevo un año o dos viniendo bastante. Me quedo en casa de mi
amiga. Es guay, pero cada vez tengo más trabajo.
¿Te gusta la ciudad?
Ya sabes, París y los franceses... Pero siempre me lo paso
bien.
¿Hace mucho que pinchas? En Madrid te pudimos ver pinchando en Fetiche.
No, qué va. A mí no me gusta pinchar. Si me dejasen poner
música con mi iPhone conectado a los speakers, lo haría. Mi
mejor amigo dice que se me da muy bien pinchar, ¿sabes? Estar en una sala y crear una energía con la gente.
¿Tu foto de perfil es el hollín negro de Studio Ghibli?
¡Sí! Me encantan El viaje de Chihiro y El castillo ambulante.
Desde que diste el bombazo, no has dado ninguna entrevista.
Hice alguna en 2011, pero sí, como Bb trickz, es la primera.
¿Por qué?
No creo que tenga que explicarme mucho, ni tampoco es
mi prioridad ahora. Sé que intereso a la gente y quieren
escucharme hablar, entender quién soy y de dónde vengo, pero
soy más de dejar que la música hable por mí. Mis canciones ya
son suficientemente personales.
¿Qué tal fue el shooting?
Muy divertido. Me lo pasé muy bien con mis amigas y con todo
el equipo. A mí me encanta fumar porros, y cuando hago fotos
sé que es mejor no hacerlo porque se me pone la cara de lela
al ir morada, así que se me hizo un poco largo.
Fue en Madrid, ¿vives allí?
No vivo en ningún lado. Soy de Barcelona, y ahora paso más
tiempo en Madrid.
Lo de ponerte delante de la cámara no es nuevo para ti. ¿Habías sido modelo
antes?
Hice de modelo de pequeña, porque me lo pasaba bien al no
tener que ir al colegio y también ayudaba en casa. Solo éramos
mi madre y yo.
¿Te involucras en todo lo que relacionado con la imagen de Bb trickz?
Diría que full: me siento con el director de mis videoclips a
editar, las ideas son nuestras; por ejemplo, la idea tras gra fue
de todos. Siempre quiero tener control de todo, no necesito
un equipo de marketing o que me construyan una identidad,
sino que me ayuden a desarrollar. Lo mismo con la ropa: me
encanta, pero una amiga de Los Ángeles siempre que viene
me echa un cable. Hubo un señor que una vez me dijo que
necesitaba un equipo, y no lo creo: he llegado aquí solamente
por mis redes sociales. Tengo que jugar al juego de la identidad pero no necesito que me ayuden a crear una
personalidad. Me gusta poder ser capaz de
hacerlo yo misma.
Debo confesar que algo de eso se percibe (o al menos,
así lo creo yo).
¡Espero! Aunque me da igual, yo me lo paso
bien.
Estás bien conectada con la escena cultural de Barcelona al haber colaborado con el colectivo One Art. Cuéntame, ¿en qué consiste el proyecto, y qué hiciste ahí?
Son mis colegas. Querían juntar artistas,
crear un movimiento. Es algo que hacía falta en Barcelona. Cada vez que voy a uno
de sus eventos, me sorprendo; siempre hay
gente nueva, muy creativa. Hacen live shows
con artistas, hay gente tatuando o haciendo
ropa... Todo lo que sea arte.
¿A qué te refieres que hacía falta en Barcelona un
colectivo así?
Falta fuerza en los eventos, las fiestas. Difícilmente algo me genera curiosidad. Siempre
son los mismos DJs, la misma gente, nunca
se hace nada que digas, wow. Sería guay dar
oportunidades a otros artistas.
¿Estudiaste algo relacionado con el arte o la cultura?
¿Te interesa todo ese mundo?
No, me saqué la ESO y dejé el bachillerato
escénico.
La pregunta es: ¿cómo aterrizas en la música?
Siempre me ha gustado. Me di cuenta de que
era algo que quería hacer. Llevaba tiempo
queriéndolo hacer, pero sin ninguna prisa.
Ahora ya no trabajo de modelo, pero hacía
mis castings y mi dinero y después iba al es-
tudio. Eso fue durante un año o dos, viendo
con quién quería grabar y quién no... Todo
fue muy chill.
Dices que ha sido un proceso muy orgánico. ¿Hubo un
momento en el que lo vieras claro?
En realidad, no. Sí que veía que aún no
estaba preparada, tenía que crecer como
persona. No me puse presión en ningún
momento, fui haciendo hasta que subí el
snippet a TikTok para ver qué pasaría. Ahí
empezó todo: al hacerlo público, la gente ya
lo esperaba. También se me hacía raro salir
con música sin decir, hola, soy Belize, quería
sentirme más segura y el hecho de que aquel
TikTok funcionara me dio la confianza.
Eres, definitivamente, el fenómeno musical del año en
España. ¿Te lo esperabas?
Me lo esperaba, pero no así. Sabía que podía funcionar y que en Barcelona me pillarían
cariño. Me estoy sorprendiendo a mí misma,
no podría imaginarme que me escuchasen en
Francia o LA.
Jugaste siempre la carta del optimismo.
Soy muy optimista, me sorprende que lo
hayas visto. No siempre lo he sido; de hecho,
cuando era adolescente, estaba deprimida
y era una persona muy triste. Ahora siento
que ser positivo es la clave de la vida; es tan
simple... Mucha gente se olvida.
No siempre se puede estar arriba, ¿no?
Ahora el riesgo es más alto, pero no me im-
pacta tanto: que algo salga mal no va a hacer
que yo siga luchando porque pasen cosas.
¿Por qué Bb trickz?
Es el nombre que tenía que ser. Siempre he
tenido una mente bebé; de hecho, al principio
me iba a llamar Baby. Creo que fue algo del
destino; tras haber sacado toda mi música, vi
Kill Bill, una de mis películas favoritas, y me
di cuenta de que el nombre de la protagonista
(Uma Thurman) es Beatrix, y su hija, B.B. Fue
un, ¡wow! También me gustaba el nombre por
los cereales Trix.
"No es Belize, es Baby Trickz", ¿cuánto de Belize hay en
Bb trickz? ¿Es un personaje?
Hay mucho de Belize en Bb trickz, pero al revés no tanto. Soy lo que digo, pero tampoco
estoy rompiendo botellas de champán todos
los días. Soy una persona normal. No es un
alter ego, porque cuando hago música, sale
de dentro.
Diste el bombazo de la noche al día en TikTok con Bambi
el 10 de febrero. ¿Cómo lo viviste?
Aún me estoy acostumbrando, no acabo de
entenderlo. He tenido momentos de procesarlo, pero quiero tener los pies en el suelo, voy a
seguir trabajando. Me siento rara cuando me
piden fotos, aunque ya sabía donde me estaba metiendo. No era ninguna sorpresa.
Dio mucho que hablar.
Tampoco creo que la gente entienda que
mi música no ha surgido de la nada: he
estado un año trabajando, tomándomelo
en serio y gastando toda mi energía cultivándola. Yo sabía que mi música iba a
ser polémica, pero me gusta. Yo misma lo
he sido siempre, desde el instituto. Crear
conversación era parte del juego; ese es el
impacto real.
Supongo que al ser una figura poco pública y conocida solo a través de la
pantalla, quizá te choca más cuando el éxito se materializa en la vida real.
Ayer me compré un Louis Vuitton y me sentí rarísima. Pensé,
¿qué estoy haciendo gastándome tanto dinero en un bolso?
Cuando veo las cifras en el móvil, quizá no me afecta tanto.
Por ejemplo, ahora ya no tengo que coger un bus para venir a
París, puedo ir en avión.
¿Un poco síndrome de impostora?
Mazo. Me siento impostora, pero a la vez es lo que tenía que
hacer (ser artista). Siempre he querido poder inspirar a la gente, motivarlos.
Decías que llevabas un año preparando tu música. ¿Ha sido un proceso duro?
Yo no escribo, hago freestyle. Hago barra por barra, me pongo
el beat y... lo que salga. Me suele costar encontrar un beat que
me guste, quizá me tiro una hora. Si no me gusta una frase, la
borro, y a por la siguiente. Escribir, de momento, no es algo
que quiera hacer porque me comería mucho la cabeza.
Me encaja lo que comentas, teniendo en cuenta que has salido a comprar
tabaco durante la entrevista. ¿La naturalidad y la espontaneidad siempre
por delante?
Sí, y lo mismo en mis redes. No intento matarme a hacer TikToks
cada día; cuando siento que es el momento, lo hago. No soy
una chica de planear, me encanta dejar puertas abiertas, desde
antes de hacer música. A partir de ahora sé que tendré que ser
más organizada.
Apuesto a que no eres virgo.
¡No! Soy tauro (ríe).
A propósito, ¿crees en el horóscopo?
Sí, mi madre, que hace medicina china y acupuntura, lo estudia
en su tiempo libre. En casa tenemos cristales. He aprendido
mucho de ella.
¿Te atrae todo el universo de la espiritualidad?
Mucho. Empecé a entender lo de manifestar y lo de cuidar tu
energía bastante pronto en mi vida. Últimamente rezo a Dios.
Creo que todos rezamos al mismo, por más que haya muchas
religiones. Antes creía más en el universo, ahora me ayuda más
tener un nombre al que hablarle y no al mundo en general, si es
que eso tiene algún sentido.
¿Manifestaste que tu música se recibiera así?
Yo creo que ha ayudado. No sé hasta qué punto he nacido para
hacer música. Sé que quizá me pasan cosas que he soñado
o imaginado, y es gracias a mi propia cabeza y al hecho de
poder entender conceptos que para otros serán complejos o
abstractos. También tiene que ver con el dinero: evidentemente
me gusta ganarlo, da libertades y disfruto ser una boogie bitch,
pero si mañana no tengo, voy a estar bien. No me va a afectar
porque me he criado con pocos privilegios. No es lo que me
motiva.
Volviendo a la música, ¿te genera rechazo escuchar tus propias canciones?
Depende de la semana. Hay semanas que me flipan algunas canciones y otras que no. Sobre todo las escucho después de hacerlas, para ir pensando
en el videoclip, pero sí es verdad que una vez
salen y la gente las está escuchando, ya estoy
con lo siguiente. De hecho, grabé Trickstar en
septiembre, lo tenía un poco olvidado.
¿Trabajas muy rápido?
Hay videoclips que los hago tres días antes
de que salgan, no trabajo con mucho tiempo.
Por ahora.
¿Has querido alejarte de la planificación que la industria
suele exigir?
Voy mucho con el feeling. La industria es muy
de una forma y yo también. Estoy intentando
cambiar la relación entre artista y label. No
porque el viernes la gente saque música yo lo
haré. Me da igual, lo sacaré un martes. Trabajo
con otros tempos. Soy organizada de otra
manera. Por ejemplo, lancé Missionsuicida
por la mañana porque creí que ese era el
momento de escuchar esa canción. Me
muevo más por la intuición.
Bambi es tu carta de presentación. ¿Cuánto habla de ti, y
por qué esta canción y no otra para dar el salto?
Saqué Bambi porque sabía que la gente la
quería; de hecho, no está en el proyecto. Por
eso mi primer videoclip es Missionsuicida: es
la mejor introducción, “la más mala de España soy yo”. Eso sí, es una de las primeras
canciones en las que me solté del todo y me
representa porque habla mucho de Barcelona. Muchas de mis letras hablan de mis experiencias como una adolescente en la ciudad,
y también hay muchos traumas de mi infancia. Es mi forma de trabajarlos.
¿Es sanadora la música para ti?
Sí, sí. Ir al estudio es mi diario. No escribo,
pero verbalizo. Es muy terapéutico.
Superas los 140.000 seguidores en Instagram y acumu-
las más de dos millones de likes en TikTok. De hecho,
en tu descripción de Spotify te llamas ‘Triktoker’. ¿Era
tu objetivo convertirte en viral, o ha sido algo que ha
venido solo?
Ha sido muy orgánico. Para mí, la fama es
el precio a pagar. TikTok fue mi truco, yo no
sabía utilizarlo, pero me di cuenta que era
un elemento bastante potente. No soñaba
con hacerme viral para nada, sino con hacer
cosas grandes.
“TikTok fue mi truco”, te rodea mucha magia...
No sé cómo, pero siento que estoy haciendo
brujería.
¿Te abruman las cifras, crecer a un ritmo de tanto vértigo? Sin ir más lejos,
Missionsuicida va camino de los dos millones de views en YouTube y más de
cincuenta y cinco millones en Twitter.
No me abruma tanto eso como salir a la calle y que me pidan
fotos. No acabo de sentirme 100% cómoda con eso. Lo que
más me sorprendió fueron los cincuenta millones en Twitter.
¿Te llueven muchas críticas en Twitter?
Me encanta, es mi red social favorita. Me aparecen muchas
opiniones sobre mí en el timeline. Es divertido, me lo tomo a
risas. Si saco una canción y no hablan mal de mí, no tendrá
tanto impacto. Siempre digo que el odio es amor, porque al fin
y al cabo he hecho que alguien sienta algo.
El contenido que publicas y los códigos que usas en Twitter, Instagram y
TikTok son muy dispares. ¿Lo piensas mucho antes de darle al botón de
compartir?
Antes, Twitter era mi mini libro de poemas de amor, y mi Instagram era más superficial, fotos guays de mi ropa. En TikTok,
cuelgo mi música. Son lenguajes distintos. Lo único que intento es pasarlo bien y comunicarme como yo creo que tiene
sentido. No me como la cabeza.
Artistas de la talla de Rosalía, Karol G, Bizarrap o C. Tangana han hablado de
ti y figuran entre tus fans. ¿Cómo lo recibes?
Cuando es un artista que he admirado es guay. Nunca me lo
habría esperado.
Hace un tiempo, tuiteaste “Don’t idolize people that you’re probably cooler
than”. ¿Lo sigues manteniendo? ¿No te interesa ese perfil de artistas?
Yo misma quizá parezco superchula en las redes, pero si me
conoces en persona soy bastante honesta y directa. Intento
ser bacana siempre. Somos humanos, y tu cantante favorito va
a hacer lo mismo que tú al final del día. No creo que sea bueno idolatrar tanto a alguien; mola tener referentes e inspirarte,
pero si un día conoces a esa persona y justo está teniendo un
mal día, te vas a ir con una sensación horrible. Evidentemente son especiales, porque tienen talento, pero cometen fallos
igual que tú y te pueden decepcionar. Nadie es Dios y a la vez
todos lo somos.
¿Te afecta que puedan tener esa impresión de ti?
No, porque no lo puedo controlar. Quizá me raya más que
comenten si soy industry plant o si mis padres son ricos,
porque me quitan el mérito a mí. He conseguido esto porque
me lo he currado, no me ha caído del cielo. Puedes pensar lo
que quieras, pero no sabes nada de mi vida.
Hace poco, en Radio Primavera Sound, le preguntaban a Julia Holter por la
teoría que dice que una buena canción está escrita con “estructura ver-
so-estribillo-verso-estribillo-puente-verso-estribillo”. ¿Lo compartes?
Que una canción sea buena es algo muy subjetivo: a mí me
lo puede parecer y a ti, no. ¿Por qué una canción de dos minutos y superestructurada tiene que ser el estándar? Al fin y
al cabo, la gente tiene menos paciencia... Subí un TikTok y
una persona me dijo, “¿por qué es tan largo?”. ¡Si dura quince segundos! Si a alguien le gusta una canción, es buena,
supongo.
¿Cómo definirías tu sonido: trap, drill, rap?
Yo no lo llamaría nada, ni diría que soy rapera.
Soy Bb. Mucha gente dice, “esta chica hace
Detroit”, y creo que no tengo ni una base de
este género. Yo cojo sonidos de todos lados.
Sé que en el primer EP quizá no, pero ahora
me estoy permitiendo jugar más.
Aun así, en más de una ocasión te adueñas del universo trap clásico: hablas de coches, putas, armas. Tus videoclips parecen escenas de Grand Theft Auto e incluso
en una de tus bases sampleaste la música de la serie
Ley y orden.
Apenas escucho música en español, y quería
hacer música que yo misma escucharía. Hay
chicas raperas, pero son muy latinas. Hacía
falta una rapera española que fuese full flow
español.
¿Buscas un sonido concreto?
La música que estoy haciendo, la letra es
otra cosa, son beats de YouTube. No estoy
reinventando nada, porque todos esos conceptos ya existen, pero lo estoy haciendo a
mi manera y también puede ser otro juguete
para la gente.
¿Te interesa experimentar con los géneros?
Cada sonido tiene una historia y una cultura
detrás. Que los géneros se mezclen y ahora
escuchemos un drill con elementos de funk o cualquier otro género es algo que iba a pasar
inevitablemente. Me gustan muchas cosas,
así que siempre se va a ver en mi trabajo.
Si hay algo que reluce en tus letras, eso es la ironía.
Dices que no sabes hacer ni una tortilla, que te gustaba el recreo para ir bonita o que tu madre te decía que
llegaras a las once y volvías a casa a las doce del día
siguiente. ¿Cómo te tomas la música? ¿Cómo se hace
para convertir la gracia en tu marca o sello personal?
Intento reírme en mi día a día, y supongo que
eso se traslada a mi música. La gente se toma
la música muy en serio, como cuando me critican porque mis letras son “poco curradas o
tontas”. No todo tiene que ser tan serio o extremo. Yo hago música para disfrutar y bailar.
En este mismo número hablamos con Fran Laoren, y a él
también le habían señalado porque sus letras parecían
“escritas por un niño”.
Claro, ¿y por qué debería estar mal si he escrito esa canción pasándomelo bien y que-
riendo que quien la escuche también lo haga?
Soy una niña de 23 años, ¿qué queréis que os
cante? ¿Un velatorio de cuando se murió mi
abuelo? También puedo sacar canciones tristes, pero ahora no.
Confiésame: ¿sabes hacer una tortilla?
Si sigo una receta, no creo que sea mala cocinera. Cuando
tenga hijos, no seré mala madre; quizá mala abuela. Siempre
me ha dado palo cocinar, solo lo hago muy de vez en cuando.
No es mi fuerte.
Decían Los Xavales en la reacción a tu EP que quizá otro artista lanza estas
barras y nos parece el mayor cringe de la historia.
Nunca me había planteado que mis letras podrían ser cringe si
no fuesen dichas por mí. Yo creo que es eso, ser natural. Al final, es un mini chiste que se me ha ocurrido mientras cantaba.
Por eso digo, “yo no tengo rambo, pero ando con mi Rambo”,
porque es serio y no a la vez. Claro que no tengo rambo, pero
mis amigos son mi protección.
Lo preguntaste en tu Twitter, y ahora te devuelvo la pregunta: ¿barra favorita
del mixtape?
“Todo lo que siempre va, siempre vuelve” de Dicesque, la canción que creo que ha gustado menos. Me refiero al dinero, a las
personas... Cada uno que se lo tome como quiera. Me repito
esa frase muchas veces, vuelvo a ella en mi día a día. Se ha
convertido en un mantra.
Hablemos de la portada de Trickstar: ¿fan de Mario Bros?
Me encantan las estrellas, su forma, lo que representan; y también juego con mis amigas al Mario Kart de la Switch.
¿Qué otras referencias te inspiran, no solo tus letras sino también tu estética?
Todas las películas que me gustan y lo que me gustaba cuando
era niña las pongo en mi música, porque siento que han jugado un papel muy importante en definirme a mí y a mi arte. Me
inspira, sobre todo, lo cotidiano: sentarme en una terraza al sol
y hacer people watch, una yaya vestida de rosa, la naturaleza.
Mencionas varias veces a las Bratz en tus canciones. ¿La prefieres a Barbie?
Justo ahora sale la película de Barbie, y me flipa. Lo que molaba de ella es que tenía trabajos diferentes, podía hacer lo que
ella quisiera. Las Bratz eran chicas chulas, servían más moda,
eran más diversas... Me sentía más identificada porque eran
más fashion.
Si fueses un personaje de Friends, ¿cuál serías?
Wow, ¡qué difícil! Yo creo que sería Phoebe porque es un
espíritu libre, aunque todos tienen algo de mí. ¡No sé!
¿Ha cambiado mucho tu vida?
Sigo teniendo los mismos amigos y a París ya solía venir, pero
sí que ha cambiado. Ahora siento que puedo hacer realmente
lo que quiera. Antes tenía muchas ideas y no sabía o no tenía
cómo ejecutarlas. Estoy creciendo un montón y cada día intento ser mejor. Veo poco a mi madre y a mis amigos, tengo poco
tiempo personal. Yo soy muy vaga, y ahora tengo que estar
más atenta a todo.
Tus letras han corrido como la pólvora en Twitter y te han encumbrado como
la voz de una generación. ¿Te ha sorprendido?
Creo que es, sobre todo, porque no me filtro. Cuando haces
una canción, puedes pensar, ay, no voy a decir esto porque ofendo a mi ex o a cualquier otra persona. Soy real, tanto en
mi vida personal como en mi música, y eso es lo que lo hace
que puedas sentirte identificado con mis canciones. Con
tanto filtro, se pierde la esencia. Al fin y al cabo, podemos ser
muy diferentes pero vivimos en el mismo planeta y tenemos
experiencias similares aunque sea a distintas edades.
Villano Antillano decía en una entrevista reciente que “ya no hay putas
que hagan música para putas”. ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que la gente
esperaba una artista así?
Sí, porque mucha gente con la música crea su universo, sea
romántico o sexy. Lo que yo hago no es llevar a la gente a un
universo mío, sino a Barcelona, lo que puede ser una chica
joven, un español, un humano. Es tan personal... Creo que
es eso.
Tan personal como decir, “solo me gustan los capullos, no sé qué me pasa”.
A todas nos pasa. Yo no quiero estar con un science guy o un
chico de oficina. Me gusta sentir algo.
O “Soy una hija de puta, en verdad creo que por eso les gusta”.
No soy mala persona, aunque últimamente pienso que debería ser más buena con los chicos. Pero, sí, lo he sido bastante, supongo que sin querer. También te digo, soy como soy; o
me quieres como vengo, o nada. No voy a cambiar por nadie.
Y ahora, ¿qué? ¿Qué te depara el 2023?
Me gusta todo tipo de música y no creo que me quede encerrada en un estilo. Quiero hacer muchas cosas, podría hacer
de repente una canción country con bombos de funk.
¿Algún proyecto que te haría especial ilusión hacer?
No quiero desvelar demasiado, pero sí, quiero probar otras
cosas a parte de la música y pasará. Seguro. Todo lo que sea
crear y arte me flipa.
Hace unos días, lanzaste tu primera colaboración, gra con Los chuky.
¿Quiénes son? ¿Contenta con el resultado?
Son amigos míos. Nunca han cantado en su vida, excepto
El Niño. Los quiero mucho, somos básicamente familia. Estamos muy contentos con cómo ha salido el vídeo. Es un
sonido quizá más oscuro que en Trickstar.
¿Cuál sería la colaboración de tu vida, puestos a soñar?
De momento, no tengo ninguna colabo soñada. Me han escrito artistas que me molan o
me flipaban de pequeña, pero les he dicho a
todos que no, porque hasta ahora no me hacía especial gracia ir al estudio con alguien.
Tiene que ser orgánico o que me apetezca
mucho. Me dan un poco igual.
Debutas en los escenarios a principios de julio en el
Rolling Loud, considerado por muchos como el festival
hip-hop más importante del mundo, compartiendo cartel
con Travis Scott, A$ap Rocky o Playboy Carti. ¿Qué nos
puedes adelantar? ¿Qué formato tendrá?
Quiero llenar el escenario con todos mis amigos y ya. No he pensado nada especial, solo
quiero pasármelo bien y que la gente baile.
Me apetece cantar canciones que no han salido; de hecho, no van a conocer la mayoría
de temas, diría que el 70% no ha salido aún,
y también rapearé.
¿Cuándo nos dejarás verte en directo?
No lo sé, me imagino que haré un tour. Tengo
ganas de salir al escenario, pero sin prisa.
Toda la ropa y accesorios de BIMBA Y LOLA.