Muchos creen que la base de un artista es crear de cero. En parte es cierto, pero no olvidemos que la creación puede tomar muchas formas. Y es con esta idea que Zoe Gotusso presenta su nuevo álbum, Detalles, una reversión del universo musical de Roberto Carlos que la cantante consigue desmembrar para hacerlo suyo. Como resultado obtenemos una obra fresca, romántica e irresistiblemente íntima; una reinterpretación hecha desde el cariño y la autocomprensión, marcando un punto clave en la carrera de esta artista. Porque transformarse y dejar ir no es algo malo, sino una parte fundamental de la vida para aquellos que se atrevan a vivirla. Y podemos asegurarte que Zoe Gotusso lo hace con total honestidad.
Detalles es un disco de versiones, algo distinto a tus trabajos anteriores. ¿Por qué sentiste que este era el momento adecuado para hacerlo y regresar al repertorio de Roberto Carlos?
No lo elegí del todo a conciencia, pero me pasaron dos cosas. Primero, me reencontré con su música. Ya la conocía de chica por mi abuela y mis padres, pero esta vez me volvió a poner la piel de gallina. No me quedó otra que hacerlo. Paralelamente, me encanta escribir canciones pero siento que hay algo muy interesante cuando no las escribo yo y uso únicamente mi voz, cuando toda mi atención está puesta ahí. Porque pasa otra cosa: me convierto en intérprete.
Me parece importante revalorizar una obra, la música se va construyendo entre todos, como los estándares de jazz que van pasando de mano en mano y ya ni se sabe quién los compuso. Para mí era lindo interpretar y volver a poner en valor la obra de un artista tan grande, que allá no es muy conocido y que acá, entre los pibes de mi edad, tampoco tanto. Es un proyecto bastante freak del que estoy muy orgullosa.
Me parece importante revalorizar una obra, la música se va construyendo entre todos, como los estándares de jazz que van pasando de mano en mano y ya ni se sabe quién los compuso. Para mí era lindo interpretar y volver a poner en valor la obra de un artista tan grande, que allá no es muy conocido y que acá, entre los pibes de mi edad, tampoco tanto. Es un proyecto bastante freak del que estoy muy orgullosa.
¡Mi abuela sí que lo conoce!
Ah, ¿tu abuela? Es que los abuelos siempre lo conocen.
Tu conexión con la música de Roberto Carlos es evidente. ¿Qué encuentras en sus canciones que te emociona tanto, y cómo fue adaptarlas a tu propia sensibilidad?
Me parece que, hablando en criollo, como le decimos acá, si lo digo en un lenguaje como si fueras mi amigo: para mí Roberto Carlos es amor, es cursi, es ese noviado propio de la música brasileña, y a la vez es una eminencia. Pero sobre todo es un romántico empedernido.Yo siempre me sentí así y me parece que el romance o la cursilería tienen, para muchos, mala prensa. Pero yo siempre sentí eso. Cuando me subo a un festival, acá en Buenos Aires, en Argentina, o en Latinoamérica, hay un momento del show en el que siento que la gente entra en una especie de clima amoroso.Y para mí Roberto Carlos es eso, un dandy.
¿Cómo fue el proceso de elegir las canciones que forman parte del álbum? ¿Qué criterio seguiste a la hora de decidir qué temas reinterpretar? ¿Fue intuitivo, quizás?
Sí, totalmente. Primero, escuchar, mucha escucha. Debo haber pasado por cientos de canciones de él; escuché prácticamente todos sus discos. Y confío mucho en lo que me va pasando porque no hay un criterio rígido. El criterio es eso que te llama, que te pica la atención. Si hubiese sido un homenaje más clásico, capaz tendría que haber hecho muchas más canciones y otras. Pero me guié por lo que sentía, por mi intuición. Lo más importante al hacer una reinterpretación o una reversión es que se sienta propia. Y para que se sienta propia, tiene que quedarte cómoda.
En este proyecto te centras únicamente en la interpretación, sin componer. ¿Qué te ha enseñado esa experiencia y qué descubriste sobre ti como artista al asumir ese rol?
Me dio un poco de miedo pero también mucho aprendizaje. Acá en Buenos Aires se me conoce principalmente por escribir, y este proyecto tocó mi ego. Sentí que me movía algo, como si de alguna manera amenazara mi identidad de compositora: esto no lo escribí yo; van a hablar de Roberto Carlos y quién sabe…Ese miedo estuvo presente, pero justamente los lugares que más intimidan son aquellos a los que una debe acercarse para crecer y romper ciertas estructuras internas. Diría que ese fue el mayor aprendizaje: correr mi ego artístico y ponerme al servicio de una canción.
Además, sucedió algo muy lindo: muchas personas jóvenes creen que estas canciones son mías, las escuchan con sus padres o con sus abuelos y comentan: ay, yo conozco esa canción. Ahí aparece algo intergeneracional, un pasamanos. Me parece precioso porque así funciona la música, se transmite de generación en generación. Curiosamente, eso solo fue posible porque no las escribí yo. Ahora, de hecho, tengo muchísimas ganas de volver a escribir mis propias canciones, siento que estoy afilando la lapicera.
Además, sucedió algo muy lindo: muchas personas jóvenes creen que estas canciones son mías, las escuchan con sus padres o con sus abuelos y comentan: ay, yo conozco esa canción. Ahí aparece algo intergeneracional, un pasamanos. Me parece precioso porque así funciona la música, se transmite de generación en generación. Curiosamente, eso solo fue posible porque no las escribí yo. Ahora, de hecho, tengo muchísimas ganas de volver a escribir mis propias canciones, siento que estoy afilando la lapicera.
Después de haber tenido ese miedo previo a publicar el álbum, ¿cómo fue el recibimiento?
Fue muy hermoso, lo viví con mucho cariño. También llegué a un público más grande, gente que me conoce a través de las canciones de Roberto Carlos. Se generó algo entre madres e hijas, o dentro de las familias, que me interesa y que también me resulta romántico de otra manera. Además, estoy contenta porque, con el miedo que mencionaba antes, ahora mucha gente me dice, parece que es tuyo.
Un amigo lo escuchó el otro día y me dijo: no sabía que no eran tuyas. Y yo, claro, boludo, son de Roberto Carlos. Y me respondió, ¡qué loco, parecen tuyas! Ese es un punto importante para mí como intérprete. En vez de quedarme pensando que no las compuse yo, siento que gané algo desde la interpretación. Me gusta estudiar, y para mí esto funcionó como una clínica. Pensé que estaba estudiando sus canciones para llenarme de acordes y componer nuevas, y terminé haciendo otra cosa: un proceso más específico, casi como una clínica artística.
También me parece interesante que en el disco estén Rigoberta y Juliana, que son divinas y le suman algo muy especial. Las chicas, aunque no lo sean, las siento como unas tías lesbianas, y me parece hermoso que estén en el álbum. A Rigoberta la sigo desde hace muchos años; me encanta su personaje, su irreverencia. Es muy querible y admirable.
Un amigo lo escuchó el otro día y me dijo: no sabía que no eran tuyas. Y yo, claro, boludo, son de Roberto Carlos. Y me respondió, ¡qué loco, parecen tuyas! Ese es un punto importante para mí como intérprete. En vez de quedarme pensando que no las compuse yo, siento que gané algo desde la interpretación. Me gusta estudiar, y para mí esto funcionó como una clínica. Pensé que estaba estudiando sus canciones para llenarme de acordes y componer nuevas, y terminé haciendo otra cosa: un proceso más específico, casi como una clínica artística.
También me parece interesante que en el disco estén Rigoberta y Juliana, que son divinas y le suman algo muy especial. Las chicas, aunque no lo sean, las siento como unas tías lesbianas, y me parece hermoso que estén en el álbum. A Rigoberta la sigo desde hace muchos años; me encanta su personaje, su irreverencia. Es muy querible y admirable.
¿Cómo se dio esta colaboración?
Ella conocía Amada amante, una canción del disco, pero no había escuchado otra que yo quería que interpretara. Le dije, Rigo, escuchá esta porque es muy buena y creo que te quedaría muy bien. Después se enganchó y la grabamos allá mientras Juliana lo hacía acá. Dio la casualidad de que ellas ya habían trabajado juntas antes y siento que nos encontramos en un lugar artístico muy similar.
Es muy lindo estar en un disco de un dandy como Roberto Carlos pero con dos chicas cantando. Además, la producción estuvo a cargo de María, que es mi novia, así que éramos cuatro chicas involucradas en el proyecto, lo que me resultó muy divertido.
Es muy lindo estar en un disco de un dandy como Roberto Carlos pero con dos chicas cantando. Además, la producción estuvo a cargo de María, que es mi novia, así que éramos cuatro chicas involucradas en el proyecto, lo que me resultó muy divertido.
Grabaste el disco en Los Ángeles, con músicos internacionales y un equipo creativo muy cercano a ti. ¿Cómo influyó ese entorno y ese modo de trabajo en el sonido final?
Fue como un triángulo increíble. Es un disco que se compuso en Brasil, con Roberto, lo que representa un cruce, un puente entre Argentina y Brasil, y lo grabamos en Los Ángeles. Fue una experiencia espectacular: fuimos con mi novia, alquilamos una casita, un auto, un estudio y trabajamos con músicos de Los Ángeles que, aunque no conocían a Roberto Carlos, interpretaban las canciones mientras yo les explicaba su significado. Además, hicimos todo el material audiovisual en España, y también grabamos allí la canción de Rigoberta. Es, en definitiva, un disco que se produjo en dos continentes distintos, con un proceso muy diverso y enriquecedor.
Tu estética y puesta en escena evocan mucho el espíritu de los años sesenta: figuras como Liza Minnelli o Twiggy, cierto minimalismo, cierta elegancia narrativa. ¿Qué te atrae de esa época y cómo dialoga con tu identidad artística actual?
Es algo que viene de mi casa y es una verdadera fuente de inspiración. Mi hermana también tiene algo de eso, mi madre lo tiene, y lo heredamos de mi abuela. Era una mujer que parecía sacada de una película de Almodóvar: siempre impecable, hasta sus últimos días, con labial rojo y tacones. En mi familia siempre ha habido mujeres muy fuertes, con carácter.
Para mí, Liza Minnelli es insuperable, me parece increíble. Twiggy también, hay algo en ella, especialmente en su mirada, que es bellísima. Como una muñeca pero con un dejo de tristeza. Y creo que eso se refleja en mi música, que combina amor con nostalgia. Mi madre vivió muchos años en Italia y en casa crecí rodeada de esa estética: cancanes con lunares, zapatos, rouge, aros grandes, pestañas, etc. Me fascina todo eso, me parece una época maravillosa, y por eso Liza Minnelli me sigue inspirando tanto.
Para mí, Liza Minnelli es insuperable, me parece increíble. Twiggy también, hay algo en ella, especialmente en su mirada, que es bellísima. Como una muñeca pero con un dejo de tristeza. Y creo que eso se refleja en mi música, que combina amor con nostalgia. Mi madre vivió muchos años en Italia y en casa crecí rodeada de esa estética: cancanes con lunares, zapatos, rouge, aros grandes, pestañas, etc. Me fascina todo eso, me parece una época maravillosa, y por eso Liza Minnelli me sigue inspirando tanto.
Desde que dejaste Salvapantallas hasta hoy has recorrido un camino muy propio, con Mi primer día triste, Cursi y ahora Detalles. ¿Qué cambios has notado en ti, tanto artísticos como personales, al trabajar en solitario? ¿Hay algo que eches de menos de aquella etapa en dúo?
Encontré la soledad, que es hermosa y triste al mismo tiempo. Salvapantallas éramos un grupo que reflejaba mucho esa sensación de amigos del colegio: no éramos amigos íntimos pero había algo muy de proyecto de garage. Íbamos de un lado a otro siempre acompañados por varios, aunque éramos un dúo, y contábamos con más amigos alrededor.
Diría que maduré como persona, dejando cosas atrás. Ese momento me da nostalgia, lo añoro, pero también estoy contenta por todo el movimiento que hubo. He aprendido muchísimo, y como mujer siento que estoy entrando en una etapa más adulta de mi vida. Para ganar también hay que perder, y aprender a duelar. Antes era más inocente, más ingenua. En ese proceso se me rompió el corazón, no solo en el amor, sino también en vínculos de proyectos y amistades de ocho o diez años de trabajo. Eso me enseñó a estar en soledad, a tomar decisiones por mi cuenta. En el fondo todos estamos solos, pero cuando estás con un amigo o un socio, existe una contención muy fuerte, y cuando la perdés te das cuenta de lo importante que era.
Diría que maduré como persona, dejando cosas atrás. Ese momento me da nostalgia, lo añoro, pero también estoy contenta por todo el movimiento que hubo. He aprendido muchísimo, y como mujer siento que estoy entrando en una etapa más adulta de mi vida. Para ganar también hay que perder, y aprender a duelar. Antes era más inocente, más ingenua. En ese proceso se me rompió el corazón, no solo en el amor, sino también en vínculos de proyectos y amistades de ocho o diez años de trabajo. Eso me enseñó a estar en soledad, a tomar decisiones por mi cuenta. En el fondo todos estamos solos, pero cuando estás con un amigo o un socio, existe una contención muy fuerte, y cuando la perdés te das cuenta de lo importante que era.
“Los lugares que más intimidan son aquellos a los que una debe acercarse para crecer y romper ciertas estructuras internas.”
Tu forma de crear ha evolucionado muchísimo.
Sí, sin ninguna duda. Antes estaba en una burbuja, rodeada de amigos de la infancia, de mi ciudad natal. Al romper esa burbuja y enfrentarme a la soledad (al estar sola en el proyecto, con mi nombre en el cartel) también empecé a encontrar nuevos colaboradores. Dejé atrás ciertos vínculos, y eso me abrió todo un mundo. Trabajar con gente de España, ir a Los Ángeles, colaborar con músicos que no conocía… Si hubiera seguido en el dúo y haciendo Detalles, probablemente habría grabado con los mismos de siempre. Pero no.
Es un proceso de perder y ganar: perdés algo pero se abre otra posibilidad. Tal vez suene obvio, pero realmente siento que ha cambiado mucho. Tuve que salir al mundo y decir, bueno, estoy sola. Ahora sí estoy sola.
Es un proceso de perder y ganar: perdés algo pero se abre otra posibilidad. Tal vez suene obvio, pero realmente siento que ha cambiado mucho. Tuve que salir al mundo y decir, bueno, estoy sola. Ahora sí estoy sola.
Has comentado que en algunos momentos, el ruido del éxito te resultó abrumador. ¿Cómo te encuentras ahora y qué herramientas te han ayudado a priorizar tu bienestar mental y emocional?
Sí, un poco me abrumó. La vida me dio muy rápido los sueños, más de lo que yo esperaba o imaginaba, y eso me desbordó. También pienso que estamos todos abrumados por la adicción al celular y por cómo ha cambiado el mundo, la industria musical y mi propia vida. En ese proceso se me rompió el corazón porque siempre fui alguien que lo llevaba en la mano, entregándome por completo en todo. Después aprendes que hay momentos en los que eso está bien: en el estudio, en un show, con amigos. Pero también hay momentos en los que no es posible y se debe aceptar.
Soltar Salvapantallas y encontrarme más sola tuvo que ver con ese proceso. Empecé a encontrarme conmigo misma; como dicen, at the top but alone. Lloré mucho por eso pero después se convirtió en mi mayor aprendizaje. También me ayudó a darme cuenta de lo que realmente quería de todo esto. Había conseguido muchas cosas que deseaba y comprendí que a mí no me mueve el dinero, aunque disfrute de la comodidad, comer bien o hacer los planes que quiero; jamás me ha movido ni el dinero ni el reconocimiento, aunque reconozco que puede ser una especie de adicción.
Soltar Salvapantallas y encontrarme más sola tuvo que ver con ese proceso. Empecé a encontrarme conmigo misma; como dicen, at the top but alone. Lloré mucho por eso pero después se convirtió en mi mayor aprendizaje. También me ayudó a darme cuenta de lo que realmente quería de todo esto. Había conseguido muchas cosas que deseaba y comprendí que a mí no me mueve el dinero, aunque disfrute de la comodidad, comer bien o hacer los planes que quiero; jamás me ha movido ni el dinero ni el reconocimiento, aunque reconozco que puede ser una especie de adicción.
¿Cómo funciona la dinámica con María? Trabajar con alguien tan cercano es muy diferente a trabajar con otra persona.
Efectivamente. Al ser mi novia existe una confianza muy profunda. En lugar de expresarme con cuidado o de manera más cautelosa, como podría hacerlo con alguien que no conozco, puedo decir las cosas de forma más directa. No hablo de desconfianza, sino que con mis productores, por ejemplo, comunico las cosas de una manera diferente.
Vivimos en una industria que exige mucha rapidez, lanzamientos constantes y resultados inmediatos. ¿Cómo gestionas esa presión y qué importancia le das a tomarte tiempo y a defender un proceso creativo honesto?
Primero, creo que no soy una artista completamente mainstream. Hago un camino muy particular y propio, y a veces me acerco al mainstream, cometo algún desliz, pero luego lo corrijo. Nunca me han molestado porque siempre he puesto mis límites. Yo hago discos, no singles, aunque luego corten canciones de los álbumes. No quiero ni necesito sacrificar mi vida ni mi esencia por nada.
Lo que sí me cuesta mucho es esta exigencia de que todo sea on demand: grabar contenido, generar publicaciones para las redes, estar disponible constantemente. Lo odio, pero tampoco soy ingenua: entiendo que las redes son una especie de vida paralela que tenemos. Todos somos adictos al celular, y quiero que mi música llegue a la mayor cantidad de personas posible, así que trato de moverme en ese juego. Hago algunos tiktoks, algunos reels, pero siempre tratando de no traicionarme y de hacer lo que me resulta más cómodo. Confío mucho en el tiempo, creo en sembrar mis discos, en dejar que crezcan de manera natural. El tiempo es sabio y yo confío en mi manera de trabajar y en mi música.
Lo que sí me cuesta mucho es esta exigencia de que todo sea on demand: grabar contenido, generar publicaciones para las redes, estar disponible constantemente. Lo odio, pero tampoco soy ingenua: entiendo que las redes son una especie de vida paralela que tenemos. Todos somos adictos al celular, y quiero que mi música llegue a la mayor cantidad de personas posible, así que trato de moverme en ese juego. Hago algunos tiktoks, algunos reels, pero siempre tratando de no traicionarme y de hacer lo que me resulta más cómodo. Confío mucho en el tiempo, creo en sembrar mis discos, en dejar que crezcan de manera natural. El tiempo es sabio y yo confío en mi manera de trabajar y en mi música.
Esto me recuerda a un artículo que leí hace unos días hablando de la primera artista creada por IA que ya está en las listas Billboard. Creo que se llama Xania Monet y, sinceramente, me parece horrible.
Me parece una locura, realmente terrible. No quiero ser pesimista pero estoy bastante decepcionada con muchas cosas de nuestra humanidad. Dicho eso, también creo que somos evolutivos y que tendremos que aprender a atender las nuevas necesidades que surjan, sean problemas o cosas positivas.
“La vida me dio muy rápido los sueños, más de lo que yo esperaba o imaginaba, y eso me desbordó.”
Sueles decir que la música es tu forma más profunda de expresión, un lugar donde puedes decir cosas que quizá no podrías comunicar de otra manera. ¿Esa forma de comunicación, te ayuda a conocerte mejor a ti misma?
Absolutamente. La música me dio la vida, me dio todo. Me hizo mudarme, animarme a escribir y sobre todo conocerme a mí misma. Me dio amigos, me llevó a distintos lugares; es como mi barquito en medio del mar. Gracias a la música conocí ciudades, experiencias, personas. A veces me parece un poco cliché cuando una artista dice ‘gracias a la música’, pero realmente me dio muchísimo.
Aparte de la música y de las personas que quieres, ¿hay otras pasiones o espacios que te acompañen y te hagan sentir en equilibrio?
Sí, me gusta mucho la familia. No tengo hijos pero me encantaría. Me gusta armar mi casa y compartirla con mi pareja; María es muy importante para mí. Disfruto mucho de mi hogar y también de las plantas, soy bastante buena cuidándolas.
Yo soy malísimo.
A mí se me da genial. Cuando voy a la casa de amigos, suelo cortarles las hojas que están feas; me gustan mucho las plantas y tengo algunas muy lindas. Mi vejez me la imagino así: escuchando música, fumando y rodeada de plantas. Además, soy muy deportista, juego al tenis, pádel, fútbol, etc. Hacer este tipo de ejercicio físico me ayuda mucho a despejar la mente y a estar mejor.
Para ir terminando, quería hacerte una pregunta más simbólica que literal, pero me interesa mucho porque habla de cómo cada artista vive los sentidos: si tuvieras que imaginarlo, ¿qué crees que sería más difícil para ti, dejar de ver o dejar de escuchar? ¿Qué sentido sientes que te conecta más con el mundo?
Ay, ¡qué difícil! Dame un segundo para que pueda reflexionar… Creo que preferiría dejar de ver. Sin visión podría seguir cantando. Pero sin escuchar sería mucho más difícil, perdería la sensación del tiempo, de la voz, de la canción. Definitivamente, me quedo ciega y sigo cantando, pero siempre escuchando.

