En una industria acelerada y donde manda lo instantáneo, Young Cister ha elegido cocinar su propuesta a fuego lento. El camino no ha sido fácil pero hoy lo tiene a punto de convertirse en el primer artista urbano chileno en realizar un show de estadio en su país. Mientras disfruta de la validación en su tierra, pone la mira en el extranjero y promete que aún falta mucho.
Aunque solo tiene veintisiete años, Esteban Cisterna es uno de los nombres más experimentados del panorama urbano chileno. En 2015 comenzó a publicar música bajo el seudónimo de Young Cister y rápidamente se convirtió en uno de los líderes del género en su país, compartiendo generación con influyentes nombres como Pablo Chill-E, DrefQuila y Polimá Westcoast, con quien incluso formó un recordado y querido dúo. 
A pesar de que desde entonces, el fenómeno urbano en Chile no ha dejado de crecer, Young Cister no siguió exactamente la misma curva ascendente. Cuando muchos de sus compañeros de generación pasaban por su mejor momento, él aún tenía dudas y problemas sin resolver, que lo llevaron incluso a anunciar su retiro en 2019.
La noticia terminó siendo una falsa alarma pero potenció un canal entre Young Cister y sus seguidores, con quien muchas veces transparentaba sus problemas de salud mental. De alguna forma eso ayudó a que cuando las cosas estuvieron mejor para él, su nombre ya era sinónimo de una de las figuras más entrañables del panorama urbano y había un grupo considerable de personas que estaban expectantes de que llegara su momento.
Y así ha sido. Los últimos años han estado plagados de hitos en su carrera, expandiendo siempre los límites de lo ya conocido en su país. En Chile se convirtió en el primer artista urbano en agotar dos Movistar Arena, mismo recinto que meses después colgaría de nuevo el cartel de sold out para recibir el listening party de su último álbum, Planes de medianoche. Además, en febrero pasó con éxito por el Festival de Viña del Mar, el encuentro musical televisado más importante de Latinoamérica, y en noviembre se convertirá en el primer cantante chileno de su estilo en hacer un show de estadio, con un concierto agendado en Estadio Bicentenario de La Florida.
Antes de prepararse para eso, Young Cister se encuentra en España por un par de meses, aprovechando el verano europeo y conectando con otros colegas. En las últimas semanas ha compartido con artistas como Álvaro Díaz y Cruz Cafuné y ha realizado shows en Barcelona y Madrid. Precisamente en la previa de su concierto en Madrid nos recibió en los estudios 5020 para hablar de su pasado, presente y futuro.
En Chile tu propuesta está más que consolidada. ¿Cómo es viajar a otros países donde tienes que dar pasos que ya diste en tu tierra?
Es un desafío tremendo tener que levantar una carrera desde cero en otro país. En Chile, gracias a Dios, ya siento que tengo un piso, tengo mi gente ahí, una fan base fuerte. Pero estar en otro país es difícil y hay que saber hacer los movimientos bien y limpios para que funcione. Ese es el camino que he ido tomando en España, en México, en Argentina. He querido moverme de cierta forma para que la gente que no me conoce entienda mi sonido, mi estética y se sienta identificada conmigo.
Soy cuidadoso a la hora de elegir con quién conectar y no por un tema de, como se dice en Chile, darle color (importancia), sino que es algo que siempre he dicho en todos lados: para mí la música es un hijo, es lo más preciado que tengo. Entonces trato de, como un hijo, criarlo bien y darle una línea que me identifique y que a la vez haga que un grupo de gente pueda identificarse con eso.
2024 lo comenzaste con el lanzamiento del álbum Planes de medianoche. ¿Cómo ha sido el balance de ese trabajo hasta ahora?
Es un álbum que quizás no es para todo el mundo, sino que es un mood. Es para tenerlo en el día a día, no para escucharlo en la discoteca. Hubo un tiempo en que yo me sentía un poco perdido con qué tipo de artista quería ser, qué performance quería montar en el escenario. Creo que Planes de medianoche me llevó a querer ser ese tipo de artista que está parado en un escenario con un atril cantando y que la gente lo esté apreciando. Es por eso que en Chile también me gusta hacer mis propios conciertos, tener el control de lo creativo, en el sentido de la propuesta artística.
Se me hace muy difícil cantar en discotecas, salvo excepciones que son ocasiones muy especiales. Pero lo que quiero es que el contexto del show se dé para que yo pueda montar la performance que yo quiero. Por eso es importante para mí que la gente haya logrado entender el álbum. Creo que me hace encaminar mi carrera en otro sentido. Nunca me sentí tan reggaetonero. Siempre me sentí más ligado a lo alternativo, y creo que ese camino me acomoda más porque me permite moverme en diferentes lugares musical y estéticamente. Eso logró Planes de medianoche para mí, abrir un mundo y sentar bases de lo que sigue en mi carrera.
Hace unas semanas lanzaste Miau, que suena muy pop. ¿Es una señal de lo que viene para el futuro?
Podría decir que es una continuación de Planes de medianoche y también un adelanto de lo que viene ahora, que estoy preparando un EP. Y claro, intento no hacer mucho reggaetón pero creo que es necesario hacerlo porque es algo que suena en todo el mundo, en todas las discotecas, pero siempre voy a tratar de hacerlo a mi forma. Que el delivery sea distinto a lo que está sonando, las estructuras, los beats y la estética porque no solo es sonoro sino que es visual. A la hora de presentar un visualizer o un cover art, siempre trato de trabajarlo bien y llevarlo por un camino distinto a lo que es lo común del mainstream latino.
Tengo muchas luchas en mi mente con los géneros, con todo, pero al final siempre logro centrarme y entender que puede ir un reggaetón y también puede ir una salsa y también puede ir Miau. Al final eso es Young Cister. Es de todo un poco pero siempre hay una esencia dentro de cada cosa, que siento que logra unir todo.
¿Qué más me puedes contar sobre este EP?
Es lo que he estado trabajando acá en España. No le doy fin hasta el último día antes de enviarlo, hasta el límite. Es algo que vengo trabajando desde Chile. Miau es el primer single y ahora pronto quiero lanzar un funk brasileño que estoy preparando con una artista de Brasil. El EP va a salir antes del estadio, que es en noviembre en Chile, para poder tener más música nueva para poder tocarla ahí.
En febrero, cuando cantaste en el Festival de Viña del Mar, dijiste que te tomarías un descanso pero da la sensación de que no has parado.
Es difícil parar porque están las ansias de querer hacer música. Pero he estado fuera de Chile ahora un mes y recién ayer me metí al estudio después de casi dos meses. Es porque he estado viviendo, disfrutando, conociendo gente, productores, alimentándome del conocimiento de otras personas también. Antes me presionaba mucho a querer hacer todo el tiempo música y al final sentía que estaba haciendo todos los días lo mismo. Entonces cuando me tomo un tiempo, siento que vuelvo con otra idea, con nueva estructura. Ese es mi proceso creativo más que nada, me quito mucho tiempo y después vuelvo y tengo muchas ideas.
Me imagino que es bonito estar en un momento en que esa ansiedad viene de las ganas de crear y no del miedo a desaparecer si no lanzas nada.
Sí. Aunque igual lucho un poco contra eso. Pienso en qué va a pasar si estoy seis meses fuera. Creo que nunca he estado más de siete u ocho meses sin sacar algo. Siempre hay ansias de querer hacer proyectos. También soy productor y he pensado también en tomarme un momento para dedicarme a producir solamente. Tengo muchas ideas, no solo lo musical sino de negocios. Lo musical es lo principal en mi vida pero también tengo otros proyectos en mi mente.
¿Como qué?
Por ejemplo, lo de Xulo’s es un negocio que vengo pensando hace tiempo y lo voy a hacer, que es una cadena de completos (el hot dog chileno) allá en Chile pero con un concepto más amigable y más de comunidad. Me inspiré acá en España de una marca que se llama Vicio, que siento que está cool. Creo que en Chile no se ha visto mucho una marca así, que logre ser atractiva y divertida. Y eso es lo que busco ahora con esto y en algún momento lo voy a hacer.
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Volviendo a lo que hablábamos antes, de encontrar este sonido más alternativo. Te has estado rodeando de artistas que son referentes en eso, como Álvaro Díaz o Nsqk.
Sí, es que me siento más cómodo en este lugar porque me permite ser más yo. Me encanta el trap y voy a seguir haciéndolo siempre, aunque no lo lance porque a veces me da el ataque de no saber si es el camino. Pero bueno, antes hacía mucho trap y sentía que tiene algo que te obliga a ser de una forma, que con el tiempo fui descubriendo que no es lo que soy. Me gustan la estética y el sonido, pero no sé si me siento tan identificado con el estilo de vida. Yo soy una persona más tranquila. En algún momento pensaba que quizás podía ser eso pero después me di cuenta de que era un niño al que le gusta estar tranquilo. Quizás por eso mi música tomó otro rumbo en un momento.
Por eso el camino que estoy siguiendo ahora, estoy tratando de ser yo mismo. Entrar al mundo un poco más alternativo o estar abierto a hacer otros géneros me hace sentir más yo, como el joven Esteban que escuchaba punk, reggaetón, Eminem… una mezcla de todo. Es el lugar donde me siento más cómodo y creo que mi música la estoy llevando a ese camino, y en ese camino hay otros artistas que también piensan como yo.
A nivel de popularidad estás en tu mejor etapa. ¿En qué momento de tu carrera te sientes?
Me siento seguro, estoy tranquilo. Antes, hace no mucho, esperaba mucha validación. Alguien comentaba algo malo de mí y me hacía sentir muy triste. Ahora eso no me genera nada y es porque también he crecido personalmente. Me he rodeado de gente que ha sumado mucho a mi vida emocionalmente y me ha hecho madurar, en muchos sentidos. En mi música, en lo emocional y en lo económico también, que es algo que te trae cierta tranquilidad.
En Chile me siento totalmente validado y es por los fans. Mi fan base ha crecido mucho y se mantiene ahí desde el 2019. Llegó gente nueva cuando quizás mi música cambió un poco más y me abrí a otros públicos. Y ha sido lindo salirse un poco de lo que es el underground y poder llevarlo a más gente, pero aún así mi visión siempre ha sido tener cosas del underground y mezclarlas con el mainstream y lograr algo más mío. Creo que lo he llevado bien en ese sentido.
Me gustaría ser popular pero a mi forma y siempre he dicho que no me gustaría crecer de un día para otro porque lo viral hoy en día te puede servir mucho pero también te pueden olvidar en un día porque sube y baja muy rápido. A veces temo que algún día un tema se vaya viral y después sentir esa presión de que tienes que sacar algo igual que eso para mantenerte. Prefiero el camino más lento y poder disfrutar el proceso de otra forma. A veces me pregunto si realmente quiero estar pegado mundialmente y no poder caminar en todas las calles. No sé si quiero eso. Solo quiero poder vivir de esto, disfrutarlo y ganarme el respeto de la gente que admiro.
Y al parecer eso es lo que ha estado pasando.
Mucho. Porque he colaborado con gente que admiro. El año pasado grabé con casi toda la gente que admiraba: Ferxxo, el Morat, De La Ghetto (que para mí fue una inspiración de niño), Duki. He cumplido muchos checks. Se ha dado y eso me hace sentir seguro. Alvarito (Díaz) para mí es el número uno. Tiene la mejor visión y es todo lo que me gusta. Y que él me respete a mí y ser su hermano prácticamente es algo que me hace sentir muy realizado.
En noviembre te vas a convertir en el primer artista urbano chileno en hacer un show de estadio. ¿Cómo te sientes por ese desafío?
Estoy ansioso y feliz porque es algo que nunca pensé que podría hacer. Y hacerlo ahora, en este momento de mi vida y de mi carrera, me hace sentir muy bien conmigo mismo. Me hace sentir que por fin me quiero a mí mismo y me valoro. Estuve muchos años luchando contra el autosaboteo, contra la depresión, contra la ansiedad, la frustración. Creo que ahora en este momento de mi vida me estoy validando a mí mismo.
A veces la gente malinterpreta las cosas y piensan que uno se está creyendo mucho, que se tiene mucha fe. Y creo que está bien tenerse fe. Chile es un país en que la gente tiene muy poca autoestima, muy poca seguridad, hay muchos traumas. Y ahora por fin he podido decirme a mí mismo: tranquilo, da igual si esa gente no te está valorando. Tú sabes que eres bueno, tú sabes que estabas haciendo las cosas bien, que eres inteligente, que tienes cualidades que otras personas o artistas no tienen. Tú eres único. No estoy diciendo que yo sea el mejor, sino que simplemente soy yo. Y creo que esa visión en Chile, uno la dice y te caen las flechas.
“A veces temo que algún día un tema se vaya viral y después sentir esa presión de que tienes que sacar algo igual que eso para mantenerte. Prefiero el camino más lento y poder disfrutar el proceso.”
Hace poco dijiste en una entrevista que querías ser el Luis Miguel chileno y te llegaron muchas críticas.
Es que me encanta Luis Miguel. Mi familia es muy aficionada a la música, mis hermanos tocan instrumentos, yo tocaba batería, y siempre tocábamos covers de Luis Miguel. Obviamente no voy a serlo porque él tiene una voz increíble que yo no tengo. Siempre digo que no sé cantar, nunca aprendí a cantar, simplemente hago lo que puedo y lo que he ido aprendiendo en el camino. Pero me refería al tipo de carrera de Luis Miguel, de tener tus fans.
Luismi construyó su carrera desde niño y yo también lo hice desde muy joven. Hay gente que me sigue desde el 2017, 2018, y siento que ellos pueden estar conmigo cuando yo tenga cuarenta años. Me refería a eso, al tipo de artista que llega a los cincuenta y llena un estadio. Quiero ser ese. Quiero lograr eso algún día y sé que lo voy a lograr porque tengo fans que están ahí siempre y conseguimos conectar de buena forma y siento que me queda mucho camino por conquistar otros públicos, otros países. Yo sí quiero ser el Luismi de Chile.
Me gustó pensar en el Young Cister de cuarenta años. ¿Cómo te ves a esa edad?
Me veo tranquilo, en todo sentido. Me veo sano. Creo que el fin de todo esto es estar sano. Estar tranquilo y decidir no sacar música en un año porque no lo necesito, porque así estoy bien. Voy a tener mi familia, si Dios quiere, aunque uno nunca sabe lo que viene. Pero siempre mi prioridad va a ser estar sano y disfrutar de todo lo que estoy haciendo. De mi música, de mis amigos, de los buenos momentos, poder conocer más lugares del mundo.
Musicalmente me gustaría estar cantándole a mi público, que quizá en ese tiempo ya va a tener una edad parecida a la mía. Todos vestidos de gala, bonitos, un show más íntimo. Me gustaría mucho poder crecer con ellos y madurar con ellos. Así me veo.
Por último, una pregunta un poco cliché, pero me interesa tu respuesta. ¿Qué consejo le darías al Esteban de hace cinco años?
Que deje de decirse cosas feas, sobre todo eso. A veces uno piensa que es el fin, que no hay nada más después de eso. Es como una burbujita en la que uno está ahí y se pregunta qué sentido tiene salir, ir más allá. Y sí tiene mucho sentido. A ese niño de cinco años atrás le hubiera dicho los consejos que hoy le doy a mis amigos que son más chicos que yo. Mi productor (Savage Kreamly), por ejemplo, tiene diecinueve. Yo a esa edad estaba quebrado. Me sentía mal y me hubiera gustado que quizás hubiera alguien ahí para decir algunas cosas.
Tengo mi familia y todo eso pero a veces está ahí para contenerte, y quizás uno necesita palabras de guía. Siento que esa guía he ido construyéndola y ahora sí me siento capaz de poder aconsejar a alguien. Al Esteban de hace cinco años le diría que hay mucho más todavía por descubrir, muchas sensaciones, muchas experiencias nuevas que vivir y que no se agobie tanto porque lo que viene va a ser increíble.
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