Violeta está de gira con su álbum homónimo, y una de sus paradas más recientes ha sido en la Sala Paral·lel 62 de Barcelona, donde los sentimientos han estado a flor de piel. ¡Y no es para menos! Si algo queda claro con esta artista es que sabe lo que hace y lo demuestra a todo pulmón. Minutos antes del concierto, la emoción se palpaba en el aire. Unos fans rabiando de euforia y otros conteniendo la respiración, todos compartiendo la misma expectativa: ver a la cantante granadina en directo y dejarse llevar por su música.
La artista ha querido crear un espacio único para cada uno de sus conciertos, y en el de Barcelona nos hemos visto envueltos por grandes telas blancas que han descendido lentamente desde el techo, fusionándose con los bailarines y la propia cantante en un ambiente casi celestial. Su performance nos ha rodeado en un halo de energía vibrante, una atmósfera que ha logrado transportarnos a un estado de calma y conexión. A lo largo del espectáculo, la iluminación ha jugado con las texturas del tejido y los movimientos del cuerpo, creando una sensación hipnótica que ha transformado el escenario en un espacio vivo y cambiante. 
Cada tema ha representado una emoción distinta: desde la intimidad de III. Ojalá hasta la fuerza expansiva del El x venir, pasando por otras canciones del disco como I. Corazón mande y II. Me pelea, y joyas de otras artistas como Pearls, de Sade. Ya pudimos ver un poco de su chispa en Operación Triunfo, pero ahora su talento nos conmueve por completo. El estilo musical de Violeta es muy particular, mezclando pop contemporáneo, R&B intimista, house, baladas y boleros, con un sustrato andaluz muy presente. No es casual que su nombre sea Violeta, inspirado en la protagonista de La Traviata, Violetta Valéry, una mujer que vivía y amaba con intensidad, igual que ella. Parece que siempre ha estado destinada a esta mezcla de dramatismo, dulzura y emoción que tanto la define.
Su universo remite al folclore y a un flamenco modernizado que es un pilar fundamental en sus canciones. Pero, como ha señalado muchas veces, ella no quiere encasillarse en un género sino experimentar con todo. Esa es la esencia de un buen artista, y por eso la vemos triunfar. En sus letras habla del amor y del desamor sin filtros, de la vulnerabilidad, de la identidad y de las raíces de cada uno. Sus composiciones respiran verdad: la suya y la de cualquiera que haya sentido que el corazón también puede ser un escenario para llegar a los demás. Su activismo constante tampoco pasa desapercibido, algo que se valora. 
Desde su paso por OT hasta el día de hoy, ha utilizado su plataforma como artista y figura pública para dar voz a quienes no pueden y defender los derechos LGBTIQ+. No tenemos ninguna duda de que Violeta apunta bien alto, sin ningún miedo, solo con ganas de conectar con más gente y seguir haciendo lo que se le da mejor: hacer puro arte.
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