Ni Cruella, ni Cersei, ni Maléfica, por muy viperinas que pudieran llegar a ser, brillan con tanto flow como Villano Antillano. La más diabla de todas ellas. La artista, con sus frenéticas rimas imposibles de versionar en ningún karaoke (a excepción de Josie, claro) forma parte por derecho propio de nuestra santa Biblia del rap, del trap, del reggaetón y de todo lo que a esta boricua de armas tomar le dé la gana de hacer, por y para sus perritas.
Entrevista extraída de ACERO vol. 6, publicada en noviembre de 2023. Hazte con tu copia aquí.
Desde algún lugar de Puerto Rico que no acaba concretando, Villana Santiago Pacheco se conecta por voz a nuestra reunión de Google Meets mientras sale de casa y se sube en el coche. Durante el trayecto, charlamos. Hace año y medio que la conoció el mundo entero gracias al actual Rey Midas de lo urbano aka Bizarrap y su Music Sessions #51, su puerta de embarque hacia un éxito sin precedentes para ella y su comunidad, que poco después cogería forma con La sustancia X, su primer álbum. Villano Antillano sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Lo suyo no es para todos los públicos ni falta que hace. Hoy y siempre, rindámonos ante La Villana.
Hola, Villana, ¿qué hay? ¿Dónde te pillamos?
Todo súper. Me pillan en Puerto Rico. Regresé hace como un día. Estaré por acá un ratito.
¿Algo puntual o vives allí?
Lamentablemente, vivo aquí.
¿No te gusta vivir en Puerto Rico?
Me encanta mi país, pero es muy difícil vivir aquí. Sobrevivir para cualquier persona es complicado, pero para una persona como yo mucho más.
Entonces, ¿cuál dirías que es tu lugar seguro en el mundo?
Yo hago mis propios espacios seguros. No pienso que haya un lugar definido, pienso que los lugares seguros se crean con las necesidades y con las personas que están contigo.
Para lxs que van a leernos y aún no lo sepan, Villana Santiago Pacheco nace el 27 de marzo de 1995 y es aries. Pero, ¿cuándo nace Villano Antillano? ¿También es aries?
Sí, aries con ascendente leo, definitivamente. No pienso que seamos personas separadas. No considero que sea como un personaje. Hay muchos artistas que sí, que piensan que toman un personaje. Yo pienso que soy la misma. Y nace, concretamente, en el momento en que empecé a sacar música más seriamente. Hace unos tres o cuatro años, quizá.
Naciste en Bayamón, eres boricua. ¿Qué es lo que más te gusta de tu tierra?
Cuando se mueven muchas cosas y cuando no le buscamos tantos matices e intersecciones, somos una gente muy, muy dada, muy bondadosa, muy buena. Hay mucho hijueputa también, pero eso ocurre en todas partes. En realidad, pienso que la geografía y la riqueza cultural de mi país es algo precioso. El Caribe, en general, viene con una magia bien bonita y con un qué sé yo, una conexión bien particular con las tierras de esta zona geográfica a las que yo pienso que nadie que no sea de aquí puede acceder.
Muchas de tus canciones tratan el tema de la lucha de clases. Las cantas desde tu experiencia personal, a pesar de que tuviste acceso a una buena educación. ¿Te consideras afortunada en ese sentido?
Claro, pienso que realmente todos tenemos privilegios, pero luego hay que ver con cuál una cuenta de verdad. Pienso que eso no es nada malo, el ser consciente de los privilegios. Y pensar en cómo hacer uso de estos privilegios en favor de otras personas que quizás no los tienen es importante. Así que sí. Además, yo pienso que tengo muchos privilegios. No se puede tapar el cielo con la mano. Soy flaca, blanca, bonita, pude tener una buena educación y todo eso, aunque también tengo muchas otras cosas que me oprimen. Pero justo gracias a esa opresión puedo tener acceso a cosas a las que no podría acceder de otra forma.
En cuanto a esta educación y esta serie de privilegios, ¿te habría gustado continuar formándote en algún otro ámbito más alejado de la música?
Creo que no. Me puedo aplicar en muchas cosas, porque en el fondo soy artista. Me gusta crear y es cuando más completa me siento como persona, y la música es el medio que me permite agrupar todos estos conocimientos. Qué sé yo. Decido todos mis conceptos visuales, estoy detrás de absolutamente todo, yo escribo toda mi música, produzco... Entonces yo ahí, en la música, puedo mezclar todas estas cosas que quizá sería imposible de hacer a través de otros medios artísticos.
¿Cuándo y cómo se produce tu primer contacto con el rap?
No sabría precisarte cuándo ni cómo realmente, porque naciendo en Puerto Rico y creciendo aquí durante la época dorada del reggaetón, creo que llegué en una coyuntura histórica bien particular, y eso ha estado y estuvo conmigo toda la vida. Específicamente el reggaetón, así que, no sé. Yo diría que para mí es algo que está en mi ADN.
¿Y con la moda?
Uh, fíjate. Esta me gusta mucho más. Aquí creo que sí te puedo precisar cuándo la moda llegó a mí, y es algo que he ido desarrollando poco a poco. Siempre he tenido este ojo y esta inclinación a la hora de hacer cosas un poco más de vanguardia, cosas que se salen de la norma. Pero esto es algo habitual en mi comunidad. La gente como yo ya de por sí resaltamos, no importa lo que lleve. Cuando yo llego a un lugar, me van a mirar. Entonces, a veces es chulo utilizar ese wow factor, esa sapiencia de querer llamar la atención para explotarlo y dar un looketazo.
Entonces, ¿sabrías decirme el momento exacto en el que supiste que la moda era lo tuyo?
Creo que eso es algo que desarrollas cuando una se va encontrando también como artista, pero es verdad que ahora tengo acceso a muchas cosas que antes no. A marcas y colaboraciones, me regalan ropa y todas estas cosas superbrutales. Aunque pienso que la moda es más bien cómo tú lleves las piezas, no qué piezas tengas. No es que vistas de marca, es cómo la lleves. Pero en cuanto a tu pregunta, he tenido muchos momentos relacionados con la moda que me han hecho darme cuenta de que era lo mío. Me acuerdo que cuando era muy chiquita, una amiga de mi mamá tenía una hija, yo podía tener unos cinco años, y su hija llegó a una fiesta en la que estábamos y, nunca se me va a olvidar, llevaba unas botas que le llegaban a las rodillas y un taco así bien finito. Y eso me dejó una superimpresión. Me hizo, en parte, comenzar a atarme a la moda. Nunca lo he olvidado.
De eso hace mucho tiempo. Te tuvieron que impactar de verdad (risas).
Sí, las botas y ella (risas).
¿Tuviste la oportunidad de decírselo a ella en ese momento?
No creo, yo era muy pequeñita como para poder verbalizarlo. Así que, simplemente, admiré. Supe que me estaba causando un gran impacto, pero no tenía manera de hacérselo saber, de verbalizarlo.
Entonces, imagino que ser chica Gaultier tuvo que ser para ti un sueño. ¿Cómo te sentiste cuando te lo propusieron?
Sí. Fue muy chulo. Además, el trato fue en todo momento de superaltura también, es muy bonito trabajar con marcas y nombres que una ha escuchado desde siempre. Me sentí muy honrada, pero intentando en todo momento abrazar todo el proceso. Era mucho trabajo, pero se sentía bien natural que todo aquello estuviera pasando.
A la edad de cinco años te quedaste impresionada al ver a la hija de la amiga de tu madre. ¿También supiste a esa edad que querías dedicarte al mundo del arte, en general?
Sí, aunque también pienso que salí de un espacio en el cual qué niña a los cinco años no quiere ser artista, cantante, astronauta, doctora o cosas así. Pienso que una va por etapas. Yo no sé si me imaginaba realmente haciendo música, aunque siempre supe que iba a acabar haciendo algo relacionado con el arte, con crear cosas, porque es algo que siempre me ha llenado mucho desde pequeña. He hecho muchas cosas a lo largo de mi vida relacionadas con el arte. También he pintado, me formé en otros medios y modalidades que no tenían nada que ver con la música.
Tu verdadero trampolín hacia el éxito llegó en 2022 con la sesión #51 de Bizarrap, a pesar de tus casi cinco años de carrera en aquel momento y de contar con tu propio público. ¿Supiste que lo petaría?
Pienso que no estaba enfocada en eso en ese momento. Simplemente estaba enfocada en trabajar con un gran productor y hacer un buen trabajo, pero no tenía expectativas superclaras.
¿Te sorprendió entonces el alcance que tuvo?
Sí y no. Creo que cualquier cosa que haga Biza ya de por sí va a tener un impacto bien marcado, por la plataforma que tiene y todas estas cosas, así que yo realmente no me hice tantos cuestionamientos. Simplemente disfruté del proceso y fui poco a poco.
Con esta canción te posicionaste en el top cincuenta mundial de Spotify. Dime qué tiene esta sesión que no tenga el resto.
(Risas). Wow. No te sé decir qué no tiene el resto y la mía sí. No quisiera entrar ahí, ni hacer comparativas, porque puede ser un poco controversial. Pienso que yo me enfoqué en dar lo mejor como liricista, que eso es algo que valoro mucho también. Es un poco complejo rapear con esa rapidez y ser así de inventiva con la letra, pero qué les faltó a las demás, no te sabría decir porque no he estado, y no he sido parte del proceso de los demás artistas que han pasado por ahí.
A lo largo de tu carrera has trabajado con artistas como Young Miko, Ptazeta o Sevdaliza. En cuanto a esto, en una entrevista decías que a la hora de escoger con quién colaborar, siempre hay artistas que te inspiran y con los que conectas y otros con los que no. A la hora de hacer Cruel con Recycled J, ¿tenías claro que conectarías?
No, no tenía claro que conectaría. Creo que cuando fui a la sesión, obviamente una no sabe qué va a salir ni qué ideas se van a tener, pero sí que podía anticipar que iba a ser algo chulo, porque me parece una gran persona y su música me gustaba ya de antes; en este caso, estaba abierta a hacer algo cool, independientemente. Y así fue, la experiencia fue magnífica.
La química que vemos en el videoclip es indiscutible. ¿Qué te inspira de él?
Sí, total (risas). Considero que es chulo ver a hombres dentro de la industria que se atreven a tomar riesgo, y él toma riesgo de distintas maneras: dentro de la moda, dentro de esa misma colaboración, incluso. Me gusta la gente que hace arte por el mero hecho de hacer arte, y que no se para a hacerse todo este tipo de cuestionamientos tontos que se hacen quizá muchos otros artistas que, de seguro, pueden pensar que yo soy fantástica, pero no van a colaborar conmigo por lo que eso implicaría.
¿Qué cuestionamientos tontos son esos?
Los cuestionamientos que vienen de ser una mujer trans, enteramente. No todo el mundo quiere o puede asociarse a eso por lo que significa, lamentablemente. Y también, diría, por la cacería mundial que existe contra nuestra comunidad en estos momentos.
¿Alguna vez te has encontrado con la situación de querer colaborar con alguien que no haya accedido a hacerlo, finalmente, por estos cuestionamientos que comentas?
No, porque yo soy muy orgullosa y muy mía, soy una hijueputa (risas), entonces nunca me voy a poner en una posición en la que yo tenga que pedir algo y me salgan con esas. Yo dejo que la gente venga hacia mí; pero una sabe y se tira hacia atrás y observa, y a buen entendedor pocas palabras bastan (risas).
Dime alguien con quien estás convencida de que conectarías y que tus fans no se esperen para nada.
¿Qué no se lo esperen para nada? Ay, yo no te sé decir alguien que les sorprendería, porque están muy activos pidiendo cosas a cada rato, me hablan pidiendo que colabore con este artista, con este otro, así que pienso que ya de por sí, existe un entendimiento, y como casi todas son artistas femeninas, pienso que lo que más les podría sorprender sería, nuevamente, un macho de estos bien trepado. Pero de nuevo digo que mi prioridad son las perritas. A mí me gusta hacer música con gente que está clara y que no tiene estas concepciones ni estas limitaciones, y eso no abunda con los machos (ambas reímos). Así que sí, creo que esa podría ser la cosa que más sorprenda (risas).
¿Y no te viene ningún nombre a la cabeza?
Ay, no...
Regresando al tema de tu éxito, también en 2022, poco después de convertirte en uno de los rostros más conocidos del momento, lanzas La sustancia X, tu álbum debut. ¿El recibimiento que tuvo fue el esperado?
Sí, sí, aunque pienso que cuando una trabaja y cuando está dándole alto y le mete el coño, literalmente, a su trabajo (risas), no te paras a pensar en el recibimiento. Era algo tan puro y tan cercano a mí y al movimiento de lo que yo represento, que no piensas en eso. Salió en diciembre de 2022 y automáticamente llegó a convertirse en uno de los Mejores Álbumes Set del ranking de Rolling Stone. Creo que llegamos al Top 10, fuimos el número ocho, o algo así. Fue superchulo, no solamente por lo que significa, sino también por el hecho de excelencia musical. Y es bonito que la gente lo pueda ver.
Ahora que has mencionado el tema, este año se celebra la primera edición de los Premios Rolling Stone en Español y tú cuentas con varias nominaciones. ¿Cuál dirías que te mereces más?
(Risas). No pienso que sea mi lugar entrar a decir de cuál soy merecedora o no…
Villana, es que eres demasiado modesta. Esto no puede ser (risas).
No (risas), es que pienso que no me toca. Pero igualmente agradezco mucho estar ahí: es algo que se siente bonito, se siente lindo tenerlo, pero no es la razón de lo que hago ni cómo lo hago. Son bendiciones que van cayendo a lo largo de mi camino.
Al menos dime, ¿cuál te haría especial ilusión llevarte?
Es que ni siquiera conozco bien las categorías que hay, realmente (risas). No estoy nada familiarizada. Es un honor y yo voy a estar allí, pero no te puedo decir todas las categorías en las que me nominaron ni las que podría o no llevarme porque verdaderamente no lo sé (risas).
Bueno, entonces supongo que será una sorpresa (risas).
Para ustedes y para mí (risas).
Volviendo a La sustancia X, a lo largo de sus once temas podemos oír de todo: sonidos ochenteros, reggaetón, trap, rap, incluso algo de pop. ¿Cómo se aglutina todo eso sin perder un ápice de ese flow cabrón que tanto te caracteriza?
(Risas). Pues, mira, en realidad fue un viaje. Fueron cosas que fueron surgiendo. Yo también tenía una visión sobre muchas cosas con las que crecí, muchos sonidos que convergen en lo que ni tan siquiera me paré a pensar en ese momento. Tenía claro lo quería plasmar. Crecí escuchando a Missy Elliott, por ejemplo, también mucho rap en inglés, y cuando empecé a sentarme con productores, la verdad es que fue todo un poco cuesta arriba, porque venía con algo nuevo sónicamente, visualmente… No obstante, sí encontré buenos aliados, por así decirlo. Hombres que se sentaron conmigo y que son productores ranqueados, y me dejaron conducir enteramente mi álbum. Pienso que, como tuve todo el control, pude realmente plasmar lo que quería, que no siempre sucede. Yo diría que estamos viviendo un tiempo en que las artistas o los artistas estamos teniendo el control sobre nuestro trabajo.
Has hecho referencia a Missy Elliott. Sofía Gabanna, en una entrevista reciente para ACERO, decía también que Missy Elliott la había marcado en sus comienzos como rapera. ¿Me podrías mencionar algún o alguna referente que te haya marcado a ti desde el minuto uno?
Sí. Aunque, es verdad que yo intento no tener ídolas o ídolos, porque, qué se yo, todo el mundo es humano y cometemos errores, pero la persona que yo diría que más me ha motivado a perseguir mi carrera en la música o que me hizo entender que yo también quería transmitir ese tipo de poder en lo que hacía fue Nicki Minaj. Y forever lo será. Es increíble.
En una parte de Kaleidoscópica rapeas lo siguiente: “Sé que hay muchas cosas que yo pude haber sido, pero he decidido nunca darme por vencido”. ¿Cuáles son esas cosas?
Es una barra dirigida a todos los caminos que una puede tomar en la vida. Hay muchas cosas que yo pude haber sido en el sentido de mi formación, como profesional, etcétera. Pero también hay muchos caminos que pude haber escogido, como minoría incluso, cómo enfrentarme o cómo ver todas las injusticias a las que me tocaron enfrentarme en un momento dado. Y pienso que a eso me refería. Yo pude haberlo llevado a mil esquinas, pero decidí esta.
Otro de los temas recurrente en tus canciones es el amor y el desamor, pero llevado siempre a lo explícito. ¿Has sufrido muchos desengaños amorosos?
(Risas). Sí, pero aquí voy a ser muy honesta también, y muchas veces esos desengaños han sido a causa de mi propia mano (risas). Muchas veces ha sido porque me lo he buscado. Hay que ser honesta.
Exacto, hay que serlo siempre (risas).
Hay que serlo, hay que serlo. Y, sí, me han tocado dos o tres cabrones… A veces víctima, a veces victimaria.
Tú también has sido cabrona entonces.
Yo he sido una hijueputa también. Hay que admitirlo (risas). Y cuando he tenido que reconocerlo y disculparme, también lo he hecho porque toca. Una no nace sabiendo, pero aprende. Igual, yo pienso que me enfoco de una manera bien rara en el amor y en el desamor, mucho en lo que en realidad me enfoco es en la sexualidad, y en cómo eso juega también en esa esfera de lo que es el amor. Pero, sí. He sufrido, pero también he hecho sufrir.
¿Crees que cantarle a todo esto te ha ayudado a vivir la sexualidad y el amor de una manera diferente?
Sí, porque yo parto de una experiencia en particular que es la fetichización, y es algo que dentro de mis relaciones amorosas o mi vida sexoamorosa o sexoafectiva siempre ha estado. Y me imagino que siempre estará, de alguna manera u otra. Pienso que eso es algo bien particular en mi experiencia y he decidido hacer un arma de eso. Aunque puede tener ciertas desventajas y no es algo enteramente bonito, he buscado la forma de poder retorcer eso y convertirlo en poder, aunque sea utilizando después a los mismos hombres que me fetichizan. Y pienso que esa es una movida que podemos hacer: si es el arma que tenemos, si a través del sexo puedo conseguir las cosas que quiero, pues lo voy a hacer.
¿Cómo tiene que ser una persona para enamorar a Villano Antillano?
(Risas). Más que cualquier otra cosa, tiene que tener porte. A mí me gusta toda la gente que es segura de sí misma y que lo proyecta, me gusta la gente que sabe lo que quiere y lo persigue. Eso siempre me va a mover el piso cuando una chica, un chico, une chique, se tira de peso pero full sabe lo que quiere. También hay una línea muy fina entre la seguridad y la arrogancia, y yo me he dado duro con un par de arrogantes (risas). ¿Qué le vamos a hacer? Obviamente esto son cualidades que ves de primeras, pero más a la larga también está el hecho de que tengamos valores similares, que sea una persona claro, clara, clare en ciertas cosas. Al final del día también soy una contradicción andante. Siempre he sido muy enamoradiza, eso sí es verdad. Esa es mi cruz.
¿Sí? ¿Te enamoras fácil?
Ay, sí, soy una enamoradita. Me hablan lindo y ya estoy mala (reímos ambas).
Villana, en cuanto a esa delgada línea entre la seguridad y la arrogancia, necesitamos tu ayuda. ¿Qué consejo nos darías para poder identificar a ese tipo de persona y que no nos joda?
(Risas). Me da mucha risa que pueda llegar a esto y dar en el clavo tan rápido, porque significa entonces que hay mucha experiencia (risas). Pienso que lo que diferencia a un arrogante de una persona orgullosa es su capacidad de entender cuándo ha errado y cómo se lo toma. Si tú te sentiste de mala manera con algo que esa persona hizo y lo trae a colación en vez de entender, y se pone a la defensiva todo el tiempo y tú no le puedes decir absolutamente nada, esa es la primera red flag para saber que ahí hay una arrogancia. Hay un hecho evidente de que el orgullo no me permite ver que esa persona puede estar mal. Si tú no puedes hablar de tus emociones o de cómo alguien te hace sentir a través de sus acciones, porque todo lo tergiversa y se pone a la defensiva, sabes que te la va a hacer tarde o temprano.
Si vemos eso entonces, hay que huir.
Total.
En Yo tengo un novio cantas eso de “chamaca linda que se muere por nene malo”, y pensándolo mucho, me doy cuenta de que tienes más razón que un santo. ¿Por qué siempre preferimos al chico malo de la peli? ¿Por qué nunca a las chicas malas?
(Risas) ¿Tú dices? También hay que ver qué tipo de contenido se está consumiendo mediáticamente. Yo pienso que de donde vengo, para mí, también ha habido un resurgir de esta figura de la diabla. Y todos los hombres hablan de querer a una diabla, querer a una hijueputa, querer a una mala. Muy pocos pueden bregar con lo que eso implica, pero todos la quieren. Todos la buscan. Por lo menos desde donde yo existo, consumo y escucho. Es de lo que hablan los hombres hoy en día. De las mujeres malas.
¿Es verdad eso de que ni los malos son tan malos ni los buenos tan buenos?
Sí. Yo pienso que sí, porque le he dado el break a algún que otro buenazo, y me ha salido hijueputa también (risas).
Definitivamente, esos son los peores (risas).
¡Claro, esos son los peores, sí! A veces por darle el break o darle el chance a uno que se le ve más tranquilo, luego te topas con que es un abusador psicológico emocional. Y esa no te la veías venir. A veces pienso que es mejor malo conocido que bueno por conocer.
De todas las villanas que se te puedan ocurrir, dime una con la que más te identifiques.
Wow. Te puedo dar varias (risas). Pienso que siempre he tenido como una fijación con las villanas. Pienso que sus motivos tienden a ser muchísimo más humanos que incluso los de los héroes, que quieren simplemente buscar justicia por el mero hecho de buscarla, sin saber muy bien lo que significa o sin tener algún tipo de trasfondo. Pero, respondiendo a tu pregunta, te podría decir Azula, la princesa de la Nación del Fuego en Avatar: The Last Airbender y Cersei Lannister de Juego de Tronos.
"La necesidad que tenemos de ser tan sexuales y tan vulgares está atada a todas las opresiones que vivimos".
Cuando sueles escuchar en bucle algún tema llega un punto en que lo acabas aborreciendo. ¿Te ha pasado alguna vez?
Me pasa todo el tiempo (risas). Sí, me pasa mucho incluso con mis canciones, porque cuando una crea y está en este espacio tan, qué se yo, fogoso, cuando una tiene esta emoción bien fuerte por un tema, lamentablemente por cómo funciona la industria, no es algo que vaya a ver salir hasta dentro de bastantes meses. Entonces tú la quemas, porque la escuchas en lo que la mezclas y la masterizan, acabas escuchándola ochocientas veces, y ya cuando sale es como, maldita sea (risas).
Tus canciones entonces las tendrás más que escuchadas.
Sí, pero también es lindo, porque es como volver a enamorarse del tema cuando el público lo recibe y también se obsesiona con él de la manera en la que te obsesionaste tú. Es lindo que también pueda darse eso. Ese segundo enamoramiento.
¿Cuál fue tu obsesión en la adolescencia?
Hmmm…. Yo fui muy rebelde en mi adolescencia. También me fui de casa a muy temprana edad y me obsesioné con muchas cosas (risas). Me obsesioné con machos, con drogas, con la vida nocturna. Con cosas a las que nunca tuve acceso antes de esto, y cuando las pude tener se dio todo ese desenfreno. Que es bueno tenerlo también para sacárselo de encima, porque una nunca va a estar ahí todo el tiempo. Creo que mi obsesión más grande en la adolescencia era la libertad.
¿Y cuesta salir de ese bucle de desenfreno?
Pues fíjate, yo pienso que sí... También creo que tiene que ver mucho con cómo te enfoques en las cosas, y a mí me pasaron cosas superbestias. La gente puede pensar que fueron tristes, pero creo que eso es algo que también usé a mi favor. Por ejemplo, me tuve que ir de casa a muy temprana edad y eso puede ser complicado, pero gracias a ello puede hacer lo que me dio la gana, porque ya no había quien me dijera que no, no había quien me frenara, así que me entregué a la maldad totalmente (risas).
Para terminar, me gustaría recuperar esto que comentaste en una entrevista no hace mucho tiempo: “Los hombres tienen discografías hablando de putas y carros, pero Dios libre que venga una puta y haga música para putas. Yo soy una puta y hago música para putas”. Cuando eras pequeña, ¿qué putas hacían música para ti?
Ninguna (risas). Absolutamente cero. La manera en la que se abordaba la sexualidad cuando yo era chamaca era distinta a cómo se ve hoy. Hoy en día tenemos cosas que mucha gente considera que son más bien vulgares o que están fuera de lugar, y realmente no. La vulgaridad en realidad nace de un espacio de opresión. La necesidad que tenemos de ser tan sexuales y tan vulgares, para mí, está atada directamente a todas las opresiones que vivimos. Nace del hecho de que en cualquier parte del mundo las mujeres no tengamos acceso a absolutamente nada de la misma manera en la que sí lo tienen los hombres. Cuando yo era chamaca, ese concepto de hacer música para putas no podía existir, porque las mujeres se tenían que comportar dentro de los parámetros que existía en la industria, que eran bien limitantes. Cuando las mujeres empezaron a hablar de sus vaginas en las canciones y a hablar de sus deseos sexuales, eso le causó mucho pánico a la industria, por decirlo así. Entonces se decía que las mujeres que solo hablaban de su sexo en las canciones no eran raperas de verdad, porque no tenían nada más de qué hablar. Lo de siempre: cuando lo hace un hombre se le celebra y cuando lo hace una mujer se la condena. Pero así ha sido desde los inicios de los tiempos. Entonces, sí: yo pienso que soy una puta que hace música para putas. Y esto es algo muy de este milenio. Es muy de ahora, y es algo que antes no existía.
¿Cómo tiene que ser la música para putas?
(Risas). Pienso que más que cualquier otra cosa te tiene que hacer sentir jaya y rica. Sentirse jaya o la jayaera es este feeling que tú sientes cuando te miras en el espejo una noche antes de salir con tus amigas y sabes que la vas a dar toda, y te sientes rica, el outfit está donde tiene que estar, te ves como te tienes que ver, el pelo está cooperando, tú estás preciosa. Y sabes que vas a partirte, que cuando entres en la discoteca todo el mundo te va a mirar, que vas a llevarte al macho que tú quieras, a la hembra que tú quieras, a lo que sea. Ese sentimiento de, puñeta, qué rica yo estoy. Pero no creo que solo se extienda en las mujeres, también es un sentimiento que puede llegar a incluir a los hombres. Esa jayaera, esa euforia de género, de vivir una sexualidad libre y sentirse deseade es para mí el factor común.