Su voz es una de esas que no pasan desapercibidas, que pisan fuerte y dejan huella, como ella. Vega Almohalla no es una más. A pesar de su dulzura, grita orgullosa sus raíces abulenses y presume de las influencias castellanas y folclóricas que acompañan sus canciones y las convierten en auténticas joyas exclusivas. Después del punto de inflexión que supuso la aparición de su tema En el aire en Élite, la famosa serie de Netflix, Vega Almohalla ha seguido trabajando duro para poner su música y su voz en el punto de mira de la escena musical española.
La castellana se ha sumergido en un proyecto cargado de influencias tradicionales que rompen con las reglas establecidas hasta la fecha para dar forma a su nuevo disco, Amapola, un proyecto inspirado en su tema La niña de la amapola. Vega Almohalla lo tiene claro: su música trascenderá. Cualquiera que la escuche cantar le dará la razón.
Vega Almohalla, abulense orgullosa y pionera en la fusión del folk y el pop. ¿Qué le dirías a los que aún no te conocen?
El folclore es una de mis influencias, pero en mi música no escucharéis una dulzaina, de momento. Siempre me gusta dar algunas pinceladas de este estilo, es algo que me sale natural; una mezcla entre la música urbana, el R&B y las raíces de una castellana.
La jota y la música popular son tus influencias, aunque tú misma has dicho en varias ocasiones que no son nada cool. ¿Crees que la clave de tu éxito son esas influencias?
Quizá es lo que puede diferenciarme en algo del resto. Ahora mismo hay muchísimos artistas muy buenos y es muy difícil destacar.
Transformas el folclore castellano y lo acercas a las nuevas generaciones. ¿Es ese tu propósito, no dejar que caiga en el olvido?
Esto lo he intentado hacer con un tema del álbum, Las 12, para el que me inspiré en una canción tradicional que se llama El sereno. Me imaginé cómo sería transformándola en algo más actual y, de alguna manera, hacer que no se pierda en el olvido. Realmente, yo no transformo el folclore, aunque sí es una de mis grandes inspiraciones. Lo que intento es dar pinceladas de estas raíces de forma natural.
Debutaste junto con Zazo & Gxurmet en Amor, un álbum que sacasteis en 2018 y que tiene siete canciones, de las cuales dos, París y Te miro, han salido en Élite, la famosa serie de Netflix. ¿Consideras que ha sido una de tus mayores oportunidades para conseguir público?
Élite ha sido un apoyo muy importante. Para los artistas emergentes es clave poder tener estas oportunidades, es un empujón para no rendirse; conseguir visibilidad no es fácil. Lo que realmente considero mi gran oportunidad es el momento en el que En el aire, mi primer single en solitario, sonó en Élite, ahí sí que hubo un antes y un después.
La niña de la amapola es una auténtica obra de arte. Nos das tu voz, así, sin más, a pelo. Solo te acompaña un piano que te va como anillo al dedo. ¿Qué importancia le das a lo vocal en una canción? ¿Prefieres adornarla o dejarla a su aire?
Para mí, la voz es casi lo más importante: amo cantar y transmitir todo lo que siento cuando lo hago. Disfruto muchísimo cantando La niña de la amapola, pero también me gusta utilizar más elementos y adornarla cantando otro tipo de estilos.
Sacas Amapola hoy. ¿Cómo has trabajado este proyecto? ¿Tiene un sentido en su conjunto o cada canción es un mundo?
Todo el disco en conjunto tiene sentido. Amapola nace de La niña de la amapola. A partir de ese tema empecé a inspirarme en ella, en esa niña de la amapola, uno de los personajes de la obra de teatro musical que escribí junto con mi compañía. Aquella niña era una artista que empezó a trabajar desde muy pequeña. Desde ella y desde mis propias experiencias, voy contando en cada tema etapas de su vida desde su más tierna infancia hasta el final de sus días. Empecé a crear Amapola fijándome en el lado bueno y malo de las cosas. Cada tema es contrario a otro. Si en uno siento que lo tengo todo y estoy en mi mejor época, en el siguiente estoy vacía, sin nada y buscando cómo salir de ahí.
En tres canciones del nuevo disco, Sabiendo que mata, Los fieles y Troleo se escucha tu voz aflamencada y ritmos profundos y melódicos que la acompañan. ¿Has marcado ya definitivamente tu estilo o te atreverás con cosas que hasta ahora no nos has enseñado?
Estoy segura de que nunca voy a tener un estilo cerrado, siempre voy a querer probar cosas nuevas y tengo muchas ganas de seguir haciéndolo.
Bebes de uno y otro estilo para hacer tu música. Hay gente que no concibe ciertas mezclas. ¿Qué opinas tú sobre eso? ¿Crees que es mejor ‘respetar’ las características de cada género o mezclarlos y ver qué sale?
Ahora mismo creo que ya no hay reglas. Seguir las reglas nunca me ha parecido algo importante. Me gusta recoger lo que más me atrae de cada género para convertirlo en mi propio estilo.
¿En qué artistas te has inspirado para crear tu música? Danos algunos nombres.
Escucho un poco de todo: desde Rocío Jurado hasta Bad Gyal, pasando por Nuevo Mester de Juglaría, Rosalía, Beyoncé o Frank Ocean.
Me fascina conocer el proceso creativo que hay detrás de las canciones. Cuéntanos, ¿cómo nace y se desarrolla una de tus canciones?
Casi siempre empiezo a tararear melodías, improviso y grabo. Escojo las que más me hayan gustado y empiezo a ponerle letra. A veces lo hago incluso sin instrumental para no condicionarme y a partir de la melodía de la voz creo el resto.
También te dedicas al teatro. No puedo pedirte que elijas, pero ¿qué te da la música que no te dé el teatro y viceversa?
La música es algo que me acompaña todo el día; si no estoy escuchando música, estoy haciendo música o pensando en alguna idea para hacerla. Siento que si la música no existiera mi vida no tendría sentido; es mi motor, lo que me hace despertar por la mañana queriendo comerme el mundo. Y sé que, de una manera u otra, acabaré haciéndolo.
El teatro me da la libertad de poder ser quien quiera ser, de ponerme en la piel de otra persona en cualquier situación diferente a la mía sin sentirme juzgada por nadie porque, al final, no soy yo. En teatro se dice que “nada está bien y nada está mal” y eso me ha ayudado a comprender y a aceptar las diferentes opiniones que pueda tener la gente sobre mí y sobre mi trabajo.
El teatro me da la libertad de poder ser quien quiera ser, de ponerme en la piel de otra persona en cualquier situación diferente a la mía sin sentirme juzgada por nadie porque, al final, no soy yo. En teatro se dice que “nada está bien y nada está mal” y eso me ha ayudado a comprender y a aceptar las diferentes opiniones que pueda tener la gente sobre mí y sobre mi trabajo.
Se acerca noviembre, y con él diciembre. ¿Cómo te gustaría cerrar el año a nivel personal y profesional?
Sé que va a ser un cierre de año genial porque el 23 de diciembre tendré un concierto en Madrid y ya solo por eso lo será. Este año, especialmente, terminará de la mejor manera posible ya con mi disco en la calle y con la ilusión de llegar a la gente. Continuar con mi objetivo es lo único que tengo en la cabeza. Estoy enfocada en lo que quiero y en lo que sé que voy a conseguir con mi música.