Inspirada en la obra teatral de Jordi Casanovas y con un reparto que incluye a Ángela Cervantes, Tània Fortea, Conchi Espejo, Fernando Guallar y Sandra Cervera, este largo dirigido por Jordi Núñez nos lleva a una Valencia que brilla, pero también arde en las sombras de los noventa. Una reflexión sobre el pasado colectivo, entrelazando el auge del PP, el miedo que provocó el caso Alcàsser y los ecos de la Ruta del Bakalao.
La trama sigue a tres jóvenes periodistas (Valèria, Encarna y Ana) que, tras graduarse, buscan su lugar en una sociedad en plena modernización y llena de contradicciones. Valèria se adentra en la Ruta Destroy, perdiéndose entre fiestas y drogas; Encarna se ve atrapada en una relación destructiva con un político corrupto; y Ana, por su parte, lidia con el sensacionalismo mediático mientras cubre el brutal asesinato de tres niñas.
Núñez, valenciano de pura cepa, ha impregnado Valenciana con una fuerte carga personal y una relación íntima con su ciudad. “Defiendo hablar de lo que conozco”, afirma, evocando su infancia en pleno corazón de la Ruta del Bakalao y su experiencia trabajando en la televisión autonómica. “Vivo cerca de Spook, soy del 91, entonces toda la estela de lo que pasó me ha llegado de muchas maneras […] Mi abuelo es arrocero y le he ayudado toda la vida. La quema de la paja del arroz, las tensiones con la ciudad, los parkings de discotecas en medio de los campos…”. Es esta conexión con el pasado de Valencia la que, ya sea a través de planos, diálogos o personajes, ofrece un retrato visceral y honesto de la ciudad en los noventa, reflejando muchas dinámicas aún vigentes. “Esto es de rabiosa actualidad”, admite Núñez. 
Aun así, añade que su intención nunca fue sermonear o crear una caricatura de la sociedad valenciana. “Hay que abrazar el pasado para poder mirarlo de frente”, señala. “Quiero que la película sea un espacio para la reflexión y para el disfrute. Tiene un carácter de fábula, con una moraleja que no está explícita en la película, sino dentro de cada espectador. Cada uno puede encontrar la suya propia”. Así, Valenciana navega entre lo bello y lo oscuro de ser valenciano, explorando la corrupción desde una perspectiva humana y cercana, permitiendo que cada quien saque sus propias conclusiones.
Al preguntarle sobre lo que espera que el público se lleve de la película, el director sonríe: “Espero que la gente vea un espejo. No para juzgar, sino para reflexionar. Si alguien valenciano ve la película y dice ‘madre mía, yo conozco muchas Encarnas’, entonces, misión cumplida”.
Conchi Espejo, quien interpreta a Encarna, comparte esta visión sobre su personaje: “Es honrar y representar a la mujer valenciana con todo su arte. Aunque mi personaje sea una jefa de prensa política de derechas, refleja también a muchas mujeres valencianas. En la película no estoy juzgándolas en ningún momento, por eso me lo paso genial interpretando este papel. Es preciosa la energía de esas mujeres”. Espejo destaca que la película es una oportunidad para ver el pasado sin prejuicios y abrir preguntas sobre la identidad y la historia colectiva. “Esto hemos sido nosotros, este es nuestro pasado”, dice con una sonrisa.
Así, Valenciana se presenta como un retrato agudo y entretenido de nuestra historia reciente, donde el duelo, la pérdida de la inocencia y la soledad son protagonistas clave. Una mirada directa y honesta que explora las emociones y tensiones de una generación que se enfrentó a los monstruos ocultos entre los arrozales y en los despachos de poder. Siempre es bien recibida una trama que nos invite a mirar atrás sin prejuicios, para comprender no solo lo que fuimos, sino también lo que hemos llegado a ser.
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