La capacidad de Tyler, the Creator para generar un concepto es indiscutible. Desde Call Me If You Get Lost, esta superestrella ha permanecido bastante a la sombra de la industria musical. No por ello ha dejado de crear, ya que el virtuosismo que tanto le caracteriza lo ha llevado a emprender una gran campaña a través de su marca de ropa Golf Le Fleur, de la que consiguió sacar colaboraciones con Lacoste y Converse y de la que ha generado tres pop-ups bajo la estética preppy que tanto caracteriza la identidad de su firma.
Sin embargo, está claro que la cabeza de Tyler no deja de funcionar en ningún momento, y sin comerlo ni beberlo, nos ha traído un lanzamiento completamente sorpresa. Chromakopia se ha presentado como el octavo álbum de estudio de Tyler, que salió en plataformas el  pasado 28 de octubre (un lunes, rebelándose contra el estándar de la industria de publicar los viernes), y en el que destaca que todas las canciones han sido escritas, producidas y originadas por él mismo.
En esta ocasión, Tyler ha dejado de lado la estética tan colorida y bucólica, parecida a una película de Wes Anderson, para adentrarse en un mundo cargado de blancos y negros en la que afloran todos sus temores y su neurosis. Bajo una máscara inexpresiva, que recuerda a la de la película Los ojos sin rostro (1960) de Georges Franju, un corte de pelo que se asemeja a una suerte de monstruo de Frankenstein y un uniforme militar, se nos presenta al que es el protagonista de esta nueva historia.
Chromakopia es sin duda el trabajo más completo del artista, que llega a cargar las canciones con una musicalidad tremenda; sin embargo, nunca ha conseguido reflejar un concepto tan bien como lo hizo con Igor. A pesar de ello, este disco consigue parecerse a algunos de sus logros anteriores pero ser único al mismo tiempo. Si algo define a Chromakopia es que parece un híbrido entre Igor y Cherry Bomb, siendo este último uno de sus discos más rechazados por la crítica y el público (cosa que nunca entenderé).
¿Y qué le preocupa a Tyler? Bajo esa máscara se esconde un hombre lleno de contradicciones: problemas de identidad sexual, un trauma por la ausencia de su figura paterna, el rechazo hacia convertirse él mismo en una figura paterna, ausencia de privacidad debido a la fama… Con este cóctel tan variopinto de inseguridades se nos narra la historia de todos los demonios con los que intenta combatir este artista  y que sepulta bajo la imagen del espectáculo.
Esta manera de despojarse de un personaje y reflexionar sobre la persona ya nos la acercó otro de sus compañeros de profesión, Kendrick Lamar, con su último álbum de estudio (Mr. Morale and the Big Steppers). Al parecer, todos los raperos se han puesto de acuerdo en monetizar las primeras sesiones que tuvieron en el psicólogo después de la pandemia.
Lo que sí está claro es que Tyler ha conseguido reunir un sonido nuevo, incluyendo elementos propios del rock y adoptando de esta forma un tono completamente opuesto a lo anterior que conocimos de él. Chromakopia tiene de soul lo mismo que de grunge, sin dejar a un lado la capacidad de su creador para soltar las barras más extrañas posibles, algo que no deja de ser marca de la casa.
Además del álbum, Tyler ha anunciado tanto un tour mundial (en el que no ha entrado España como destino) como una línea de merchandising bastante sencilla pero que no dudamos que se venderá como churros. Si aún no has escuchado Chromakopia, te adelanto que será uno de los álbumes del año; eso sí, no dudes en escucharlo mirando sus letras.
Track favorito: Like Him (feat. Lola Young).