En una sociedad donde YouTube gana cada día más terreno y las redes se han vuelto una autopista de estímulos, ruido y scroll infinito, a veces lo que más necesitamos no es más contenido, sino un refugio digital. Un rincón amable donde sentir que alguien está hablando nuestro idioma sin gritar: un safe space en toda regla. Por eso, hoy te presentamos a tres creadoras y vloggeras que no buscan likes vacíos, sino una intencionalidad y zona de confort para quienes lo necesiten.
Prepara tu aperitivo favorito y deja que estas voces te acompañen en un espacio donde lo real, lo imperfecto y lo auténtico se convierten en el nuevo estándar. ¿Estás listo para parar el scroll y conectar de verdad?
Clau Fernández
Desde su universo de ‘buen rollito’, esta creadora de contenido, youtuber e influencer nos recuerda que la salud mental no es tendencia sino prioridad; que el yoga puede ser más sanador que estético, y que el autocuidado no siempre son velas y baños de espuma, sino también llorar sin culpa, comer sin miedo y parar sin remordimientos. Clau es la amiga que todos necesitamos.
En Instagram comparte reflexiones sobre cuerpo, mente, comida intuitiva y moda de segunda mano sin disfrazar la vida de filtro. En YouTube, abre la puerta a su cotidianidad entre mudanzas, viajes y momentos que duelen o abrazan según el día, como en ese vídeo que tituló El día que más he evitado en mi p*ta vida, donde da clase de yoga a su profesora y amiga Karen. La tía además organiza retiros de bienestar con @busykidsdoingnothing, un nombre que ya es casi un manifiesto.
Y tú, ¿cuándo fue la última vez que te diste permiso para parar, sentir y escucharte sin ruido? Quizás ha llegado el momento de asomarte a su canal y encontrar en él ese lugar que no sabías que necesitabas.
Soul in the kitchen
Además de bailar en la cocina, es narradora de historias comestibles, vlogguera existencial y viajera emocional con cuchara en mano. Zaragozana de nacimiento y nómada de corazón, la chica detrás de Soul in the kitchen mezcla sabores, sonidos y pensamientos en un mismo plato, o en un mismo vídeo, porque en su mundo, cocinar sin música es como bailar sin ritmo. 
Graduada en Gastronomía y Ciencias Culinarias por el Basque Culinary Center, Claudia convirtió su formación en trampolín para explorar otras formas de habitar la cocina, y hoy su canal de YouTube funciona como un diario visual en el que habla de viajes reales y emocionales, de canciones, del placer de lo cotidiano y de esa forma tan suya de mirar el mundo como si fuera una receta: con paciencia, con atención y con sensibilidad. 
Ha publicado libros como Mañanitas, una oda a los rituales del desayuno junto a la ilustradora Blasina Rocher; o Entorno, una invitación a cocinar con lo que tienes cerca, a reconectar con lo que te rodea y a encontrar belleza en lo simple.
Si buscas un espacio donde el alimento va más allá del plato y se convierte en refugio, en reflexión y en ritmo, quizá sea el momento de entrar en su canal y preguntarte: ¿y si cocinar también fuera una forma de encontrarte?
Carlo Marañón
¿Ella? Tu mejor amiga. Desde San Sebastián hasta cualquier calle anónima de Europa, Carlo Marañón lleva consigo una cámara y una mirada que transforma lo cotidiano en una mezcla entre diario personal y moodboard emocional. Porque en su universo lo importante no es lo que se ve, sino cómo se siente. Vlogs cercanos, looks con intención, pensamientos sobre el cuerpo, la ropa, el algoritmo y lo que significa habitar todo eso sin disfrazarse. Una mirada desde dentro a la industria de la moda, la vida de influ y los viajes con amigos.
Su rollo es una mezcla de energía tranquila y verdad sin maquillaje. Porque sí, sus vídeos están cuidados, pero no son de esos que te dejan con resaca visual, más bien te hacen querer pausar y quedarte un rato.
Carlota desafía, inspira y recuerda que, a veces, ser tú sin pose es el acto más radical; entonces, ¿por qué no entrar en su canal y ver qué pasa cuando alguien decide contar la vida como es, sin filtro y con intención?