Cuando salió Days Before Rodeo (2014), el trap en España era un páramo. Comenzaban a sonar en los barrios Pxxr Gvng y Pedro LaDroga cuando un texano comenzó un proyecto basado en la adrenalina al que él llamó Travis Scott. Jaques Webster no se podía imaginar en aquel momento que algunos de los artistas que participaron en ese disco iban a marcar la historia del trap estadounidense: Young Thug, Richie Homie Quan, Migos…
Travis, el protegido de Ye, había diseñado un clásico instantáneo que diez años después de su lanzamiento ha generado más expectación que cualquier otro proyecto cuando, por fin, tras años de reivindicaciones, ha salido a la plataforma musical más consumida del mundo: Spotify. Una reivindicación histórica conseguida tras diez años de esfuerzo incansable de los fans. Había tantas ganas de que Days Before Rodeo estuviera disponible en streaming, que el artista lo ha celebrado con un íntimo y adrenalínico concierto en Atlanta que se ha convertido en un minidocumental de la mano de la plataforma.
Un cruce de canciones, apuntes del artista y declaraciones de fans en poco más de veinte minutos dedicados al Travis más clásico. “Mis fans son como mis hermanos. Los siento así”, dice el artista en un momento dado del documental mientras suenan temazos como Quintana Pt.2, The Prayer o Don't Play. Travis vibra con su público y este lo agradece. Sus seguidores se dirigen a cámara entusiasmados asegurando que el cantante les ayudó a ser ellos mismos y les mantiene vivos. Hay un cierto carácter mesiánico en la relación fan-artista que presenta este trabajo.
El entusiasmo de los entrevistados se ve reflejado en la palabra más repetida del documental: rage. Furia. Todo el que ha tenido la suerte de disfrutar en directo del artista texano puede sentir esa furia que siente el público cuando suena Mamacita. Es esa furia la que une a los millones de oyentes de Travis Scott y la que provoca los terremotos, los pogos y el sudor de sus conciertos. La misma que le sale al cantante cuando, a pesar de sonar un tema tranquilo como Drugs You Should Try It, se pone a gritar de la nada. Es la furia de Travis, intocable diez años después de este clásico.