"Cuando me preguntan cómo acabé dedicándome a esto, siempre tengo que acudir al pasado", nos cuenta el artista Tomás Aciego a quién ya entrevistamos en el pasado aquí. Sí, su trabajo nos entusiasma, por eso le preguntamos si quería participar en la sección que cierra cada número de ACERO print en la que un artista se presenta a sí mismo en sus propias palabras y con una selección de su obra. A continuación tenéis lo que nos dijo.
Artículo extraído de ACERO vol. 2. Adaptada a la versión online. Hazte con tu copia aquí.
Desde niño fui una persona muy fantasiosa e imaginativa. Tuve la gran suerte de vivir mi preadolescencia en una época sin Internet y sin redes sociales, donde mi planazo al salir del colegio era ir a alguna de las muchas tiendas de cómics o salas arcade que existían en aquel entonces. Gracias a ello crecí con un gran interés por los cómics, el cine fantástico, el rol o los videojuegos, que han constituido una gran influencia y fuente de inspiración en mi trabajo actual.
     Por aquellos años (mediados de los años noventa), el estreno en España de la película Akira fascinó al público y atrajo la importación de un amplio catálogo de productos de animación japonesa y videojuegos desconocidos hasta ese momento. Fue una época para mí maravillosa. Por aquel entonces empezaron a anunciar en la televisión fascículos coleccionables de VHS con mangas como Hokuto no Ken y Ninja Scroll. Todo el mundo hablaba de ello y yo me sentí atraído por el fenómeno.
     También en esta época hubo un boom de los juegos de rol. Abrieron la tienda Games Workshop especializada en Warhammer, en la calle Princesa de Madrid, y recuerdo pasarme las tardes flipando con las ilustraciones de los libros y las fotos de aquellas maravillosas figuritas de plomo en publicaciones como White Dwarf.
     Desde niño siempre quise formar parte de ese mundo creativo, pero nunca me animé a dibujar o pintar; sin embargo, consciente o inconscientemente, fui alineando todo para volver a ello, desarrollando mi trabajo artístico a través del 3D y la posproducción digital. Antes, pasé muchos años trabajando en televisión como grafista, así que tenía conocimientos técnicos de ciertas herramientas de animación y posproducción. Esto, sumado a miles de horas de videotutoriales, investigación en Internet y estudio, acabaron por proporcionarme los conocimientos suficientes para poder plasmar ideas y conceptos en la forma en que yo quería hacerlo.
     A menudo me preguntan cómo aparecen esas ideas. Y la verdad es que, simplemente, surgen, ya sea jugando a un videojuego, paseando por la calle o viendo la tele. Me gusta empezar con una idea básica, y en muchas ocasiones voy improvisando hasta dar con un resultado que me gusta. Por suerte, en los últimos años la tecnología y los softwares de 3D han avanzado mucho, lo que me ha permitido lograr un flujo de trabajo más rápido.
     Además, las redes sociales, sobre todo Instagram, me han ayudado a dar a conocer mi trabajo y contactar con otras personas que también se dedican a esto. Pero, como todo, hay que saber manejar las redes: por ejemplo, en el pasado llegué a sentir presión por no estar subiendo con frecuencia contenido, y con los años he aprendido a lidiar con ello y he entendido que si en un mes no subo proyectos no pasa nada.
     Hoy en día estamos viviendo una etapa apasionante en lo que se refiere a la creación de contenidos y arte digital. Se habla mucho de los NFT, el metaverso y la inteligencia artificial. Entramos en Internet y vemos continuamente noticias de piezas de NFT vendidas por cifras millonarias. Estoy, como creo que lo están todos, creciendo y aprendiendo en este proceso de cambio. Se abre un mundo de oportunidades para el arte y los artistas y, al mismo tiempo, se da lugar a la creación de contenidos con un propósito únicamente especulativo y de negocio, que algunos, equivocadamente, pretenden asociar al diseño y al arte.
     Yo intento cada día leer, experimentar y aprender. Siempre me gusta comparar el aprendizaje de cualquier labor con lo que es en esencia un videojuego: repetir una cosa una y otra vez hasta que te pasas la pantalla. Y eso es algo que nunca dejaré de hacer.
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