Las calles de Nueva York y la Piazza San Babila de Milán tenían un elemento común a finales de los 80: las Yellow Boots de Timberland. Y podría parecer que dos ciudades totalmente opuestas no iban a estar condicionadas por el mismo factor, pero el sueño americano y el alto estatus que esta bota aportaba a quien se la pusiera, como si de un superpoder se tratara, dejó claro que sí. El documental dirigido por Tom Gould, This Is Not a Boot: The Story of an Icon, recoge a través de imágenes archivo el timeline de las botas amarillas más flexibles de todos los tiempos.
Las botas surgieron en New Hampshire y, como era de esperar, se crearon con una condición: adaptarse al ambiente rocoso de las montañas. Hasta que Jeppi, un gurú del marketing italiano, hizo magia y las presentó al público como un ‘producto prohibido’. Los niños pijos italianos, los Paninari (equivalentes a los cayetanos), se apoderaron de ellas y las usaron como un indiscutible de su día a día. Su fórmula era: abrigo de Moncler, pantalones Levi’s y las Timberland. El referente no era otro que Tom Cruise en Top Gun, así que romantizar la estética del piloto de aviones fue un must.
A comienzos de los 90 se desarrolló casi simultáneamente otro movimiento que puso en el punto de mira el zapato. El hip-hop adoptó las Timberland y las rebautizó con el apodo de Tims. El estilo underground del East Coast no se podía entender sin este tipo de zapato, que poco tenía que ver con el propósito inicial. Fue tal la revolución, que los titanes de la escena musical como B.I.G, Aaliyah o Tupac no podían prescindir de ellas y las dotaron de versatilidad; todos querían hacerse con un par y las usaban hasta en la piscina. Las Tims ya no eran un simple calzado de cuero, eran un símbolo de identidad de una cultura. Y, así, marcó la custodia compartida entre el hip-hop y el pijerío milanés. Tienes la historia completa en This Is Not A Boot: The Story of an Icon en YouTube.
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