A menudo los focos de la escena urbana se redirigen hacia un artista nuevo. Este suele tener mil oyentes mensuales, un sonido que suena mínimamente fresco y un outfit inspirado en Playboi Carti. Estos focos suelen dar luz y cobijo a estos cantantes brevemente, y cuando no entregan una canción semanal o contenido constante, apartan la mirada para buscar uno nuevo. Esta es la manera de tratar a muchos artistas underground por parte de la industria y el propio público. Es por ello que nos sorprende cuando la gente dice que Tarchi está desaparecido o que ya dejó la música solo por ausentarse cuatro meses a hacer un disco. Nos estamos acostumbrando a una fugacidad en la música que el proyecto artístico de muchos no puede sostener. Por eso valoramos tanto a Tarchi, quien se niega a adaptarse a los ritmos que imponen las discográficas y el brainrot que a todos nos consume. Él supo ver que el cobijo del foco no era de fiar.
Corazón partío fue un pelotazo, eso lo sabemos todos. Tampoco fue una fórmula arriesgada, es más, rascaba todos los factores necesarios para viralizar una canción: sample reconocible (Pablo Alborán), el subgénero del momento (jerk) y una interpolación reconocible. Fue cuestión de tiempo que las garras de la industria llamasen a su puerta para tirar la canción. Tarchi rehizo el tema aprovechando la melodía original y recreándola para poder hacer la vista gorda. Desde ahí, le perdimos la pista hasta mayo de este año. Llegó y anunció que ese mismo día salía el primer tema de su nuevo disco, La mejor night de mi vida. Gracias a huir de esa fama momentánea y efímera, Tarchi ha sabido curar su discografía y su selección de temas, lo que ha resultado en una fanbase comparable a una secta religiosa. 
Algunos críticos y creadores de contenido comparaban la llegada de un disco “como tiene que hacerse” de Tarchi con el aterrizaje de un ángel sobre el panorama musical. Se le tiene en cuenta como uno de los artistas más pequeños (de edad) a la par que enterados del sonido del underground estadounidense. Se influencia de Che, Osamason, Nettspend y otros ragers de Norteamérica. Por eso, cuando anunció Recuerda que vas a morir, muchos de nosotros pusimos todas nuestras papeletas en él. Pues bien, presas del hype, el disco nos pilló desprevenidos. Quizás La mejor night de mi vida fue un adelanto muy ambicioso, lo que nos hizo poner el listón en un sonido mucho más maximalista del que acabó presentándose en el LP.
El disco está compuesto por quince canciones sin un solo featuring. Tarchi abarca treinta y un minutos sin descanso, se siente un sprint olímpico. Quizás por ello hay algunas canciones que no terminen de calar en condiciones, viéndose opacadas por otras en las que el rapero pone todas las cartas sobre la mesa. Philipp Plein abre este viaje al son de un sample legendario de Playboi Carti, que se siente más fan service que un recurso a través del que expresar. Esa es, probablemente, la gran falla del disco: el abuso de samples y la explotación de lo que hemos llamado ‘la fórmula corazón partío’. Nos preocupa pensar que Tarchi ha aprovechado las claves de aquella canción viral para dar vida a este disco.
Recuerda que vas a morir se siente personal gracias a canciones como Angelito y Us vs World, pero a la vez robótico por culpa de temas como Rico forever y Qué me cuentas. En general, se siente una montaña rusa de emociones con demasiados altibajos. Las letras son sentidas y personales mayoritariamente, pero hay temas cargados de simbología genérica y versos sin la profundidad a la que nos tenía acostumbrados. No queremos decir que la música tenga que hacer llorar para calar su mensaje, ni mucho menos, pero Tarchi es capaz de llevar más allá sus letras de lo que hace en algunas partes de este disco.
Ahora, en el lado positivo, el disco tiene algunas de las bases más vanguardistas que hemos escuchado en el urbano español. Extrayendo sonidos y recursos de lo más profundo de Estados Unidos, ha logrado evocar una música innovadora, la cual estábamos convencidos de que tardaríamos años en replicar. Tarchi ha sido pionero en traer flows y conceptos del underground norteamericano, y ese mérito no se le puede quitar. Hay veces en Recuerda que vas a morir en las que libera su pluma de los tópicos del trap para abrirse en canal sobre complejos y miedos sobre su futuro en el arte y el éxito. Reflexiona sobre su edad y lo lejos que ha llegado, superando algunos artistas más consolidados y ya en fase adulta. 
Tenga el disco más o menos momentos memorables, destacamos La mejor night de mi vida y Angelito, las cuales ponemos en el salón de la fama de su discografía. Nadie dice que sea fácil sacar al mundo tu primer proyecto, al que se le pone más presión de la debida por ese mantra insufrible de ‘no volverás a hacer algo como tu primer disco’. Por Tarchi seguimos poniendo la mano en el fuego, entre otras cosas porque tiene veinte años y una proyección artística impredecible, como todo lo que ha hecho hasta ahora. A saber con qué nos sorprende en el futuro, este niño es capaz de todo.
Track favorito: La mejor night de mi vida.